Los Pararrescatadores de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (en inglés: United States Air Force Pararescuemen, también conocidos por el acrónimo PJs) son los operativos del Comando de Combate Aéreo y del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos encargados de la tarea de recuperar y ofrecer asistencia médica al personal militar en entornos de combate y humanitarios. Estas unidades de operaciones especiales también se usan para dar apoyo a las misiones de la NASA, y han sido utilizadas para rescatar a los astronautas después de que estos hayan aterrizado en el agua. Los pararrescatadores están integrados en otros equipos y fuerzas de operaciones especiales de todas las ramas de las Fuerzas Armadas para realizar otras operaciones, según corresponda. De los aproximadamente 200 receptores que han recibido la Cruz de la Fuerza Aérea, solamente 24 son personal alistado, de los cuales 12 son pararrescatistas. Forman parte de la poco conocida comunidad de operaciones especiales de la Fuerza Aérea. La reserva militar se ha expandido para incluir en ella a los miembros y oficiales de las unidades de combate y rescate, desde principios del siglo XXI.
Tan pronto como en 1922, había una necesidad reconocida de personal entrenado, para que este fuera a lugares remotos, y rescatase a los aviadores abatidos. Durante ese mismo año, el doctor del Cuerpo Médico del Ejército, Albert E. Trtuby, predijo que las "ambulancias aéreas", serían usadas para llevar al personal médico a los lugares de los accidentes aéreos, y regresarían con las víctimas, a las instalaciones médicas para que estas recibieran tratamiento. De todos modos, esto fue dos décadas antes de que existiera la tecnología necesaria para crear lo que sería el servicio de pararrescate de la Fuerza Aérea.
Incluso así, hubo algunos desarrollos interesantes en tecnologías críticas. En 1940, dos saltadores del servicio forestal de los Estados Unidos, Earl Cooley y Rufus Robinson, demostraron que los paracaidistas podían colocarse de manera precisa en el terreno, usando el nuevo sistema del paracaídas dirigible.
Estos paracaídas, y las técnicas que usaban con ellos los saltadores del servicio forestal, eran completamente distintas de los paracaídas y las técnicas usadas por las unidades aerotransportadas del Ejército.
Fue en ese año cuando el capitán Leo P. Martin, se entrenó en el centro de entrenamiento para saltadores paracaidistas del servicio forestal de los Estados Unidos, ubicado en Seeley Lake, en el estado de Montana, y se formó como el primer médico pararrescatador.
Durante los primeros meses después de la entrada de América en la guerra, había poca necesidad de un servicio de rescate aéreo. A medida que la guerra progresaba, se inició la campaña de bombardeo estratégico de los EE. UU., y el rescate aéreo comenzó a tener un papel crucial. Las unidades de rescate se formaron por todo el Mundo, bajo el control operacional de los comandantes locales. Mientras entrenaban, las técnicas y los equipos variaban, pero una regla se mantenía constante: "Las fuerzas de rescate deben asumir que hay supervivientes en cada accidente hasta que se demuestre lo contrario."
La búsqueda y rescate de los aviadores abatidos en los Estados Unidos continentales, correspondía principalmente la Patrulla Aérea Civil (PAC), un grupo de la aviación civil bajo el mando del Cuerpo Aéreo del Ejército. La PAC normalmente enviaba un equipo al terreno, después de localizar el lugar donde se había producido un accidente, de todas formas, a veces aterrizaban pequeños aviones, y experimentaban con equipos de paracaidistas rescatadores.
