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Putin



Vladímir Vladímirovich Putin (en ruso Влади́мир Влади́мирович Пу́тин, Acerca de este sonido pronunciación ; Leningrado, Unión Soviética; 7 de octubre de 1952) es un político, abogado y exagente del KGB. Es el actual presidente de la Federación Rusa desde 2012, cargo ejercido anteriormente entre 1999 y 2008, lo que lo convierte en el que más tiempo ha estado en ese cargo desde la ruptura de la URSS.

También fue Presidente del Gobierno Federal de Rusia entre 1999 y 2000 y desde 2008 hasta 2012. Generalmente ha estado asociado a los partidos Nuestro Hogar – Rusia, Unidad, y desde 2008 a Rusia Unida (nacionalista), partidos de tendencia conservadora.

Proveniente de una familia de origen humilde,[2]​ Putin se graduó, con honores, en la carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, tras lo cual ingresó en el servicio de espionaje del KGB, siendo destinado como agente en Dresde (Alemania Oriental). Después de la caída del Muro de Berlín, regresó a Leningrado (actualmente San Petersburgo), donde fue ayudante del rector de su alma mater, pasando, en 1990, a convertirse en asesor de Anatoly Sobchak, entonces presidente de la Diputación de Leningrado. Tras el triunfo de este en las elecciones para la alcaldía, pasó a ser jefe del Comité de Relaciones Exteriores del ayuntamiento y vicealcalde. En 1996, después de la derrota de Sobchak en los comicios de turno, Putin se trasladó a Moscú con un puesto en la administración del presidente Borís Yeltsin.

A partir de entonces, Putin ascendió rápidamente como funcionario: en 1998 fue nombrado director del Servicio Federal de Seguridad (sucesor del KGB), cargo que ocupó a partir de marzo del año siguiente de forma simultánea con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional. En agosto encabezó el Gobierno e inició la segunda guerra chechena, lo que acabó de convertirlo en uno de los políticos más populares de Rusia. Cuando Yeltsin anunció su dimisión el 31 de diciembre de 1999, de acuerdo con la Constitución rusa, Putin se convirtió en presidente interino.[3]

Ganó las elecciones presidenciales del 26 de marzo de 2000 con el 52,94 % de los votos.[4][5]​ Durante su gestión hubo altos índices de crecimiento económico, con un incremento del 72 % en el PIB[6]​y una sustancial disminución de la pobreza.[7][8][9]​ A diferencia de su predecesor, su gobierno gozó de amplio apoyo popular y fue reelegido en las elecciones de marzo de 2004 con el 71,31% de los votos.[10]​ En 2008, al no poder presentarse a un tercer mandato por no estar permitido en la Constitución Rusa, Putin impulsó la candidatura del entonces viceprimer ministro Dmitri Medvédev[11]​ en las presidenciales de 2008, el cual ganó las elecciones. Putin se convirtió entonces en primer ministro.[12]​ En los comicios de marzo de 2012 fue elegido nuevamente presidente (63,60 % de los votos), aunque hubo acusaciones de fraude por parte de la oposición.[13]​ Fue reelegido con un 76,69 % de los votos en los comicios presidenciales de 2018.[14]

Históricamente, todos sus mandatos han sido ampliamente aceptados por los ciudadanos rusos, si bien Putin ha sido criticado por diferentes personalidades y medios de comunicación, especialmente fuera de su país, por presuntas violaciones de los derechos humanos y a las libertades religiosas ocurridas durante sus dos primeros mandatos, por su manejo del conflicto checheno, así como también por reformas políticas que han sido interpretadas por algunos como un retroceso en las conquistas democráticas rusas, tales como el fin de las elecciones por voto universal y directo de los presidentes de las repúblicas de la Federación. Sin embargo, no se opuso a que el presidente Dmitri Medvédev impulsara una ley, a principios de 2012, por la que se vuelve a las elecciones directas de algunos cargos estatales y gubernamentales.[15]

También se ha criticado a Putin por sus declaraciones en ciertos acontecimientos como el hundimiento del submarino Kursk el 12 de agosto de 2000, la tragedia en el Teatro Dubrovka por terroristas islámicos chechenos, la masacre de la escuela de Beslán y el asesinato de la periodista Ana Politkóvskaya. Se le ha acusado de utilizar selectivamente la justicia para disuadir adversarios, como en el caso del magnate petrolero Mijaíl Jodorkovski,[16]​ y de haber impuesto el control sobre la televisión, cuyos principales canales volvieron a manos del Estado o de empresas cercanas controladas por este.

El historiador estadounidense Timothy Snyder en su libro El camino hacia la no libertad (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2018) ha destacado la notable influencia en las ideas de Putin del «fascismo cristiano» del pensador ruso Iván Ilyín.[17]

Vladímir Putin nació el 7 de octubre de 1952 en Leningrado, RSFSR, URSS (ahora San Petersburgo, Federación Rusa), en el seno de una familia soviética, hijo de Vladímir Spiridónovich Putin (1911-1999), un antiguo oficial de la Marina Soviética, y María Ivánovna Pútina (1911–1998), trabajadora de una fábrica.[2]​ Sus dos hermanos mayores, nacidos en la década de los años 1930, fallecieron; el primero a los pocos meses de nacer, y el segundo de difteria durante el Asedio de Leningrado.

En el libro En primera persona,[2]​ basado en entrevistas concedidas en el año 2000 por Putin a tres periodistas rusos —Natalia Guevorkián, Natalia Timakova y Andréi Kolésnikov—, habla de sus humildes comienzos, incluyendo los primeros años en un apartamento comunal en Leningrado. Estudió en la Escuela Nº 193, ubicada al frente de su residencia, en el callejón Báskov, y allí comienza a practicar judo y sambo. En 1970 ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Leningrado, de donde egresa con honores en 1975 con una tesis acerca de la política de Estados Unidos en África.

