La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte gótico, el estilo artístico comprendido entre el románico y el Renacimiento, que se desarrolló en Europa Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.
Iniciada en la experimentación arquitectónica del siglo XII en la región de la Île de France, se extendió por toda Europa como un estilo de marcada verticalidad, tanto en las torres como en las elevadísimas naves, permitida por los arcos apuntados y las bóvedas de crucería, cuyo peso se desplazaba por los arbotantes a contrafuertes exteriores, aligerando los muros, que acogen una cada vez mayor multiplicidad de capillas laterales. Pintura y escultura se libran de su dependencia de los muros (retablos).
El vocablo «gótico» es el adjetivo correspondiente a godo y fue utilizado en este contexto por primera vez por el tratadista italiano Giorgio Vasari (1511-1574), quien en su famosa obra de biografías de pintores toscanos incluye varios capítulos sobre el arte en la Edad Media. En sentido peyorativo usó este término para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento, propia de los bárbaros o godos, cuyos componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico. En su propia época, se solía denominar como opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen de la innovación. Paradójicamente, en la España del siglo XVI se calificaba al gótico final (isabelino o plateresco) como la forma de construir a lo moderno, mientras que la arquitectura clasicista que introducía el renacimiento italiano era vista como una forma de construir a la antigua o a lo romano.
La arquitectura gótica puso especial énfasis en la ligereza estructural y la iluminación de las naves del interior de los edificios. Surgió del románico pero acabó oponiéndose a los volúmenes masivos y a la escasa iluminación interior de sus iglesias. Se desarrolló fundamentalmente en la arquitectura religiosa (monasterios e iglesias), teniendo su mayor éxito en la construcción de grandes catedrales, secular tarea en que competían las ciudades rivales; aunque también tuvieron importancia la arquitectura civil (palacios, lonjas comerciales, ayuntamientos, universidades, hospitales y viviendas particulares de la nueva burguesía urbana) y la arquitectura militar (castillos y murallas urbanas).
Los dos elementos estructurales básicos de la arquitectura gótica son el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería, cuyos empujes, más verticales que en el arco de medio punto, permiten una mejor distribución de las cargas y una altura muy superior. Además, la parte principal de estas son transmitidas desde las cubiertas directamente a contrafuertes exteriores al cuerpo central del edificio mediante arbotantes. El resultado libera a la mayor parte de los muros de su función sustentante (confiada a esbeltos pilares y baquetones), pudiendo ser perforados con vanos ocupados por amplias vidrieras y rosetones que dejan paso a la luz.
La arquitectura gótica tuvo su origen en las regiones de Normandía y la Isla de Francia, desde donde se difundió primero a todo el reino de Francia y posteriormente (ya a mediados del siglo XIII), sobre todo por la extensión del arte cisterciense y las rutas jacobeas, por el Sacro Imperio Romano Germánico y los reinos cristianos del norte de España (que durante ese periodo de la Reconquista se estaban imponiendo a los musulmanes del sur). En Inglaterra penetró pronto el estilo francés, aunque adquirió un fuerte carácter nacional. A Italia llegó tarde, no tuvo mucha aceptación, y su impacto fue muy desigual en las distintas regiones, siendo pronto sustituido por el Renacimiento.
El medievalismo suscitado por el romanticismo y el nacionalismo del siglo XIX hizo reelaborar como arquitectura historicista un neogótico que reproducía el lenguaje arquitectónico propio del estilo con formas más o menos genuinas, destacando la labor restauradora y reconstructora del francés Eugène Viollet-le-Duc.
Los elementos esenciales que caracterizan el estilo gótico ya existían con anterioridad al nacimiento de este estilo arquitectónico, toda vez que se hallan dispersos en edificios de edades anteriores. El arco apuntado fue conocido por los egipcios, asirios, indios y persas de la dinastía sasánida, aunque su uso no era muy corriente. La arquitectura islámica también lo conoció e hizo un uso amplio de él, su ejemplo conocido más antiguo se encuentra en la Cúpula de la Roca, en Jerusalén, construido entre los años 687 y 691, otros ejemplos de gran calidad y belleza de su uso son las mezquitas de Samarra en Irak y la mezquita de Amr en Egipto, cuyas construcciones se realizaron a mediados del siglo IX.
La bóveda de crucería, fue empleada en construcciones árabes de Córdoba del siglo IX y en algunas mozárabes del siglo X y aún virtualmente en las bóvedas romanas desde el primer siglo del Imperio cuando entraban en ellas arcos diagonales embebidos en las mismas. Los arbotantes se encuentran originariamente y de forma rudimentaria en las bóvedas de cuarto de cañón cuando sirven de contrarresto. El principio y distinción de elementos activos y pasivos que caracteriza la arquitectura ojival se extendió y aplicó por los antiguos asirios.
Parece claro que pudo existir una transmisión de estos elementos a través de las visitas realizadas por los cruzados a Jerusalén y a través del norte de África para llegar a España y de ahí al resto de Europa. Fue sin embargo la nueva relación entre todos estos elementos la que dio como resultado un nuevo tipo de edificio con unas proporciones diferentes, mucho más esbelto que los edificios románicos y con mayor luminosidad, en el que los muros pueden casi llegar a desaparecer.
Un error mantenido hasta muy avanzado el siglo XIX, fue suponer que la arquitectura gótica había nacido en Alemania y era peculiar del genio germánico. Los alemanes, fundándose principalmente en los textos renacentistas, abogaban porque el estilo gótico, de las grandes catedrales, se había originado a las orillas del río Rin.
El estilo gótico nació como tal en el norte de Francia, a mediados del siglo XII. Se da la fecha del 14 de julio de 1140, en que se inició la restauración del abad Suger al deambulatorio de la basílica de Saint-Denis, como la fecha de nacimiento de este estilo, sin embargo debe hablarse más bien de una evolución técnica de las formas de las escuelas románicas regionales. Así, ya a finales del siglo XI, se había comenzado a construir en Inglaterra la catedral de Durham, con bóveda de crucería y estructura gótica. En los primeros momentos, durante el denominado estilo de transición, que se alargó hasta finales del siglo XII, se siguió manteniendo cierta forma o fisonomía románica. Por ejemplo, en el primer gótico se mantuvo una estructura de proporcionalidad clásica en las fachadas, propia del románico, que se puede observar en la catedral de Notre Dame de París, que más adelante se perdió en beneficio de efectos mucho más verticales. De forma esquemática se dice que la arquitectura de este período fue una arquitectura románica con bóvedas y arcos apuntados.
Al comenzar el siglo XIII, el estilo gótico, denominado en este periodo como «gótico clásico», llega a su perfección en las regiones de Normandía y la Isla de Francia, territorio de dominio real de los alrededores de París. Desde allí se extendió a todo el resto de Francia. Se difundió durante el siglo XIII al Sacro Imperio Romano, Inglaterra, reinos hispánicos y principados itálicos, llevado sobre todo por los monjes del Císter. Este estilo llegó a alcanzar las islas de Rodas y Chipre e incluso Siria, transmitido por las cruzadas.
En los inicios del siglo XIV la arquitectura aumenta su esbeltez, tiende a la estilización, iniciándose la independización de la pintura y escultura. El estilo evolucionó hacia una mayor altura, la expansión de los vanos y el mayor apuntamiento de los arcos. Las vidrieras pasaron a cubrir el espacio del muro, sirviendo la arquitectura únicamente de soporte y marco, tiene su máxima expresión en la Sainte Chapelle de París.