Con la entrada de Canadá en la Segunda Guerra Mundial, el antiguo as canadiense de la aviación Wop May, fue puesto al mando de las operaciones de entrenamiento, y tomó el mando de la segunda escuela de observadores ubicada en Edmonton, Alberta. Edmonton era una de las paradas habituales de los aviones A-20 Havoc, los B-26 Marauder, y especialmente los bombarderos B-25 Mitchell, enviados a la Unión Soviética como parte del Programa de Préstamo y Arriendo. Cuando esos aviones eran abatidos, normalmente debido a problemas mecánicos o de navegación, la tripulación a menudo sobrevivía, solamente para morir intentando salir de la maleza. A menudo se pedía a la escuela de May, que suministrara aviones para buscar aeronaves abatidas, pero incluso cuando descubrían un avión abatido, podían hacer muy poco para ayudar a la tripulación. May decidió resolver ese problema. A principios de 1942, le pidieron voluntarios civiles a May, y una docena estuvieron de acuerdo en unirse a su unidad. Con muy poco equipamiento, la instrucción consistía en "saltar y estirar", y la fuerza del viento era calculada lanzando un catálogo desde el avión. Las primeras operaciones eran cómicas, pero a principios de 1943, May envió a dos voluntarios, Owen Hargreaves, y Scotty Thompson, a la escuela de saltadores ubicada en Missoula, Montana, para que fueran entrenados por el Servicio Forestal de los Estados Unidos. Seis semanas después, regresaron a casa con un equipamiento dirigible, para entrenar a otros dos voluntarios, Wilfred Rivet y Laurie Poulsom. Pronto la unidad realizaba saltos operacionales, y en 1944, la persistencia de May había dado sus frutos, y había se había iniciado un programa oficial de pararrescate. Por este trabajo, May fue condecorado por la Fuerza Aérea del Ejército (USAAF), en 1947, y le fue otorgada la Medalla de la Libertad, con una Palma de Bronce.
En el teatro de operaciones europeo, había pocas oportunidades para llevar a cabo un rescate terrestre. La mayor parte de los vuelos tenían lugar sobre el territorio ocupado por el enemigo, donde llevar a cabo el aterrizaje significaba la captura inmediata. En el Reino Unido, el Ejército Británico creó en esa época su propia escuela de rescatadores de montaña de la RAF, la cual estaba basada principalmente en la doctrina civil del rescate en la montaña. Los rescatadores de la RAF, rescataron a muchos pilotos y tripulantes norteamericanos, y a veces recuperaban sus restos, de accidentes de la USAAF ocurridos sobre territorio británico. A medida que los accidentes y derribos, durante los vuelos sobre el agua, causaban más bajas aliadas, la Octava Fuerza Aérea inició un grupo de rescate en el mar. Desde su creación en 1943, hasta el fin de la guerra, el porcentaje de pilotos y tripulantes rescatados en el mar aumentó, desde menos de un 5% por ciento, hasta más del 40% por ciento.
En los amplios espacios del teatro de operaciones del Pacífico, el derribo de un avión significaba el fallecimiento de la tripulación, debido a la exposición a los elementos. El Ejército formó con gran éxito a varios escuadrones en ese teatro específicamente, para rescatar y ayudar a los pilotos derribados en el mar y en las islas.
