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Bloqueo a Cuba



El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos hacia Cuba (también conocido como "bloqueo")[1]​ fue impuesto sobre la venta de armas por primera vez el 14 de marzo de 1958, durante el régimen dictatorial de Fulgencio Batista. La segunda vez fue en octubre de 1960, como respuesta a las expropiaciones de las compañías y demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses en la isla por parte del nuevo gobierno revolucionario tras la derrota del dictador y toma del poder de Fidel Castro. Aunque inicialmente excluía alimentos y medicinas, en febrero de 1962 las medidas se endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi total. En 1959, el 73% de las exportaciones se hacían con los Estados Unidos y el 70% de las importaciones procedían de ese territorio.[2]​ Muchas compañías estadounidenses o filiales de las mismas, declinan vender bienes a Cuba, por temor a ser sancionadas por el gobierno estadounidense.[3]

La cercanía geográfica de Cuba y Estados Unidos propició la formación histórica de lazos políticos, económicos y sociales. A pesar de su pasado como colonia española, la isla desarrolló importantes vínculos con su vecino del norte. Estos vínculos se estrecharon después de diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París,[4]​ con el cual quedaba finalizada la Guerra Hispano-estadounidense.[5]

Con la firma del Tratado de París, Puerto Rico, Filipinas y Guam pasaban a ser territorio estadounidense, en cambio Cuba no. Las negociaciones entre EE.UU. y España con relación a Cuba fueron muy delicadas y se prolongaron durante casi un mes.[6]​ Por un lado España estaba ansiosa de ceder a Cuba junto con su deuda de cuatrocientos millones de dólares. Por el otro lado a EE.UU. se le hacía imposible aceptar la isla con semejantes obligaciones económicas, mientras que otras condiciones de difícil aceptación por España ponían en riesgo el acuerdo.

Entonces la delegación española amenazó con suspender las negociaciones y seguir con la guerra, pero EE.UU. no cedió en su posición. La negociación concluyó con el acuerdo de que Estados Unidos estaría a cargo de Cuba durante cuatro años, después el gobierno de la isla pasaría a los propios cubanos y la responsabilidad de la deuda recaería sobre España.[7]

De este modo la presencia de EE.UU. en Cuba sería del 1898 al 1902, adicionalmente, se pactó que Estados Unidos se reservaría el derecho de intervención militar en el país en caso de que surgieran nuevos conflictos internos. También quedaba establecido el arrendamiento del territorio que ocupa la base militar de Guantánamo, ahora ya ocupada ilegalmente por EE.UU. Inicialmente estas medidas tenían el fin de "pacificar el país y proteger las inversiones estadounidenses".[8]​ Otras fuentes opinan que la intención era convertir a Cuba en una "colonia autogobernada". En esos años, Estados Unidos estableció ciertas estructuras necesarias para la castigada sociedad cubana como la imposición de la enmienda Platt redactada por EE.UU. a la naciente constitución cubana, la Guardia rural, un sistema sanitario, proyectos de obras viales, implementación de un sistema educativo. Estos proyectos fueron financiados por el propio tesoro cubano.[9]

En el ámbito económico, las inversiones estadounidenses, tan comunes en Latinoamérica, fueron claves en la producción de azúcar y tabaco, que eran luego exportados a Estados Unidos. El turismo estadounidense fue también sustancial, y las facilidades para exportar a los Estados Unidos crearon importantes vínculos comerciales.

Cuando la revolución cubana derrotó al gobierno del dictador Fulgencio Batista, Fidel Castro llegó al poder el 1 de Enero de 1959. El gobierno estadounidense reconoció el gobierno revolucionario inicialmente; pero, las relaciones entre ambos países se deterioraron cuando el nuevo gobierno cubano decretó la Primera Ley de Reforma Agraria de Cuba el 17 de mayo de 1959. La denominada Ley de Reforma Agraria dio comienzo a las expropiaciones de las grandes propiedades agrícolas, muchas pertenecientes a empresas estadounidenses. La compensación, en bonos a veinte años con un interés del 4,5% sobre la base imponible, fue vista como inadecuada, y rechazada por el gobierno de Estados Unidos[cita requerida], aunque la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dictaminó, el 23 de marzo de 1964 en Nueva York, la validez de las nacionalizaciones y el derecho de Cuba a nacionalizar.[10]​ Otros países como Canadá o Gran Bretaña si aceptaron las compensaciones.