A partir de la mitad del siglo XV, comienza el denominado gótico tardío, su fase más adornada, con una creciente riqueza decorativa. Su variedad de lugar, tiempo y circunstancia produjo una gama estilística amplia que escapa a la generalización. Su vigencia es variable dependiendo de las zonas, mientras que en Italia, durante el siglo XV el gótico es desplazado de forma temprana por la arquitectura renacentista, en otras zonas, el estilo propio del gótico perduró hasta bien entrado el siglo XVI, y en Inglaterra, en concreto, perduró una tradición gótica hasta su renovación a través del neogótico, durante el siglo XIX.
La interpretación del arte gótico ha sido causa de enfrentamientos doctrinales a lo largo de los siglos XIX y XX, además de ser expuesta a grandes transformaciones pasando por una gran variedad de modificación en su estructura.
La arquitectura gótica nació, durante la denominada Baja Edad Media, en un momento de cambios económicos, sociales y políticos que supusieron el incremento de la actividad económica y de la producción agrícola, esto conllevó un auge del comercio y una potenciación del poder urbano, mientras que en lo político se fortaleció la autoridad de las monarquías frente a la nobleza. Todas estas circunstancias supusieron la renovación de la estructura socio-económica que potenció una nueva concepción de Dios y del hombre. En el entorno urbano destacaron dos nuevos grupos que florecieron gracias al rápido desarrollo de las ciudades, los artesanos y mercaderes, organizados en torno a los gremios y las logias. En el ámbito cultural, el protagonismo se desplazó desde los monasterios hacia las escuelas catedralicias y urbanas.
De estas circunstancias surgieron nuevas formas constructivas, por un lado, la catedral gótica, que representaba la expresión del esfuerzo común ciudadano. La iniciativa de las catedrales solía corresponder a las autoridades políticas, religiosas o municipales. Para su construcción se requerían amplios recursos, para algunas obras se obtenía el patrocinio real, que agilizaban la construcción, merced a los recursos de los monarcas. La financiación no solía quedar asegurada por la fortuna particular de los obispos y canónigos, que cedían una parte de sus ingresos, sino que había que recurrir a otras vías como colectas, aportaciones gremiales, reliquias, impuestos sobre ferias y mercados etc. La disponibilidad de recursos marcaba el ritmo de las obras, y se encuentran pocos ejemplos de grandes templos que fueron levantados de una sola vez. Durante el siglo XIV, las obras se detuvieron casi totalmente por la grave depresión económica que se atravesó.
Por otra lado el renacer urbano supuso también la aparición de nuevos tipos de edificios no religiosos, comunitarios como los almacenes gremiales, tiendas y lonjas; públicos como los ayuntamientos, hospitales, las nacientes universidades y puentes, y otros de carácter privado como casas señoriales y palacios, que dejaron de ser monopolio de la nobleza.
La catedral es el edificio donde el gótico alcanza su expresión más plena, en la que se refleja el esfuerzo y la aportación de toda una ciudad. A su construcción suelen colaborar las cofradías y gremios que suelen tener su manifestación en las capillas laterales.
También destaca la arquitectura monasterial, entre la que se distingue:
Refectorio de Santa María de Huerta
La destrucción parcial de las bóvedas de la basílica de San Francisco de Asís permite ver su estructura
Catedral de Notre Dame (París) (2014)
La arquitectura civil muestra la pujanza económica en la Baja Edad Media, el auge de las actividades comerciales y artesanales, la apertura de nuevas rutas comerciales y el próximo descubrimiento de América. En la arquitectura militar se desarrolla y perfecciona la construcción de castillos y murallas; los puentes se fortifican con puertas a los extremos y en medio. La arquitectura civil muestra la consolidación de formas municipales frente al poder señorial o eclesiástico con la construcción de grandes edificios destinados a servir de sede de sus instituciones y gobiernos municipales, entre los que destacan los de las ciudades italianas de Florencia y Siena y también los de la región de Flandes. En Cataluña sobresalen la Casa de Ciudad y el Palacio de la Generalidad en Barcelona. También se desarrolló la construcción de lonjas comerciales, palacios urbanos, universidades, hospitales y viviendas particulares para la nueva burguesía urbana que desplazaba a la nobleza. Asimismo, destacó durante el siglo XV, concretamente durante el último periodo del gótico, toda la arquitectura civil en Flandes.
La arquitectura gótica presenta innovaciones técnicas y constructivas notables, que permitieron levantar estructuras esbeltas con medios y materiales sencillos. Las principales aportaciones constructivas, al igual que en el románico, se centran en las cubiertas.
La planta de las iglesias góticas responde a dos tipos principales:
En todo caso, la planta se divide en tramos rectangulares o cuadrados determinados por las columnas y arcos transversales y sobre estos, cargan las bóvedas de crucería. Desde mediados del siglo XIII se hace común el abrir capillas en los lados de las iglesias, entre los contrafuertes, para satisfacer la devoción de los gremios o cofradías y del pueblo en general, ya que antes de esta época era raro admitirlas fuera de los ábsides.
El arco apuntado es uno de los elementos técnicos más característicos de la arquitectura gótica, y vino a suceder al de medio punto, propio de la arquitectura románica. El arco ojival es el resultado de la intersección de dos secciones de círculo, es más esbelto y ligero por transmitir menores tensiones laterales, lo que permite elevar la altura de las construcciones, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios. A lo largo del gótico el arco apuntado mostró variantes como el trilobulado, el arco conopial utilizado durante el denominado gótico flamígero o el arco Tudor, durante el denominado gótico perpendicular inglés.
La bóveda de crucería, conformada por arcos apuntados, a modo de esqueleto, es más ligera que cualquier otro tipo de bóveda construida hasta esa fecha. La utilización de ese tipo de arco formando un esqueleto tridimensional unitario refleja el alto conocimiento técnico que alcanzaron los constructores de catedrales. Ahora los empujes y el peso de las cubiertas es soportado por los pilares en los que descargan y no por los muros como sucedía en el Románico, con lo que los muros pueden llegar en caso extremos con el de la Sainte Chapeile de París casi a desaparecer, por la gran cantidad de vanos que se pueden abrir que se cubren con vidrieras.
En el transcurso del gótico, la bóveda de crucería fue adquiriendo una mayor complejidad estructural y decorativa, desde la simple o cuatripartita hasta llegar a las bóvedas de abanico. El primer periodo se distingue por la sencillez de los arcos cruceros o diagonales que son simples y llevan pocas molduras, en este mismo periodo se usó también la denominada bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central, cuando esos se hacían cuadrados, correspondiendo cada uno de ellos con dos de las naves laterales. En el segundo, se aumenta la crucería con arcos o nervios secundarios y los llamados terceletes para sostener los témpanos de plementería ya que las bóvedas se hacen más amplias. A la vez, se molduran todos los arcos, mayormente los diagonales y estos y demás nervios reciben más perfiles y se ligan con nervios transversales. En el tercer periodo se añaden nuevos terceletes y nervios secundarios con sus ligaduras aun sin necesidad alguna y se generaliza la bóveda llamada estrellada (por la figura del conjunto) y los nervios y arcos se perfilan con más delicadeza. En el primer periodo se usó con alguna frecuencia la bóveda sexpartita (dividida en seis témpanos) para los tramos de bóveda de la nave central cuando esos se hacían cuadrados y correspondían cada uno de ellos con dos de las naves laterales.
