Los submarinos de la clase S-80 Plus (clase Isaac Peral, llamados S-80 antes de los problemas que obligaron a incrementar su tamaño y coste) son una serie de submarinos españoles en construcción. Inicialmente constará de cuatro unidades, que se encuentran ya en producción por parte de la empresa española Navantia en su factoría de Cartagena.
Su característica fundamental se basa en el sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que permite una gran autonomía de operación bajo el agua. Sin embargo, debido a los problemas y retrasos en el programa, las primeras unidades no instalarán dicho sistema de salida.
Se prevé que el AIP de Abengoa, aunque ya operativo y certificado en 2020, no sea instalado en los buques hasta la llegada de las dos últimas unidades de esta clase de submarinos, sobre los años 2026 y 2027 respectivamente. Su cometido básico es cumplir las misiones siguientes: proyección del poder naval sobre tierra, guerra naval especial, protección de una fuerza de desembarco anfibio, vigilancia, protección de una fuerza naval y disuasión.
El coste inicial del programa era de 1800 millones de euros y la fecha de entrega estaba prevista para 2013; sin embargo, esta cifra aumentó a 3.000 millones en 2014 y a una horquilla entre 3.635 y 3.935 millones en 2018. Tras diferentes retrasos está previsto que el primero entre en servicio con la Armada Española en 2023. Los dos primeros submarinos no contarán con el sistema AIP, acoplándoseles posteriormente en una parada técnica. En 2009 comenzó la construcción del tercero de la serie. El cuarto se empezó a construir en 2010. El contrato con Navantia da la opción de encargar otras dos unidades adicionales.
En los últimos cuarenta años, la flota submarina española había contado con los cuatro buques de la clase Delfín (S-60), ya dados de baja, e igual número de sumergibles del tipo Galerna (S-70), de los que solo una unidad sigue activa. Todos ellos eran submarinos clásicos de diseño francés construidos en Cartagena, con licencia de la empresa estatal francesa DCNS. Así, desde que la Armada y la entonces Empresa Nacional Bazán iniciaron, en los años 50 del siglo XX, el diseño y construcción en España de las series de pequeños submarinos de las clases Foca (S-40) y Tiburón (S-50), en España no se había llevado a cabo el desarrollo de submarinos de combate, aunque Navantia había colaborado con DCNS en el desarrollo y construcción, dentro del consorcio Scorpène de submarinos para las marinas de Chile, Malasia e India.
En consecuencia, el programa S-80 implica una importante apuesta para la Armada Española y un desafío para la industria de construcción naval española, liderada en este proyecto por Navantia.
En la década de los 90 Navantia y la francesa DCNS (Dirección de Construcciones Navales), lanzaron de manera conjunta el Scorpène, un submarino para tratar de ganar cuota en el mercado de los submarinos convencionales.
El Scorpène fue comercializado entre ambas vendiéndose a Chile (dos unidades), Malasia (dos unidades) e India (seis unidades). Francia tenía mayor peso en la fabricación de la nave (un 30% más), pero la propiedad intelectual del submarino era de ambas empresas. Los problemas surgieron cuando España decidió desarrollar el S-80, en solitario con la colaboración tecnológica de Lockheed Martin, ya que la Armada buscaba un submarino de características superiores al Scorpène y hechos como que el sumergible hispano-francés apareciera en los stands de DCNS en ferias navales como un producto exclusivo de la empresa francesa, con las correspondientes reclamaciones por parte de Navantia.
Por ello Navantia prefirió embarcarse en el programa del S-80. Además, comenzó a acudir a concursos internacionales de otras armadas con su submarino, con gran expectación entre los potenciales compradores y disparando los temores de DCNS de que Navantia empezara a arrebatarle antiguos clientes, como ocurrió con la adjudicación del programa de buques anfibios a Navantia con su socio australiano, lo que en Francia se daba como un éxito de la exportación de su industria naval con la venta de dos LHD de la clase Mistral.
También influyó otro tema de mucha mayor trascendencia: la creación de la denominada «EADS Naval», los movimientos de Francia para controlar dicho proyecto y los miedos de la SEPI a que la creación de esa empresa acabaran de deshacer la industria naval militar española.
Por su parte, DCNS acusó sin fundamentos a Navantia de que el S-80 era una versión española del Scorpène, con un módulo de propulsión AIP intercalado en su estructura, con sónares y sistema de combate de Lockheed Martin.