Al final de su carrera universitaria, fue reclutado por el KGB y después de graduarse, enviado a su Escuela 401, localizada en el barrio peterburgués de Ojta,[18][19]​ donde ese mismo año de 1975 terminó unos cursos para agentes operativos y obtuvo el grado de oficial (teniente de Justicia). Trabajó en el contraespionaje en la filial leningradense del KGB y en 1979 hizo en Moscú un curso de capacitación de seis meses, tras lo cual regresó a su ciudad natal. Cinco años más tarde, ya con el grado de mayor de Justicia, retornó a la capital rusa, esta vez para estudiar durante un año —con el apellido falso de Plátov— en el Instituto Andrópov del KGB (hoy, Academia de Espionaje).[20][21][22]

En 1985, el año en que terminó sus estudios en la Academia de Espionaje, fue enviado a la Alemania Oriental, donde sirvió en Dresde, pero tras la caída del Muro de Berlín, y el comienzo de la Reunificación alemana, fue llamado de regreso a la URSS y destinado a su alma máter como asesor de asuntos exteriores del rector, Stanislav Merkúriev. Fue este quien lo contactó con Anatoli Sobchak, quien se convertiría en su mentor político.

Putin continuó oficialmente en el KGB, aunque, según él mismo ha relatado, después de comenzar a trabajar con Sobchak (en 1990 pasó a ser asesor de este, que era presidente de la Diputación de San Petersburgo) presentó en dos oportunidades su dimisión, que la hizo definitiva el 20 de agosto de 1991, cuando su jefe intervino contra el intento de golpe de Estado para defenestrar a Mijaíl Gorbachov.[2]

En 1999, Putin describió al comunismo como "un callejón sin salida, lejos de la corriente principal de la civilización".[23]

Putin se ganó pronto la confianza de Sobchak y cuando este ganó, el 12 de junio de 1991, las elecciones a alcalde, lo nombró presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburgo. Su papel consistía principalmente en atraer inversores y desarrollar la colaboración con los socios extranjeros.[24]​ A partir de 1993, Sobchak comenzó a dejar a cargo de la alcaldía a Putin cuando viajaba al extranjero y en marzo de 1994 lo nombró vicealcalde primero.[25]

Fue en el desempeño de estas tareas municipales cuando Vladímir Putin entró en contacto con Anatoli Chubáis, padre de las privatizaciones y responsable de la economía rusa. Tanto este como Sobchak fueron claves en el paso de Putin del nivel regional al nacional.[25]

En 1995 pasó a encabezar la filial regional del hoy desaparecido partido Nuestro Hogar – Rusia, que lideraba el entonces primer ministro Víktor Chernomyrdin. Dirigió la campaña para la reelección a la alcaldía de San Petersburgo de Sobchak, pero después de la derrota de este se negó a continuar con el nuevo alcalde, dimitió de sus cargos y se mudó a Moscú, a la administración presidencial.[25]

Derrotado Sobchak, Putin fue nombrado en agosto de 1996, vicedirector del departamento de Gestión de Bienes de la Administración del presidente Borís Yeltsin. Su carrera en Moscú fue meteórica: en marzo del año siguiente ya es vicejefe de la Administración-jefe del departamento de Control y, a partir de mayo de 1998, vicejefe primero de la Administración, responsable de las regiones.

En julio de 1998, es designado director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, sucesor del KGB), puesto que a partir de marzo del año siguiente ocupa simultáneamente con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional.

El 9 de agosto de 1999, asumió la jefatura del Gobierno[26]​ —primero como interino y luego, el 16, como titular—[27]​ y lanzó la segunda guerra chechena. El motivo para la nueva operación militar, que llevó a la conquista de Grozni al año siguiente, fue la invasión de los guerrilleros chechenos a Daguestán en agosto-septiembre y las explosiones en edificios de vivienda en Buinaksk, Moscú y Volgodonsk.

Putin encabezó el Gobierno ruso en medio de la crisis desatada por la invasión de destacamentos chechenos a Daguestán, que al mando de Shamil Basáyev y Amir ibn al-Jattab habían ingresado en el territorio de esa república norcaucásica de la Federación Rusa el 7 de agosto. El flamante primer ministro encabezó la operación contra los wahabitas que pretendían crear un califato en la zona; al 15 de septiembre estos ya habían sido expulsados de Daguestán.

Pero entre una y otra fecha se habían producido varios atentados terroristas: el 31 de agosto hubo una explosión en el centro comercial de la Plaza del Manège (un muerto y más de 30 heridos); el 4 de septiembre, en un edificio de la ciudad daguestana de Buinaksk (64 muertos, 146 heridos); el 9, en Moscú, en un edificio de la calle Guriánov (100 muertos y 690 heridos) y el 13, en otro de la carretera Kashira (124 muertos y 7 heridos).

Esta serie de ataques terroristas terminó ese año el 16 de septiembre con la explosión de un edificio de nueve plantas en Volgodonsk (19 muertos y 90 hospitalizados).

La policía culpó oficialmente a chechenos de todas estas explosiones, pero un incidente ocurrido en Riazán el 23 de ese mes —el hallazgo de una bomba similar a las usadas en los edificios moscovitas, que el FSB dijo que había sido un ejercicio de entrenamiento— hizo surgir una teoría conspirativa que culpaba al Kremlin y a Putin de las explosiones ocurridas en las viviendas de la capital.

Aunque el diputado y defensor de derechos humanos Serguéi Kovaliov, que presidió la Comisión Pública Independiente para investigar los hechos, no cree que las explosiones hayan sido planeadas por el FSB,[28]​ la teoría conspirativa y los libros escritos a favor de ella —como Rusia dinamitada o la premiada novela de Alexandr Projánov, Señor Hexógeno— han dañado la imagen de Putin.

La táctica de Putin al lanzar la segunda guerra chechena —se considera que comenzó el 26 de agosto cuando ordenó ocupar las zonas fronterizas de Daguestán para impedir nuevas incursiones chechenas— fue muy diferente a la de la primera: en lugar de enviar al ejército inmediatamente contra Grozni, comenzó un largo ataque aéreo; solo a principios de octubre entrarían las primeras tropas rusas en territorio checheno[29]​ y solo poco antes de Navidad se completó el cerco de la capital rebelde,[30]​ que caería en febrero del año siguiente,[31]​ cuando ya se desempeñaba como presidente interino.

