En arquitectura, tracería, palabra proveniente del Latín tractiare, es un elemento decorativo en piedra y también a veces en madera, formado por combinaciones de figuras geométricas. En la arquitectura gótica, primitivamente, la tracería se encuentra aplicada a coronar ventana y arcos, posteriormente se amplía su utilización para articular y decorar rosetones, bóvedas, gabletes y pináculos o a cubrir superficies murales planas como la del coro.
Fue un término utilizado por primera vez por el arquitecto inglés Christopher Wren, pero su aplicación se remonta al estilo románico aplicado a ventanas con una circunferencia colocada en la parte superior de la flecha del arco forma un lóbulo simple, este se multiplica posteriormente y aparece el trilobulado, cuatri y polilobulado. En el gótico tardío aparece una nueva figura que es la de flama o vejiga de pez.
El término flamígero se deriva de la semejanza de algunas formas de tracería con el movimiento ascendente de las llamas, la tracería, en este periodo, se hace progresivamente más compleja mediante el juego de dobles curvas, con curvas y contracurvas denominado ornamentación de vejiga de pez, cuyo simbolismo se remite al libro de Tobías.
Detalles trilobulados en la
Iglesia de Nuestra Señora (Brujas).
Santa María la Real, Nájera, La Rioja..
Detalle de tracería del monasterio de la Oliva
Église de Sainte-Colombe-des-Bois.
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