HUNOSA es el acrónimo por el que se conoce a Hulleras del Norte S. A., una empresa pública que en origen se ha dedicado a la extracción minera y a su explotación en la zona central del Principado de Asturias, en España, desde 1967. La SEPI controla el 100% de sus acciones.
La empresa estuvo fuertemente ligada a la economía de las cuencas mineras asturianas, pero desde las últimas décadas del siglo XX entró en un proceso de progresiva reducción de la producción y del empleo, mediante sucesivos planes de reestructuración. En abril de 2019 la empresa alcanzó un acuerdo con los sindicatos que garantiza su continuidad (Plan de Empresa 2019-2027) y que establece un proceso de transformación de empresa eminentemente minera a compañía centrada en los ámbitos de la energía, los servicios energéticos y la restauración mediolambiental.
Forma parte del Grupo HUNOSA, al que pertenecen la propia Hunosa, la Sociedad Asturiana de Diversificación Minera (SADIM) -SADIM Ingeniería y SADIM Inversiones-, la Fundación Laboral Santa Bárbara, la Brigada Central de Salvamento Minero (BCSM), y el 50% de la Sociedad para el Desarrollo de las Comarcas Mineras (Sodeco).
Después de la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, primero, y la autarquía económica impuesta por el régimen de Franco, después, provocó la imposibilidad de que España importara cualquier tipo de carbón, al menos en grandes cantidades. Las importaciones de carbón, antes de la guerra, representaban el 25% del consumo nacional. Las consecuencias de esta situación son minas con bajos niveles de productividad y prácticamente sin mecanizar.
Tras esta fase, en 1959 (Plan de Liberalización) se decreta una liberalización parcial del carbón, comenzando las importaciones de carbón extranjero. Estas importaciones se vieron favorecidas por las exenciones aduaneras aprobadas a partir de 1962 para mitigar los efectos de las huelgas mineras.
Paralelamente, el carbón empieza a ser sustituido por otras fuentes de energía, como la electricidad y los derivados del petróleo, en el ferrocarril, barcos, siderurgias, hogares y otros sectores. De este modo la demanda del carbón disminuía.
Otro hecho decisivo es el fenómeno migratorio de los mineros asturianos, que se dirigen hacia Europa, especialmente a Bélgica y Luxemburgo, en busca de salarios más altos. Esta emigración supuso una escasez de mano de obra cualificada.
Todos estos factores provocan una crisis en el sector hullero nacional y asturiano. Los costes aumentaron más rápido que los ingresos haciendo que los beneficios de explotación disminuyeran. La disminución de los márgenes provocó la pérdida de rentabilidad de las empresas, de manera que a partir de 1962 dejaron de repartir dividendos o los redujeron drásticamente. Las empresas hulleras pequeñas cerraron y las grandes redujeron el tamaño de sus divisiones hulleras.
Ante esta situación de crisis el gobierno actuó mediante la Acción Concertada, centrada en el sector hullero.
Las bases de esta nueva política se fijaron en diciembre de 1963, en el I Plan de Desarrollo, pero no se aprobaron hasta la publicación de la Orden de 30 de marzo de 1965. La ayuda estatal se supeditaba a la consecución, en un plazo de cuatro años, de los siguientes objetivos:
Para alcanzar los objetivos propuestos las empresas debían presentar proyectos de "mejora y reconversión de las explotaciones". En contraprestación las empresas recibirían entre otros estos beneficios:
La Acción Concertada resultó un completo fracaso. No se alcanzó ninguno de los objetivos. En abril de 1966 las empresas Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera, Fábrica de Mieres, S. A., Industrial Asturiana Santa Bárbara, S. A. y Hullera Española, S. A., con dos filiales, proponen al Estado una concentración denominada HENOSA (Hulleras y Energías del Norte, S. A.), con un capital social de 7000 millones de pesetas. El Estado y las empresas privadas constituirían la sociedad a partes iguales. La actividad de la empresa sería la explotación conjunta de minas de carbón y de centrales térmicas. El proyecto sufrió varios cambios, siendo el más importante de ellos el abandono de la actividad eléctrica.
