Medellín es un municipio español perteneciente a la provincia de Badajoz, comunidad autónoma de Extremadura. De fundación romana, cabecera del condado homónimo durante la Edad Media y cuna de Hernán Cortés, Medellín conserva, pese a los destrozos de las guerras y a las inclemencias del tiempo, un importante patrimonio monumental, cuyos máximos exponentes son el teatro romano, el castillo medieval y el puente del siglo XVII sobre el río Guadiana. Su economía gira en torno a una floreciente agricultura de regadío.
El escudo de armas y la bandera de Medellín fueron adoptados oficialmente por la Junta de Extremadura por Orden de 16 de septiembre de 1992, por la que se aprueba el escudo heráldico y bandera municipal para el ayuntamiento de Medellín.
El escudo de armas es descrito por el siguiente blasón:
La bandera municipal es descrita de la siguiente forma:
Pertenece a la comarca de Vegas Altas, en la parte centro-sur de la comunidad autónoma Extremeña, Partido judicial de Don Benito. La población es concentrada, agrupándose en la cabecera homónima y en la pedanía de Yelbes.
El término municipal es prácticamente llano, por cuanto que se inscribe en la depresión del Guadiana. Tan solo se destacan algunos cerros aislados y de escasa altitud: la Sierra de Enfrente (370 m) y Remondo (362 m) y la Sierra de Yelbes, la de mayor altitud, con 392 msnm; todas ellas en la margen derecha del río; y el cerro del castillo que se encuentra en la margen izquierda del Guadiana, río que atraviesa el término, de este a oeste. Dados los mínimos desniveles, el Guadiana comienza a zigzaguear, presentando diversos cauces, entre los que sobresalen el río Guadámez y las quebradas del Charco del Ciervo y del Turuñuelo. El río Ortiga, en la margen izquierda, y el Cagánchez, en la derecha, completan la red fluvial.
La formación vegetal natural es del tipo durilignosa con un bosque esclerófilo mediterráneo representado por la encina, junto a otras especies que componen el matorral como la jara, aulaga, cantueso, etc.
El clima es de tipo mediterráneo subtropical. La temperatura media anual es de 15,8 °C. Los inviernos son suaves, con una temperatura media de 8,2 °C. El verano es seco y caluroso con una temperatura media estacional de 23,6 °C. Las precipitaciones son bajas, con una media anual de 529,6 mm, correspondiendo al invierno los registros más elevados de lluvias (159,95 mm) siendo el verano una estación muy seca( 39,2 mm).
El estudio de la necrópolis prerromana de Medellín, que ha proporcionado gran cantidad de material de época tartésica, ha permitido identificarla con Conisturgis, capital de los conios, que fue destruida por los lusitanos.
La Metellinum romana fue fundada por el cónsul Quintus Caecilius Metellus Pius unos 79 años antes de Cristo. En honor a su fundador recibió su primera denominación Metellinum. Existen diversos restos de esta época, que demuestran la vitalidad romana de la zona: restos de un puente romano, que más tarde sería sustituido por uno medieval, Villas romanas, o restos del foro aún por excavar en la falda del castillo.
El teatro romano de Medellín se localiza en la ladera sur del Cerro del Castillo, dentro de los límites de un importante yacimiento arqueológico, cuyos orígenes se remontan al Bronce Final y el período Orientalizante. El estudio arquitectónico de este teatro refleja que debió tener un aforo máximo de en torno a 3200 espectadores.
Las intervenciones arqueológicas desarrolladas en su recinto desde el año 2007 han sacado a la luz detalles de la estructura de su graderío y escenario, recuperándose además una gran cantidad de elementos decorativos, como el opus sectile del frons pulpiti, elementos de su columnatio y varias piezas escultóricas. Las materiales, técnicas y decoraciones utilizados en su construcción han permitido fechar su erección en época tardo-republicana o protoagustea, detectándose reformas posteriores de época claudia y del siglo II. Aunque el estado de conservación del graderío del teatro es excepcional, la situación de su muro perimetral exterior es irregular. Gran parte de su sección ha desaparecido, presentando grandes roturas en los lugares en los que se ubican las puertas de entrada. La fuerte pendiente de la ladera en la que se asienta hace que las aguas de lluvias y los materiales arrastrados por estas afecten al muro, erosionándolo. Las filtraciones y erosiones han provocado la disolución de sus morteros, la aparición de depósitos de sales, así como desprendimientos y pérdidas profundas en su mampostería.