El 31 de diciembre de 1999, Yeltsin renunció inesperadamente y, de acuerdo con la Constitución de Rusia, Putin se convirtió en presidente interino, conservando el puesto de jefe de Gobierno. El primer decreto que Putin firmó, ese mismo día, se titulaba Sobre las garantías a los expresidentes de la Federación Rusa y a los miembros de su familia, que aunque de carácter general —es decir, aplicable a todos los exjefes de Estado— tenía el claro objetivo de garantizar la inmunidad a Yeltsin.[3]​ Para 1999, Yeltsin y su familia estaban bajo investigación por las autoridades rusas y suizas por cargos relacionados con posible lavado de dinero.[32]​ El 12 de febrero de 2001 se promulgó una ley federal sobre las garantías de los expresidentes y sus familias, que reemplazó al decreto.

Los siguientes asuntos que Putin atendió, una vez asumida su nueva posición, fueron la Segunda Guerra Chechena, la cual se encargó de rodear de tintes nacionalistas que lo convirtieron en el político más popular de Rusia,[33]​ y la campaña electoral para avalar su candidatura a la presidencia del país, que debió ejecutarse con mayor celeridad de lo normal.

El Consejo de la Federación (la cámara alta de la Asamblea Federal de Rusia) fijó las elecciones presidenciales para el 26 de marzo, y en ella compitieron 11 candidatos. Putin —con el 52.99 % de los votos emitidos, resultado que era, según las encuestas, el esperado— obtuvo una holgada victoria sobre su principal contrincante, el comunista Guennadi Ziugánov (29.24 %), quien denunció, al igual que el reformista Grigori Yavlinski (5.8%), fraudes durante la votación. Los observadores internacionales constataron, por su parte, "el progreso en la consolidación de comicios democráticos" en Rusia y consideraron que "la nueva ley responde a los principios democráticos internacionalmente reconocidos", aunque apuntaron motivos de "preocupación", principalmente concernientes a la presión sobre los medios de comunicación.[34]

Vladímir Putin presta el juramento presidencial el 7 de mayo de 2000 con Borís Yeltsin como espectador central. Su primer nombramiento fue el de Mijaíl Kasiánov, titular de Finanzas, como primer ministro. En realidad, se trataba de una confirmación de Kasiánov en las funciones que ya desempeñaba desde la dimisión de Yeltsin.

Putin desde el primer momento hizo públicas sus intenciones de consolidar un poder central de mayor fuerza que el que se tenía hasta entonces. Tras ganar las elecciones del 2000, preparó un decreto que fue promulgado en mayo de 2000, el cual estableció que los 89 sujetos federales de Rusia pasaban a estar distribuidos bajo la jurisdicción de 7 distritos federales supervisados por representantes designados por el presidente, a fin de facilitar la administración federal. Luego, en julio, de acuerdo con una ley propuesta por él y aprobada por el Parlamento Ruso, también obtuvo el derecho a despedir a los jefes de los sujetos federales (gobernadores, presidentes de repúblicas y los alcaldes de Moscú y San Petersburgo).

Igualmente, desde el momento que asume la presidencia, inicia un proceso de reorganización de la legalidad, que lleva a la unificación de las leyes en todo el país (las repúblicas de la Federación Rusa se ven obligadas a eliminar o modificar aquellas leyes locales que contradicen a las federales) y a la aprobación de numerosos decretos y leyes así como también a la creación de instituciones, destacando la codificación y ejecución de la Ley de Tierras y la Ley de Impuestos, las cuales habían experimentado un progreso muy lento bajo Yeltsin.[35]

Durante su primer mandato, Putin limitó la influencia de los oligarcas, comenzando por los que controlaban las televisiones rusas, y construyó la llamada vertical de poder, para lo cual introdujo medidas que, según los criterios de la democracia occidental, eran un retroceso en las conquistas democráticas realizadas por Rusia después de la disolución de la URSS.

El primer conflicto estalló con Borís Berezovski, multimillonario que controlaba una petrolera y la aereolínea Aeroflot, entre otras empresas. Había desempeñado un papel clave en la elección de Putin y en la formación y financiamiento de Unidad, el partido que apoyaba al nuevo líder ruso. El principal canal ruso, ORT —que también era controlado por él, como TV6 y los periódicos Kommersant, Izvestia y Nezavísimaya Gazeta— había lanzado todo su poder contra los competidores de Putin.

Pero el problema era que Berezovski quería continuar con su enorme influencia política, pues sostenía que —en ausencia de una sociedad civil, como era el caso en Rusia— los oligarcas, los ricos no solo pueden sino que deben intervenir directamente en el proceso político para proteger la democracia.[36]​ Putin, en cambio, opinaba lo contrario: que los oligarcas debían concentrarse en los negocios y no interferir en la política.

Para construir su vertical de poder, Putin impulsó en los primeros meses de su presidencia una reforma por la cual los gobernadores, presidentes de repúblicas de la Federación rusa y alcaldes de Moscú y San Petersburgo y los presidentes de las asambleas legislativas correspondientes dejaban de constituir el Consejo de la Federación —la cámara alta del Parlamento ruso— y pasaban a ser designados, uno por los gobernadores y otro por el órgano legislativo local (los gobernadores, a su vez, pasarían más tarde, en su segundo periodo presidencial, a ser, de hecho, designados por el presidente; a las asambleas les correspondería solo ratificarlos). Berezovksi intervino públicamente contra esta reforma y se convirtió en enemigo político de Putin. Ese mismo año se radicó en Londres, desde donde trató de estructurar un movimiento opositor al Kremlin.

Paralelamente, las autoridades se enfrentaron al oligarca mediático Vladímir Gusinski, que fue arrestado el 13 de junio de 2000, acusado de estafa (así comenzaba la práctica de utilizar la justicia selectivamente, contra las personas que el Kremlin consideraba sus enemigos; el caso más conocido será el encarcelamiento y condena de Mijaíl Jodorkovski). Gusinski fue liberado dos días después con prohibición de abandonar el país, pero cuando la fiscalía dio nueva orden de arresto contra el magnate el 13 de noviembre, no lo pudo detener, pues había huido a España. Los intentos de extraditarlo fueron infructuosos.

Al mismo tiempo, iba surgiendo un nuevo grupo de magnates de los negocios —Guennadi Tímchenko, Vladímir Yakunin, Yuri Kovalchuk, Serguéi Chémezov, por nombrar solo algunos—, todos relacionados de una u otra manera con Putin, algunos provenientes, como él, de los servicios secretos, el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antes KGB).