La solución final fue impuesta por el Decreto 486/1967, de 9 de marzo de 1967, por el que se creaba la Empresa nacional "Hulleras del Norte, S. A." (HUNOSA) con el objeto de "la explotación de minas de carbón, así como la realización de cuantas actividades con ella se relacionen". A las empresas antes citadas, se sumaban Carbones Asturianos, S. A. y Nueva Montaña Quijano, S. A.
En dicho decreto se establecía que el capital social inicial sería de 3.600 millones de pesetas, de los cuales el Estado español aportaría 2.600 millones, a través del Instituto Nacional de Industria, y el resto, 1000 millones de pesetas, en especie, por las empresas hulleras asturianas que se integraban en HUNOSA.
Se constituyó mediante escritura pública otorgada el 14 de julio de 1967, con un capital de 3.380 millones de pesetas repartidos del siguiente modo:
Las empresas mineras sumaban una plantilla de 20.017 trabajadores y una producción de 3.145.140 toneladas.
En una segunda integración, a partir del 1 de julio de 1968 se incorporaron a HUNOSA las empresas Hulleras de Veguín y Olloniego, Hulleras de Turón y Carbones de La Nueva. A partir del 1 de julio de 1969 se integraron Minas de Langreo y Siero, Mina Tres Amigos y Carbones de Langreo; y del 1 de enero de 1970, Nespral y Cía., Minas de Riosa, Coto Musel y Mina La Encarnada.
La mayoría de las empresas estaban descapitalizadas y sus productividades eran muy bajas.
A principios de 1970 las pérdidas acumuladas de la empresa ya superaban su capital social:
Debido a esta situación, se toma la decisión de reducir el capital a cero, reintegrando el mismo, y se fija un nuevo capital de 3.900 millones. Los accionistas privados no acuden a la suscripción, debido a la coyuntura del sector hullero. Por tanto, el INI se ve obligado a desembolsar la totalidad del capital, convirtiéndose en accionista único, asumiendo todo el pasivo de las empresas mineras y unas instalaciones obsoletas.
HUNOSA se convierte en la tercera empresa pública minera en España, después de la Empresa Nacional Calvo Sotelo y la Empresa Nacional Carbonífera del Sur. Con la creación de HUNOSA empezaba una etapa nueva y distinta de la historia del carbón mineral en España.
Históricamente, las instalaciones de Hunosa, tienen origen, prácticamente en su totalidad, en los activos aportados por las empresas mineras en su integración en la empresa. Así fueron aportados explotaciones subterráneas (pozos y minas de montaña), lavaderos, talleres, almacenes, economatos, etc.
Las principales explotaciones aportadas por las compañías mineras fueron:
En los años 1990, Hunosa comenzó la construcción de una central térmica de lecho fluido circulante atmosférico dentro de su política de diversificación, la Central térmica La Pereda. El emplazamiento elegido fue una parcela de 6 Ha entre el río Caudal (ribera derecha) y la autovía A-66, en las proximidades del lugar de La Pereda, en el concejo de Mieres.
Entre sus instalaciones en activo se encuentran el Grupo Termoeléctrico de La Pereda, el Lavadero de Batán (que ha iniciado con éxito una nueva etapa tratando carbones para terceros), el Pozo San Nicolás (también denominado Nicolasa), cuya producción va dirigida en exclusiva a suministro de la térmica de La Pereda; la central de geotermia de Barredo, a partir de la cual se ha desarrollado el primer District Heating de España aprovechando el agua de mina y que en 2019 fue reconocido por la Agendia Internacional de la Energía con el premio Global District Energy Climate Adwards. Todas estas instalaciones se encuentran en el municipio de Mieres.
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