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Osiris Rodríguez Castillos



¿Qué día cumple años Osiris Rodríguez Castillos?

Osiris Rodríguez Castillos cumple los años el 21 de julio.


¿Qué día nació Osiris Rodríguez Castillos?

Osiris Rodríguez Castillos nació el día 21 de julio de 1925.


¿Cuántos años tiene Osiris Rodríguez Castillos?

La edad actual es 99 años. Osiris Rodríguez Castillos cumplió 99 años el 21 de julio de este año.


¿De qué signo es Osiris Rodríguez Castillos?

Osiris Rodríguez Castillos es del signo de Cancer.


¿Dónde nació Osiris Rodríguez Castillos?

Osiris Rodríguez Castillos nació en Montevideo.


Osiris Rodríguez Castillos (Montevideo, 21 de julio de 192510 de octubre de 1996) fue un poeta, escritor, investigador, compositor, cantante, instrumentista y luthier uruguayo. Está considerado como uno de los pilares del folclore de su país.

Producto de una familia especialmente interesada por la cultura, la música en general y la educación de sus hijos en particular, y con un interés primordial por la historia, la historia del arte, la lingüística y la literatura, tempranamente se interesó por las raíces de la música autóctona. Siendo un niño, su familia se trasladaría a Sarandí del Yí (Durazno), donde pasaría su infancia, y más tarde a Florida, donde cursaría los primeros años de sus estudios secundarios que luego continuaría en el Liceo Francés de Montevideo, pero que nunca terminaría. Curioso y ávido de experimentar la vida, durante su juventud llevó una vida casi nómade recorriendo lugares y experimentando vivencias que fueron la médula de su obra.

Lector voraz, creativo y perfeccionista, recibe muy temprano premios destacados por poemas como "Romance al General Brigadier Juan Antonio Lavalleja", por el que obtiene una medalla de oro en 1953.

En 1973 Juan María Bordaberry había decretado la disolución de las Cámaras y la instalación de un Consejo de Estado. Revocados los gobiernos departamentales e intervenidos los Entes Autónomos, se había ilegalizado la Convención Nacional de Trabajadores, apresado a sus dirigentes, y habían caído los primeros estudiantes muertos por la represión dictatorial. Había comenzado así un absoluto control de todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, incluso en áreas que no se relacionaban con el terreno político: destituciones de docentes, clausura de los institutos de formación docente y a continuación la intervención de la Universidad de la República, que dio inicio a la consabida y brutal represión que configuró este período.

La cultura se vio afectada con una violenta y descabellada censura de la prensa y la persecución de periodistas y escritores. Osiris Rodríguez Castillos había compuesto, en 1959, 'Cielo de los tupamaros', que fuera prohibida en Argentina y Uruguay por vinculársela con el movimiento guerrillero MLN-T, a pesar de que habla de la revolución de 1811 y el Grito de Asencio y fue compuesta antes de la fundación de ese movimiento. Por otra parte, en sus canciones se trasluce un mensaje reivindicativo y de crítica a la situación social y política de esos años.

Quiero una copla que ruede
cuando ya no ruede yo
semilla hermana del trigo
del tabaco y del arroz.

Panaderito de cardo que ande
como sin razón
sin que ni el viento se acuerde
de qué tallo era la flor.

(...)

Sé de un rey en cuyas tierras
jamás se ocultaba el sol
su reino se hizo pedazos
pero su copla quedó.

Polvo se hará mi guitarra
mi memoria... cerrazón
mi nombre, puede que muera
mi copla... puede que no.

A pesar de la enorme presión y de las frecuentes inspecciones militares en su casa, a diferencia de otros compatriotas, Osiris Rodríguez Castillos fue un exiliado tardío. Su idea era que no consiguieran expulsarle de su país por muchos padecimientos económicos y morales que le pudieran infringir. La dictadura militar le impide realizar presentaciones y difusión de sus obras, debido a su compromiso político, y tiene que sobrevivir dando clases de guitarra en su casa de Montevideo. Entre los años 1974 y 1977 queda relegado al ámbito privado. Para su espíritu creativo esto se vuelve insuficiente, lo que funciona como acicate para desarrollar una antigua sed: dedicarse a la investigación y el estudio de la guitarra en profundidad. Crea un nuevo "Método para guitarristas", de ejercitación de la mano derecha, e indaga en una posible reestructuración física del instrumento, buscando lograr el perfeccionamiento de la emisión del sonido. Lo registra bajo el nombre "Nueva Guitarra": construye "la Osiris", de la que, presumiblemente, sólo existen tres en todo el mundo.