La reforma legal de Rusia continuó durante el primer mandato de Putin. En particular, logró la codificación de la ley de tierras y la ley de impuestos, donde el progreso había sido lento durante la administración de Yeltsin a causa de la oposición comunista y oligárquica, respectivamente. Se aprobaron nuevos códigos de la ley de procedimiento laboral, administrativo, penal, mercantil y civil, así como una ley principal en la barra.[37]

El primer gran reto a la popularidad de Putin se produjo en agosto de 2000, cuando fue criticado por su mal manejo del desastre del submarino Kursk.[38]

En diciembre de ese año, Putin promulgó la ley para cambiar el himno nacional de Rusia que, de hecho era un retorno al soviético, con música de Aleksandr Aleksándrov, y texto modificado por Serguéi Mijalkov, al que pertenecía también la letra de aquel.[39][40]

Durante la primera presidencia de Putin hubo varios atentados terroristas, entre ellos, la toma de rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú (octubre de 2002) y la explosión en el metro moscovita en febrero de 2004, en vísperas de las elecciones (43 muertos). La primera crisis, que se saldó con más de cien muertos, le valió numerosas críticas a Putin, por la operación de rescate lanzada con la utilización de un gas que resultó mortífero. Sin embargo, dos meses más tarde de los trágicos acontecimientos, Putin gozaba de un 83% de aprobación.[41]

La detención a principios de 2003 de Platón Lébedev, socio del entonces multimillonario Mijaíl Jodorkovski y segundo mayor accionista de la petrolera Yukos, bajo la sospecha de adquirir ilegalmente una participación en una empresa de fertilizantes de propiedad estatal, Apatit, en 1994, presagiaba lo que se convertiría en la destrucción del imperio de Jodorkovski, quien se negaba a cumplir las normas no escritas implantadas por el Kremlin y lo desafiaba financiando a la oposición. El mismo Jodorkovski fue detenido en el aeropuerto Tolmachovo de Novosibirsk el 25 de octubre de 2003, encarcelado, juzgado y condenado en 2005 por delitos económicos a 8 años de prisión (ya bajo la presidencia de Dmitri Medvédev, en 2009 se le presentarían nuevas acusaciones y sería condenado a 14 años de prisión total, es decir, tomando en consideración los ya cumplidos, a otros 7 años).

Aleksandr Voloshin, jefe de la administración presidencial desde 1999, estaba en contra de la persecución contra Jodorkovski y el 29 de octubre renunció a su cargo y fue reemplazado por Dmitri Medvédev, la persona que Putin elegiría años más tarde para sucederlo. Voloshin había sido, según el politólogo Serguéi Márkov, el que tuvo la idea de aplicar en Rusia el concepto de democracia dirigida, entendida como un sistema político en el cual "los problemas que pueden resolverse de forma democrática, se resuelven por esa vía, pero aquellos problemas que no pueden resolverse democráticamente, se resuelven con otros métodos".[42][43]

Las elecciones a la Duma Estatal —la cámara de diputados rusa— se celebraron el 7 de diciembre de 2003 y resultaron un éxito para el partido gubernamental, Rusia Unida, que obtuvo la mayoría con 223 escaños (120 por las circunscripciones con sistema proporcional y 103 en las de sistema mayoritario). La barrera del 5 % de los votos, que existía entonces para poder tener representación en el Legislativo, la superaron, además de la citada organización, los comunistas (52 escaños), Patria (37) y los nacionalistas de Vladímir Zhirinovski (36). El Partido Popular logró poner en el Parlamento 17 diputados elegidos en las circunscripciones de sistema mayoritario (en las de sistema proporcional, su lista obtuvo el 1.2% de los votos), quienes, ya en la Duma, se unieron al grupo parlamentario de Rusia Unida.

Fuera del Parlamento quedaron los partidos considerados demócratas occidentalistas: la Unión de Fuerzas de Derecha (su lista obtuvo el 3.97 %; los tres diputados que salieron elegidos por las circunscripciones de su sistema mayoritario con escaño único, se unieron en la Duma al grupo de Rusia Unida) y Yábloko (4.3 %).

La campaña electoral no terminó con las legislativas: tres meses más tarde habría comicios presidenciales. Putin hizo públicas sus intenciones de aspirar a un segundo mandato consecutivo, apoyado por el partido gubernamental Rusia Unida.

A fines de febrero de 2004, en vísperas de los comicios, Putin cesó a Kasiánov —quien se había pronunciado en contra de la detención de Lébedev y el acoso a Yukos, y que terminaría convirtiéndose en uno de los líderes de la oposición— y nombró jefe de Gobierno a Mijaíl Fradkov.

De los otros cinco candidatos, su principal oponente fue nuevamente el candidato comunista, esta vez en la persona de Nikolái Jaritónov. Nadie dudaba de la victoria de Putin, lo que motivó que los veteranos de las presidenciales rusas, Guennadi Ziugánov, del PC, y el nacionalista Vladímir Zhirinovski, ambos líderes de sus respectivos partidos, decidieran no competir esta vez ellos mismos.

Seis meses después de ser reelegido, Putin debió lidiar con la crisis de los rehenes de la escuela de Beslán: el 1 de septiembre de 2004, un grupo armado islámico irrumpió en la Escuela N.º 1 de esa ciudad norosetia y tomó a 1100 rehenes. El asalto para liberarlos culminó con un saldo de 380 muertes y Putin fue duramente criticado por la forma en que las autoridades actuaron.[44]

Pero el presidente aprovechó esa tragedia para continuar reorganizando el poder político en Rusia: pretextando la necesidad de reforzar la lucha contra el terrorismo, anunció a los pocos días de la tragedia sus intenciones de eliminar las elecciones directas de gobernadores. Estos pasaron a ser designados por el jefe de Estado, aunque la asamblea legislativa local debía ratificar la propuesta presidencial.

Bajo la segunda gestión de Putin también se modificó la manera de formar la Duma Estatal, que pasó a elegirse exclusivamente por listas, es decir, por el sistema proporcional, eliminándose la representación territorial que se realizaba en circunscripciones de mandato único de acuerdo al sistema mayoritario. La ley correspondiente fue aprobada por la Duma en 2005. Además, la barrera para poder tener representación en el Parlamento fue elevada del 5 al 7 %; se eliminó el porcentaje mínimo de asistencia que existía antes para que las elecciones fueran reconocidas y la posibilidad de votar contra todos; se prohibió a los partidos unirse en bloques electorales y los observadores rusos individuales, permitiéndose solo los que representan a partidos.

