José María Prada Oterino (Ocaña, Toledo, 31 de marzo de 1925 - Bilbao, Vizcaya, 13 de agosto de 1978) fue un prestigioso actor español.
Sus primeros contactos con el mundo de la interpretación fueron a través del Teatro español universitario mientras cursaba sus estudios de Medicina.
Tras abandonar sus estudios ingresa en la Compañía del Teatro Español y más tarde en la del María Guerrero. Comienza de esta manera una sólida trayectoria teatral, plagada de obras notables que cosecharon gran aceptación en los escenarios españoles, destacando Tartufo, Soledad (1953), de Unamuno, La fierecilla domada (1953), de Shakespeare y Medida por medida (1955), también de William Shakespeare, La casamentera (1960), de Thornton Wilder, La viuda valenciana (1960), de Lope de Vega, El jardín de los cerezos (1960), de Chéjov, El rinoceronte (1961), de Ionesco, El anzuelo de Fenisa (1961), de Lope de Vega, Los Palomos (1964), de Alfonso Paso, Miles de payasos (1965), de Herb Gardner, Águila de blasón (1966), de Valle-Inclán, Amooor (1966), de Murray Schisgal, Marat-Sade (1968), de Peter Weiss –el mítico montaje dirigido por Adolfo Marsillach en el que encarnó el papel de Jean Paul Marat–, Romance de lobos (1970), de Valle-Inclán, El sueño de la razón (1975), de Antonio Buero Vallejo, La carroza de plomo candente (1976), de Francisco Nieva, El adefesio (1976), de Rafael Alberti o El emperador de Asiria. Obtuvo además el Premio Nacional de Teatro por su interpretación en Ricardo III.
En cine debutó en 1954 con la película Cómicos, de Juan Antonio Bardem. Seguiría una larga carrera, con títulos como La gran familia (1962), de Fernando Palacios, El verdugo (1963), de Luis García Berlanga, La tía Tula (1964), de Miguel Picazo, que le valió el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos, La caza (1965) o Ana y los lobos (1972), ambas de Carlos Saura.
Fue también un rostro habitual en Televisión española durante la década de los sesenta y setenta, con continuas apariciones en las obras representadas en Estudio 1 o Novela, además de protagonizar, junto a Elena María Tejeiro, la serie Pili, secretaria ideal (1975), de Enrique Martí Maqueda. Su labor en televisión le valió la obtención del Fotogramas de Plata en 1967 y el Premio Ondas en 1968.
Asimismo, a principios de los cincuenta inicia sus actividades como actor de doblaje, dando voz en español a actores como Tony Curtis en Los vikingos o Dennis Hopper en Gigante. A finales de los sesenta abandonó prácticamente el doblaje, aunque retornaría esporádicamente.
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