Desde finales del siglo XV, se adornaban las claves de las crucerías en muchos edificios con florones de madera o de metal, dorados o policromados conocidos con el nombre de arandelas. Pero ya desde los principios del estilo se decoran dichas claves con variados relieves.
Los ábsides góticos se cubren también con diferentes bóvedas de crucería pero de tal suerte que los arcos o nervios concurren todos a una clave central formando crucería radiada y muy a menudo se da al cascarón una forma gallonada o dividida en compartimentos de boveditas parciales más o menos salientes o profundas. Esta disposición, al paso que refuerza y embellece el ábside, contribuye mucho a la sonoridad de la iglesia sobre todo, para los cantos desde el presbiterio.
Bóveda cuatripartita, iglesia de S. Pedro y S. Pablo en Ablis (Francia)
Bóveda sexpartita en la catedral de Laon (Francia)
Bóveda estrellada en la catedral de Sevilla (España)
Bóveda de abanico en la capilla del King's College, Cambridge (Inglaterra)
Para soportar el empuje del peso de las bóvedas, en vez de construir gruesos muros como se realizaba en el románico, en el que los contrafuertes adoptaban la forma de pilares adosados exteriormente al muro, con un ancho creciente en su base; los arquitectos góticos idearon un sistema más eficiente: los contrafuertes con arbotantes. Los contrafuertes se separan de la pared, recayendo el empuje sobre ellos por medio de un arco de transmisión denominado arco arbotante. Todavía se puede alcanzar una mayor resistencia colocando a continuación un segundo contrafuerte. Los arbotantes también cumplen la misión de albergar los canales por donde descienden las aguas de los tejados y evitar así que resbalen por las fachadas.
Por un lado, la disposición de estos machones transversales permitía hacer fachadas no portantes, esbeltas, con enormes huecos. Por otra parte, al conectar los contrafuertes por medio de arcos arbotantes a la estructura principal se ganaba brazo de palanca y se liberaba espacio para situar naves laterales, paralelas a la nave principal.
Los botareles y demás contrafuertes se decoran, montando pináculos sobre ellos para que tengan más peso y resistencia, logrando así con estos remates el doble fin constructivo y estético.
El sistema de arbotantes y contrafuertes de las iglesias góticas constituye un elemento característico que embellecen el exterior de los edificios, pero a la vez, ponen de manifiesto la propia fragilidad estructural, ya que sujetan el edificio a modo de apuntalamiento externo.
El sistema constructivo gótico, eficiente y ligero en su conjunto, permitió ganar altura para los edificios. El alzado de los templos góticos presenta diversas alternativas que se fueron sucediendo en el tiempo:
Los soportes o columnas del arte gótico consisten en el pilar compuesto el cual, durante el periodo de transición, es el mismo soporte románico aunque dispuesto para el enjarje de arcos cruceros. Pero en el estilo gótico perfecto se presenta cilíndrico el núcleo del pilar, rodeado de semicolumnillas (pilastras) y apoyado sobre un zócalo poligonal o sobre un basamento moldurado, a diferencia del estilo románico en que tal zócalo era uniforme y cilíndrico.
Estos basamentos se hallan más divididos y moldurados conforme avanza más la madurez del estilo gótico, distinguiéndose especialmente los de periodo flamígero por destacarse de ellos pequeñas basas parciales de diferentes alturas correspondiendo éstas a las columnillas que rodean el núcleo del pilar. Pero en el siglo XVI se vuelve con frecuencia al uso del zócalo primitivo prismático o cilíndrico sin divisiones. Las columnillas adosadas alrededor del núcleo se corresponden con los arcos y nervios de las bóvedas, cada una con el suyo, según el principio seguido en el estilo románico de que debe corresponder a cada pieza sostenida su propio sostén o soporte.
Estas columnillas van aumentando en número a medida que progresa el estilo. Al principio, suelen ser cuatro o seis en los pilares aislados, de suerte que la sección transversal u horizontal de estos forme en la mayoría de los casos una especie de cruz de núcleo prismático. Pero luego se van multiplicando de tal manera en las nuevas construcciones, desde mediados del siglo XIII, apenas queda visible el núcleo central (que en adelante suele ser redondo). Aparece ahora todo el soporte como un haz de cilindros, los cuales en el siglo XV se reducen a simples junquillos o baquetones por haber aumentado su número y no tener ya cabida si no es con esta forma; pues no solo se adjudica una columnilla para cada arco y nervio de la bóveda sino que hasta las molduras principales de estos tienen su columnilla correspondiente en el soporte.
El capitel gótico va perdiendo su importancia según adelanta la época del estilo. Después del periodo de transición en el que se sigue el capitel románico se presenta como un tambor algo cónico abrazado con follaje cuyos motivos se toman de la flora del país (aunque, a veces, sobre todo durante el siglo XIV admite figurillas e historias entre el follaje siempre con más pulcritud que en el estilo románico) y se corona por un ábaco circular o poligonal de varias molduras.
Posteriormente, el capitel se va haciendo más pequeño y delicado y por fin, llega hasta suprimirse cuando en el siglo XV el haz de junquillos se ramifica directamente en los nervios de la bóveda sin que medie solución de continuidad en muchos casos o se queda en forma de simple anillo.[cita requerida]
Las cúpulas se forman de témpanos sostenidos por nervios radiantes que arrancando del octógono formado por los arcos torales y por una especie de trompas muy artísticas situadas en los ángulos determinados por ellos, se unen concurriendo a una clave superior y céntrica.
El cimborrio se manifiesta al exterior en forma de prisma octógono o hexágono coronado por una pirámide con más atrevimiento y elegancia que en el arte románico. Muchas veces, en lugar de cúpula se alza una simple linterna prismática a modo de torre sobre el crucero.
La reducción de la estructura sustentante al mínimo imprescindible permitió abrir grandes huecos en los muros de las fachadas. Los artistas de la época pudieron dar rienda suelta a su imaginación creando un arte desconocido hasta la fecha.
Las ventanas del periodo de transición suelen ser como las románicas de arco apuntado. Pero luego se ostenta el verdadero ventanal gótico amplio y decorado en su parte superior con hermosos calados de piedra, los cuales se forman de rosetones combinados, siempre sostenidos por columnas o parteluces. En el siglo XIV se complica la tracería multiplicándose los rosetones y adelantando ya el XV se combinan las líneas formando curvas serpenteantes constituyendo el calado flamígero.
Una cosa parecida se observa en los grandes rosetones que se colocan en lo alto de las fachadas: al principio, toman la forma radiante y sencilla aunque en iglesias suntuosas es algo más complicada. Se multiplican los adornos de la rosa en el siglo XIV y en el XV llega a ser la tracería un verdadero laberinto de curvas enlazadas. No faltan en todas las épocas sin embargo ventanas menores de traza más sencilla y pequeños aljimeces. Ventanas y rosetones suelen cerrarse con magníficas vidrieras polícromas e historiadas donde a su modo se ejercita el arte pictórico monumental ya que apenas le dejan espacio para su desarrollo los escasos lienzos de pared que median entre los referidos vanos en las iglesias suntuosas.
Ventana de la catedral de San Vito, en Praga.
Rosetón en la basílica de St. Denis.
Rosetón de la catedral de Meaux.