Se creó la Cámara Pública de Rusia (ley federal del 4 de abril de 2005), institución consultora llamada a coordinar los esfuerzos de los ciudadanos y organizaciones con las instituciones gubernamentales y los órganos de autogestión local. Con ello se pretendía oficialmente desarrollar la sociedad civil, pero según sus críticos, lo que quería el Kremlin era controlar a las organizaciones no gubernamentales. La mitad de sus miembros son designados por el presidente; el resto es seleccionado en concurso por las ONG de carácter federal.

En 2005, el gobierno de Putin pone en marcha los Proyectos de Prioridad Nacional, cuyos ámbitos eran la salud, la educación, la vivienda y la agricultura, estando destinados a impulsar y mejorar la situación del país en dichas áreas. De entre las medidas implementadas destacó el aumento salarial en los sectores de educativos y de salud pública, así como la inversión en la modernización del equipamiento de los hospitales e instituciones médicas de orden público, implementado entre 2006 y 2007. Igualmente en su discurso de 2007, Putin propuso aumentar las prestaciones de maternidad y el cuidado prenatal para las mujeres.

Otras acciones importantes de Putin durante su segundo período fueron la reforma de la judicatura federal, calificada por el propio Putin como sovietesque y la transferencia de la responsabilidad de las cárceles federales del Ministerio de Interior al Ministerio de Justicia (2005).

El 17 de noviembre de 2005 se inauguró el Gasoducto Blue Stream.

La condena, en mayo de 2005, de Mijaíl Jodorkovski a 9 años de prisión, rebajados a 8 el 22 de septiembre, hizo arreciar las críticas contra Putin. El proceso contra el magnate petrolero fue visto, especialmente en Occidente, como un claro ejemplo del uso selectivo de la justicia para acabar con los oponentes del Kremlin.[45]​ Jodorkovski había desafiado las reglas impuestas por Putin a los hombres de negocios y financiaba a la oposición. Según el ex viceprimer ministro Borís Nemtsov, Putin le exigió personalmente al multimillonario que dejara de financiar a partidos políticos (Jodorkovski había dicho públicamente que daría dinero a la Unión de Fuerzas de Derecha y Yábloko; además, otros accionistas de Yukos aparentemente lo hacían a los comunistas)[46]​ pero se negó a hacerlo. A pesar de las protestas de los defensores de derechos humanos y de la preocupación mostrada por algunos países, el arresto y condena de Jodorkovski fue visto positivamente por la mayoría de los rusos.[47]

El 22 de febrero de 2006, Vladislav Surkov, vicejefe de la administración presidencial desde 1999, considerado el ideólogo de la era Putin, dio una nueva definición del concepto de democracia soberana, aplicado a Rusia, y desde entonces tanto algunos de los partidarios del Kremlin como sus oponentes comenzaron a definir el sistema político del país con este término (unos positivamente y otros peyorativamente). En esencia la idea de Surkov era que la política del presidente debía contar con el apoyo de la mayoría de la población (de ahí que Putin empezaría se le calificaría como líder de la nación) y que precisamente el apoyo de esta mayoría es lo que consitutye el principio fundamental de una sociedad democrática.[48]​ Los críticos del concepto señalan que el sistema de la democracia soberana es, de hecho, autoritario.[49]

Masha Lipman, de la Fundación Carnegie, ha dicho que la "democracia soberana es una invención del Kremlin que transmite dos mensajes: en primer lugar, que el régimen ruso es democrático y, en segundo lugar, que esta afirmación debe ser aceptada" y que "cualquier intento de verificación será considerado como hostil y como una intromisión en los asuntos internos de Rusia".[50]

En una entrevista en 2007 con los periodistas de los países del G8, Putin se pronunció a favor de un más largo mandato presidencial en Rusia, que podría ser de "cinco, seis o siete años".[51]​ Esta idea sería realizada por su sucesor.

El 12 de septiembre de 2007, Putin cesó a Fradkov y nombró a Víktor Zubkov al frente del Gobierno. Esta decisión fue interpretada como una de las medidas para la campaña electoral para la Duma y de la futura sucesión presidencial. Al Kremlin aspiraban públicamente los viceprimeros ministros Medvédev y Serguéi Ivanov.

En 2 de diciembre de 2007 se celebraron las elecciones parlamentarias de acuerdo con las reformas aprobadas ya citadas, es decir, por listas de partidos y con la barrera del 7 % para poder tener representación. Rusia Unida volvió a ganar, esta vez de forma aplastante (con el 64.3% de los votos), seguida por los comunistas (11.57 %) y los nacionalistas de Zhirinovski (8.14 %). Rusia Justa —nuevo partido creado, según algunos analistas, por el Kremlin con la idea futura de llegar algún día a una alternancia de poder bipartidista, como la existente en Estados Unidos—, fue el cuarto en entrar en la Duma, con el 7,74. Quedaron fuera nuevamente la Unión de Fuerzas de Derecha y Yábloko, con resultados catastróficos: 0.96 y 1.59 %, respectivamente.

Los observadores de la OSCE y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, así como algunos partidos de oposición, consideraron que los comicios no habían sido ni libres, ni justos y que habían transcurrido con numerosas irregularidades.[52]

Una semana después de las elecciones parlamentarias, el 10 de diciembre, Putin dio su apoyo oficial a Dmitri Medvédev como candidato en las presidenciales de marzo del año siguiente.[53]

El 8 de febrero de 2008, Putin pronunció un discurso ante la sesión ampliada del Consejo de Estado —Estrategia de desarrollo de Rusia hasta el año 2020—, interpretado por los medios de comunicación rusos como su testamento político. En él criticó la situación que imperaba en la década de 1990, plantó objetivos ambiciosos de crecimiento económico para los próximo 12 años, condenó la expansión de la OTAN y el plan de EE. UU. para incluir a Polonia y la República Checa en un escudo de defensa antimisiles y advirtió que "Rusia tiene y tendrá siempre las respuestas a estos nuevos desafíos".

El 8 de mayo de 2008, la Duma Estatal ratificó el nombramiento de Putin como primer ministro: 392 diputados votaron a favor y 56 lo hicieron en contra. Borís Gryzlov, presidente de la cámara baja, anunció que había sido una «votación récord» y que «nunca antes un presidente del Gobierno obtuvo tal respaldo».[54]​ De los cuatro partidos con representación en la Duma, solo los comunistas votaron en contra.

