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Zaragoza (provincia, España)



Zaragoza es una de las cincuenta provincias de España, con capital en la homónima Zaragoza. Con una superficie de 17 274 km² es la cuarta provincia más grande de España (después de las provincias de Badajoz, Cáceres y Ciudad Real). Ubicada en la comunidad autónoma de Aragón, limita al norte con Navarra y Huesca, al este con Lérida y Tarragona, al sur con Teruel, al suroeste con Guadalajara y al oeste con Soria y La Rioja, siendo junto a Burgos la provincia española que limita con más provincias (8).

La provincia de Zaragoza abarca una superficie de 17 274 km². En 2019 la población era de 968 149 habitantes y la densidad de población de 55,27 hab/km². La provincia de Zaragoza la conforman 293 municipios y tres entidades locales menores.

Las siguientes comarcas con capital en la provincia de Huesca comprenden algunos municipios de la provincia de Zaragoza:

Población por municipio en 2018

Densidad de población por municipio en 2018.

Crecimiento de la población por municipio entre 1998 y 2008.

Crecimiento de la población por municipio entre 2008 y 2018.

Principales municipios por población

La provincia de Zaragoza es la segunda de España —de un total de cincuenta— en porcentaje de habitantes concentrados en su capital: 69,84 % frente al 31,96 % del conjunto de España.[cita requerida]

Principales municipios por extensión

El 16% de la extensión total de la provincia de Zaragoza corresponde a terreno forestal, siendo la cuarta provincia y la mayor de las tres de Aragón con mayor masa forestal. El paisaje de la provincia es muy variable y está constituido por sierras, barrancos y valles (en la zona del Bajo Aragón y Mequinenza) a estribos montañosos en el prepirineo, llanuras en las Cinco Villas o los llanos que van desde el Campo de Borja hasta La Almunia de Doña Godina.

En Mequinenza se ubica la confluencia de los ríos Segre, Cinca y Ebro, siendo la mayor confluencia fluvial de toda Europa. La zona, que se conoce con el nombre de Aiguabarreig es un espacio con gran riqueza natural y una gran variedad de ecosistemas que abarcan desde las estepas mediterráneas a impenetrables bosques de ribera, convirtiendo este espacio en un paraíso para la biodiversidad.

Territorialmente, el Aiguabarreig se encuentra en el centro de la Depresión media del Ebro. Limita al oeste con los Monegros, al este con los Tossals de Montmeneu y Almatret en Cataluña y hacia el sur con la cola del embalse de Ribarroja. Este espacio recibe el nombre de la palabra de origen catalán que designa el lugar en el que dos o más corrientes de aguas se juntan y forman una sola. El Segre y el Cinca forman un primer Aiguabarreig entre las poblaciones de La Granja d’Escarp, Massalcoreig y Torrente de Cinca, y a pocos kilómetros convergen con las aguas del Ebro, ya en el término municipal de Mequinenza, conformando la mayor confluencia fluvial de toda la península ibérica.

En el Aiguabarreig de Mequinenza encontramos cientos de metros de anchura de agua con numerosas islas fluviales y bosques de ribera, grandes masas de carrizal, playas de guijarros, pozas y galachos. Es un punto de confluencia de la flora esteparia proveniente de la zona árida de Monegros y de la flora mediterránea que asciende por el valle del Ebro. Gracias a estas características conviven especies de ambientes opuestos. Las aves son el grupo más numerosos y abarcan desde colonias de ardeídas a todo tipo de rapaces y aves propias de ambientes desérticos. También pueden encontrarse reptiles, anfibios y mamíferos, destacando especialmente murciélagos, ciervos, corzos, nutrias y la presencia cada vez más abundante de cabras salvajes.

La Laguna de Gallocanta está considerada como Humedal de Importancia Internacional (Convenio Ramsar) y Reserva Natural. Pero es por encima de todo el mayor humedal salino de la península ibérica y el mejor conservado de la Europa Occidental. A caballo entre las comarcas de Daroca y Jiloca, sobre una altiplanice a casi mil metros de altitud, sus aguas ocupan el fondo de una cuenca endorreica, sin salida hacia cauces fluviales. Sus dimensiones son aproximadamente unos 7,5 Kilómetros de longitud por 2’5 kilómetros de anchura y la profundidad máxima en períodos de inundación puede llegar a superar los dos metros.