En 2009 Navantia buscó llegar a un acuerdo y finalmente tanto los astilleros españoles como los franceses retiraron sus demandas del Tribunal de Arbitraje de París, poniendo fin a la demanda iniciada por DCNS, fabricando y comercializando los submarinos Scorpène y de igual manera, los submarinos S-80 serán fabricados y comercializados por Navantia con un sistema propulsor totalmente diferente al francés.
El programa de submarinos S-80 se inició después de la realización de estudios preliminares a finales del año 1991, se retomó el proyecto en 1997 para la consecución de los nuevos submarinos.
Debido a los persistentes retrasos del S-80, para mantener una fuerza submarina ha sido necesario realizar una gran carena adicional a los tres submarinos disponibles de la anterior clase Galerna, actualmente obsoleta. El coste de estos mantenimientos asciende a unos 115 millones de euros adicionales.
El submarino de la clase S-80, como componente de esa fuerza naval deberá afrontar los nuevos retos que se presentan en este siglo, con los últimos avances tecnológicos y experimentados en materia de armamento, comunicación, navegación submarina, propulsión eléctrica y AIP de nueva tecnología.
Las misiones que debe desempeñar el submarino S-80 son las que se detallan a continuación:
Los submarinos S-80 deberán hacer frente, tanto en teatros oceánicos como de litoral a amenazas de la índole que se relata a continuación:
Las capacidades con las que deberán contar serán aquellas que le permitan el mejor desarrollo de sus misiones dentro del escenario considerado frente a la amenaza descrita, destacando:
La tripulación podrá ser mixta, con alojamientos y servicios diferenciados para personal masculino y femenino, así como cama propia para cada tripulante, con lo cual desaparece la cama caliente, tradicional en los submarinos.
La empresa española Taboada se ha adjudicado el contrato de los equipos de desalinización del agua de mar para uso de las tripulaciones de los nuevos S-80, con equipos desalinizadores capaces de depurar el agua del mar a 200 metros de profundidad y transformarla extrayendo todas las partículas impuras. La desalinización a bordo se hace mediante ósmosis inversa.
Pese a que se confirmó que esta clase de submarinos cuenta con las características necesarias para incorporar el misil Tomahawk, la Armada española no realizará la compra de misiles de crucero de largo alcance de fabricación estadounidense, al menos de momento. Por lo que la capacidad de ataque a tierra con la que en un principio se tenía previsto equipar a los sumergibles se verá temporalmente reducida de manera considerable.
El S-80 podría utilizar la siguiente combinación de armamento:
Aunque en un principio se esperaba que los S-80 contarán con el Sistema de Propulsión Anaerobia (AIP, por sus siglas en inglés), los primeros en contar con este sistema serán el S-83 y S-84, a la espera de ser entregados, teóricamente, en los años 2026 y 2027. Por el contrario, las unidades S-81 y S-82 no contarán con el AIP de salida, y se retrasará su instalación hasta los años 2029 y 2031, donde serán actualizados en la gran carena, la cual se realizará cada 7 años.
El diseño del AIP español, desarrollado por la empresa Hynergreen Technologies S.A., opera una pila de combustible de 300 kW de salida UTC Power, la pila de combustible es alimentada por hidrógeno, producido desde bio-etanol por una unidad llamada reformador, el otro insumo de la pila de combustible es oxígeno; la transformación electro química producida por la pila de combustible genera 300 kW de energía eléctrica y desecha agua (H20) que junto con el subproducto de desecho del reformador, gas carbónico (CO2), son expulsados discretamente del submarino.
El sistema incorpora una plataforma independiente de la atmósfera (AIP), que se basa en una pila de combustible (Fuel Cell) suministrada por las empresas UTC Power (la misma empresa que proporciona las células de combustible a los transbordadores de la NASA) y Abengoa, capaz de ser alimentada con oxígeno e hidrógeno, con unos requisitos de pureza altísimos, que le dará la condición 'anaerobia' para navegar en inmersión. Un motor eléctrico de imanes permanentes moverá una hélice de paso fijo y de especial diseño que anulará las cavitaciones a velocidad elevada. El combustible utilizado será bioetanol. Este bioetanol será tratado mediante un procesador suministrado por la empresa Hynergreen (empresa perteneciente a Abengoa) consistente en una cámara de combustión y varios reactores Coprox intermedios que transformarán el BioEtOH en hidrógeno de gran pureza.