A fines de 1978 realiza, con enormes dificultades de producción y considerable riesgo personal, dos recitales: en el Teatro del Notariado y en el Teatro del Centro, de Montevideo, que resultan ser llenos abrumadores, prácticamente con la única difusión del boca a boca. Pero la realidad es que continúa en la lista negra del gobierno de facto, y entonces comienza a plantearse un posible exilio. En enero de 1980 edita los cuentos "Las nuevas aventuras del gaucho Alambre" y, al fin, desesperanzado, emprende un exilio voluntario y silencioso a Madrid, adonde vive durante catorce años, desde el 6 de enero de 1981. Allí, en un piso de Arturo Soria, trabaja incansablemente en la construcción de su guitarra, buscando el reencuentro "con ese sonido dulce parecido al del laúd..."

En España resulta finalista entre más de 800 participantes en el "VII premio Literario de Narraciones Breves Antonio Machado"; el cuento premiado es editado junto con los de otros autores en un volumen denominado "Tú, Guiomar y otros relatos", en el año 1983. Años después, llegada la democracia a su país, vuelve a Uruguay invitado por el Movimiento 26 de Marzo. Forma parte de sus listas, y realiza un largo viaje por todo el interior del país explicando las razones históricas y personales que le llevan a su candidatura testimonial a diputado. De regreso en Madrid, basándose en el discurso de la campaña, empieza a trabajar en un ensayo inédito sobre historia política del Uruguay: "El libro del discurso".

En 1993 regresa a Uruguay definitivamente y ese mismo año le es otorgada una "pensión graciable", pequeña pensión que se otorga, por aprobación del Senado de la República, a personalidades de gran significación cultural.[1]​ Se desempeña en tareas de investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y continúa trabajando en su ensayo sobre historia política. Pero en la madrugada del 5 de octubre de 1996, a los 71 años, un aneurisma de aorta lo hiere de muerte. Cinco días después, sin salir de un coma profundo, muere en un hospital público de Montevideo. Luego de un velatorio multitudinario fue incinerado y sus cenizas fueron vertidas en el río Yí en una ceremonia familiar emotiva, sobria y silenciosa.

Existió un momento de proyección abrumadora de la música de raíz folclórica, llegada de la Argentina y otros países latinoamericanos, que amenazó con desplazar a la música uruguaya. Osiris Rodríguez Castillos había hecho abstracción de esta tendencia en todos los momentos, y aunando sus profundos conocimientos musicales, sus abundantes recursos poéticos y su afán de historiador, su obra consolidó (y se consolidó) estos años prologales. Arrancó del olvido un género sencillo y elocuente: el cielito. Nadie había compuesto un cielito en su país desde la época de Bartolomé Hidalgo, doscientos años antes del nacimiento del artista.

Su obra irradió su influencia fuera de las fronteras del Uruguay, integrando el repertorio de destacados artistas internacionales, siendo interpretado, entre otros, por Orlando Vera Cruz, Eduardo Falú, Jorge Cafrune, Carlos Di Fulvio y José Larralde,[3]​ quienes grabaron versiones de algunas de sus canciones, así como muchos intérpretes uruguayos, entre ellos Amalia de la Vega, Santiago Chalar y Alfredo Zitarrosa.[4]​ Asimismo, Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat[5]​ interpretaron ocasionalmente algunas de ellas, pero sin registrarlas en ninguna obra discográfica.

En su obra musical se destacan canciones como Camino de los quileros, Décimas a Jacinto Luna, De Corrales a Tranqueras, Corrales de Algorta, El cisne negro, Gurí pescador, De tiempo adentro, Tata Juancho, Como yo lo siento, etc. Su poema más difundido es el Romance del Malevo. Con Eduardo Falú, a quien le unía una sincera amistad, compuso la letra de una única zamba, que jamás grabaría: Tiempo del Jacarandá.

Su primer libro, Grillo Nochero, es editado en 1955, y en 1957 edita 1904 Luna roja, un extenso poema dramático sobre la revolución saravista y la muerte del caudillo oriental Aparicio Saravia, el cual recibió el Premio "Ministerio de Instrucción Pública".[6]​ Su recopilación de cuentos titulada Entierro de Carnaval, fue editada en 1960, y llegó a traducirse a varios idiomas, incluido el alemán y el japonés.

En esos años comienza sus estudios con el maestro Atilio Rapat, y en 1962 tiene lugar la edición de su primer LP, titulado Poemas y Canciones Orientales.

Osiris fue un hombre intenso en todas las áreas de su vida. Se casó en primeras nupcias con Imasul Botello, con quien en 1948 tuvo su primer hijo, Federico. Compartió casi diez años con Margot Dupuy, de quien poco se sabe excepto que le regaló su primera máquina de escribir y que era algunos años mayor que él. En 1965 contrajo matrimonio con Zulma Di Pólito, catorce años menor que él y con quien tuvo una hija, Pilar. En 1981, en Madrid, inició una relación con Consuelo Vázquez de Parga, con quien compartió todos los años de su exilio, hasta la muerte de ella, en 1992.



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