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Falla valenciana



Las Fallas de Valencia (Falles en valenciano) son unas fiestas que van del 15 (plantá) al 19 (cremá) de marzo con una tradición arraigada en la ciudad española de Valencia y diferentes poblaciones de la Comunidad Valenciana. Oficialmente empiezan el último domingo de febrero con el acto de la crida (en valenciano; 'pregón o llamada', en español).

Actualmente, esta festividad se ha convertido en un atractivo turístico muy importante, ya que además de estar catalogadas como fiesta de Interés Turístico Internacional, en noviembre de 2016 la Unesco las inscribió en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.[1]​ Estas fiestas también son llamadas fiestas josefinas o festes de Sant Josep (en valenciano), ya que se celebran en honor de San José, patrón de los carpinteros, que era un gremio muy extendido en la ciudad cuando empezaron a celebrarse a finales del siglo XIX, y que conservó hasta la actualidad, dada la importancia de la industria del mueble en la región.

En valenciano medieval,[2]​ la palabra falla (del latín fac[u]la, diminutivo de fax, 'antorcha') servía para nombrar las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia.[3]

En el Llibre dels Fets, se cita que las tropas del rey Jaime llevaban fallas (antorchas) para iluminarse, tanto para el camino como a la entrada de las tiendas de campaña. También se utilizaban las antorchas para alumbrar una fiesta. Más adelante se hace referencia a este término para referirse a las hogueras y luminarias que se encendían en vísperas de fiestas extraordinarias y patronales.

En la víspera del día de San José se encendían hogueras para anunciar su festividad, recibiendo esa práctica ritual el nombre de «cremà».

La versión popular del origen de las fallas según el Marqués de Cruïlles, fueron iniciadas por el gremio de carpinteros que quemaban en la víspera del día de su patrón San José, en una hoguera purificadora, las virutas y trastos viejos sobrantes, haciendo limpieza de los talleres antes de entrar la primavera. Además, quemaban sus '"parots"' (estructuras de las que colgaban los candiles que les daban luz) puesto que con el fin del invierno y la llegada de la primavera, y al hacerse los días más largos, ya no eran necesarios. Según esta teoría, la inventiva popular le dio forma humana a estos parots. Esta leyenda romántica del origen de la fiesta contrasta con la documentación conservada en el Gremio de Carpinteros, que no cita la construcción de fallas en su víspera, sino la festividad religiosa del propio día 19 de marzo.

Existen otros autores que intentan encontrar un origen más antiguo a la fiesta, defendiendo que el culto al fuego es un ritual de tradición pagana, como ocurre con otras festividades como San Antón, las hogueras de San Juan, San Miguel o la Navidad en diversos puntos de la geografía española, en donde también se queman hogueras en su víspera. Según esta teoría, las Fallas son una evolución de este arcaico ritual que anuncia la entrada de la primavera.

La primera referencia documentada de las Fallas se remonta a 1774 pero no es hasta 74 años después en el 1848 cuando se pueden encontrar publicaciones continuadas sobre la fiesta josefina.

A lo largo de su historia las Fallas de Valencia han sido suspendidas en su totalidad en seis ocasiones: 1886, 1896, 1937, 1938, 1939, 2020 y 2021.

En el año 2004 fueron cancelados los actos oficiales durante tres días a consecuencia de los graves atentados terroristas en Madrid.[4]

La primera vez que se tiene referencia de que los monumentos falleros no se plantaron fue en 1886, cuando los falleros, (de forma individualizada), se negaron a pagar la tasa de 60 pesetas que se cobraba como canon desde 1851 por plantar los catafalcos en las calles.

Al principio se pagaban 5 pesetas, pero a los gobernantes no les gustó nada que se metieran con ellos en unas fiestas muy populares. Como eran muy burgueses, quisieron acabar con ellas obligando a pagar cada vez más para que desaparecieran y, efectivamente, fueron a menos hasta que en 1886 ninguna comisión plantó falla, explica el historiador, documentalista y miembro de la Junta Central Fallera de Valencia, Javier Mozas. No obstante, de ese año sí que se tiene noticia de que se plantaron dos fallas de manera privada en dos patios interiores, que nadie visitó.

El gobernador civil de Valencia declaró en 1896 el estado de guerra por el enfrentamiento bélico de España con los Estados Unidos en la conocida como guerra de Cuba y se decidió no celebrar las Fallas a dos días de su inicio.