El principal objetivo de la intervención es la consolidación y restauración del talud norte y del muro perimetral exterior del graderío, junto con los restos de los enjarjes de la bóveda que cubría el ambulacro, garantizando la conservación del monumento y su puesta en valor. Para lograrlo se estabilizará la ladera y se evacuarán las aguas de lluvia, impidiendo que las escorrentías desciendan hasta el graderío y el interior del teatro. Concluidos estos trabajos, se continuará con la limpieza, consolidación y restauración de las fábricas de mampostería y ladrillo. Las actuaciones promovidas por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, fruto de la colaboración entre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura, afectarán a una superficie aproximada de 2.950 metros cuadrados, invirtiéndose 167.442 euros.
El grado de romanización del territorio, puesto de manifiesto por la proliferación de las villas romanas en torno a las vegas del río Guadiana, tomando como centro la localidad de Medellín, viene señalado por la dedicación de sus moradores a tareas de tipo rural, preferentemente agrícola con un elevado grado de concentración pese al pujante atractivo que debió de poseer la próspera ciudad de Mérida, situada a escasa distancia. Existe un elevado número de restos epigráficos, como el mosaico de “Las Galaperas”, a unos dos km al norte de Medellín, con decoración geométrica, que data de finales del siglo II. Las relaciones de Medellín con otros núcleos urbanos de época romana se basan en que, desde Mérida, la vía que conducía a Toledo discurría por las inmediaciones de Medellín; a su paso, salvando el Guadiana, salía una bifurcación hasta Córdoba.
En la época visigoda Medellín no perdió su antigua importancia debido a su estratégica localización, siguiendo estando muy influida por su cercanía a la ciudad de Mérida. De este tiempo es la necrópolis hallada en el Turuñuelo en 1960.
Los musulmanes llegan a Medellín en el año 768, al mando de Shaqya ben Abd Alwahid. Una vez asentados en Medellín, reconstruyen la fortificación romana que estaba situada en la cima del cerro por considerarla un lugar estratégico en su ocupación del territorio. Del antiguo castillo musulmán solo se conserva un importante aljibe de dos naves.
Cuando Alfonso IX avanza desde Coria sobre Alcántara en 1213, la ocupación árabe recibe ayuda de las plazas de Medellín, Mérida, Badajoz y Cáceres, aunque finalmente la victoria se decanta del lado del rey leonés. Alfonso IX reconquista Medellín por primera vez en el 1227, aunque dos años después vuelve a manos musulmanas, junto con Alange y Guareña. En 1234 Fernando III lo incorpora definitivamente a la Corona de Castilla, con la ayuda del Obispo de Plasencia y "del muy esforzado y valeroso caballero don Pedro Yáñez, sexto maestre de la Orden de Alcántara", tomándose igualmente el Castillo de Magacela y otros del partido de la Serena.
Tras la reconquista, Medellín, integrado en la Diócesis de Plasencia, se erige como una Comunidad de Villa y Tierra de realengo, que actúa como territorio tapón entre La Serena, perteneciente a la Orden de Alcántara, al Este, y las tierras adjudicadas a la Orden de Santiago, al oeste. Bajo dominio cristiano, Medellín debió registrar un importante incremento demográfico, como cabe deducir de la existencia de dos parroquias, las de Santiago y San Martín, cuyas iglesias se comienzan a construir a mediados del siglo XIII, ambas en las laderas del Castillo, donde entonces se concentraba la población. Ya en el siglo XIV, Pedro I de Castilla otorgó el señorío de la villa a su válido don Juan Alfonso de Alburquerque, a quien, sin embargo, desposeería en 1354, destruyendo incluso su castillo, tras su caída en desgracia.