El teatro de operaciones de China y Birmania, fue el lugar de nacimiento de lo que eventualmente sería el pararrescate. Allí había una combinación única de largos vuelos sobre un terreno que estaba apenas controlado por el enemigo y donde se podía sobrevivir. Los vuelos de carga entre Birmania y China, llevaban miles de toneladas de suministros de guerra vitales, y tenían que curzar la cordillera del Himalaya, para llegar hasta sus destinaciones en China. Cada día miles de tripulaciones de vuelo y sus pasajeros arriesgaban sus vidas haciendo este trayecto en los aviones de transporte C-46 y C-47. Muchos de estos vuelos nunca llegaron a sus destinos debido a problemas mecánicos, el mal tiempo y errores humanos. Las tripulaciones que se veían forzadas a saltar en paracaídas, o a estrellarse en tierra con sus aviones, se enfrentaban a semanas de penalidades, tratando de regresar a la civilización, superando el mal tiempo, la escasez de comida, y las heridas sufridas a causa de los accidentes. El capitán John L. "Blackie" Porter, un antiguo piloto de pruebas, tuvo el mérito de mandar la primera unidad aérea de rescate en el teatro de operaciones de Birmania. Era conocida como "La Banda de Blackie", y tenía su base en Chabua, India. La unidad estaba equipada con dos aviones C-47. Una de sus primeras misiones de rescate fue la recuperación de 20 personas que habían saltado en paracaídas desde un C-46 averiado, en agosto de 1943, cerca de Naga, en Birmania; una área donde había tropas japonesas, y tribus de cazadores de cabezas. Entre los veinte supervivientes se encontraba el reportero de la CBS Eric Sevareid. Los hombres fueron localizados, y fueron lanzados suministros en su posición. El cirujano del ala de vuelo, el teniente coronel Don Flikinger, y dos cirujanos técnicos de combate, el sargento Richard S. Passey y el cabo William MacKenzie, saltaron en paracaídas, desde un avión de reconocimiento, para ayudar y tratar a los heridos. Al mismo tiempo, un equipo de tierra fue enviado a su posición, y todos los veinte caminaron hacia un lugar seguro. A pesar de que los pararrescates no habían sido oficialmente autorizados todavía, esta misión fue considerada como un éxito, y fue el nacimiento de los pararrescatadores de la Fuerza Aérea. Eric Sevareid dijo de sus rescatadores: "Valiente es una hermosa palabra: ellos se la merecen". Unos pocos meses después, el capitán Porter falleció en una misión de rescate, cuando su B-25 fue abatido. En 1944, el general William H.Turner, tomó el mando de las operaciones de transporte aéreo en Birmania. Declaró la organización de rescate era "una operación de cowboys", y nombró comandante del escuadrón de rescate aéreo 3352, al mayor Donald C. Pricer, y le asignó varias aeronaves para la misión. Además de disponer de aviones de ala fija, los primeros helicópteros fueron desplegados en Birmania, para ser usados en operaciones de rescate, marcando el inicio de una larga asociación entre los helicópteros y las misiones de rescate aéreo.
Reconociendo la necesidad de tener una organización unificada para llevar a cabo las misiones de búsqueda y rescate (SAR), la Fuerza Aérea del Ejército (USAAF) formó el Servicio Aéreo de Rescate (ARS).
Fue oficialmente establecido el 29 de mayo de 1946, el ARS tenía la misión de salvar las vidas de los pilotos y las tripulaciones, que estaban implicadas en los desastres aéreos, accidentes, aterrizajes de emergencia, derribos y hundimientos, que tenían lugar lejos de una base aérea, y podían desplegarse mundialmente, para ofrecer apoyo a las operaciones aéreas lejanas.
En el área alrededor de una base aérea, el comandante de la base, tenía la jurisdicción, y se encargaba de la búsqueda y el rescate, a través del servicio local de rescate de la base, y de las unidades de helicópteros. De todas formas, su jurisdicción estaba limitada hasta un radio de 135 millas, unos 217 kilómetros, alrededor de la base, debido a las limitaciones de alcance y capacidad de carga de las aeronaves.
Para llegar más lejos y superar estas limitaciones, los equipos de pararrescate fueron autorizados el 1 de julio de 1947, aunque los primeros equipos sobre el terreno solamente estuvieron preparados a partir de noviembre de 1947.
Cada equipo debía de estar formado por un paramédico y cuatro técnicos pararrescatadores, entrenados en: medicina, supervivencia, y en tácticas de rescate. Los pararrescatadores tenían la misión de rescatar a las tripulaciones perdidas, durante las misiones de transporte y bombardeo de largo alcance, y para apoyar a las otras agencias, cuando el rescate aéreo era requerido.
