La soberanía tribal en los Estados Unidos es el concepto de la autoridad inherente de las tribus indígenas estadounidenses para gobernarse a sí mismas dentro de las fronteras de los Estados Unidos. Originalmente, el Gobierno federal de los Estados Unidos reconoció a las tribus indígenas americanas como naciones independientes y llegó a acuerdos políticos con ellas a través de tratados. A medida que Estados Unidos aceleraba su expansión hacia el oeste, crecía la presión política interna a favor de la "expulsión de los indios", pero el ritmo de la elaboración de tratados creció, no obstante. Luego, la Guerra Civil convirtió a los Estados Unidos en un país más centralizado y nacionalista, lo que alimentó un "asalto total a la cultura y las instituciones tribales" y la presión para que los nativos americanos se asimilaran. En la ley llamada Indian Appropriations Act de 1871, sin ningún aporte de los nativos americanos, el congreso prohibió cualquier tratado futuro: en lo sucesivo ninguna nación o tribu india dentro del territorio de los Estados Unidos será reconocida como una nación, tribu o poder independiente con quien los Estados Unidos pueda contratar mediante tratado. Los nativos americanos se opusieron firmemente a esta medida. Actualmente, Estados Unidos reconoce a las naciones tribales como "naciones dependientes domésticas" y utiliza su propio sistema legal para definir la relación entre los gobiernos federal, estatal y tribal.
La Constitución de los Estados Unidos menciona a las tribus nativas americanas tres veces:
Estas disposiciones básicas han sido modificadas o aclaradas por varias leyes federales a lo largo de la historia de los Estados Unidos. Históricamente, regular significaba facilitar, más que controlar o dirigir en el sentido más moderno. Por tanto, el Congreso de estos Estados Unidos iba a ser el facilitador del comercio entre los estados y las tribus.
Estas disposiciones constitucionales, y las posteriores interpretaciones de la Corte Suprema, a menudo se resumen hoy en día en tres principios de la ley india estadounidense:
Las tribus indígenas estadounidenses poseen autonomía de tal manera que sus leyes son superiores a las de los estados y solo son inferiores a las leyes federales, de acuerdo con los diversos dictámenes de la Corte Suprema de Justicia.
Sobre esto en el caso Worcester contra Georgia (1832) la Suprema Corte dictaminó que solo el Gobierno federal de los Estados Unidos tiene derecho a relacionarse con las tribus amerindias y no así los gobiernos estatales, esto por cuanto las tribus eran naciones soberanas que suscribieron tratados con el Reino Unido de Gran Bretaña del cual los Estados Unidos eran sucesores en el continente. Por ende, la relación entre tribus nativas y el resto de los Estados Unidos es «entre naciones». No obstante, las tribus indígenas seguían estando supeditadas ante el Gobierno federal y la Constitución de los Estados Unidos. Previamente ya la Corte Suprema había establecido esto durante el caso de la Nación Cheroqui contra Georgia de 1831 en que la primera demandó a los Estados Unidos presentando su caso ante la corte haciendo uso del derecho internacional al presentarse como una nación extranjera que demanda a otra. Los magistrados establecieron que la nación cheroqui y las demás tribus indígenas son efectivamente naciones por derecho propio, pero no son estados extranjeros y por lo tanto, no les aplica el derecho internacional y que su relación con los Estados Unidos es la de un «protegido y su tutor».
En general, la jurisprudencia estadounidense plantea básicamente los siguientes criterios jurídicos respecto a la autonomía indígena:
Respecto a la aplicación de la ley, ya desde el siglo XIX se crearon las primeras policías tribales para mantener el orden dentro del territorio. Actualmente casi todas las reservas indias poseen sus propias cortes llamadas cortes tribales. En el caso Iron Crow contra la tribu Oglala Sioux donde una pareja de amantes condenados por adulterio según la ley tribal apeló el castigo ante la Suprema Corte argumentando que eran ciudadanos estadounidenses y ni la ley federal ni la estatal castigaban el adulterio, la corte estableció que estaba entre las potestades de la tribu aplicar sus propias leyes y mantuvo la condena. A la inversa en Oliphant contra la tribu suquamish la corte estableció que la jurisdicción tribal no aplica sobre no amerindios, así que las leyes y castigos implementados por las cortes tribales no pueden aplicarse a personas de otras etnias, si bien tienen el derecho a expulsar de sus tierras a los que consideren indeseables.
Dado este criterio de autonomía diversas tribus amerindias estadounidenses han creado actividades lucrativas como casinos, que son ilegales en muchos estados.
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