En el siglo XV Medellín se convierte en condado, cuyo primer titular fue don Rodrigo de Portocarrero, quien a su muerte fue sucedido por su viuda Beatriz de Pacheco. Esta se involucró a fondo en las luchas dinásticas de la Guerra de Sucesión Castellana, tomando partido por la derrotada pretendiente a la corona de Castilla, Juana la Beltraneja, lo que acarrearía, tras la victoria de Isabel la Católica las consiguientes represalias políticas, y en 1479 el retorno de la villa a la corona de Castilla. En esta convulsa época se sitúa el episodio en que Beatriz de Pacheco mantuvo encerrado durante varios años en una mazmorra del castillo a su propio hijo, partidario de negociar con el bando isabelino y que le disputaba la sucesión en el condado. Es fama en la población que Calderón de la Barca pudo inspirarse en este prolongado encierro para crear el personaje de Segismundo en La vida es sueño, pero esta hipótesis no puede demostrarse documentalmente. Como era de imaginar, triunfadora la reina Isabel, el pleito sucesorio se dirimió por decisión real a favor del hijo de la condesa viuda.
La aportación de Medellín al proceso de la conquista americana durante los siglos XVI y XVII fue muy importante por el número de los que acudieron al llamado conquistador y colonizador. Navarro del Castillo da la cifra de 280 personas que abandonaron Medellín para embarcarse en la empresa americana. Este hecho explica la conquista del territorio, la colonización y la fundación de nuevas ciudades americanas con el nombre de Medellín entre las que destacan: la ciudad colombiana de Medellín, en el departamento de Antioquia, la mexicana del estado de Veracruz, o dos ciudades igualmente llamadas Medellín en Argentina, una en la provincia de Santa Fe y otra en la provincia de Santiago del Estero.
De entre los oriundos de Medellín quizás el más famoso fue Hernán Cortés, conquistador de México, y el licenciado Alonso Bernáldez de Quirós, quien fue gobernador de la Provincia de Venezuela y uno de los promotores principales de la fundación de Caracas
Otro personaje de importancia que proviene de esta ciudad fue el Licenciado D. Alonso Martínez de Rivera,Corregidor de Arequipa en 1556 y que posteriormente, por mandato del III Virrey del Perú, D. Andrés Hurtado de Mendoza, llevó a cabo la Segunda Fundación de la hoy ciudad de Camaná, la misma se llamó Villa de San Miguel de Rivera. Falleció en Chile en agosto de 1600. En Arequipa casó en 1587 con D.ª Isabel de Contreras. Su hija D.ª Catalina Martínez de Rivera y de Contreras casa con D. Hernando de la Torre y Padilla, varias veces alcalde de Arequipa, hijo del famoso Conquistador D. Juan de la Torre y Díaz Chacón, uno de los Trece de la Fama o de la Isla del Gallo, que acompañó al Conquistador del Perú D. Francisco Pizarro.
Otro de los personajes metelinenses en la empresa americana es el joven Diego de Sanabria, pese a que el mismo no llegó a ejercer efectivamente, por diversos infortunios, la gobernación del Río de la Plata, para la que había sido designado, gracias al tesón y a la valentía de su madrastra doña Mencía Calderón (también nacida en Medellín), al morir su padre D. Juan cuando preparaba la expedición para suceder en el cargo de Adelantado al destituido Álvar Núñez Cabeza de Vaca.
A lo largo del siglo XVI el núcleo urbano de Medellín se desplaza desde las laderas del castillo hacia el llano, como corresponde a la desaparición de las necesidades defensivas que presidían y limitaban el desarrollo de la villa durante la Edad Media. Este traslado del centro de gravedad de la población, unido a una fase de cierta prosperidad económica, se manifiesta en la construcción de una nueva parroquia, la de Santa Cecilia, y de distintos edificios religiosos y civiles.
En el censo de 1591 la villa de Medellín aparece con 616 vecinos (cabezas de familia), que corresponderían aproximadamente a 2375 habitantes, según módulos de conversión generalmente aceptados en demografía histórica. En la Comunidad de Villa y Tierra de la que es cabecera se incluyen siete villas y cuatro aldeas, algunas de las cuales constituirán más tarde municipios de tanta importancia como Don Benito, Guareña y Miajadas.