Con Medvédev como presidente, la jefatura del Gobierno adquirió más poderes que de costumbre, y aunque formalmente era este el que ostentaba el cargo máximo de la nación, nadie dudaba que el hombre fuerte seguía siendo Putin. Esto significaba que Medvédev no podría hacer nada que no contara con la venia de Putin. Como se vería al final, Medvédev desempeñó a la perfección el papel para el que Putin él había elegido: guardarle el sillón presidencial hasta que él pudiera volver a ocuparlo. Putin, en realidad, podría haber seguido en el Kremlin, de haberlo deseado: muchos le instaban a que lo hiciera y que para ello reformara la Constitución, lo que no representaba problema alguno, ya que Rusia Unida tenía la mayoría absoluta en el Parlamento. Pero él prefirió cumplir las formalidades democráticas, no reformar la ley fundamental y poner a un hombre de su confianza que le garantizara la vuelta a la jefatura del Estado.

Comenzó así el periodo que se conoce como la bicefalia ejecutiva de Medvédev-Putin. Y el primer problema que debieron enfrentar fue la llegada a Rusia de la crisis mundial. Gracias al fondo de estabilización creado con las superganancias generadas por la venta de gas y petróleo y a la aplicación de políticas correctas, lograron evitar que la crisis golpeara fuertemente a la población y con ello evitaron el peligro de una explosión social. El Gobierno no permitió la quiebra de los bancos, y de la noche a la mañana, las entidades financieras con problemas se vieron en manos de otros bancos estatales o controlados por el Estado. También se intervino en la Bolsa, y el Gobierno compró acciones de las principales empresas en peligro, que más tarde revendió con ganancias. Con todo, la caída de la economía fue grande, pero su recuperación, mucho más rápida que en otros países.

En medio de la crisis económica, el 7 de agosto dio comienzo la guerra de Osetia del Sur. Después de un día de incertidumbre, Rusia dio la orden de atacar a Georgia que fue derrotada. La consecuencia inmediata fue el reconocimiento, por parte de Moscú, de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Medvédev, como presidente, tuvo el principal protagonismo en el conflicto, pero siempre contó con el apoyo de Putin.

Durante este periodo continuaron las manifestaciones —como las llamadas Marchas de Opositores— que habían comenzado a organizarse durante la presidencia de Putin, en 2006 y 2007. Entre los nuevos líderes de la oposición no parlamentaria figuraban el excampeón mundial de ajedrez Gari Kaspárov y el ex primer ministro Kasiánov, que representaban la derecha democrática, mientras que la extrema izquierda la lideraban el nacional-bolchevique Eduard Limónov y el izquierdista marxista Serguéi Udaltsov.[55]

Se produjo así una amplia unión que abarcaba desde la extrema derecha a la extrema izquierda. Sin embargo, esta oposición no lograba movilizar a grandes masas. Esta situación fue cambiando, lo que se hizo especialmente notorio después de las elecciones parlamentarias de 2011, que fueron calificadas de fraude por la oposición. A las protestas de estos grupos, se le unió gente que representaba a la clase media rusa, jóvenes exitosos que, sin embargo, sentían que necesitaban más libertad y democracia. Un papel importante en las protestas lo comenzaron a tener la llamada capa creativa de la sociedad y algunos de sus representantes, como los escritores Borís Akunin y Dmitri Býkov, comenzaron a desempeñar un activo papel en las protestas.

Sin embargo, la oposición tenía una fuerza real solo en las grandes ciudades, especialmente en Moscú y San Petersburgo, lo que quedó demostrado en las elecciones presidenciales de marzo de 2012, en las que, como estaba previsto, triunfó Putin.

El Gobierno adoptó una actitud hostil hacia las protestas, que generalmente terminaban con la detención de sus líderes y de decenas o incluso cientos de manifestantes, lo que no ha hecho más que dañar la imagen de Rusia en Occidente.

Hacia 2011, toda Rusia perfilaba a Putin como candidato presidencial. El 24 de septiembre se postulaba para ser presidente de Rusia por tercera vez.[56]

Finalmente, Putin resulta ganador en la primera ronda de las elecciones realizadas el 4 de marzo de 2012, con el 63% de los votos emitidos, resultado que era, según las encuestas, el esperado; no obstante su amplia victoria, no quedó libre de acusaciones de fraude electoral realizadas desde diversos sectores de la oposición.[57]

Putin asumió el 7 de mayo su tercer mandato (después de los dos consecutivos de los años 2000-2004 y 2004-2008), esta vez, de acuerdo con la reforma constitucional, por seis años y con posibilidad de ser reelegido por otros tantos.[58][59]

El miércoles 6 de junio de 2012 la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) aprobó una polémica ley que endurece las condiciones para celebrar mítines en Rusia, gracias a los 241 votos a favor del partido de Putin Rusia Unida (la cámara consta de 450 escaños), y los votos en contra de todas las fuerzas políticas de oposición: Rusia Justa (RJ), el Partido Comunista (PCFR) y el Partido Liberal Democrático (PLD). Las infracciones en los mítines pueden ser multadas con hasta 300 000 rublos (cerca de 7500 euros) para las personas físicas y de hasta un millón de rublos para las jurídicas. Según El País, «el documento deja el concepto de infracción a merced de interpretaciones subjetivas susceptibles de ser manipuladas políticamente. Además, introduce elementos restrictivos de las libertades cívicas que la oposición juzga anticonstitucionales. La ley genera contradicciones e interferencias en el código procesal administrativo, por cuanto introduce los “trabajos forzosos” como posible penalización a las infracciones. También desequilibra el sistema de multas existentes en Rusia, cuya cuantía está muy por debajo de la prevista para los infractores en los mítines».[60]

Durante el Euromaidán Putin pasó a ordenar la ocupación de la península de Crimea, la cual se consumó el 2 de marzo de 2014.[61]​El 16 del mismo mes se llevó a cabo un referendum en la provincia en el cual, según fuentes oficiales, el 93 por ciento de los ciudadanos de Crimea habrían decidido secesionarse de Ucrania y unirse a Rusia. Este referéndum fue condenado por la mayor parte de la comunidad internacional debido a los eventos ocurridos durante el mismo.[62]​ Como resultado de estos hechos (junto con la actividad militar rusa en el este de Ucrania), la Unión Europea y Estados Unidos respondieron con severas sanciones económicas a Rusia lo cual provocaría una importante devaluación del rublo.[63]