Esto supuso “la primera suspensión de las Fallas”, aunque se sabe que hubo catafalcos que se guardaron y se plantaron al año siguiente, porque está contrastado que los bocetos son los mismos.

También se suspendieron las fiestas durante los años 1937, 1938 y 1939 con motivo de la Guerra Civil española. Las de 1936 se celebraron sin problema, pues el alzamiento se produjo el 17 de julio.

Al inicio de la guerra, muchas comisiones falleras empezaron a destinar el dinero recaudado de las Fallas a la causa republicana. En un momento, se decidió que no se plantaran fallas para evitar que la multitud que convocaran pudiera atraer una bomba o una desgracia.

La Guerra Civil acabó el 1 de abril de 1939, por lo que ese año, por quinta vez en la historia -la cuarta provocada por una suspensión propiamente dicha- tampoco se plantaron monumentos falleros por las calles de Valencia.


El 10 de marzo de 2020 la Generalidad Valenciana, tras un informe de Sanidad, decidió suspender y aplazar las fiestas de Fallas y todos los actos que la comprenden a consecuencia de la pandemia por coronavirus como medida de prevención para frenar la expansión del virus.[5][6][4]​ El 13 de mayo fueron suspendidas definitivamente,[7]​ ya que en un principio se planteó celebrarlas en otro momento del año.[8]​ El 14 de enero de 2021 la Generalidad Valenciana decidió suspender y aplazar las fallas por segundo año consecutivo.

Las fallas son unas fiestas oriundas de la ciudad de Valencia, aunque con el paso de los años han comenzado a celebrarse a una gran cantidad de municipios de la Comunidad Valenciana, e incluso de fuera de ella. De este modo, en la provincia de Valencia es donde se concentran el mayor número de monumentos y comisiones falleras fuera de los límites de la ciudad, entre las cuales se encuentran las fallas de las localidades de Játiva en 1865, Gandía y Sueca en 1876, Alcira en 1889, Torrente en 1900, Alacuás, Albal, Albalat de la Ribera, Albalat dels Sorells, Alberique, Alborache, Alboraya, Albuixech, Alcácer, La Alcudia, Alcudia de Crespins, Aldaya, Alfafar, Alfara del Patriarca, Algemesí, Alginet, Almácera, Almusafes, Benaguacil, Benetúser, Benicarló, Benicull de Xúquer, Benifaió, Beniparrell, Bétera, Bolbaite, Bonrepós y Mirambell, Buñol, Burjasot, Carcagente, Carlet, Casinos, Catarroja, Chella, Chiva, Cheste, Cuart de Poblet, Cullera, Denia, El Puig, Enguera, Emperador, Foyos, Genovés, Gilet, Godella, Godelleta, Guadassuar, Jaraco, La Eliana, Liria, Llaurí, Loriguilla, Lugar Nuevo de la Corona, Llombay, Llosa de Ranes, Manises, Masamagrell, Masalfasar, Masanasa, Meliana, Mislata, Moncada, Monserrat, Montroy, Museros, Náquera, Oliva, Onteniente, Paiporta, Paterna, Picaña, Picasent, La Pobla de Farnals, La Pobla de Vallbona, Poliñá de Júcar, Puerto de Sagunto, Puzol, Ribarroja del Turia, Rocafort, Sagunto, Rotgla i Corberà, Sedaví, Silla, Sollana, Sueca, Tabernes de Valldigna, Tabernes Blanques, Turís, Utiel, Vallada, Vinalesa, Villanueva de Castellón, Villamarchante, Chirivella o Yátova.

En las provincias de Castellón y la Alicante se celebran las fiestas falleras en diversas poblaciones, entre las que cabe destacar las comisiones de Benicarló, Almenara, Burriana o Vall de Uxó en Castellón y Denia, Calpe, Elda, Pego y Benidorm en Alicante. Fuera de la Comunidad Valenciana, se planta cada año desde 1962 una falla en la población madrileña de Getafe,[9]​ así como desde el año 1974 en Villahermosa (Ciudad Real) y desde 1982 en la localidad jienense de Mancha Real, en esta porque es una localidad con una gran industria del mueble. Del mismo modo, en Calviá (Mallorca), se planta la falla "El Toro" desde el año 1994. También en Ibiza, en San Antoni de Portmany, la Asociación Cultural Valenciana Sant Antoni de Portmany celebra sus fiestas Josefinas. A esto hay que añadir, que en 1989 se plantó de manera ocasional una falla en la ciudad de París. Fuera de Europa, desde 1954 la Unión Regional Valenciana de Mar del Plata celebra su Semana Fallera,[10]​ que constituye una suerte de cierre no oficial de la temporada turística de verano. En Murcia desde el siglo XIX, se celebra el Entierro de la Sardina, el sábado posterior a la Semana Santa que culmina con las Fiestas de Primavera de la ciudad. En ella se planta y quema una falla alegórica de la sardina, que representa el final del periodo de asueto iniciado por la Cuaresma.