En las fachadas y en las puertas el arte gótico despliega toda su magnificencia y su concepción teológica. La portada gótica admite la misma composición fundamental de forma abocinada, que la románica pero se multiplican las arquivoltas y se añade una mayor elevación de líneas con más riqueza y finura escultórica guardando siempre en arcos y adornos la forma propia del nuevo estilo. Sobre la puerta se coloca en ocasiones un gablete.
Las portadas más suntuosas llevan imágenes de apóstoles y de otros santos bajo doseletes entre las columnillas (y a menudo, también otras menores entre las arquivoltas) flanqueando el ingreso el cual puede estar dividido por un parteluz que sirve de apoyo a una estatua de la Virgen María o del titular de la iglesia.
Las iglesias del Cister y otras menores que se modelan a imitación suya carecen de imaginería en la portada, la cual se compone del grande arco abocinado y decorado con simples baquetones y alguna ornamentación vegetal o geométrica. La finura en la ejecución de la obra escultórica y la multiplicación progresiva de las columnillas y molduras con el adelgazamiento de ellas, denuncian mejor que otras las señales de la época de la construcción de las portadas. Pero las del último periodo desde mediados del siglo XV se reconocen sobre todo por la multitud y pequeñez de los detalles por la arquivolta conopial, cargada de frondas retorcidas y por otros ornamentos de la época.
Entre los elementos secundarios de un edificio gótico son notables por lo característico de su forma:
La ornamentación gótica se funda en la construcción y sirve para acentuar más los elementos de ésta. Los motivos más comunes y propios, en el terreno escultórico, son en los comienzos del estilo gótico, sobre todo, en el periodo de transición los adornos geométricos heredados del estilo románico, molduras y calados geométricos que nacen del propio arco. La utilización del arco conopial en el siglo XV permite una amplia utilización de la curva y contracurva en la ornamentación.
La parte más novedosa en cuanto a la decoración viene de la flora y fauna local que se interpreta en forma estilizada durante los siglos XII y primera mitad del XIII. La naturaleza se interpreta con bastante realismo y en este último siglo se propende a las formas retorcidas. El trébol, la hiedra retorcida, los brotes de vid, las hojas de roble o de encina se encaraman por los arcos y las agujas de los edificios góticos, asociándose al nuevo estilo. Posteriormente se abandonan para dar lugar a las frondas, cardinas (hojas de cardo), grumos, trifolios, cuadrifolios, etc. En el arte clásico, solo dos o tres plantas, el acanto, la hiedra y el laurel, habían tenido aceptación en el repertorio decorativo, pero el gótico se vale de todas las especies del reino vegetal y reproduce también pájaros y hasta seres fantásticos, monstruos que una veces están derechos como guardianes en los alto de balaustradas y otras agazapados condenados a servir de gárgolas para arrojar el agua de las lluvias recogidas en los tejados.
Las molduras góticas se distinguen de las grecorromanas en que no ofrecen corte o sección circular como éstas sino semielíptica, piriforme, cordiforme, etc. todo para que a la vista aparezcan muy tenues y casi aéreos los arcos y demás miembros que se molduran.
La decoración pictórica de varios de los mencionados elementos debió ser en su tiempo común pero ha llegado escasa a nuestros días. Con frecuencia se pintaban las esculturas de las portadas, sepulcros, capiteles, claves de bóvedas, nervios de éstas y más la techumbre si se hacía de madera. Y aunque fueron poco abundantes los cuadros de figuras en los muros, se suplieron en gran parte por las vidrieras policromadas. En muchos edificios de España, participando más o menos en la arquitectura mudéjar se usó la decoración de azulejos en frisos y zócalos.
La difusión de la arquitectura gótica fue muy amplia, desde su nacimiento en Francia alcanzó plenamente a Inglaterra, España, Italia y Alemania y con ella todo el Sacro Imperio Romano. Uno de los grandes elementos que contribuyó a su difusión fue la expansión de la orden de Cluny. Alcanzó puntos tan lejanos como los países nórdicos y lugares del oriente mediterráneo como Rodas, Chipre y Siria donde arribaría de la mano de los cruzados.
La arquitectura gótica francesa y arte francés designa un estilo arquitectónico de la segunda parte de la Edad Media que surgió en lo que hoy es Francia como evolución de la arquitectura románica. El gótico apareció hacia 1130/1140 en las regiones de la Île-de-France y Haute-Picardie bajo el nombre de opus francigenum —en latín, que significa 'obra franciliana', por Île-de-France— y se difundió rápidamente: primero, al norte del río Loira y luego al sur: después llegó a toda Europa occidental y siguió en uso hasta mediados del siglo XVI, e incluso hasta el siglo XVII en algunos países. Su fuerte identidad, tanto filosófica como arquitectónica, representa probablemente uno de los mayores logros artísticos de la Edad Media.
Las técnicas y la estética góticas se perpetuaron en la arquitectura francesa más allá del siglo XVI, en pleno período clásico, en algunos detalles y modos de reconstrucción. En el siglo XIX también tuvo lugar una verdadera recuperación con la ola de los historicismos, que llegó hasta principios del siglo XX, un estilo revival que fue denominado neogótico y que en Francia apareció algo más tarde que en otros países europeos.
El gótico francés se considera dividido en cuatro estilos, que no periodos, ya que a veces se superpusieron cronológicamente:
Aparte de estos estilos, hay otros góticos regionales como el gótico angevino —por la ciudad de Angers, con fachadas no tripartitas y bóvedas angevinas, de un perfil muy abombado, destacando la catedral de Saint-Maurice de Angers y el antiguo hôpital Saint-Jean—, el gótico normando —con la presencia sobre el transepto de una torre central, como en las catedrales de Coutances, Notre-Dame de Rouen, Notre-Dame d'Évreux— y el llamado «gótico meridional» (a diferencia del gótico septentrional o gótico del Norte). Este último estilo se caracteriza por una gran nave y no tiene ningún transepto. Los ejemplos de esta arquitectura gótica podrían ser la catedral de Santa Cecilia de Albi, Notre-Dame-de-Lamouguier en Narbona y la catedral de Nuestra Señora de Saint Bertrand de Comminges.
Catedral de Notre-Dame de Chartres (clásico)
La Sainte-Chapelle, París (radiante)
Iglesia abacial de la Trinidad de Vendôme (flamígero)
Catedral de Albi (meridional)
La arquitectura gótica inglesa o gótico inglés (English Gothic) es el estilo arquitectónico que floreció en Inglaterra desde alrededor de 1180 y que dominó más de tres siglos, hasta alrededor de 1520, más de un siglo después de que en Florencia se introdujera el estilo renacentista a principios del siglo XV. Además de usarse en nuevas construcciones, muchos edificios anteriores fueron reconstruidos total o parcialmente de esta manera, de modo que la mayoría de los edificios medievales ingleses que se conservan son predominantemente góticos en la forma: lo son la mayoría de las catedrales medievales y grandes iglesias parroquiales —a menudo de fundación normanda, entre ellas algunas de las obras más grandes y mejores de la arquitectura del país— y también gran cantidad de arquitectura civil (castillos, palacios, grandes casas, universidades y muchos edificios civiles más pequeños, sin pretensiones, como casas de caridad (almshouses ) y trade halls (salas de comercio). La primera aplicación del gótica a gran escala en el país fue en el coro (1175-1184) de la catedral de Canterbury.
