El Vizcondado de Bearne fue una entidad feudal con orígenes en la Alta Edad Media y capital en la ciudad francesa de Pau. Integrada en el Reino de Francia tras el Tratado de Verdún (843) a lo largo de la historia osciló entre la independencia y el vasallaje a distintos reinos (entre ellos Aragón, Navarra o Inglaterra), produciéndose la unión definitiva con el reino galo bajo el reinado de Luis XIII (Edicto de octubre de 1620).
El Bearn desaparece como entidad autónoma durante la Revolución francesa, siendo su territorio integrado junto con tierras de cultura vasca y gascona en el departamento de los Bajos Pirineos (actualmente Pirineos Atlánticos).
El origen del vizcondado de Bearne se pierde en la bruma de la Alta Edad Media, siendo su primer vizconde conocido Céntulo I, que murió en 866.
Si bien este territorio (como parte del Ducado de Gascuña) quedó dentro de las fronteras del reino de Francia en el Tratado de Verdún de 843, durante muchos siglos Bearne osciló entre la independencia y la sumisión no sólo a Francia, sino a otros poderosos vecinos, como Aragón, Navarra o Inglaterra.
Uno de los vizcondes más famosos fue Gastón el Cruzado (vizconde de 1090 a 1131), que en la Primera Cruzada tuvo un papel protagonista en la conquista de Jerusalén y, más tarde, participó también en la toma de Zaragoza. En su época el vizcondado era teóricamente vasallo de los duques de Aquitania pero casi independiente en la práctica.
Mientras el vecino reino de Aragón tuvo un tamaño comparable al de Bearne, ambos principados fueron aliados. Pero con la expansión aragonesa y su posterior fusión con el condado de Barcelona, Bearne quedó en clara inferioridad. Como resultado, en 1154 el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV recibió la regencia del vizcondado, que quedaría integrado en la órbita de la Corona de Aragón durante un siglo.
En el siglo XIV Gastón Febus, conde de Foix y vizconde de Bearne, consiguió formar un cuasi-estado independiente que incluía gran parte de la vertiente norte de los Pirineos.
En el siglo XV, debido a una serie de enlaces dinásticos, la casa de Foix llegó al trono navarro, con lo que los reyes navarros ostentaban también el título de vizcondes de Bearne. En 1512 Fernando el Católico invadió Navarra y los reyes Juan III de Albret y Catalina de Foix y su corte se replegaron a sus dominios de Bearne, desde donde se realizaron varios intentos de recuperar el reino de Navarra. Mientras Fernando se anexionaba el reino de Navarra, Orthez se convirtió en la capital de los Albret, con sus dominios navarros reducidos a parte de la Baja Navarra. Tras una larga guerra y ya reinando Carlos I de España, el cual tras conseguir el control de la Alta Navarra decidió abandonar San Juan Pie de Puerto, la Baja Navarra se mantuvo como un reino independiente bajo Enrique de Borbón, rey de Navarra con el título de Enrique II.
En 1560 la reina (Juana III de Navarra) se convierte al calvinismo, que se transforma en religión oficial de sus dominios gascones y navarros. En 1566 restringe las manifestaciones públicas de la iglesia católica, con la consiguiente oposición de los obispos de Lescar y Oloron. Esto hará que Bearne sea protagonista de primera fila de las guerras de religión que enfrentan en Francia durante las décadas siguientes a católicos y hugonotes (calvinistas).
Juana muere en 1572 y le sucede su hijo Enrique III, jefe de filas de los hugonotes. El mismo año, Enrique se casa con Margarita, tercera hija de Catalina de Francia. Fruto de esta boda y de una serie de fallecimientos en cadena en la familia real francesa, Enrique se convierte en pretendiente al trono de Francia. Tras una larga guerra contra los católicos, Enrique logra en 1589 acceder al trono como Enrique IV. Bajo la presión del Parlamento de París, el nuevo rey une a la corona de Francia sus territorios de Foix, Bigorra, Quatre-Vallées y Nébouzan. Pero se niega en redondo a hacer lo mismo con Navarra y Bearne, que se mantienen por tanto al margen del patrimonio real. A partir de entonces, el gobierno de Bearne recae en Catalina de Borbón, la hermana del rey, que residía en Pau.
En 1599 Enrique IV otorga a Bearne y Navarra el Edicto de Fontainebleu, que estipula la libertad de religión en el país. Es el equivalente del Edicto de Nantes otorgado a Francia.
Luis XIII, hijo de Enrique IV, hereda los títulos de rey tanto de Francia como de Navarra. En 1617 ordena la devolución a la iglesia católica bearnesa la propiedad de sus bienes. El Consejo Soberano de Bearne, de mayoría calvinista, se niega a acatar el edicto. En consecuencia, el rey decide intervenir militarmente. El 9 de septiembre de 1620 parte hacia Bearne al frente de un ejército de 5.000 hombres. Rechaza las tentativas de negociación de los emisarios del Consejo de Bearne y, sin encontrar resistencia armada, entra en Pau el 15 de octubre y el 17 en la fortaleza de Navarrenx.
Luis XIII restablece inmediatamente el culto católico, publica un Edicto de unión entre los Estados de la Corona de Navarra y los de la Corona de Francia y ordena transformar el Consejo soberano en mero Parlamento. De esta forma, el reino de Navarra quedó unido definitivamente a Francia.
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