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Arzobispo de México



La Arquidiócesis Primada de México (en latín: Archidioecesis Mexicanensis) tiene su sede en la Ciudad de México, y está a cargo del Arzobispo Primado de México.

Con la llegada de los españoles al continente americano, la Monarquía católica a través del patronato regio envió misioneros a los territorios recién conquistados que, con el paso del tiempo, formarían parte de Nueva España. La primera diócesis de México fue la de Yucatán, que incluía todo el territorio desde Tlaxcala hasta la Península de Yucatán, de la que se desprendieron sucesivamente los territorios de las diócesis de Yucatán y Tlaxcala. De esta última se desprendería, a su vez, el territorio de la original diócesis de México.

Al concluir el sitio de México-Tenochtitlan en 1521, los españoles deseaban hacer de Puebla la capital del nuevo territorio, sin embargo el peso político, demográfico y militar de la antigua Tenochtitlan los obligó a abandonar esos planes y a establecer la capital en lo que es ahora Ciudad de México. Carlos V dotó a la nueva diócesis de terrenos y medios, con lo que la nueva diócesis creció en importancia con la nueva capital de los territorios españoles en América.

La diócesis fue erigida canónicamente por la bula Sacri Apostolatus del papa Clemente VII del 2 de septiembre de 1530, apenas nueve años luego de la caída de México-Tenochtitlán, y fue elevada a arquidiócesis el 12 de febrero de 1546; su primer obispo y arzobispo fue el franciscano fray Juan de Zumárraga.

Poco después del avistamiento de las costas yucatecas por Francisco Hernández de Córdoba (1517), el Papa León X erigió por la Bula Sacri Apostolatus Ministerio del 24 de enero de 1519, la diócesis de Santa María de los Remedios con sede en la isla de Cozumel, pero al avanzar el conocimiento de las tierras conquistadas por los españoles, el papa Clemente VII, mediante la Bula Devotionis tuae provate sinceritas del 13 de octubre de 1525, autorizó al rey Carlos I para que determinase el mejor asiento de las circunscripciones religiosas y fijara sus límites.

De esta disposición, nació la Diócesis de Tlaxcala, cuya catedral se trasladó después a Puebla. Ya para estas fechas, el emperador había resuelto fundar otra diócesis en la Ciudad de México, ciudad que al término de la conquista resultó ser la más importante de las posesiones recién adquiridas. Así, el 12 de diciembre de 1527 presentó como Obispo de esta segunda circunscripción a fray Juan de Zumárraga, quien viajó a Nueva España en 1528 sin haber sido consagrado, pues en esta época estaban suspendidas las relaciones entre el Monarca y el Pontífice. Zumárraga gobernó, con el carácter de Obispo electo, hasta mediados de 1532, en que volvió a España. En esos cuatro años se distinguió como activo e intransigente protector de los derechos de los indios, entonces esclavizados, lo cual le acarreó graves dificultades con la Primera Audiencia o Junta de Gobierno de lo que sería más adelante conocido como Nueva España.

Restablecidas las relaciones entre el Papa y el Emperador por el Tratado de Barcelona (julio de 1529), Clemente VII expidió el 2 de septiembre de 1530 tres bulas principales: en la primera erigió la diócesis de México, en la segunda nombró primer obispo a Zumárraga y en la tercera participó la elección al Arzobispo de Sevilla, de quien aquel sería sufragáneo. En estas circunstancias el domingo 27 de abril de 1533 Zumárraga recibió la plenitud sacerdotal de manos del Obispo de Segovia en la Capilla Mayor del Convento de San Francisco en Valladolid. El 2 de agosto despachó el Emperador a la Audiencia de Nueva España las instrucciones para ejecutar las bulas. El provisor Alonso López y uno de los más distinguidos vecinos, Bernardino de Santa Clara, presentaron aquella orden el 27 de diciembre, con poder del obispo, y tomaron posesión de la diócesis en su nombre al siguiente día. Zumárraga continuó en España reclutando misioneros y al fin llegó a México en octubre de 1534.

Hasta el momento ha habido 34 arzobispos de México, de los cuales siete llegaron a ostentar al mismo tiempo el cargo de virrey de la Nueva España, conjuntando así los principales cargos del reino; en el siglo XIX, el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos fungió como regente durante el segundo Imperio Mexicano de Maximiliano de Habsburgo, siendo el último prelado que ha ostentado un cargo de carácter político.

Ya desde la década de los cincuenta, la Santa Sede hizo de la arquidiócesis de México una sede cardenalicia, es decir, el arzobispo se convierte de manera virtualmente automática en cardenal de la Iglesia; sin embargo, monseñor Luis María Martínez, declinó el nombramiento por considerar que su edad y mala salud no le permitirían cumplir con las responsabilidades, por lo que correspondió a monseñor José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, ser el primer cardenal mexicano. Luego de la muerte de monseñor Martínez, desde el nombramiento del arzobispo Miguel Darío Miranda (1956-1977), todos los arzobispos primados de México han sido creados cardenales por el papa. El papa Francisco, tuvo a bien nombrar al cardenal Carlos Aguiar Retes el 7 de diciembre de 2017 como Arzobispo Primado de México, quedando el cardenal Norberto Rivera Carrera como administrador apostólico de la Arquidiócesis hasta el 5 de febrero de 2018, fecha en que tomó posesión el arzobispo electo.