El gobierno de los Estados Unidos estaba "preocupado" por el sesgo pro-soviético de su vecino, adentrada ya la Guerra Fría. Durante la crisis entre los gobiernos se produjo una escalada de medidas económicas: a cada nacionalización cubana, los Estados Unidos respondían con nuevas contramedidas, como la prohibición de toda exportación a Cuba el 19 de octubre de 1960.

En 1992, el embargo adquirió el carácter de ley con el propósito de mantener las sanciones contra la República de Cuba. Según lo recogido en el Cuban Democracy Act estas sanciones continuarían mientras el gobierno se negara a dar pasos hacia “la democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos”.[11]

Posteriormente en 1996, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley llamada Helms-Burton Act. De esta forma se eliminó la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de los ciudadanos estadounidenses. También quedaron impuestas restricciones sobre el otorgamiento de ayudas públicas o privadas a cualquier sucesor del Gobierno de La Habana hasta que por lo menos ciertos reclamos contra el gobierno de Cuba quedaran aclarados.

En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el embargo comercial prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores a 700 millones de dólares anuales, siendo por ello la primera ley transnacional en el mundo. No obstante, en el 2000 el mismo Clinton autorizó la venta de ciertos productos humanitarios a Cuba.

Durante décadas la política de embargo económico ha sido defendida por sectores del exilio cubano, cuyos votos han sido cruciales en el estado de la Florida. Estos sectores del exilio han influido en varios políticos que han terminado adoptando puntos de vista similares.[12]​ También la postura de estos cubano-estadounidenses ha generado oposiciones dentro de líderes estadounidenses en el sector de los negocios, cuyos intereses financieros hacen énfasis en el argumento de que el libre comercio sería bueno tanto para Cuba como para Estados Unidos.[13]

El embargo comercial hacia Cuba es el más prolongado que se conoce en la historia moderna. Ha sido condenado 23 veces por las Naciones Unidas, porque argumentan que es un lastre para la economía cubana. El 28 de octubre de 2015, el embargo contó con la abrumadora cantidad de 191 votos en contra y sólo dos a favor –Estados Unidos e Israel–, el máximo órgano de debate de Naciones Unidas reafirmó, entre otros principios, la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en asuntos internos, y la libertad de comercio y navegación internacionales.

El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, acordaron mejorar las relaciones políticas, sociales y económicas entre ambos países, lo que dio lugar a que muchos supusieran que este sería el final del embargo económico, comercial y financiero hacia la Isla. Tras la llegada al poder el 20 de enero del 2017 el expresidente de los Estados Unidos[14]​, Donald Trump revirtió muchas de las medidas tomadas por la antigua administración, ocasionado consigo el enfriamiento nuevamente de las relaciones diplomáticas de ambos países.

A pesar de esta situación, Estados Unidos está entre los cinco principales socios comerciales de Cuba (el 6.6% de las importaciones llegan desde EE.UU.)[16]​ y es además, el primer suministrador de productos agrícolas a Cuba. EE.UU. suministra el 96% del arroz y el 70% de los productos de carne avícola. Otras importaciones a gran escala provenientes de EE.UU. son el trigo, el maíz, la soja y sus derivados. No obstante, el comercio entre Cuba y los Estados Unidos está sujeto a regulaciones y se produce bajo ciertas condiciones.[17]​ Por ejemplo, Cuba tiene que pagar en efectivo y al contado todos los productos que importa desde EE.UU., ya que este no le concede ningún tipo de crédito financiero.[18]

Actualmente los principales competidores de EE.UU. son la Unión Europea, segundo mayor exportador de productos agrícolas hacia Cuba, seguida por Brasil, Argentina, y Canadá. En total, Cuba importa alrededor de mil millones de dólares.[19]


Ya existía un embargo armamentístico por parte de EE.UU. sobre Cuba desde marzo de 1958 cuando la guerra entre Batista y los revolucionarios de Castro comenzó.