Entre los gases de desecho de las reacciones del procesador de bioetanol existe una corriente de altísimo contenido en dióxido de carbono y trazas de otros gases no quemados completamente en la combustión. Esta corriente de gases se mezclará con el agua de mar mediante uno o varios eductores tipo Venturi y posteriormente mediante mezcladores en un sistema de nueva creación denominado SECO2 (o Sistema de Eliminación de CO2), cuyo desarrollo viene dado por la empresa murciana Bionet, y cuya finalidad es disolver las "burbujas" de CO2 en agua hasta niveles de discreción.
El etanol, también llamado alcohol etílico, es un compuesto químico de carbono, hidrógeno y oxígeno, de fórmula química CH3-CH2OH, líquido e inflamable. Es uno de los principales componentes de las bebidas alcohólicas: cerveza (3-7 %), vinos (12-15 %) y licores destilados (hasta un 50 %). Puede obtenerse mediante la hidratación del etileno o, lo que es más habitual, mediante el procesamiento de materias vegetales ricas en azúcares, almidón o celulosa. Precisamente se denomina bioetanol al alcohol etílico producido de esta segunda forma.
Una de las mayores ventajas del bioetanol es que no genera dependencia de terceros países para su obtención A día de hoy, en España hay siete fábricas que producen bioetanol y otras dos están en proyecto. Su distribución geográfica es amplia ya que su localización está en buena parte condicionada por la proximidad a las zonas donde se cultivan las materias primas.
El 13 de enero de 2012 se aprobaron los nombres de los cuatro buques, publicándose estos en el Boletín Oficial de Defensa (BOD) del 30 de enero de 2012;Isaac Peral, Narciso Monturiol y Cosme García Sáez, y del primer jefe del arma submarina de la Armada Española, Mateo García de los Reyes.
los dos primeros nombres se repiten por cuarta vez, el tercero por tercera vez y el último por segunda ocasión en submarinos de la Armada Española. Con estos nombres se honra la memoria de los inventores de submarinosEn la construcción de los submarinos de la clase S-80, Navantia es el diseñador del conjunto del buque, constructor de la mayor parte del casco, instalador de los equipos fabricados por ella misma o por terceras empresas y, sobre todo, el gran integrador de tecnologías propias o de socios externos, ya que aunque Navantia tiene experiencia en construcción de submarinos, se trata de un submarino tecnológicamente avanzado, sin precedentes en su tipo y no resultan rentables desarrollos de equipos para series cortas como la del S-80.
En febrero de 2008, se adjudicó al grupo británico QinetiQ el sistema de control de sónar remolcado para los submarinos S-80.Universidad Politécnica de Cartagena, participa en el proyecto tras firmar dos contratos de investigación y desarrollo encaminado el primero de ellos a mejorar la maniobrabilidad de los sumergibles y el segundo a investigar materiales para las antenas y los mástiles de los periscopios que sean más resistentes a la corrosión.
Por su parte, laEn lo referente al sistema de combate general se pensó en los ISUS 90 de Atlas Elektronik (Alemania), SUBTICS de UDS International (Francia), SUBICS (Lockheed Martin, EE. UU.) y el AN/BYG-1(V) de Raytheon (EE. UU.).
Los finalistas en el proceso de selección fueron los tres últimos. La adjudicación por Navantia del concurso a Lockheed Martin resultó polémica con una denuncia de Raytheon contra el Ministerio de Defensa al considerar que se había vulnerado el procedimiento administrativo en la adjudicación del contrato. Consideraba que su oferta era mejor y más barata que la de Lockheed Martin.
A pesar de que la adjudicación del contrato la había realizado Navantia, Raytheon alegaba que el Ministerio de Defensa —a pesar de no haber gestionado la adquisición— tuteló en todo el momento el proceso. En los tribunales españoles —la Audiencia Nacional— esta denuncia no prosperó, por considerarse que la decisión de adjudicación no fue del denunciado —el Ministerio de Defensa— sino efectivamente de Navantia como empresa responsable del programa.
En octubre de 2014, el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, confirmó que el año 2018 será la fecha de entrega del primer submarino S-80 fabricado por Navantia. Pero a finales de 2018 se barajaba una fecha de entrega retrasada hasta 2022.
En 2013 se detectó un sobrepeso de entre 75 y 100 toneladas, que podría comprometer la reserva de flotabilidad. Para resolver este problema Navantia ha recurrido al «asesoramiento técnico de un socio tecnológico» extranjero, General Electric Boat, una filial de la estadounidense General Dynamics, que participó en el proyecto original.