Una misión a principios de 1947, fue el impulso final para la creación formal del pararrescate de la Fuerza Aérea, en mayo de ese mismo año, el capitán y doctor Pope B. "Doc" Holliday se lanzó en paracaídas desde un avión OA-10 Catalina sobre la jungla de Nicaragua, para ayudar a un miembro de la tripulación que había saltado en paracaídas desde una fortaleza volante B-17. Sus acciones le hicieron ganar la Estrella de Bronce, y fue una leyenda de los inicios del pararrescate.
Poco después de que los equipos de pararrescate fueran autorizados, el quinto escuadrón de rescate, fundó la primera Escuela de Pararrescate y Supervivencia, ubicada en la base MacDill de la Fuerza Aérea, situada en el estado de Florida. El núcleo de instructores eran oficiales con experiencia y personal alistado, estos últimos eran reclutados entre las otras ramas de las Fuerzas Armadas.
El comandante de la primera escuela de vuelo, fue el piloto y primer teniente Perry C. Emmons, el cual había sido asignado para servir en la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), durante la Segunda Guerra Mundial.
Cerca del final de la guerra, Emmons y seis sargentos transportaban a prisioneros de guerra en Tailandia, eran llamados: "Perry y los Piratas", como los personajes de un popular cómic. Después de la guerra, Emmons realizó un curso en la escuela de paracaidistas en Fort Benning, Georgia, convirtiéndose en el segundo piloto y saltador cualificado de la Fuerza Aérea.
A finales de 1947, el derribo del B-29 "Clobbered Turkey" en Alaska, hizo evidente la necesidad de un servicio de pararrescate especializado y bien entrenado.
El 21 de diciembre, el avión "Clobbered Turkey", se estrelló contra una montaña, y cuando los restos del desastre fueron localizados, el día 27 de diciembre, el primer teniente del Cuerpo Médico, Albert C. Kinney, el sargento primero Santhell A. London, el experto en climas fríos de la Fuerza Aérea del Ejército, Leon J. Casey, ninguno de ellos era un pararrescatador entrenado, se presentaron voluntarios para saltar sobre el lugar del accidente, el cual estaba ubicado a unas 95 millas al norte de Nome.
El equipo encontró poca visibilidad, unas temperaturas extremas, y fuertes vientos en el lugar del accidente, y como resultado, los tres murieron. El cuerpo de Casey fue encontrado a siete millas (unos 11 kilómetros) del lugar del accidente, en un paraje barrido por los vientos que soplaban en la superficie.
Dos miembros de la tripulación del "Clobbered Turkey", que partieron para buscar ayuda, también fallecieron, a pocas millas del lugar del siniestro. Cuando los pilotos civiles William Munz y Frank Whaley, finalmente, llegaron al lugar del accidente, dos días más tarde, encontraron que los seis miembros restantes de la tripulación, que se habían quedado en el avión, habían sobrevivido todos. El cuerpo del doctor Kinney, no fue localizado hasta el mes de Julio del año siguiente.
En 1949, debido a la escasez de médicos disponibles, los oficiales del Cuerpo del Servicio Médico, reemplazaron a los paramédicos en los equipos, recibiendo el mismo entrenamiento que los pararrescatadores alistados. Uno de esos primeros oficiales fue John C, Shumate, un farmacéutico, el cual había sido nombrado comandante de la Escuela de Pararrescate y Supervivencia.
En ese momento fue creado el curso de especialista en rescate aéreo, en la Escuela de Medicina y Aviación, en la base Gunter de la Fuerza Aérea, en Alabama. El curso estaba diseñado para enseñar a los pararrescatadores, las habilidades necesarias para determinar la naturaleza y la extensión de las heridas, y para administrar el tratamiento adecuado.
El curso fue impartido por los oficiales del Cuerpo Médico, que ya contaban con una experiencia previa en materia de pararrescate, entre ellos cabe destacar a: El doctor Pope "Doc" Holliday, el doctor Rufus Hessberg, el doctor Hamilton Blackshear, el doctor Randal W, Briggs, y el doctor Burt Rowan.