En julio de 1960, en respuesta a las nacionalizaciones EE.UU. redujo la cuota de azúcar cubano a 700.000 toneladas. Al mismo tiempo la URSS accedió a comprar el resto del azúcar en su lugar, mientras el gobierno de Castro continuaba con las expropiaciones. El presidente Dwight D. Eisenhower impuso el 19 de octubre de 1960 un embargo parcial y rompió las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961. La Unión Soviética, en cambio, ofreció a Cuba precios preferentes para las exportaciones cubanas, especialmente para el azúcar, y vendió a Cuba petróleo a precios preferentes. En abril de 1961, Kennedy aprobó una invasión militar a Cuba compuesta por cubanos exiliados con apoyo armamentístico y logístico por Bahía de Cochinos, siendo derrotados en 72 horas por el ejército y las milicias de Cuba en Playa Girón, durante la invasión Cuba decretó su revolución como socialista.

En respuesta a este alineamiento de Cuba con el bando soviético en la Guerra Fría, el presidente John F. Kennedy estableció un programa suave para terminar con la revolución en Cuba que creaba la Alianza para el Progreso, el Banco Interamericano para el Desarrollo y los Cuerpos de Paz, además amplió las medidas tomadas por Eisenhower mediante una orden ejecutiva, ampliando las restricciones comerciales el 7 de febrero y de nuevo el 23 de marzo de 1962.

Durante la posterior Crisis de los misiles de Cuba, Kennedy implantó restricciones en los viajes a Cuba el 8 de febrero de 1963, y se emitió las Regulaciones para el Control de los Recursos Cubanos (Cuban Assets Control Regulations en inglés) el 8 de julio de ese mismo año, bajo el Ley de Comercio con el Enemigo como respuesta al hospedaje de misiles en Cuba. Bajo esas medidas, los activos cubanos en Estados Unidos fueron congelados e inclusive el pago del arrendamiento de EE.UU. a Cuba por la base militar de Guantánamo ha sido embargado y permanece en "custodia" de un juez de EE.UU., que ha dispuesto de esos fondos como si fueran propiedad de EE.UU..

La Organización de Estados Americanos impuso sanciones multilaterales a Cuba el 26 de julio de 1964, que fueron levantadas el 29 de julio de 1975.

Las restricciones para los ciudadanos estadounidenses en los viajes a Cuba se suspendió el 19 de marzo de 1979; dado que el presidente Jimmy Carter se negó a renovar la regulación, que debía ser renovada cada seis meses. Las restricciones para el gasto de dólares en Cuba fueron también reducidas. El presidente Ronald Reagan reinstauró el embargo comercial el 19 de abril de 1982. Esta ha sido modificada hasta convertirse en la normativa actual sobre los viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba.[20][21]​. Hoy día las leyes no prohíben a los ciudadanos estadounidenses viajar a Cuba per se, pero hace ilegal el realizar transacciones (gastar dinero, recibir regalos) en la mayoría de los casos sin permiso del gobierno estadounidense a través de la Oficina de Control de Recursos Extranjeros.[22]

El embargo fue reforzado en octubre de 1992 por la Ley de Democracia Cubana (popularmente la ley Torricelli) y en 1996 por la «Ley para la Libertad Cubana y la Solidaridad Democrática» (Ley Helms-Burton). La misma planteaba entre otros muchos artículos que las filiales estadounidense en terceros países no podían establecer ningún tipo de relación comercial con Cuba. Mientras Estados Unidos ha buscado normalizar sus relaciones comerciales con otros estados comunistas, como China o Vietnam, la existencia de un fuerte lobby, mayoritariamente conservador, formado por exiliados cubanos, principalmente asentados en Florida ha dificultado un acercamiento a Cuba, especialmente por la influencia de los exiliados en un estado políticamente estratégico como Florida. Ni el Partido Demócrata de los Estados Unidos, ni el Republicano han propuesto ningún cambio de relevancia (aunque el Partido Republicano ha sido tradicionalmente más favorable a aplicar "mano dura"). El título tercero de la Ley por la Solidaridad con la Libertad y la Democracia en Cuba (también conocida como ley Helms Burton) establece que cualquier compañía no estadounidense en "conocido tráfico con propiedades de ciudadanos estadounidenses en Cuba confiscadas sin compensación" puede ser sujeto de un litigio que le puede impedir entrar en los Estados Unidos. Esta restricción se extiende al ámbito marítimo: los barcos atracados en Cuba no pueden entrar en Estados Unidos en un plazo de seis meses. No obstante, es importante tener en cuenta que el título tercero de esta ley incluye un mecanismo por el cual su aplicación puede ser suspendida por el presidente. Esta suspensión debe ser renovada cada seis meses y esto es tradicionalmente lo que ha ocurrido. La suspensión fue renovada por última vez el 17 de julio de 2006,[23]​ y por lo tanto se mantendrá activa, por lo menos, en los seis meses siguientes a esa fecha.