De 1613 a 1630 se construye, a costa de la propia villa, un nuevo puente de veinte ojos sobre el Guadiana, que todavía subsiste, sustituyendo a uno anterior del siglo XVI, destruido por la gran riada del 20 de diciembre de 1603.
A partir del siglo XVII, la escasez de tierras disponibles para el cultivo, como consecuencia del régimen señorial de propiedad, y el peso de los impuestos confluyeron en determinar un movimiento migratorio desde Medellín hacia otras villas y aldeas de su propia Comunidad, principalmente Don Benito, donde era más fácil encontrar tierras libres y eludir el control fiscal del Conde de Medellín. Como resultado de este proceso, mientras la población de esas otras villas crecía, la de Medellín se había reducido en 1635 a 450 vecinos (unos 1730 habitantes). A la larga, este fenómeno contribuyó al desmembramiento de la Comunidad de Villa y Tierra: durante la década de 1730 todos los núcleos importantes de población se erigieron como villas independientes de la de Medellín, previo pago de sumas de dinero a la Corona. En 1789 la población de Medellín se cifraba en 1429 habitantes, casi un 40% menos de la calculada para dos siglos antes.
El siglo XIX quedó marcado para Medellín por las desastrosas consecuencias de la batalla que durante la Guerra de la Independencia se desarrolló en su término el 23 de marzo de 1809, en la que las tropas francesas, mandadas por el General Victor desde el atrio de la Iglesia de Santiago, infligieron una cruenta derrota al ejército español mandado por el General Cuesta, cuyas bajas se cifraron en diez mil hombres. La importancia de esta batalla fue tal que el nombre de Medellín figura hoy en el Arco de Triunfo de París junto a los de otras famosas victorias del ejército francés.
A resultas de la batalla, Medellín permaneció ocupada por las tropas francesas del 28 de marzo al 12 de mayo de 1809. Pese a la corta duración de la ocupación, sus efectos fueron terribles en la demografía, la economía y el patrimonio histórico-artístico de la villa, debido al expolio a que la sometió una guarnición de 3000 hombres obligada a mantenerse a costa de sus recursos. La población se desplazó masivamente, se perdió la riqueza ganadera y se ocasionaron destrozos, algunos irreparables, en no pocos edificios públicos, convertidos en improvisados cuarteles, establos u hospitales. La villa quedó arrasada y semidespoblada. Todavía en 1857 la población de Medellín no pasaba de 1.555 habitantes.
Ya a finales de siglo, a partir de 1883 y por impulso del Alcalde D. Juan Damián de Tena y Moreno, se acometieron reformas urbanísticas modernizadoras, centradas en la ordenación de la amplia Plaza de Hernán Cortés, para cuya construcción se demolieron 23 casas, entre ellas la natal del propio Hernán Cortes —a la sazón ruinosa—, así como el Arco de la Villa y uno de sus dos torreones, transformándose el otro en la Torre del Reloj, que aún subsiste. El conjunto se concluyó a fines de 1890 con la inauguración de la estatua de Hernán Cortés que preside la plaza.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en el partido judicial de Don Benito. En el censo de 1842 contaba con 210 hogares y 800 vecinos.
Si la Guerra de la Independencia determinó el devenir de Medellín durante el siglo XIX, la Guerra Civil española marcó buena parte del siglo XX. El puente sobre el Guadiana, único existente hasta el de Mérida, se convirtió en objetivo militar de primera magnitud y el pueblo quedó así en pleno frente. Las tropas republicanas volaron tres de los arcos del puente, mientras que los bombardeos de artillería y aviación causaban grandes daños en la villa, hasta el punto de que se evacuó a la población civil.
En los combates aéreos sobre Medellín participó como jefe de una escuadrilla republicana el escritor francés André Malraux, que resultó ligeramente herido al ser ametrallado su avión al regreso de una de sus misiones.