A medida que creció el servicio de pararrescate, los equipos "PJ" fueron asignados a cada escuadrón del Servicio de Rescate Aéreo, para ofrecer una cobertura global. En 1950, la unificación de todos los escuadrones de rescate aéreo, anteriormente independientes, bajo el paraguas del Servicio de Rescate Aéreo, fue completada.
En 1950, las Fuerzas Armadas de Corea del Norte, atacaron a lo largo del paralelo 38, y así comenzó la Guerra de Corea (1950-1953). Esa fue una oportunidad para el Servicio de Rescate Aéreo, de poner el práctica el entrenamiento recibido, y desarrollar las teorías y ponerlas en práctica. Uno de los nuevos conceptos clave, era el rescate del personal aliado, atrapado tras las líneas enemigas. Esto, juntamente con la evacuación de los soldados aliados gravemente heridos, para ser llevados hasta los puestos médicos avanzados de ayuda, cercanos al frente de batalla, era la principal misión del Servicio de Rescate Aéreo.
Los pararrescatadores eran una parte normal de las tripulaciones del servicio de rescate aéreo, para llevar a cabo estas misiones. Sus habilidades médicas y tácticas, tenían un valor incalculable, para realizar misiones de rescate.
Los pararrescatadores a menudo debían abandonar los helicópteros que los transportaban, para poder ayudar al personal que debían rescatar. Los rescatadores debían permanecer como lobos solitarios, varias millas tras las líneas enemigas. La más larga de estas misiones duró setenta y dos horas. Al final de la guerra, en 1953, el Servicio de Rescate Aéreo había evacuado a más de 8.000 heridos graves, y había rescatado cerca de 1.000 hombres tras las líneas enemigas.
La Guerra de Vietnam fue un conflicto de una importancia crucial, para los equipos de pararrescate. Las operaciones de la Fuerza Aérea (USAF), fueron tan numerosas, que los equipos de pararrescatadores tuvieron que ser expandidos también. El uso de los helicópteros dio lugar a nuevas tácticas que utilizaban la velocidad, la distancia, y el apoyo, que estas versátiles aeronaves podían ofrecer.
Los equipos de rescatadores contaban con los controladores aéreos avanzados para la coordinación de las misiones de rescate y reabastecimiento en vuelo, los rescatadores de escolta, el helicóptero de ataque Bell AH-1 Cobra, el avión de ataque a tierra Douglas A-1 Skyraider, los cazas de protección de la Patrulla de Combate Aéreo (CAP), el bombardero artillado Lockheed AC-130, el helicóptero HH-3 Jolly Green Giant, y el helicóptero HH-53 Super Jolly Green Giant, para ofrecer un rescate rápido a los pilotos abatidos tras las líneas enemigas.
El personal de los pararrescatadores formaba parte de los equipos creados para ofrecer asistencia médica a los tripulantes heridos, y tenían la capacidad de patrullar en busca de aviadores perdidos, que podían estar muertos o inconscientes.
Los equipos de pararrescatadores eran insertados para llevar a cabo operaciones limitadas en tierra y búsquedas, mientras que el personal de escolta mantenía patrullas agresivas para proporcionar apoyo de fuego cercano. A veces eran insertados para buscar al personal que era forzado a escapar y evadirse de sus perseguidores, en esos casos la misión podía durar varios días.
Los equipos de pararrescate lograron una marca impresionante; durante el conflicto solamente 19 aviadores recibieron la Cruz de la Fuerza Aérea. Diez medallas fueron concedidas a los pararrescatadores.
El personal pararrescatista de la Fuerza Aérea, estaba asignado al Aeropuerto Internacional de Bagdad (BIAP), para llevar a cabo la extracción de supervivientes durante las operaciones de entrenamiento en entornos urbanos (UOTE), en el lugar de entrenamiento, en apoyo de la Operación Libertad Iraquí, en el año 2003.
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