También en la década de 1930 se popularizaron las fallas en Tarragona,[11]​ llegando a plantar seis fallas y truncando la Guerra Civil Española la tradición.[12]

La Junta Central Fallera[13]​ es el organismo que regula y coordina la fiesta de las fallas tanto en la ciudad de Valencia con las comisiones de cada falla, así como con las Juntas de Distrito. También coordina las diferentes Juntas Locales Falleras en las diversas poblaciones donde se celebra esta fiesta, como Alacuás, Alfafar, Aldaya, Algemesí, Alcira, Benidorm, Benetúser, Burriana, Catarroja, Cullera, Sedaví, Massanassa, Paterna, Mislata, Tabernes Blanques...

Tiene la sede en el edificio adjunto al museo Fallero, en frente de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, junto a la iglesia de Monteolivete. La Junta Central Fallera se encarga, por ejemplo, de hacer la elección de la Fallera Mayor de Valencia, de elegir las mejores fallas de todas las categorías, así como de organizar los actos centrales de la fiesta, como la Ofrenda de Flores a la Virgen María de los Desamparados, y otros muchos. Hace falta destacar su importancia cívica y organizativa en la Comunitat Valenciana.

El Artista fallero (denominado Artista faller) realiza la Falla, pero también hay Artistas falleros que hacen trabajos secundarios como la elaboración de carrozas y decoraciones para locales, comercios y ferias. Éstos pertenecen al Gremio artesano de Artistas Falleros (Gremi artesà d' Artistes fallers. València).[14]

Las Comisiones surgieron sin una normativa que las regulara. Pero según Almela i Vives en toda Comisión fallera estaban incluidos: el dueño del cafetín situado más cerca del lugar donde se plantaba la falla (que se convertía en el lugar de reunión de los otros componentes de la comisión), el dueño de la carpintería de la zona (que actuaba como técnico), el zapatero de la comisión (quien aportaba sugerencias), y el dueño del ultramarinos y coloniales (que hacía las veces de tesorero).[3]

Casi en cada calle de la ciudad hay un "casal fallero", lugar de reunión de cada una de las comisiones falleras, que durante todo el ejercicio buscan fuentes de ingreso para poder pagar la fiesta y su propio monumento. Además, normalmente cada comisión consta también de una comisión infantil, formada únicamente por niños, que también planta su propia falla. Las fallas infantiles miden, como máximo, 3 metros de diámetro y están compuestas por figuras de estética más próxima al mundo de los niños y generalmente no muestran temas críticos.

Aunque el objetivo de las comisiones es construir la falla para la fiesta de San José, durante el resto del año en cada casal se realizan actos festivos, culturales y sociales de todo tipo, que hacen de las comisiones falleras uno de los principales ejes de la vida asociativa y del entramado social de Valencia y los demás municipios donde se celebra esta fiesta.

Según Francisco Almela i Vives, las fallas son "efímeros catafalcos con figuras que para ser quemados se levantan en la Ciudad de Valencia por la fiesta de San José".[3]

Habitualmente tienen carácter satírico sobre temas de actualidad. Las fallas suelen constar de una figura o composición central de varios metros de altura, las más grandes superan los 30 metros (exactamente la falla Na Jordana 2001, con 33 metros, fue la más alta y voluminosa de la historia) rodeadas de numerosas figuras de cartón,plastilina, piedra, poliuretano (material que en los últimos años está siendo sustituido por otros más modernos como el poliestireno expandido, más ligero y moldeable), sostenidas por una armazón de madera. Incluyen letreros escritos en valenciano explicando el significado de cada escenografía, siempre con sentido crítico y satírico.

