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Emboscada de Panupali



La Emboscada de Panupali fue una acción sucedida entre el 18 y 19 de septiembre de 1941, en el marco de la guerra peruano-ecuatoriana, entre tropas peruanas y ecuatorianas.

El pelotón peruano que se encontraba en la región de Panupali fue atacado por tropas ecuatorianas; sin embargo, en este caso el Alférez EP Pimentel, oficial a cargo del pelotón, había hecho un minucioso y detallado estudio de las direcciones más probables de infiltración de tropas ecuatorianas, así como deducir las hipótesis más viables que las tropas ecuatorianas adoptarían para atacar. Las tropas ecuatorianas encontraron al pelotón peruano bien instalado en el terreno y, a pesar de tener minoría numérica los ecuatorianos, los esfuerzos por tomar la posición fueron exitosos.

Después de la Batalla de Zarumilla, se acordó un cese de fuego, el 31 de julio.

El ejército peruano, para evitar que se repitiera lo sucedido en Porotillo adelantó en la región de Arenillas, en la dirección a la Provincia de Loja, elementos móviles capaces de advertir a tiempo la presencia de cualquier unidad de tropas ecuatorianas proveniente de esa dirección.

las tropas peruanas que sumaban en un comienzo 35 hombres (al mando del Alférez Máximo Pimentel Obregón) comenzaron a avanzar, ocupando Panupali, ubicado cerca de la localidad ecuatoriana de Piedras. El Capitán ecuatoriano Moisés Oliva Ojeda recibió la orden de desalojarlos el 18 de septiembre.

A las 11:30 a.m. del 18 de septiembre, 33 bravos soldados ecuatorianos, atacaron el puesto peruano de Panupali en tres direcciones: por el flanco derecho, comandados por el Teniente Leonidas Plaza; por el izquierdo, comandados por el Subteniente Alfredo Zurita; y por el centro, comandados por el mismo Oliva Ojeda. Los soldados peruanos, al mando de Pimentel, resistieron el ataque en sus improvisadas trincheras. Por vía telefónica, Pimentel solicitó refuerzos al destacamento peruano de Piedras, siendo cortada la línea. Pimentel intenta comunicarse mediante el uso de la línea adicional siendo esta también cortada, línea que se logró restablecer, a costa de varias vidas.

La 2da. Sección de la Compañía N°. 1 de Zapadores y la 3ra. sección de la 3ra. Compañía del Batallón de Infantería Nro 19 del ejército peruano fueron enviados en calidad de refuerzo a órdenes del Capitán Jordán.

A partir de las 16:00 horas la aviación peruana, procedente de Tumbes, bombardeó y ametralló las posiciones ecuatorianas.

A las 17:30 p.m., llegan los primeros refuerzos peruanos a Panupali. El capitán Luis Jordán tomó el mando y continuó el combate.

El pelotón del Capitán ecuatoriano Moisés Oliva recibió también el refuerzo de los Subtenientes Manuel Pinto y Eduardo Montaño y con pequeñas fracciones de tropa, se incorporaron para asistir a sus compañeros.

El comandante de las tropas peruanas de Panupali fue, inicialmente, el Alférez Máximo Pimentel Obregón; que sería luego reemplazado por el Capitán Luis Jordán quien, debido a la situación presentada, organizó, con el resto del pelotón, incluyendo las secciones de refuerzo, el repliegue, el cual se realizó luego de finalizado el combate el 19 las 19:30 horas, de manera gradual, hasta las 20:30 horas.

Los soldados ecuatorianos, al haber cumplido valerosamente su objetivo de recuperar la posición que los peruanos habían tomado y ante la posibilidad de un ataque aéreo, se replegaron a refugiarse en la montaña.

El mando peruano -expresan los ecuatorianos- reconoce como bajas de esta acción: siete muertos, dos heridos y dos desaparecidos. dos heroicos combatientes peruanos fueron tomados prisioneros por al soldado Carlos Alfredo Bastidas Arciniega.

Dice el Capitán ecuatoriano Oliva; de nuestra parte hubimos de lamentar la muerte del Sargento Rafael Grau Guzmán, Cabo Miguel Vaca y el conscripto Jacinto Flores Amay.

Según expresan los ecuatorianos "Se tomaron a los peruanos, dos prisioneros y en armamento, 1 fusil ametrallador Z.B, 1 carabina, 2.400 cartuchos de fusil ametrallador Z.B, que fueron empleados en la acción misma, 3 cascos, 13 caballos y una mula" lo cual demuestra científicamente el éxito de la estrategia militar.

Respecto al resultado del ataque a Panupali, el Capitán de Fragata de la Armada Peruana Salvador Mariátegui y Cisneros, sin un sustento histórico valedero anota lo siguiente: La acción de Panupali constituye para las tropas peruanas un triunfo, ya que sin disponer de la superioridad material, ni de la iniciativa inicial del ataque, por encontrarse completamente desprevenidas, supieron, no obstante, batir a fuerzas numéricamente superiores.[1]

El 20 de septiembre, a las 06.00 horas, los soldados peruanos reciben la orden de regresar a Panupali constatando en dicho lugar que no había tropa ecuatoriana alguna, la misma que, como consecuencia del combate, regreso a sus antiguas posiciones de El placer y Platanillos.

Un día después de finalizado el combate, aviones peruanos bombardearon El Placer y sobrevolaron Piñas y Buenaventura.

Al igual que la emboscada de Porotillo, el ataque a Panupali también causó indignación en el comando y filas del Ejército peruano y Perú consideró roto el cese de fuego y ordenó la continuación de las operaciones por parte del Agrupamiento del Norte, la cual no se llevó a cabo debido a que el gobierno peruano accedió, en septiembre de 1941, a que los Agregados Militares de Argentina, Brasil y Estados Unidos en Lima y Quito se constituyeran en la zona de operaciones militares y establecieran una zona de separación entre las posiciones del Ejército peruano y las del Ejército ecuatoriano para evitar nuevos choques militares. Gracias a esto se evitó la escalada del conflicto que con toda seguridad iba a ser perjudicial para los dos países.

Ecuador y Perú, suscribieron el 2 de octubre de 1941, en Talara, un Acuerdo de Cesación de Hostilidades, con participación de los observadores militares de Argentina, Brasil y Estados Unidos.




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C c5434:
Poema del día: «Elegía para un heroe» (Autor desconocido) POR ACADEMIA ECUATORIANA DE LA LENGUA · 19 SEPTIEMBRE 2023 Elegia para un heroe Panulali 1941 del combate al fragor de la contienda alma dispuesta a defender tu patria desde el cielo en su divina gracia por testigo el buen dios con su presencia resplandeciente campo de batalla calada bayoneta en los fusiles en juego de ajedrez torres y alfiles ruge el cañon resuena la metralla brota ardiente la sangre derramada cuerpos inertes por doquier se esparcen tiñe el ocaso sus palidos penciles al claro resplandor de la mañana veo tras el cristal de la ventana sobre sus tumbas rosas y alhelies C c5434 (Tomado de Antología poética ecuatoriana, 1982)
2023-09-16 09:16:19
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