En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el embargo comercial prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores 700 millones de dólares anuales.

En respuesta a la presión de los agricultores estadounidenses, el embargo fue relajado por el Ley de Reforma de Sanciones y Mejora de las exportaciones, que fue aprobada por el Congreso de los Estados Unidos en octubre de 2000 y firmada por el presidente Clinton. La moderación del embargo permitió la venta de bienes agrícolas y medicinas por razones humanitarias. A pesar del inicial rechazo cubano, que vio en ello una maniobra política de los Estados Unidos, Fidel Castro aceptó la medida tras el huracán Michelle en noviembre de 2001, esta medida sigue vigente en la actualidad.

Ante la creciente demanda de productos cubanos, legisladores partidarios del libre comercio, nombrados por los estados del Oeste y las grandes llanuras centrales (con fuerte influencia agrícola) han intentado desde 2000 suavizar o eliminar el embargo. Cuatro veces desde entonces, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha apoyado levantar las restricciones al viaje, siendo apoyada en 2003 por primera vez por el Senado. Sin embargo, el presidente George W. Bush, vetó el proyecto de ley. Enfrentado a un veto, el Congreso abandonó su intento de eliminar las restricciones de viaje. Sin embargo, dichas restricciones son fáciles de evitar: basta viajar desde un tercer país (Canadá, México), dado que las autoridades cubanas no sellan pasaportes. Esto está penado legalmente en Estados Unidos, pero rara vez se persigue.

En el año 2004, la administración de George W. Bush aplicó un nuevo paquete de medidas dentro de la llamada Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre. Dentro de la gran gama de medidas tomadas, se limitan los viajes y envíos de remesas a solo los familiares cercanos (padres, abuelos, hijos, hermanos), además de alargar la espera para viajar a Cuba a tres años. Este plan arrecia la aplicación de las leyes Torricelli y Helms-Burton. Fue actualizado en el año 2006 con el objetivo de restringir aún más los viajes de los estadounidenses a Cuba con pena de cárcel o grandes multas (hasta de un millón de dólares); aparte de crear instituciones para perseguir las exportaciones cubanas de níquel y su utilización en la industria de terceros países, ron y tabaco, así también como las transacciones que Cuba pudiese realizar en dólares.

Las Regulaciones para el Control de los Recursos Cubanos impusieron restricciones en la importación de productos cubanos en Estados Unidos y de estadounidenses en Cuba, y para la transacciones con Cuba o ciudadanos del país, así como congeló las inversiones cubanas en Estados Unidos y sus cuentas financieras bajo jurisdicción estadounidense, además de limitar el comercio. También ilegalizó la compra, por parte de ciudadanos estadounidenses, de bienes de consumo fabricados en Cuba fuera de Estados Unidos. En el 2012, dichas regulaciones están aun en vigor, reguladas por la Oficina de Control de Recursos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Las penas criminales por violar el embargo van hasta diez años en prisión y multas de 1 millón de dólares estadounidenses si es por asuntos corporativos o 250.000 dólares si es por asuntos particulares.También existen penas civiles de 55.000 dólares.

En 1959, los Estados Unidos suponían el 70% de las exportaciones cubanas y el 73% de sus importaciones. Cuba, por otro lado, suponía el 3% de las exportaciones estadounidenses y el 4% de las importaciones, siendo el séptimo socio comercial por tamaño en ambos aspectos. Sin embargo, en los primeros años del embargo, el comercio entre Cuba y los Estados Unidos prácticamente desapareció.

A pesar de todo, los subsidios de la URSS y el Comecon, junto a su trato comercial preferente, limitaron el impacto en las primeras décadas del embargo, llegando a su cima en los años ochenta, cuando Cuba recibió alrededor de 6000 millones por año. Cuba también encontró en los otros países socialistas mercado para sus exportaciones (especialmente azúcar y níquel), así como suministro de petróleo y maquinaria agrícola e industrial.