La evaluación y corrección de dicho problema supondrán un retraso de entre uno y dos años en la entrega del buque. Y, dado que todas las soluciones pasan por alargar el casco, su rediseño supondrá no solo un retraso, sino también un sobreprecio
estimado de 200 millones El 24 de mayo, el secretario de Estado de Defensa Pedro Argüelles hizo público en el Congreso de los Diputados que Navantia contaría con la asesoría de la estadounidense Electric Boat (proveedor habitual de la US Navy) para evaluar los problemas técnicos surgidos en el submarino y hacer una revisión del programa. El mismo Pedro Argüelles indicó el 31 de julio que, después de que Electric Boat confirmara el diagnóstico de la Armada, la solución pasa por alargar el casco; y que dado el estado de avance de los trabajos en el S-81, al ser el más complicado de modificar, pasaría a ser el último en entregarse a la Armada (a partir de 2020) mientras que el S-82 pasaría a ser el primero en entregarse, a partir de 2017.
En diciembre de 2015 Navantia anunció que las tareas de soldadura de un nuevo anillo de 10 m de longitud que solucionaba el problema de sobrepeso se habían concluido.
El 5 de abril de 2016 el ministerio de defensa y Navantia emitieron sendos comunicados anunciando que se había finalizado la ampliación del casco, y de nuevo, volvió a estar previsto que el primero de los buques de la clase en ser terminados fuera el Isaac Peral (S-81).
En 2018, el Ministerio de Defensa y Navantia pactaron un nuevo sobrecoste para el proyecto del 72,5%, pasando de los 2135 millones de euros anteriores a 3685 millones de euros;
es decir, más de 900 millones por submarino.Navantia contrató en 2007 a Hynergreen, actualmente Abengoa Hidrógeno, para fabricar del procesador de bioetanol, así como otros equipos del AIP. Según declaraciones realizadas en octubre de 2014 por Pedro Argüelles, Secretario de Estado de Defensa, Abengoa sigue siendo el proveedor del sistema y que esperan que pueda integrarlo en el submarino. No obstante, confirmó que el Ministerio mantenía «conversaciones» con la compañía Técnicas Reunidas para tener «un plan B» (posiblemente realizar un estudio de viabilidad sobre un procesador de bioetanol para los submarinos). En estas mismas fechas el SEDEF confirmó que el primer submarino S-80 con el casco alargado y con el motor AIP funcionando bajo los parámetros indicados sería entregado a la Armada en 2018. A 23 de octubre de 2018 no se prevé la botadura de la primera unidad antes de 2021 y su entrada en servicio antes de 2022.
Los S-80 y S-80 Plus participaron en varios concursos internacionales para suministro de submarinos como los solicitados por Turquía, India, Noruega, Singapur y Australia. Sin embargo, debido a los retrasos y sobrecostes del programa, estas ventas no se realizaron. Australia optó por una versión convencional de los submarinos franceses Barracuda denominada Shortfin Barracuda (12 unidades); Turquía prefirió el tipo 214 alemán; Singapur eligió cuatro 218SG de la misma nacionalidad; Noruega trabaja en un contrato mancomunado con Alemania para el clase 212, sólo pendiente de firmar; Japón y España se retiraron de la competición para el proyecto indio 75I en 2017.
En julio de 2019, fuentes de la industria aseguraron que el S-80 Plus ya está listo para el mercado internacional.años 2030.
Sin embargo, a pesar de sus ventajas tecnológicas frente a otros submarinos avanzados, tras las competencias anteriores, no es evidente que ese mercado se manifieste actualmente. En 2019 podría existir alguna opción para reemplazar la clase Walrus holandesa, pero había una clara preferencia por una oferta sueca y otra alemana. Canadá, que se consideró como posibilidad, ha decidido prolongar la vida de sus submarinos clase Upholder/Victoria hasta losEl S-80 Plus es posiblemente demasiado caro para las Armadas latinoamericanas; aparte de un acercamiento de la Marina del Perú, para reemplazar tres o cuatro unidades hacia finales de la década de 2020, no se ha mostrado mayor interés. En algún momento del futuro podría también haber interés polaco y griego, que por circunstancias de alineamiento geopolítico o mayor independencia en material militar, quizás no quieran formar parte del Tipo 212 CD Noruego-Alemán.[cita requerida] Por el momento, ninguno de estos dos países ha manifestado una voluntad clara de reemplazar sus submarinos, aunque la opción queda subsistente. No obstante, en 2020 un retraso en la convocatoria internacional por parte de la marina de la India, facilita una buena oportunidad al S-80 como nave base para su ambicioso programa de renovación.
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