Los Artistas Falleros se dedican durante todo el año a realizar los monumentos que las diferentes comisiones de Valencia y de las localidades de la ciudad contratan, lo cual impulsa la creación de empleo. Las fallas infantiles amanecen plantadas el 15 de marzo y las fallas grandes el 16 de marzo, día en el que comienza la fiesta oficialmente. El acto en el que se quema la falla se denomina la cremà (la quema) y se produce el día 19 de marzo, el día de san José (Sant Josep), el patrón de las fiestas falleras.

Como complemento a los letreros, algunas comisiones realizan el "llibret de la sátira", en el que se explica mediante versos satíricos el contenido de la falla. Este género se inició en el siglo XIX con el autor suecano Bernat i Baldoví, y experimentó su máximo auge en los años 50 y 60 del siglo XX, gracias a autores como Emili Panach o José Bea Izquierdo. Y esta tradición ha llegado a ser tan importante que incluso tiene su propia categoría en la sección de premios. Cada año, se otorgan diferentes galardones a los llibres según categorías y criterios, en lo que hace referencia al diseño, información que contiene, originalidad, etc. Por lo que el "llibret" es un elemento más del mundo fallero, en el que muchas personas, al igual que en el monumento, ponen su empeño para crear el mejor producto y, si es posible, recoger uno de los premios con toda la comisión.

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

2018

2019

2020

Unos de los principales elementos de las fiestas falleras son los espectáculos pirotécnicos, ya que desde que la pólvora y pirotecnia llegara con los musulmanes, estas siempre han estado ligadas a las festividades del pueblo valenciano.

El traje tradicional de mujer valenciana, el mal denominado traje de fallera, pues en realidad ya se vestía antes de aparecer las fallas como fiesta, tiene una larga tradición en la historia. Apareció en el siglo XVI y empezó siendo un traje de trabajo de las labradoras valencianas, pero con el paso del tiempo se fue transformando, y derivó a una indumentaria más elegante que se usaba en ocasiones especiales. En definitiva, el traje de fallera actual es el traje de fiesta que usaban las valencianas siglos atrás. Entre sus variantes encontramos el traje del siglo XVIII, más afrancesado; los de coteta, más cercanos a los de huertana; y el surgido en el siglo XIX, denominado de farolet por sus mangas con forma de farol. En el pelo, la mujer puede llevar un moño o tres. En la parte trasera de la cabeza se lleva uno más grande, mientras que en la sien se llevan dos más pequeños, los "rodetes". Los moños se cogen con agujas pasaderas y se adornan con las peinetas, la pinta para el moño trasero y los rascamonyos para los rodetes, inspirados en el vestuario de la Dama de Elche de hace más de 2500 años.[15]

Mientras que la vestimenta tradicional masculina es el traje de saragüell, el cual aparece bajo la denominación sarawil en textos musulmanes andalusíes del siglo X. Este vestido se coloca directamente sobre el cuerpo y sobre él se puede colocar o no otras prendas. El tejido de esta vestimenta es el lienzo para los días de trabajo, y en los festivos se cubre con un segundo calzón de lana o seda, conocido como negrilla. Otra de las vestimentas masculinas tradicionales es el traje de torrentí, el cual se caracteriza por tener un pantalón más ceñido a la pierna y un chopetí, una especie de chaleco y/o chaquetilla. En la cabeza, el hombre suele llevar un mocador (pañuelo), una cofia o un casquete, estos últimos hechos de ganchillo, los cuales se complementan con diferentes gorros y sombreros, como la rodina, el cossiol o la montera.[16]

Tanto para el fallero como para la fallera, el blusón nunca se considerará indumentaria tradicional valenciana y sólo se podrá utilizar en los actos estrictamente privados de cada falla, cuando así lo decida la propia Comisión.

Este año 2014, la indumentarista Amparo Fabra ha sido nominada para la VIII edición de los Premios Nacionales de la Artesanía que concede el Ministerio de Industria, Energía y Turismo a través de Fundesarte (Fundación Española para la Innovación de la Artesanía).[17]

La música está intrínsecamente vinculada a las fallas, ya que es un elemento tan importante para la fiesta. Las comisiones falleras contratan para la fiesta a más de 300 bandas de música para acompañarlas a cualquiera de los actos falleros. Tradicionalmente, la música que acompaña a la fiesta son los pasodobles tradicionales y populares, como “Paquito el chocolatero”, “Amparito Roca”, “Valencia” y “El fallero”, aunque también se han introducido canciones más modernas y actuales. En estas fiestas no sólo se escuchan bandas sino que también hay grupos de música tradicional valenciana, formados por dulzainas y tamboriles. Por las noches también es importante la música, ya que se celebran las típicas verbenas con las orquestas y "discomóviles", las cuales salpican todos los barrios de la ciudad, y están abiertas a todo aquel que quiera disfrutarlas hasta el amanecer.