El colapso del socialismo estatal en Europa oriental en 1989 y de la Unión Soviética dos años después causó una crisis económica en Cuba, perdiendo el 85% de sus relaciones comerciales que eran con el campo socialista acentuándose los efectos del embargo. Desde entonces, Cuba ha desarrollado relaciones comerciales con el resto del mundo. Sin embargo, dado que el principal productor de la región es Estados Unidos, Cuba se ha visto obligada a recurrir a países mucho más lejanos para abastecerse de determinados productos, con los consecuentes gastos y complicaciones. A pesar de todo, Cuba ha sido capaz de sobrevivir al final de las ayudas soviéticas e iniciar una tímida recuperación basada en el turismo.

El gobierno cubano estima que el impacto total del embargo en la economía de la isla es de 90.000 millones de dólares,[24]​ incluyendo la pérdida de ganancias por exportaciones, los mayores costes de importaciones, las limitaciones en el crecimiento de la economía, y los daños sociales. La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos estima que las pérdidas en exportaciones estadounidenses suponen 1.200 millones de dólares anuales.

Principales afectaciones del embargo a Cuba en millones de dólares:

Las exportaciones oficiales de Estados Unidos a Cuba en 1999 sumaron 4´7 millones de dólares, principalmente en ayuda médica, fármacos y demás ayuda humanitaria, siendo Cuba el último de los 180 importadores de productos agrícolas estadounidenses en 2000. Tras la suavización del embargo posterior, Cuba llegó al puesto 138 en 2001, al 45 en 2002, y se estima que en 2003 era el 33.

Se estima que aproximadamente unos 80.000 estadounidenses visitan Cuba anualmente, incluyendo unos 3000 viajes de negocios. Las remesas que los expatriados cubanos en Estados Unidos envían a su país alcanzan los 1000 millones de dólares anuales. Muchas de estas remesas contradicen el espíritu, si no la letra, del embargo. Además, ciertos productos de lujo como los puros (o cigarros) habanos son demandados en Estados Unidos, de hecho, empresas como General Cigar aprovechando el embargo se apropiaron del nombre Cohiba para vender bajo dicho nombre tabaco no procedente de Cuba. En la cultura popular, aparecen asociados a personajes ricos y poderosos, que consiguen sus propios suministros ilegales de tabaco. Aunque parte de esta fama se debe a la escasez de los mismos producida por el embargo, el tabaco cubano tiene fama de ser uno de los mejores del mundo (aunque algunos expertos creen que últimamente, y debido a factores como la peor calidad del suelo por los efectos del embargo en el mercado de fertilizantes, su calidad ha declinado).

Existen algunos cubanos en el exilio que critican el embargo porque les dificulta enviar dinero o bienes a sus familiares y comunicarse con ellos, pues los precios por minuto están en la última escala del listado ya que Cuba no tiene acceso a la red mundial por presión del mismo embargo. Mientras que muchos de los exiliados históricos tuvieron motivos políticos para exiliarse (evitar los peligros que para ellos suponía las reformas socialistas de la Revolución), muchos de los que se fueron en las oleadas posteriores tienen motivaciones principalmente económicas y son mucho más favorables a enviar dinero a sus familias en la isla y al levantamiento total del embargo.

Según Jeffrey L. Snyder, de International Trade, y James W. Reed, ex comisionado adjunto en Asuntos del Consumidor del condado de Nassau, el embargo solamente impide la realización de transacciones económicas entre Cuba y Estados Unidos.[25]

Algunos críticos del embargo remarcan la doble moral de aislar a Cuba por su deriva socialista, mientras se comercia con otros estados como China o Vietnam, con el mismo sistema político que el que impera en Cuba. El comercio con estos países, se defiende como una influencia benigna en los países comunistas, que los animaría a optar por el libre mercado.

Ningún senador o congresista cubano-estadounidense (actualmente disponen de escaños los senadores Mel Martínez (republicano por Florida) y Robert Menéndez (demócrata por Nueva Jersey) y los congresistas Lincoln Díaz-Balart, Mario Díaz-Balart, e Ileana Ros-Lehtinen (republicanos por Florida) ha intentado impulsar alguna medida de similar cariz en Cuba. Para algunos, esta contradicción se debe, no a la política exterior del país, sino a la interior, siendo resultado de la importancia del lobby cubano y sus contribuciones en las elecciones del país. En respuesta a estas críticas, los que están de acuerdo con la política de los congresistas y senadores cubano-estadounidenses remarcan el hecho de que ninguno de ellos han votado por ningunas de las medidas para suavizar o eliminar las sanciones contra los otros países comunistas.