Después de la Guerra, Medellín quedó tan arruinado que se encomendó su reconstrucción al llamado Departamento de Regiones Devastadas. La población, que había alcanzado 2.041 personas en 1930, cayó a 1.865 en el Censo de 1940.
A partir de los años 60 del siglo XX, la demografía y la economía de Medellín recibieron un nuevo impulso con la transformación de amplias áreas de secano en regadío y la subsiguiente distribución de parcelas, en el marco del Plan Badajoz. En ese contexto se construyó el poblado de colonización de Yelbes, hoy pedanía del municipio. Gracias a esta intervención pública, la demografía de la villa resiste la fuerte corriente migratoria de esos años: los 2122 habitantes del Censo de 1950 ascienden a 2393 en el de 1960 y a 2715 en el de 1970, cifra que constituye el máximo histórico.
En las últimas décadas del siglo XX se produce un nuevo fenómeno de desplazamiento del centro de gravedad de la población, siempre alejándose del castillo. En los años 60 se construye un nuevo barrio en las antiguas eras, que crecerá a partir de los años 80 en los terrenos desafectados de un descansadero de la vía pecuaria denominada Cordel de Don Benito. Buena parte de las familias jóvenes se asentarán desde entonces en esta nueva zona del casco urbano.
A partir de la década de 1980 y prolongándose durante los primeros años del siglo XXI, el flujo de fondos públicos derivado de la estructuración autonómica del Estado y de la integración en la Unión Europea se traduce en la dotación de nuevos equipamientos públicos, como el polideportivo municipal, el centro de día, el centro cultural "Quinto Cecilio Metello", un centro social, Iluminación y acondicionamiento del Puente de los Austrias, acondicionamiento de la zona de la Playa, Centro de Interpretación en la Iglesia de Santiago, e inicio de los trabajos de arqueología en el Teatro Romano, entre otras actuaciones. En ese mismo contexto se abre ya a principios del siglo XXI, el segundo puente sobre el Guadiana, evitando el paso de tráfico pesado por el puente histórico, que es asimismo restaurado e iluminado. Esta obra se convierte en la más importante realizada en Medellín en los últimos siglos (el puente nuevo obtuvo el premio a la "mejor obra extremeña año 2002").
De acuerdo con los datos censales del Instituto Nacional de Estadística,1842 ha sido la siguiente:
la evolución de la población de Medellín desdeEl principal sector económico de Medellín es el agrario. Los cultivos tradicionales del secano mediterráneo (trigo, cebada, vid y olivo) fueron sustituidos a partir de los años sesenta del siglo XX por los de regadío, con la llegada, primero, de las aguas del Canal de Orellana, que avena las tierras de la margen derecha del Guadiana, y en la década siguiente del Canal del Zújar, en la margen opuesta y cuyas características permiten sistemas más avanzados de riego.
En los primeros años del regadío el cultivo por excelencia fue el tabaco, del que Medellín llegó a ser el primer municipio productor de la provincia de Badajoz, con una producción máxima de 1.200.000 kg anuales a finales de la década de los setenta y primeros años ochenta. Se cultivaba esencialmente la variedad "Burley" de tabaco negro, que se recolectaba y procesaba en la comunidad familiar. Cuando la demanda se orientó hacia el tabaco rubio, cuya producción requiere más inversiones y es menos intensiva en mano de obra, el cultivo de esta solanácea disminuyó, si bien sigue existiendo una empresa cooperativa dedicada al cultivo y procesamiento de la variedad "Virginia" o "tabaco Amarillo".
Al disminuir la superficie dedicada al cultivo de tabaco, le sustituyó como producción principal, durante la década de 1980, el maíz. Desde el ingreso en la Unión Europea, los cultivos varían a expensas de las oscilaciones de la demanda y de las orientaciones de la Política Agraria Comunitaria. En los primeros años del siglo XXI la producción principal es la de tomate y arroz. Existen también importantes plantaciones de frutales, que proporcionan buen número de jornadas de trabajo.
Dentro del sector servicios, debe destacarse la existencia de una actividad turística no por rudimentaria menos floreciente alrededor de la explotación en los meses estivales de la playa fluvial en la margen izquierda del Guadiana.
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