A finales de 2014 retoma relaciones con el nuevo presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, bajo el auspicio de Alemania y Francia con el fin de intentar dar fin al conflicto.[64]​ Sin embargo, en su posterior discurso navideño señala la anexión de Crimea como un evento histórico.[65]

El 30 de septiembre de 2015 Putin autoriza la intervención rusa en la Guerra Civil Siria en ayuda de su aliado al-Ásad contra rebeldes y terroristas.[66]

Putin ha aplicado una política exterior pragmática tanto con la Unión Europea, con la que hubo un notorio acercamiento, como con Estados Unidos. Apoyó a este país después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y ha permitido usar el espacio aéreo ruso para las cargas destinadas a la lucha en Afganistán. Sin embargo, ha habido tensiones por los planes de Washington D. C. de desplegar un escudo nuclear en Europa, que Rusia considera una amenaza para su seguridad; por la expansión de la influencia estadounidense a países que antes formaban parte de la URSS. Igualmente ha habido tensiones por causa de los derechos humanos.

Desde un comienzo declaró como su prioridad las relaciones con los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que en otro tiempo eran miembros de la desaparecida URSS, pero no pudo evitar un debilitamiento de esta organización, que perdió algunos miembros (Turkmenistán, que desde 2005 se declaró país solo asociado; Georgia se salió en 2008) y se ha debilitado la participación de otros como Moldavia, que progresivamente se ha ido distanciando; y Ucrania que no ha ratificado los estatutos la CEI. Todos estos reveses, han derivado en una serie de constantes tentativas por parte de Putin, para afianzar la influencia rusa sobre los países, no solo pertenecientes a la antigua URSS, sino de toda Asia, siendo la Organización de Cooperación de Shanghái (formada en 2001), una de las más sólidas tentativas por emprender la cooperación entre países de la región.

Igualmente, otro punto central de las relaciones exteriores rusas durante el período de Vladímir Putin al frente del país, es el notorio acercamiento hacia los países de Latinoamérica, especialmente a los países gobernados por gobierno de tendencias izquierdistas tales como Brasil, Ecuador y Venezuela, algo que viene a ser un punto común con uno de sus más próximos aliados, China, país con el detenta una gran cantidad de alianzas económicas y con el que ha coincidido en muchas ocasiones, siendo uno de los casos más notorios, la Guerra Civil Siria, manteniendo una postura en contra de la intervención militar extranjera.

Putin y su sucesor, Medvedev, disfrutaron de cálidas relaciones con el fallecido Hugo Chávez de Venezuela. Gran parte de esto se ha logrado mediante la venta de equipo militar; Desde 2005, Venezuela ha comprado armas a Rusia por valor de más de $ 4 mil millones.[67]​ En septiembre de 2008, Rusia envió bombarderos Tupolev Tu-160 a Venezuela para realizar vuelos de entrenamiento.[68]​ En noviembre de 2008, ambos países realizaron un ejercicio naval conjunto en el Caribe. A principios de 2000, Putin había restablecido lazos más fuertes con la Cuba de Fidel Castro.[69]

Notorio es el hecho de que, una vez asumida su primera presidencia constitucional, Putin centró su atención en una serie de reformas políticas e institucionales, dejando en la incertidumbre su visión y posturas respecto a la economía durante los primeros días de su mandato. Finalmente, en julio del 2000, se materializó la primera acción en la materia por parte de Putin con la aprobación de su Programa Económico, dividido en dos partes: una con miras a impulsar un crecimiento sostenido, fijando el año 2010 como límite, mientras que a la par introducía una reorganización de la economía partiendo del sector fiscal y de las inversiones del Estado que debía concluir para el 2001.

Putin no dispuso de una economía sólida al inicio de su mandato. La denominada terapia de choque y el agresivo proceso de privatización, aplicados por el gobierno de Borís Yeltsin, dejaron secuelas nada favorables para el país. No obstante, precisamente por haberse dado un radical giro hacia el capitalismo, Putin contaba, al tomar la presidencia, con las condiciones para poder impulsar un proceso de modernización y desarrollo económico.

Sucesivas alianzas económicas con diferentes países como China, Bielorrusia, Venezuela, Brasil y unas portentosas relaciones con la Unión Europea, unido a un pragmático impulso a los sectores energético, petrolero y gasífero, basado en el fuerte aumento del precio del petróleo en el mercado mundial,[70]​ pero también a la mejora y simplificación del sistema impositivo, que redujo la evasión fiscal[71]​ y la alta demanda energética por parte de los países del Asia central y la propia Europa, han sido el eje característico de la política económica rusa a lo largo de la década de Putin en el poder.

Como consecuencia, el alto crecimiento económico ruso no suele ser objeto de discusión[72]​ y la estabilidad socio-económica contribuye a dicho crecimiento, así como también las inversiones extranjeras, las cuales se han visto favorecidas por la administración de Putin, siendo responsable de introducir una reforma legal que abrió a la inversión extranjera sectores antes excluidos, como la propiedad agraria.

Durante sus dos primeros mandatos, el gobierno ruso devolvió al control estatal los sectores económicos estratégicos monopolizados por los oligarcas, incluidos los hidrocarburos. También se compromete a reducir el gasto social y a introducir un sistema fiscal favorable para las empresas y las rentas altas. En 2001 se introdujo un tipo único de impuesto sobre la renta (13%) y en 2002 se adoptó un nuevo código laboral más favorable para los empleadores. Las autoridades añaden un sistema obligatorio de capitalización al sistema de pensiones; por lo tanto, el 6% de las cotizaciones a las pensiones no se destinan a la financiación de las pensiones en curso, sino a intermediarios financieros o fondos de pensiones privados.[73]