Los límites de la diócesis de México al principio no se encontraban bien definidos. Cuando Cuba fue descubierta, se erigieron tres sedes, pero cuando los prelados llegaron, sus sedes episcopales habían sido destruidas y los habitantes habían huido. Para evitar tales problemas, la Santa Sede permitió a los reyes de España fijar los límites de las nuevas diócesis que se erigieran en el continente americano, aún considerado como parte de Asia. Desde 1500 hasta 1863, la Arquidiócesis de México se extendía del Atlántico al Pacífico, específicamente de Tampico a Acapulco. Con el paso del tiempo fue cediendo parte de su territorio para dar origen a nuevas diócesis como Cuernavaca, Toluca, Texcoco, entre otras. De este modo, hasta noviembre de 2019, su territorio ocupó toda la Ciudad de México, siendo la arquidiócesis más grande del mundo con 467 parroquias (sin contar capillas y rectorías) y con 9 millones de habitantes. El 28 de septiembre de 2019, S.S. el Papa Francisco anunció la erección de tres nuevas diócesis cuyo territorio se desmembraría del de la Arquidiócesis de México. Así, el 4 de noviembre fue erigida la Diócesis de Xochimilco, cuyo territorio ocuparía las alcaldías Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta; el 5 de noviembre fue erigida la Diócesis de Iztapalapa, cuyo territorio estaría conformado por la alcaldía con el mismo nombre; y el 7 de noviembre fue erigida la Diócesis de Azcapotzalco, cuyo territorio abarcaría la alcaldía Azcapotzalco y una parte de la alcaldía Gustavo A. Madero. Finalmente, la Arquidiócesis Primada de México quedó conformada ya no en la totalidad del territorio de las dieciséis alcaldías de la Ciudad de México sino sólo de diez: Miguel Hidalgo, Coyoacán, Álvaro Obregón, Magdalena contreras, Tlalpan, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Cuajimalpa, Iztacalco y una parte de Gustavo A. Madero.

Por su ubicación en la capital de México y de la antigua Nueva España, la arquidiócesis de México tiene una multitud de templos con valor histórico, artístico y cultural.

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México está dedicada a la Asunción de María. Es la más grande catedral en el hemisferio Occidental. Sus dos órganos, uno de ellos traído pieza por pieza desde España y el construido por artesanos mexicanos, lo mismo que su sala de cabildos (ubicada entre el altar principal y el altar, así llamado "Del Perdón"), hacen de la catedral un espacio sin paralelo para comprender la construcción del carácter nacional mexicano durante la etapa colonial y durante el siglo XIX.

En su territorio se encuentra también el más importante templo mariano de México y el continente americano, la Basílica de Guadalupe, donde se venera a la santísima Virgen de Guadalupe, aparecida en 1531 a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. El complejo en el que se encuentra la Basílica integra por lo menos cinco templos más, cada uno dotado de un carácter particular y único, desde la moderna basílica con su diseño circular que permite observar desde cualquier punto de su interior la tilma de Juan Diego, hasta el templo, así llamado, Del Pocito, construido por las distintas cofradías y hermandades de artesanos de la Nueva España.

Están también los templos de los antiguos centros urbanos de la capital de la República en Xochimilco, Tlalpan, Coyoacán y Azcapotzalco, además de templos cuajados de historia, leyendas, arte y artesanías. Es el caso de templos como La Profesa (Isabel la Católica y Francisco I. Madero, en el centro de la ciudad), donde Agustín de Iturbide fue coronado[cita requerida] o el templo de San Francisco, corazón de lo que fue un mucho más amplio complejo que incluía el Convento de San Francisco[cita requerida] (cuyos restos han sido recientemente rescatados).

Para efectos de su organización interna y la provisión de los servicios pastorales a los fieles, la arquidiócesis está dividida en ocho vicarías territoriales, con un obispo auxiliar o vicario al frente de cada una:

Las vicarías territoriales se organizan a su vez en decanatos y estos, integran, finalmente a las parroquias, la célula básica de la estructura de la Iglesia en cualquier parte del mundo, que pueden subdividirse, finalmente, en capellanías y/u oratorios.

Dentro del territorio de la arquidiócesis se encuentran numerosas escuelas de inspiración católica, la mayoría de las cuales son administradas por alguna orden religiosa y alrededor de quince universidades e instituciones de educación superior católicas que imparten carreras en todas las áreas de especialidad, incluyendo a la Universidad Pontificia de México. Además de ésta, en el territorio se encuentra la Universidad Católica Lumen Gentium, fundada por el Cardenal Norberto Rivera en 2001.

Para la preparación de sus sacerdotes, la arquidiócesis primada de México tiene a su cargo cuatro seminarios:

Además existen varias casas de formación de las distintas órdenes e institutos de vida religiosa, tanto para varones como para mujeres.



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