El estilo gótico surgió en gran parte por la voluntad de iluminar las oscuras naves románicas y la introducción de grandes ventanales, a menudo cerrados con grandes vitrales coloreados y subdivididos por tracería de piedra decorativa. El deseo de aumentar el área de las ventanas impulsó el desarrollo de nuevas técnicas estructurales, de las que derivarían la mayoría de los otros rasgos distintivos del estilo: arcos apuntados, bóvedas de crucería, contrafuertes, arbotantes y pináculos. Estos elementos aumentaron la resistencia del edificio y redujeron el peso que tenía que ser soportado por los muros, lo que permitió disponer más superficie en los cerramientos para acristalar. También hicieron posible una mayor flexibilidad de proporciones que la permitida en el románico. Otros rasgos son el uso de torres y agujas, las columnas compuestas de múltiples fustes y la escultura en alto relieve, generalmente de carácter más naturalista que la que se encuentra en la decoración románica.
La tradición arquitectónica gótica se había originado en Francia en la segunda mitad del siglo XII —cuando el abad Suger empleó por vez primera los diversos elementos juntos en un único edificio en el coro de la basílica de Saint-Denis, al norte de París, dedicada el 11 de junio de 1144. — y se extendió rápidamente en Inglaterra, donde comenzó a sustituir a la arquitectura normanda (denominación que recibe en el país el estilo románico) y a partir del que evolucionaron muchas de las características de la arquitectura gótica (evolución puede verse más particularmente en la catedral normanda de Durham, que posee una de las primeras bóvedas de crucería altas conocida). Siguió una evolución independiente del resto del continente, siendo el estilo dominante durante más de 300 años,
Los historiadores del arte dividen tradicionalmente el gótico inglés en tres periodos o estilos cronológicamente sucesivos pero solapados, que pueden ser a su vez subdivididos para definir con precisión los diferentes estilos. La periodización más habitual sigue las etiquetas convencionales acuñadas por Thomas Rickman (Attempt to Discriminate the Style of Architecture in England, 1812-1815):
The Five Sisters, transepto norte de la York Minster, combinación de lancetas, ejemplo de gótico temprano
Gran ventana occidental, decorado, catedral de Exeter
Golden Windows, decorado, en el extremo oriental de la catedral de Wells
Ventana occidental de la catedral de Winchester, perpendicular
Ventana de la King's Chapel, Cambridge, perpendicular
Las iglesias góticas inglesas, en particular las catedrales, tienen algunos rasgos distintivos. Tendieron a ser más largas que sus equivalentes continentales y también más bajas y más estrechas, hecho que facilitó la construcción de grandes torres sobre el crucero, estructuralmente muy ambiciosas, una característica casi universal en las catedrales inglesas pero prácticamente desconocida en otros lugares. Algunas disponían de dos transeptos y se dispone una capilla axial (Lady Chapel) en el extremo oriental, apenas hay coros con girolas y coronas capillares ni tampoco el imafronte de dos torres con sus pórticos e imágenes. En planta se caracterizaron por una amplia subdivisión y por el uso de formas rectangulares en lugar de curvas y constructivamente por el empleo generalizado del muro doble normando. A diferencia de otros países, muchas catedrales inglesas fueron en origen instituciones monásticas y en consecuencia tenían adjuntos claustros y salas capitulares, estas casi siempre de planta poligonal.
La construcción generalizada de castillos continuó en la época gótica, pero mostraba ya algunos rasgos distintivos de la arquitectura eclesiástica gótica. Los diseños normandos basados en una torre del homenaje (keep) central dieron paso a castillos más masivos con una gran gatehouse —puerta fortificada— y su división tanto mediante la construcción de anillos concéntricos de murallas o con el uso de murallas transversales para dividir el espacio interior.
En la mayoría del país, la arquitectura civil no militar empleaba generalmente estructuras de madera, pero muchas residencias reales y aristocráticas ya tenían estructuras de piedra, particularmente en los grandes salones. La construcción en piedra también se generalizó en los monasterios y en los edificios de las universidades. Se incorporaron algunos rasgos propios de la arquitectura eclesial, como el uso de tracerías para decorar las ventanas. Las bóvedas, de uso común en las iglesias, fueron raras en los edificios seculares, que casi siempre estaban techados con vigueria de madera, como la gran cubierta hammerbeam (cerchas de madera vistas) de Westminster Hall.
En Inglaterra el estilo gótico dio paso al estilo renacentista —finales del siglo XVI y el siglo XVII— y luego al barroco —desde la segunda mitad del siglo XVIII, conviviendo con el neoclasicismo. Fue reintroducido a finales del siglo XVIII como un estilo historicista que recuperaba y reinterpretaba las formas del gótico inglés, y tuvo a lo largo del siglo XIX una gran popularidad como arquitectura neogótica (Gothic Revival).
Catedral de Salisbury (1200-1275), ejemplo de la arquitectura gótica temprana (aparte de la torre y de la aguja del siglo XIV)
Fachada-pantalla (1220-1230) y torres de la catedral de Lincoln, temprano gótico inglés, para John Ruskin, «la más valiosa obra de arquitectura de las islas británicas»
Fachada occidental de la catedral de Wells, con más de 300 figuras, para Banister Fletcher, «el mejor desarrollo en gótico inglés de este tipo de fachadas»
Catedral de Exeter (1112-1400), ejemplo de gótico decorado
Abadía de Bath, fundada en el siglo VII, reorganizada en el X y reconstruida en XII-XVI, ejemplo de gótico perpendicular
Catedral de Canterbury, la primera gran obra gótica en el país rematada en gótico perpendicular
La arquitectura gótica se introdujo en España a través de los monasterios de la Orden del Císter y alcanzó una amplia difusión en todo el país. El estilo de transición desde el Románico se plasma en las catedrales de Tarragona, Lérida y Ávila.
En el siglo XIII, de máximo apogeo del gótico, se construyen las manifestaciones más puras de este estilo en España: las catedrales de Burgos, León y Toledo. En la Meseta están presentes dos influencias, la borgoñona, en el Reino de León, debido al origen de la dinastía leonesa; y la inglesa, en el Reino de Castilla, llegada a través de la alianza matrimonial de los reyes castellanos con la Casa de Lancaster.
El siglo XIV supone el esplendor del gótico en la zona de la antigua Corona de Aragón, especialmente en Cataluña, Valencia y Baleares; son construcciones de exteriores sobrios y macizos, las iglesias presentan la denominada planta de salón, con naves laterales de la misma altura que la central, y ausencia de contrafuertes, con escasa decoración escultórica, caracterizado por la influencia de las iglesias del sur de Francia y la casi nula aportación del arte mudéjar. Estos estilos se corresponden con el gótico valenciano, el gótico catalán o el gótico balear, según su localización, por ciertas características propias y originales. Sus mejores ejemplos son las catedrales de Barcelona, comenzada a construir en 1298, Gerona, comenzada a construir en 1317, y la de Palma de Mallorca, que dispone de tres naves sin girola y fue consagrada en 1346, y también numerosas construcciones civiles.
Durante los siglos XV y XVI, mientras en Italia ya crecía con fuerza el Renacimiento, la actividad constructiva del gótico fue abrumadora en España, surgiendo numerosos edificios de grandes proporciones, caracterizados por la sencillez de la construcción y la complicación ornamental. Se erigen las grandes catedrales de Sevilla, Segovia y Salamanca.
Fachada de la catedral de Cuenca.