Críticos de izquierda, incluyendo Noam Chomsky, aducen que el embargo tiene el objetivo de evitar el éxito del plan económico del estado cubano, evitando así que sirva de ejemplo en otros países latinoamericanos. Documentos desclasificados de 1964 del Departamento de Estado también afirman que Cuba representa una amenaza a la hegemonía de Estados Unidos y un desafío abierto a la Doctrina Monroe.

Otros críticos se centran en la dudosa utilidad del embargo: argumentan que, en vez de influir en el gobierno cubano alejándolo del modelo socialista, en su momento le ató aún más a la URSS, de la cual pasó a depender económicamente. También se ha dicho que el embargo es útil al gobierno de Cuba, lejos de perjudicarlo, porque le permite culpar a los Estados Unidos de las fallas de su gobierno, y a la vez presentarse como el defensor de los cubanos frente al embargo estadounidense. Es por esta razón que diversos sectores liberales creen que el embargo ha afianzado al actual gobierno en el poder y evitado que Cuba adopte el libre mercado, y siga un camino similar a otros países comunistas.

Empresarios y economistas han advertido también que el embargo deja a las empresas estadounidenses en desventaja en el mercado cubano tras su hipotético final, pues se enfrentarán a una competencia más firmemente asentada. Por ello, hicieron un llamamiento al final del embargo.[26]

El embargo cuenta con la oposición de la comunidad internacional. Así, las Naciones Unidas han aprobado varias veces resoluciones instando a Estados Unidos a levantar o al menos aligerar el embargo con amplia mayoría: en 2002 173 países votaron a favor, mientras solo Israel, Estados Unidos y las Islas Marshall se oponían; en 2004, solo EE. UU., Israel, las Islas Marshall y Palaos se opusieron (con abstención de los Estados Federados de Micronesia).

El 4 de febrero de 2003, la ONU realizó una votación sobre el fin del embargo. Solo Estados Unidos, Israel y las Islas Marshall votaron en contra del fin del mismo. De nuevo, el 8 de noviembre de 2005, las Naciones Unidas aprobaron una resolución instando al final del embargo,[27]​ con la única oposición de Estados Unidos, Israel, Islas Marshall y Palaos.

La ley Helms-Burton ha sido objeto de críticas por parte de los gobiernos canadiense y europeo, que no aceptan las pretensiones extraterritoriales de Estados Unidos, ya que la ley incluyen formas de castigar a compañías no estadounidenses que comercien con Cuba. En el Parlamento de Canadá, la ley fue parodiada por el Godfrey-Milliken Bill, un proyecto de ley que reclamó la devolución de las propiedades confiscadas a los descendientes de los lealistas que huyeron a la Norteamérica británica (ahora Canadá) tras la revolución estadounidense. Más lejos llegó el Parlamento Europeo, que en 1996 declaró ilegal el acatamiento de la ley Helms-Burton por ciudadanos europeos. Aunque fue más simbólico que real, esta ley eliminó cualquier reclamación por parte de la ley a ciudadanos europeos.

Según el Consejo Europeo:[28]

"El Consejo, al mismo tiempo que reafirma su preocupación de fomentar la adopción de reformas democráticas en Cuba, recordó la profunda inquietud expresada por el Consejo Europeo con respecto a los efectos extraterritoriales del "Cuban Liberty and democratic Solidarity (Libertad) Act" adoptado por Estados Unidos y a las disposiciones legales similares relativas a Irán y Libia que están en estudio. Señaló las innumerables objeciones planteadas en el mundo contra esta ley. Invitó al Presidente B. Clinton a que renuncie a la aplicación de las disposiciones del título III y expresó su preocupación en cuanto a las medidas ya adoptadas para la aplicación del título IV de dicha ley. El Consejo definió una serie de medidas que podrían ser adoptadas por la Unión Europea en respuesta al perjuicio causado a los intereses de empresas de la Unión Europea como consecuencia de la aplicación de esta ley. Entre estas medidas figuran:

El Consejo encargó al Coreper que adoptara las disposiciones necesarias para la aprobación urgente de medidas comunitarias y medidas nacionales coordinadas."