En 2005, tras un movimiento de protesta sin precedentes desde principios de los años noventa, el Gobierno se vio obligado a introducir ciertas reformas sociales, incluido el refuerzo de las prestaciones familiares. Tras la crisis económica de 2008, seguida de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea en 2014, que empujaron a Rusia a la recesión, el Gobierno relanzó su política de austeridad reduciendo ciertos gastos sociales. En materia fiscal, las autoridades optan por aumentar los impuestos sobre el trabajo (aumento del tipo del impuesto sobre la renta y del IVA) y reducir los impuestos sobre el capital. Muchas ayudas y créditos fiscales se conceden a las grandes empresas, incluidas las más rentables. Según el Tribunal de Cuentas, estas ventajas fiscales se tradujeron en una pérdida de ingresos para el presupuesto del Estado de 11 billones de rublos (145.000 millones de euros).[73]

El 18 de marzo de 2018, Vladímir Putin fue reelecto por cuarta vez como presidente de la Federación Rusa, con el 76,67% de los votos. De esta manera, Putin logró su mejor resultado electoral hasta el momento y consolidó su cuarto mandato presidencial.[74]​ Tras la victoria en las elecciones, Margarita Simonián, directora del canal de televisión estatal ruso RT, declaró acerca de Putin: “Antes era nuestro presidente; ahora será nuestro vozhd” (вождь, caudillo en ruso).[75][76]

Putin fue elegido Personaje del Año 2007 por la prestigiosa revista Time.[77]​ Entre los motivos que esgrimió la revista se encuentra su fuerte liderazgo al asumir un país en medio del caos y llevarlo a la estabilidad.

El Centro Internacional para la Investigación sobre los Biocombustibles y las Patentes, situado en Zúrich (Suiza) propuso nominar a Putin para el Premio Nobel de la Paz por sus iniciativas para el desarrollo de fuentes de energía basadas en nanotecnología.[78]

En 2011 fue galardonado con el Premio Confucio de la Paz por «su posición pacífica y en contra de la idea de bombardear Libia».[79]

En 2005, fue proclamado «Ciudadano ilustre de la ciudad de Kazán».[80]

Putin llegó al poder relativamente joven, es abstemio (no bebe alcohol), deportista: practica la lucha rusa (sambo) y el judo (arte marcial y deporte de combate japonés) desde los 11 años, juega al tenis, practica esquí. Además, domina el alemán y el inglés.

Estaba casado con una exprofesora escolar de alemán, Liudmila Shkrébneva, a la que conoció cuando ella estudiaba filología española y con la que tuvo dos hijas, María y Yekaterina.[81]

Putin ha sido duramente criticado por los medios occidentales. Le suelen reprochar supuestos recortes de las libertades democráticas, con medidas políticas como la designación a dedo de los Gobernadores Provinciales, cuando antes lo eran por sufragio universal,[82]​ trabas a la creación de nuevas ONG, excluyéndose a las filiales de ONG extranjeras, así como la cantidad de periodistas muertos durante su gobierno, muchos de los cuales investigaban supuestas violaciones de derechos humanos en Chechenia o actos de corrupción estatal.

El caso más notorio es el de la periodista Anna Politkóvskaya, autora de libros como La Rusia de Putin o El infierno de Chechenia, quien había declarado haber recibido amenazas de muerte y tentativas de asesinato por envenenamiento. Fue asesinada el 7 de octubre de 2006 en el ascensor del edificio donde tenía su domicilio en Moscú.[83]

La fiscalía rusa acusa al checheno Lom-Alí Gaitukáyev de haber sido el instigador del asesinato que habría sido perpetrado por los hermanos Majmúdov, sus sobrinos, con la ayuda del expolicía Serguéi Jadzhikurbánov. En febrero de 2009 uno de los hermanos, Dzhabraíl, fue declarado inocente por falta de pruebas, pero más tarde volvieron a incriminarlo. El juicio fue suspendido en agosto de 2013 después de que unos desconocidos balearan en el centro de Moscú a Dzhabraíl, que fue hospitalizado. Anteriormente los expertos determinaron que las huellas dejadas en la pistola, silenciador y cigarrillos - sudor, sangre y saliva- y encontradas después del asesinato de Politkóvskaya no pertenecen a ninguno de los acusados, según se informó en el juicio el 1 de agosto. El proceso se reanudará una vez que Dzhabraíl salga del hospital.

Defensores de derechos humanos consideran que Ramzán Kadýrov, el jefe de Chechenia impuesto por el Kremlin, pudo haber estado detrás del asesinato,[84]​ pero este lo ha negado categóricamente.

Aleksandr Litvinenko fue un exagente de los servicios secretos rusos que se convirtió en enemigo del gobierno de Putin y que fue envenenado con polonio-210 en Londres, donde se había refugiado y obtenido la nacionalidad británica. Las investigaciones inglesas apuntaban a Andréi Lugovói, otro exagente que se convirtió en diputado, como el principal sospechoso, por lo que el Reino Unido pidió el 21 de mayo de 2007 su extradición, que le fue denegada. Tanto el Gobierno ruso como Lugovói han negado toda vinculación con la muerte de Litvinenko.[85][86][87][88]

Para los Premios Nobel de la Paz de 2014, Putin figuró entre los candidatos.[89][90][91]​ Putin figuró en la lista de 278 candidatos que compitieron por el Nobel de la Paz.

La candidatura de Putin se produjo en medio de la crisis en Crimea de 2014 que vivió Ucrania como consecuencia de la revolución política que hubo en este país tras el Euromaidán.

Mientras que la prensa occidental suele criticar a Putin, la opinión de los ciudadanos rusos es muy diferente. Así, en noviembre de 2007, un 85% de los rusos apoyaban a Putin, según Levada-Center[92][93]​ contra solo el 15 % que apoya al comunista Gennadi Ziugánov. Según este mismo centro de investigación, el 60% apoyarían un tercer mandato consecutivo para Putin (datos de febrero de 2007),[94]​ a pesar de que esto no está permitido por la Constitución. Por otra parte, en febrero de 2005, solo un 10% de los encuestados apoyarían la hipotética propuesta de convertir a Putin en presidente vitalicio de la Federación de Rusia.

Según la encuesta llevada a cabo por el Centro Levada en agosto de 2013,[95]​ el apoyo de los rusos a la labor de Putin como presidente ha descendido hasta el 44% de los encuestados. En comparación, este apoyo representaba el 77 % en abril de 2008. En mayo de 2014, su nivel de aprobación ascendió de nuevo a 87%, según los datos de la encuesta publicada el 6 agosto 2014 por el mismo Centro Levada.[96][97]



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