Vidrieras de la catedral de Palencia.
Fachada de la catedral de Burgos.
Fachada de la catedral de León.
Interior de la catedral de Toledo.
Salón de columnas de la Lonja de la Seda (Valencia).
Interior de la catedral de Gerona.
Detalle del claustro de la catedral de Pamplona.
Fachada de la Iglesia de San Pablo de Valladolid.
La arquitectura gótica italiana (gotico temperato) tiene características propias que la distinguen considerablemente de la arquitectura gótica del lugar de origen, Francia (gótico francés a partir de la abadía de Saint-Denis), y de la de otros países europeos donde este estilo se había ya difundido (como Inglaterra, Alemania o España, con el gótico inglés, alemán o español).
La innovación técnica y la audacia estructural francesas no fueron aceptadas, prefiriendo mantener la tradición constructiva consolidada en siglos anteriores, e incluso desde un punto de vista estético y formal, no emuló el énfasis vertical casi estático de las catedrales francesas. Si bien hubo una aplicación temprana de elementos góticos en la época románica —como los rosetones y las bóvedas de crucería (norte de Italia) y los arcos apuntados (árabe-normando en la Italia meridional)—, la tradición románica italiana —influenciada por los modelos bizantino, paleocristiano e incluso grecorromano— se resistía a la masiva sustitución de los muros por vanos. Probablemente se debiera a cuestiones puramente prácticas: el clima italiano habría causado en los edificios cubiertos de vidrieras un efecto luminiscente (efecto invernadero), sobre todo en los meses estivales, que haría casi imposible permanecer en el interior de las iglesias. Mantener los muros masivos proporcionaba no sólo una temperatura más adecuada, más fresca, sino también una superficie perfecta en la que se extendían preciosas decoraciones al fresco. Se obtuvo así en Italia un compromiso entre los principios estéticos y estructurales del románico y del gótico, sin aumentos excesivos de altura y reducciones esqueléticas de las masas murarias.
El gótico llegó a Italia de forma tardía y arraigó poco. Los cistercienses fueron los introductores de la arquitectura gótica en el país, monjes llegados de Francia fundaron en la región del Lazio la abadía de Fossanova, primer edificio gótico italiano. En el siglo XIII las órdenes mendicantes de dominicos y franciscanos se adhirieron al estilo cisterciense. Las iglesias mantuvieron grandes superficies de muros, en las que hicieron sobresalir las pinturas al fresco y menos espacio para las vidrieras. El mejor edificio gótico italiano de este siglo es la catedral de Siena, maravilla del mármol. A finales del siglo XIII hay una gran actividad gótica y se inicia la construcción del Palacio Comunal de Siena y del Palazzo Vecchio de Florencia, caracterizados por la construcción de elevadas torres.
Durante el siglo XIV, la arquitectura gótica italiana sigue manteniendo unas pecularidades propias, destacando la catedral de Orvieto, muy relacionada con la de Siena. En Florencia también son notable la iglesia de la Santa Cruz, levantada por la orden franciscana, y el interior de la iglesia de Santa María Novella. También en esa ciudad comienza a construirse la catedral de Santa María del Fiore, que se finalizaría ya en el nuevo estilo renacentista.
En el siglo XV, los finales del gótico empiezan a confundirse con los inicios del Renacimiento. En Venecia siguen construyéndose numerosos palacios, y en este siglo se termina el Palacio Ducal, destacando también el palacio Contarini y la Ca' d'Oro. La obra magna del gótico italiano es la catedral de Milán, iniciada en 1386 y cuya construcción se prolongó hasta el siglo XIX. Destaca por la sobrecargada decoración de su fachada, que se concretó entre 1805 y 1813 y finalmente fue terminada en 1814, con una superficie de 4500 m² y embellecida a lo largo del siglo XIX con centenares de estatuas. Una posible periodización de la arquitectura gótica italiana contempla:
Duomo de Siena (1220-1263)
Interior y ciclos pictóricos de la basílica superior de San Francesco de Asis)
Basílica de San Juan y San Pablo de Venecia
Palazzo Ducale (Gótico veneciano, ca. 1303-1340)
Palazzo Vecchio de Florencia (1299-1314)
Alemania recibió el gótico, con retraso, posiblemente a través de la orden cisterciense. El temprano estilo que llegaba desde Francia estaba allí ya bastante formado
y convivirá durante algún tiempo con las formas románicas alemanas, que se resistían al nuevo estilo, y así los primeros arcos de ojiva no se construyen hasta los primeros años del siglo XIII. La influencia francesa va a ser muy importante ya que los arquitectos franceses del siglo XIII viajaban por toda Europa central, llevando también sus técnicas. Hasta el final de la Alta Edad Media el estilo gótico no será generalmente aceptado en Alemania. Durante el siglo XIV, en las iglesias las columnas se hicieron extraordinariamente delgadas, los nervios adquirieron perfiles muy afilados, las bóvedas se aplanaron y se cubrieron con combinaciones de nervios en forma de red. En el siglo XV, Alemania, al igual que sucedía con lo que serán Bélgica y Países Bajos, ya era un país próspero que producía una rica arquitectura de gran interés.Durante el período gótico temprano francés en Alemania sólo se inició un trabajo significativo de este estilo, alrededor de 1180, la reconstrucción gótica de la catedral de Limburgo basada en el modelo de la catedral de Laon. El primer gran edificio que comenzó en estilo gótico, la catedral de Magdeburgo (de 1207/1209), se remonta al período del alto gótico francés, pero sus partes más antiguas todavía muestran claramente características góticas tempranas. Magdeburgo era sede de una importante diócesis desde el año 968 (sólo inferior en categoría a la sede primada de Maguncia), desde donde se había evangelizado parte de la Europa oriental. El obispo Alberto II, que había estudiado en Francia y deseaba imitar el estilo de los edificios que había visto allí, promovió la reconstrucción de la catedral en el año 1209, que se prolongó en el curso del siglo XIII y que no se acabó hasta 1520 con la colocación de los chapiteles de las torres. Todavía se notan en ella elementos de la tradición del románico alemán.
Sin embargo, en varias iglesias del románico tardío, se mantuvieron las proporciones generales tradicionales y los portales y ventanas en arco, pero se adoptó la innovación estructuralmente ventajosa de la bóveda de crucería de arco apuntado para los techos. El edificio central de la Iglesia de Nuestra Señora de Tréveris (desde aproximadamente 1230), la abadía de San Mauricio en Tholey (desde aprox. 1230) y la Iglesia sala de Santa Isabel en Marburgo (1235-1283) se consideran las primeras iglesias puramente góticas en el territorio alemán actual. Santa Isabel es un hito importante en la evolución del gótico alemán, iglesia de la Orden Teutónica que alberga las tumbas de los ladngraves de Turingia, a cuya familia perteneció santa Isabel de Turingia (o de Hungría), muerta en 1231 tras una vida de ascetismo y caridad, y canonizada poco después. La iglesia se construyó también pocos años después de su muerte. Presenta una planta longitudinal, con dos altas torres en la fachada. La parte oriental no tiene deambulatorio sino una forma de trifolio constituida por el ábside central y dos ábsides simétricos que se abren en el transepto, constituyendo un triple coro que sustituye las capillas radiales del gótico francés, y que engloba un espacio unitario y cóncavo, adaptando el lenguaje formal francés y una planimetría espacial geométricamente determinada, casi de planta central, con naves longitudinales. El lenguaje formal de esta arquitectura es similar al de Toul y Tréveris, si bien Marburgo dependía eclesiásticamente de Maguncia. La rivalidad entre el landgrave de Turingia y el arzobispo de Maguncia condujo al landgrave a buscar su propio modelo en una archidiócesis ajena. La iglesia en gótico temprano del monasterio cisterciense de Haina, que también puede preceder a la iglesia de Marburgo, está estrechamente relacionada con la iglesia de Santa Isabel.