Varios líderes religiosos se han opuesto al embargo por diversas razones, incluyendo principalmente motivos humanitarios. El papa Juan Pablo II pidió el fin del embargo tanto en su visita pastoral a México en 1979 como en la visita que realizó en Cuba en 1998. El patriarca ortodoxo Bartolomé I tildó el embargo de "error histórico" cuando visitó la isla el 25 de enero de 2004. Varios líderes religiosos estadounidenses también han mostrado su oposición al embargo. En 1998, los Discípulos de Cristo y la Iglesia Unida de Cristo, iglesias protestantes que suman dos millones de miembros, escribieron una carta conjunta a favor de aliviar la presión económica del embargo. Los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton y el imán Louis Farrakhan también son conocidos opositores al embargo.

El 15 de mayo de 2002 el expresidente Jimmy Carter habló en La Habana pidiendo el fin del embargo: "Nuestras dos naciones han estado atrapadas en un destructivo estado de beligerancia durante 42 años, y es hora de cambiar nuestra relación y forma de pensar y hablar".[29]​ En declaraciones públicas, el exministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, calificó el embargo como "acto de genocidio".

Algo que ha develado la complicación de una imposición, por muchos considerada absurda ya, ha sido el caso de una víctima inocente de dicho embargo. La señora Mary McCarthy, ciudadana canadiense radicada en Cuba y con 107 años de edad, se ha visto imposibilitada a retirar sus ahorros de $300.000 dólares debido a la prohibición que se indica. Recientemente y debido a las presiones de diversas autoridades internacionales el gobierno ha cedido a entregarle un poco de su dinero para solventar sus gastos de geriatría.[cita requerida]

En octubre de 2007, la ONU volvió a condenar el embargo ilegal y unilateral de Estados Unidos a Cuba, por una votación de 184 votos a favor y solo 4 en contra.[30]​ Nuevamente, los opositores al fin del embargo fueron Estados Unidos, Israel, Islas Marshall y Palaos.

Por más de dos décadas la Asamblea de Naciones Unidas ha condenado el embargo de los Estados Unidos a Cuba, que cuenta cada vez con más apoyo del mundo. En 2005, se pronunciaron en contra de condenarlo solamente Estados Unidos e Israel, mientras que se abstuvieron Micronesia, Palaos y las Islas Marshall.[31]​ En el año 2017, últimas votaciones, solo 2 (Estados Unidos e Israel) de los 193 países de la ONU estuvieron en contra de una resolución que solicita el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por Estados Unidos. [32]

A pesar de la extendida crítica internacional, el 2 de septiembre de 2010 el presidente de los Estados Unidos Barack Obama mantuvo el embargo.[33]

No sería hasta el 17 de diciembre 2014 cuando Barack Obama y Raúl Castro anunciaran el fin de las hostilidades y el comienzo de las negociaciones para llegar a acuerdos que permitirían instituir de nuevo la embajada cubana en el Distrito de Columbia y la estadounidense en La Habana además de la intención de iniciar los trámites en el Congreso de Estados Unidos para revocar el embargo. La situación política en Estados Unidos, con una mayoría republicana en el Congreso, augura que será difícil llegar a un acuerdo sobre este tema.

En la Séptima Cumbre de las Américas realizada en Panamá el 10 y 11 de abril de 2015, Barack Obama, presidente de Estados Unidos, y Raúl Castro, su homólogo cubano, se dieron la mano como gesto de acercamiento, hecho que ocupó buena parte de la agenda de la cumbre y que fue valorado positivamente por los países participantes.[34]

A nivel diplomático y especialmente en el marco de la llamada "cultura del encuentro y la paz" vale la pena resaltar la figura del Papa Francisco en el acercamiento humanitario y pacífico con el proceso de restablecimiento de relaciones. Signo de esta favorable intervención el pontífice recibió en su sede a ambos presidentes y realiza una visita la Isla de Cuba y a los Estados Unidos en septiembre de 2015.[cita requerida]

En 2017 llegado al poder Donald Trump dice que reversa el acuerdo entre el anterior presidente Barack Obama y su homólogo cubano Raúl Castro en el cual EE.UU. ejecuta el embargo y aplicará nuevas políticas con la isla.[cita requerida]

Donald Trump tomó más de 240 medidas contra Cuba durante sus 4 años de mandato, entre ellas:

Los principales pretextos fueron que el dinero "sostenía" a los militares cubanos y el apoyo del gobierno cubano al gobierno venezolano.

Se calcula que estas medidas afectaron por primera vez en más de 5.000 millones de dólares a la economía cubana.[35]

[36][37]

31 Agencias, S. A. (14 de abril de 2015). Inicia cumbre con saludo entre Obama y Raúl Castreo. Internacional, pág. 1.



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