Los diversos pobladores que han habitado la provincia de Zaragoza han ido dejando sus influjos ya desde la Prehistoria. En Caspe se encontró el hacha de mano de Cauvaca de hace unos 100 000 años. En la zona de Mequinenza se han encontrado y documentado toda la secuencia histórica desde el Paleolítico, Neolítico o Edad del Bronce pasando por diferentes etapas de transición que pueden verse en las cabañas de Riols datadas de hace unos 6000 años o la necrópolis de la Mina Vallfera de hace unos 3200 años aproximadamente. Como resultado de las excavaciones llevadas a cabo en los años 80 en Mequinenza se encontró un importante conjunto de cerámicas impresas y lisas, indústria lítica tallada en sílex y útiles pulimentados junto con molinos de mano y elementos de adorno (brazaletes y cuentas de collar) que pueden verse actualmente en las salas de Prehistoria del Museo de Zaragoza.

En Mequinenza también pueden encontrarse evidencias del Calcolítico y de la Edad del Bronce con una importante muestra de arte rupestre disperso en abrigos y rocas de estilo esquemático o abstracto declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO dentro del Arte Rupestre Levantino (Sierra de los Rincones I, Barranco Plana I y II...). A estas expresiones artísticas se suman varios conjuntos de grabados prehistóricos con motivos labrados en la superficie rocosa (Vallmajor I, Mas de Fayonet, Vallperera...). Sin embargo, el conjunto arqueológico más representativo de Mequinenza y de todo el valle del Ebro es el de Los Castellets. El conjunto arqueológico, el yacimiento más representativo de la cultura de Campos de Urnas, está formado por un poblado con muralla y foso, una necrópolis tumular de incineración y una gran necrópolis tumular de inhumación e incineración, con materiales datados desde el Bronce Medio hasta bien entrada la Cultura Ibérica (entre el 1500 y el 500 a. C.). La existencia de ambos ritos funerarios a la vez lo convierte en un yacimiento único en toda la cuenca del Ebro que todavía no ha podido ser excavado a fondo. En la Edad de Hierro continúan ocupandose poblados y necrópolis como los yacimientos de los Brunos y el cabezo de Monleón en Caspe o el Roquizal en Fabara.

Con la llegada de los romanos (200 a. C.) se inicia la romanización de las tribus indígenas y la creación de nuevas ciudadees romanas como la Colonia Iulia Victrix Celsa (actual Velilla de Ebro) o Caesaraugusta, Municipium Augusta Bíbilis o La Malena (Azuara). La provincia acoge un importante patrimonio romano que puede visitarse hoy en día como Los Bañales en Uncastillo o el Mausoleo de Lucio Emilio Lupo en Fabara.

Durante la época de dominación musulmana, las antiguas ciudades se reconvirtieron y se crearon nuevas asentamientos con castillos defensivos y recintos fortificados. Destaca por ejemplo el Conjunto Fortificado Islámico en Calatayud o la creación de nuevas poblaciones como Miknasa al-Zaytún (Mequinenza) o Hawara (Fabara) a partir de tribus nómadas llegadas desde África.

Durante la Edad Media, a medida que el islam retrocedía debido a la Reconquista, los cristianos colonizan los nuevos territorios. Surgen los monasterios cistercienses como el de Veruela o el de Piedra así como numerosos castillos y construcciones medievales defensivas. Algunos de estos castillos como el de Uncastillo o el de Mequinenza son auténticos ejemplos de obras de ingeniería que quedaron legadas a la Corona de Aragón. Destaca en esta época también la pervivencia del arte mudéjar en campanarios y cimborrios. Esta arquitectura fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 2001.

La provincia de Zaragoza cuenta con una muy diversa y rica cantidad de espacios expositivos, centros de interpretación y museos concebidos para salvaguardar el patriomonio cultural de la provincia. Muchos de ellos destacan sus colecciones en diferentes épocas o áreas específicas resaltado su valor histórico y cultural.

El clima de las poblaciones de la provincia de Zaragoza es de tipo continental con importantes fríos en invierno y veranos muy calurosos. La pluviometría es irregular y escasa. El viento dominante en la zona es el cierzo, que en algunas poblaciones del Valle del Ebro puede superar los más de 100 kilómetros por hora.

La provincia de Zaragoza basa su gastronomía en las frutas y verduras de las huertas así como en el ternasco y la caza. Uno de los productos imprescindibles son los acreditados aceites de oliva de fama internacional. Algunas poblaciones conservan esta tradición desde la época musulmana, como Mequinenza que en árabe era conocida como Miknasa al-Zaytún (Mequinenza "la de los olivos"). También gozan de reconocido prestigio los vinos de las denominaciones Cariñena, Campo de Borja, Somontano y Calatayud.



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