También alrededor de 1230 el coro de la catedral de Wetzlar y la nave de la catedral de Friburgo se iniciaron como proyectos de renovación gótica. La catedral de Friburgo, cuya construcción había comenzado en 1200, se reconstruyó en estilo gótico desde 1230 y es uno de los edificios góticos más importantes del país. Su torre de 116 metros fue considerada por Jacob Burckhardt como la más bella de la arquitectura cristiana. La torre es casi cuadrada en la base; en su centro, está la galería dodecagonal estrellada; luego es octagonal y se remata con la aguja cónica. Tiene una auténtica aguja gótica, que se completó alrededor de 1340 y que es la única de las agujas alemanas que fue completada en la Edad Media y que sobrevivió a los bombardeos de noviembre de 1944. Las formas góticas podrían haber sido llegado a Friburgo a través por la iglesia del monasterio cisterciense Tennenbach, pero su posición cronológica no ha sido aclarada. En el caso de la catedral de Paderborn, cuyas dos tramos occidentales todavía corresponden al concepto de basílica románica, la construcción gótica continuó a partir de 1231, pero no según el modelo de la Île de France, sino según el modelo de la catedral de Poitiers
La catedral de Tréveris (alrededor de 1233-1283) es un edificio doble, formado por dos iglesias, una dedicada a San Pedro y otra a la Virgen. La de San Pedro sufrió una modificación parcial en época gótica, pero conservó la planta románica, mientras que la iglesia capitular de la Virgen María (Liebfrauenkirche) se renovó hacia el año 1230, demoliendo el alzado anterior y reconstruyéndola con una planta casi circular y con rigurosas correspondiencias geométricas, adaptando el lenguaje gótico a esa inusual forma.
Catedral de Limburgo, un edificio románico donde aparece el primer ejemplo gótico temprano en el rosetón
Catedral de Magdeburgo (1209-1520)
Catedral de Friburgo (1207/09-1520)
Catedral de Tréveris (c. 1233-1283), formada por la unión de dos iglesias
iglesia de Santa Isabel, en Marburgo (1235-1283)
La colosal catedral de Estrasburgo (1245-1275) —ciudad entonces parte integrante del Sacro Imperio Romano— comenzó a ampliarse después de un viaje del obispo Berthold de Teck a París y Reims, de acuerdo con el esquema del «gótico catedralicio francés», muy cercano a las soluciones de la basílica de Saint-Denis. La nave central tripartita, con grandes ventanales en el claristorio y el triforio iluminados por la luz de los vitrales fue acabada en 1275, quedando el coro y el trasepto en estilo tardorrománico. La zona de Estrasburgo había permanecido hasta entonces indiferente al nuevo lenguaje arquitectónico, permaneciendo fiel a la tradición artística imperial, con influencias del románico lombardo. Para resolver la dificultad de cubrir las bóvedas de las amplias naves se llamó a arquitectos franceses, que introdujeron las formas de las catedrales del norte de Francia, siendo un ejemplo de la importación puntual del lenguaje gótico. La parte gótica, sobre todo las naves, amplias y luminosas y con grandes ventanales que sustituían a los gruesos muros, está hecha en pleno estilo radiante, con alzado interior tripartito, con grandes ventanales en el claristorio y en el triforio iluminados por la luz de los vitrales. Desde 1277 se emprende la espectacular fachada principal de piedra arenisca caracterizada por las dos torres, una de ellas no finalizada, y en 1284, el maestro Erwin von Steinbach —mencionado por Goethe en su tratado Sobre la arquitectura alemana (1773)—diseñó el rosetón supervisando sus trabajos hasta su muerte en 1318, tras la cual su propio hijo, Jean Erwin, inició la elevación del segundo nivel de las torres por encima del rosetón y la revalorización del mural de las partes bajas de la fachada, trabajos que duraron hasta 1339.
En 1248 siguió la catedral de Colonia, iniciada bajo el obispo Conrado de Hochstaden y proyectada probablemente por un arquitecto francés que habría tomado parte en la construcción de la catedral de Amiens, que trataba de superar en dimensiones y altura el modelo de la catedral de Beauvais, con una planta de cinco naves y dimensiones grandiosas. La catedral es una de las obras maestras del gótico alemán con sus dos altas naves y sus dos torres de fachada a la moda francesa. El coro, que se completó en 1304, alcanza una altura de 46 metros, y se considera una obra maestra del gótico radiante, con un incomparable impulso vertical en la estructura, que fuerza los límites de la estática. Como en la Sainte-Chapelle de París, se hizo un amplio uso de vitrales historiados y de decoración escultórica. En la Edad Media, la catedral ni siquiera estaba a medio terminar y rras una prolongadísima interrupción, las obras se reanudaron en el siglo XIX, con criterios neogóticos, levantándose las naves y la fachada principal. hasta ser una de las iglesias más grandes del mundo.
La Iglesia de Santa María de Lübeck, que fue construida en 1250-1350, debe mencionarse como un edificio no menos ambicioso. Debido a su adaptación al material de construcción de ladrillo local, la Marienkirche también se convirtió en el edificio inicial del gótico de ladrillo para el norte de Alemania y la región del mar Báltico. Alrededor de 1260, basándose en el modelo de Reims, comenzó la renovación de la catedral de Halberstadt, de la cual solo se pudieron realizar inicialmente tres tramos de naves; el resto del edificio se prolongó hasta alrededor de 1500. El único edificio en Baviera basado en el esquema de la catedral francesa se inició alrededor de 1285/90 en la catedral de Ratisbona basado en el modelo de San Urbano en Troyes.
La catedral de Munich, que sustituyó a una antigua iglesia románica construida en el siglo XII, fue encargada por Segismundo de Baviera y erigida por Jörg von Halsbach. La edificación empezó en 1468 y las dos torres se terminaron en 1488. La iglesia fue consagrada en 1494. Sin embargo, las famosas cúpulas de las torres no fueron construidas hasta 1525. Su diseño se inspiró en la Cúpula de la Roca de Jerusalén, que a su vez tiene influencias del arte bizantino. La catedral sufrió severos daños durante la Segunda Guerra Mundial; el techo fue destruido y una de las torres sufrió importantes destrozos. La restauración más importante del edificio se llevó a cabo después de la guerra y ha sido terminada en diferentes etapas, la última en 1994.
Además de las grandes iglesias episcopales, surgieron rápidamente en las ciudades numerosas iglesias parroquiales, que en ocasiones alcanzaron o incluso superaron las dimensiones de los edificios catedralicios. En Freiburg im Breisgau, la entonces Münster fue una de las primeras obras maestras del gótico alemán, cuya torre principal, completada alrededor de 1330 con su casco calado, se convirtió en modelo para muchas soluciones de torre posteriores y que fue una de las pocas grandes torres góticas de la Edad Media terminadas. Desde 1377 la Ulm Minster, cuya torre principal, la torre de la iglesia más alta del mundo, no se pudo completar hasta el siglo XIX. La iglesia del monasterio cisterciense de Altenberg, que se inició en 1259, se destaca como una iglesia de monasterio, que expresa la modestia cisterciense sin torres y con decoraciones arquitectónicas reducidas, pero triunfa en sus dimensiones.