A pesar de múltiples y variados actos que se realizan por toda la ciudad, existen algunos que son fijos, fundamentalmente aquellos que organiza la Junta Central Fallera, aunque también son importantes muchos que realizan las propias comisiones falleras:

Las fallas se clasifican por sección, siendo la sección Especial, la más importante de todas, ya que agrupa a las comisiones falleras que plantan las Fallas de mayor presupuesto de la ciudad, y que compiten por el premio a la mejor falla, motivo por el que se suele considerar como la primera división en el mundo de las fallas. En el año 2011 había un total de 13 fallas en esta Sección Especial, mientras que el número de monumentos plantados en la Ciudad es de casi 400. Esta sección se creó por primera vez en 1942 y en aquel año sólo tres comisiones tomaron parte en la categoría, las de Barcas, Reina-Paz y Plaza del Mercado y hoy en día de esas tres tan solo la falla Plaza del Mercado pertenece a esta sección. Actualmente, la falla que ha obtenido el mayor número de veces el Primer Premio, es la comisión de la Plaza del Pilar (16). El resto de las comisiones de Valencia compiten en categorías inferiores a esta, que van desde la Sección Primera A, Primera B hasta la séptima C, la más baja de todas las secciones. Actualmente las Fallas de sección Especial son :

Todo esto en cuanto a los monumentos grandes, ya que a su vez, los monumentos infantiles luchan por el premio a la mejor falla infantil. Estos monumentos también están clasificados en diferentes categorías o secciones, destacando también en este caso la sección Especial. Uno de las actividades más importantes es realizar un recorrido por las fallas de sección Especial. Cada año el ayuntamiento dispone de unos autobuses y unos medios para visitarlas lo mejor posible.

Cada una de las secciones en las que quedan divididas todos los monumentos que se plantan en la ciudad de Valencia optan a lograr el primer premio de la sección en la que compiten. Pero al margen de este premio a la totalidad de la Falla también se otorgan otros premios como el premio de ingenio y gracia que no tiene porque coincidir con el de mejor monumento de la sección.

Las Fallas (infantil y mayor) que planta el Ayuntamiento de Valencia en la Plaza del Ayuntamiento son las únicas que no compiten por ningún galardón, ya que participan fuera de concurso de la fiesta fallera y, por motivos decisivos en la comisión, la falla de Arrancapins, tampoco.

2006: Nou Campanar

2007: Nou Campanar

2008: Nou Campanar

2009: Nou Campanar

2010: Convent Jerusalem-Matemàtic Marzal

2011: Convent Jerusalem-Matemàtic Marzal

2012: Nou Campanar

2013: Convent Jerusalem-Matemàtic Marzal

2014: Plaza del Pilar.

2015: Plaza del Pilar

2016: Cuba-Literato Azorín.

2017: L'Antiga de Campanar.

2018: Convent Jerusalem-Matemàtic Marzal

2019: L'Antiga de Campanar.

Todo tiene un comienzo. Primero es una idea, que se convierte en ilusión, más tarde en un plan y finalmente se hace realidad.

Un día cualquiera de principio de los años 70, cuatro personas quedaron a comer en el casino Monte Picayo. Sus nombres:


Lo que empezó siendo un encuentro informal, terminó siendo el comienzo de los actualmente conocidos como “premios a las fallas mejor iluminadas”. Eugenio Gares, además del cargo que ostentaba en el ministerio de justicia, era también el presidente de la falla Cuba-Puerto Rico. Alguien que, al igual que Vicente Muñoz, estaba enamorado de la fiesta de las fallas y de Valencia. Ambos eran la idea y la ilusión. En el transcurso de la comida, Eugenio planteó una simple cuestión a Francisco Castro: -Paco, ¿tú sabes qué es Valencia? –El mencionado negó con la cabeza- pues no te preocupes, que yo te lo digo. Valencia es la tierra de las flores, de LA LUZ, y del amor. Actualmente existen los premios a las “calles mejor engalanadas”, pero las fallas deberían reflejar el espíritu de Valencia, y estar llenas de luz. Bien iluminadas… ¿no acabas de decirme que eres el delegado de una multinacional de iluminación?
Y así, durante la sobremesa, Francisco Castro se convirtió en el plan. A los pocos meses, tras mucho estudio y planificación, envió un dossier, vía fax, sobre la fiesta de las fallas, a la central de su empresa , sita en Connecticut (USA), exponiendo la idea de crear unos premios para ensalzar la fiesta, y recompensar económicamente a aquellas fallas que mejor iluminaran sus calles y plazas. La respuesta no se hizo esperar…les encantó la idea.
1975 fue el primer año en que se convocaron los premios, llamados por aquel entonces: “Trofeo G.T.E Sylvania, mejores calles iluminadas con motivo fiestas falleras” La convocatoria se publicó en los periódicos, con el ofrecimiento de premios en metálico. Catorce comisiones optaron a este trofeo en el primer certamen. Sólo tres ganaron:

El primer jurado, estuvo formado por los siguientes integrantes:

La entrega de premios tuvo lugar el 15 de marzo de 1975 en el hotel Alhambra de Valencia, a las 13 horas. Acudieron al evento, como invitados de honor:

D. Miquel Ramón Izquierdo y D.Francisco Castro Sancha

Jurado: Noche de mucho deliberar

D.Francisco Castro Sancha junto a la fallera mayor infantil de Valencia,Pepa Calvete Ferrer (1985)

D. Eugenio Gares Cardona, junto a miembros de la multinacional G.T.E Sylvania

Algunas fallas participan en el Concurso de Iluminación organizado actualmente por la Junta Central Fallera. La práctica de iluminar las calles durante fallas es relativamente reciente y no se considera tradicional. Aunque el año 2010, la comisión de falla Cuba-Puerto Rico cumplió 50 años de engalanar su calle de miles de bombillas. Las calles de Valencia han sido siempre iluminadas para alegrar aún más si cabe la ciudad en estos días, pero la competitividad de las comisiones ha generado este concurso.

En los últimos años ha tomado importancia el premio a la mejor iluminación, en los que las calles de la demarcación fallera de cada casal, se iluminan con luces multicolores. Hay fallas que atraen una gran afluencia de público gracias a su iluminación, hay que destacar la falla de Sueca-Literato Azorin, que es la ganadora del premio de iluminación de los últimos 15 años, y que todos los años tiene una gran afluencia de público para ver sus impresionantes luces.

Las Fallas han recibido ciertas críticas de algunos sectores de la población, tanto en la propia Comunidad Valenciana, como fuera de ella. Sin duda alguna, las tradiciones falleras más controvertidas son las relacionadas con los artefactos pirotécnicos: la "despertà" recibe críticas, ya que sus opositores sostienen que los vecinos que no son partícipes de la fiesta no deben ser importunados;[25][26]​ la "mascletà" crea un nivel de ruido que llega a alcanzar los 120 decibelios, y los críticos sostienen que no se pueden tolerar semejantes niveles de ruido en el centro de una ciudad tan concurrida como es Valencia, ya que perturba el ambiente del entorno de una forma extraordinaria;[27][28][29]​ junto a estos actos falleros también recibe críticas la venta y el uso de artefactos pirotécnicos, los conocidos como "petardos", que generan malestar entre viandantes y vecinos además de ser una actividad de riesgo, ya que cada año se producen quemaduras y lesiones entre los usuarios de estos productos.[30][31][32][33][34]

Los vecinos también se quejan de que a partir del 1 de marzo, y hasta el 20 del mismo mes, más de 400 calles y vías principales son cerradas al tránsito, tanto las próximas a carpas y fallas, como el conjunto de vías de Ciutat Vella, provocando un "caos circulatorio" durante todas las fiestas.[35][36]​ También es muy criticado el gasto público realizado en las Fallas, ya que para los críticos el gasto público, tanto directo como indirecto, supera en gran medida cualquier ingreso que el turismo pueda generar.[37][38][39][40][41]​ Además de esto, también recibe críticas la contaminación que provocan las fiestas, tanto acústica como atmosférica, así como también la acumulación de residuos en las calles de la ciudad.[42][43][44][45][46]



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