Catedral de Estrasburgo (1245-1275), destacada obra del alto gótico
Catedral de Colonia (1248-1880), edificio terminado en un neogótico
Fachada oeste de la catedral de Altenberg, de 1259
Catedral de Ratisbona, única catedral bávara de esquema francés , desde 1273.
Iglesia de Nuestra Señora, Núremberg (1350-1358)
Catedral de Ulm, de 1377, con la torre de iglesia más alta del mundo, desde 1890.
Interior de la catedral de Magdeburgo
Interior de la Liebfrauenkirche de Tréveris.
Coro de la catedral de Colonia
Catedral de Estrasburgo
La adopción de las iglesias de salón (Hallenkirche), inspiradas en la arquitectura cisterciense, es otra característica del gótico alemán. Las naves laterales se elevaron hasta alcanzar el mismo nivel de la nave central, quedando separadas solo por los pilares como en la ya citada Santa Isabel de Marburgo. Esa disposición permitió el desarrollo de elaborados sistemas de bóvedas, en los que la delimitación de los tramos individuales desaparecía cada vez más, fusionando en un espacio unificado a menudo cubiertos por una magnífica red de bucles en las bóvedas de crucería de la Annaberg o en la Freiberg (reconstruida entre 1484 y 1512)). Esa preferencia alemana por las Hallenkirches apenas se compartió en Renania y en las ciudades del suroeste del mar Báltico, desde Lübeck hasta Stralsund, en donde encada caso se construyó al menos una gran basílica de ladrillo con contrafuertes. Para las desviaciones del modelo francés, incluida la renuncia al deambulatorio y a la corona de la capilla, se ha empleado el término «Reduktionsgotik» (gótico reducido). La antigua denominación de «Deutsche Sondergotik» está en desuso.
La originalidad alemana aparece en el uso del ladrillo, principalmente en el norte del país, en la zona de la costa del mar Báltico, donde prevaleció el llamado gótico de ladrillo. Ciudades como Lübeck, Rostock, Wismar, Stralsund y Greifswald se caracterizan por esta variación de estilo regional. Dado que hay pocas ocurrencias de piedra natural en la región costera, tuvieron que recurrir a la construcción de grandes edificios en ladrillo. El desarrollo de formas en ladrillo le dio su propio lenguaje de diseño y los tonos del ladrillo también dio a los edificios un colorido especial. Como modelo para muchas iglesias del norte de Alemania se encontraba iglesia de Santa María de Lübeck, que se construyó entre 1200 y 1350 y la catedral de Schwerin (1270-1416).
Además de edificios religiosos, la construcción de casas gremiales y, sobre todo, de ayuntamientos fue una tarea de construcción en el estilo gótico, un signo de la aspiración de la burguesía. Famosos son el Ayuntamiento de Stralsund (alrededor de 1350) y el Ayuntamiento de Bremen (1410), cuya fachada fue rediseñada durante el Renacimiento. Un ejemplo especial de un edificio secular gótico es el Ayuntamiento de Münster (reconstruido, originalmente desde 1350).
Los edificios residenciales que se edificaron en esa época fueron principalmente edificios de entramado de madera, como se puede ver hoy en día en ciudades como Goslar o Quedlinburg —con una de las casas de entramado de madera más antiguas del país: el edificio del siglo XIV que alberga el Fachwerkmuseum—, aunque también se construían casas con hastiales (Ratisbona ) y se acondicionaban torres a la moda italiana.
Entre los siglos XIV y el XVI, dominó el gótico tardío con la erección de la iglesia de Santa Ana (Annaberg-Buchholz) en Annaberg-Buchholz, un bello ejemplo de gótico flamígero de Sajonia, y la catedral de Ulm. El gótico tardío creó ejemplos significativos y las ciudades imperiales del sur de Alemania, especialmente Nuremberg y Regensburg, así como las ciudades hanseáticas de la costa báltica, especialmente Lübeck y Stralsund, se convirtieron en centros locales de arquitectura gótica.
Durante mucho tiempo, especialmente en el siglo XIX, el gótico se consideró un estilo típicamente alemán. Después de la Guerra de la Sexta Coalición contra Napoleón, la arquitectura gótica se convirtió en el paradigma de un orden mundial primitivo alemán, cristiano y medieval. Esa imagen de sueño romántico se elevó a contraimagen positiva. La catedral de Colonia, que aún no se había completado en ese momento, se convirtió en el epítome arquitectónico de la grandeza alemana y, al mismo tiempo, el gótico se reinterpretó como un estilo alemán. Pero ya en la fase alta de la glorificación del gótico alemán, Franz Theodor Kugler fue el primero en declarar públicamente que el área de origen del gótico era el norte de Francia.
Debido al largo período de construcción de las iglesias y catedrales, que construyeron artesanos organizados en talleres, algunos de los edificios más famosos se terminaron en el siglo XIX, cuando el estilo gótico volvió a estar de moda en el contexto del romanticismo o el historicismo: esto se aplica especialmente a catedral de Colonia, que es la catedral gótica más grande del mundo después de la catedral de Milán, y que se completó finalmente en 1880 después de una suspensión de siglos con la ayuda de los planos góticos redescubiertos. La catedral de Ulm también se completó después de un largo período de congelación solo a fines del siglo XIX; su torre de 161.5 metros de altura, que se completó en 1890, todavía es la torre de iglesia más alta del mundo.
Catedral de Friburgo (desde 1230)
Iglesia de Santa Isabel en Marburgo (1235-1283)
Liebfrauenkirche de Tréveris, inusual planta circular
Catedral de Colonia
Iglesia de Santa Ana (Annaberg -Buchholz)
Por su situación geográfica, estos territorios reciben de forma temprana y directa la influencia del arte gótico francés. Durante el siglo XV, el poderío económico se transmite a la arquitectura que se levanta durante este periodo, llena de suntuosidad.
Predomina la arquitectura civil, en la que una burguesía acomodada, agrupada en gremios de artes y oficios; se levantan casas corporativas y en las plazas de las ciudades se edifican soberbios ayuntamientos como los de Lovaina, Brujas o Bruselas; y lonjas de contratación, entre las que destaca la Lonja de Paños de Ypres, reconstruida tras la primera guerra mundial. También abundan viviendas particulares, que se caracterizan por el remate denominado de piñón, de forma escalonada y triangular de gran altura; los tejados suelen ser altos y de gran pendiente.
Ejemplos de viviendas y barrios de la época que han llegado hasta nosotros en buen estado de conservación son el Grasslei o Muelle de la hierba de Gante, la plaza central de Delft o la Grand Place de Bruselas.
Ayuntamiento de Brujas
Grasslei o muelle de la hierba de Gante
Ayuntamiento de Lovaina
Ayuntamiento de Bruselas
Catedral de San Esteban de Viena
El gótico báltico, a veces llamado gótico de ladrillos (en alemán: Backsteingotik) es un estilo simplificado de arquitectura gótica y neogótica prevaleciente en Europa septentrional, especialmente el norte de Alemania y las zonas aledañas al mar Báltico, o sea, regiones que no poseen recursos naturales para hacer edificios de piedra.
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