El traje de tehuana es, de los trajes regionales mexicanos, uno de los más conocidos y admirados por el mundo entero. Corresponde a las mujeres de la etnia zapoteca, que habitan en el Istmo de Tehuantepec. Este nace en Tehuantepec, Oaxaca. Lo usan tanto las tehuanas como las juchitecas, sobre todo en sus fiestas civiles y religiosas, y por ello se dice que es un traje vivo. De esta manera, su vigencia es innegable, aun cuando ha sufrido numerosas modificaciones a través de los años.
La región de Mesoamérica era definida por las diferentes identidades regionales que la formaban: Altiplano Central, Norte, Golfo, Occidente y Sureste. Dentro esta zona se encuentra la región del Istmo de Tehuantepec, una de las ocho regiones que la conforman. La región oaxaqueña se caracteriza por ser el centro zapoteca, un importante corredor cultural con una gran conexión comercial. Esta cultura recorría los estados de Oaxaca, Guerrero y Puebla durante la periodo precolombino. Asimismo, la palabra zapoteca deriva de la lengua náhuatl “Tzapotéecatl”, que significa Pueblo del zapote. La gente zapoteca se autodenomina "ben´zaa" o "vinizá", que significa Gente de las nubes.
Tehuantepec es la ciudad más antigua del reino zapoteco. Fue un lugar de uniones culturales entre etnias, la cual se autodenomina La tierra de la inmortal Sandunga. A causa de la llegada de los evangelizadores dominicos, en 1526, las mujeres zapotecas heredaron la costumbre de cubrirse la cabeza para asistir a las ceremonias religiosas, protegiéndola con el huipil o resplandor. En 1853, momento en que el compositor Máximo Ramón Ortiz concluyó la pieza musical conocida como la Sandunga, el traje de tehuana logró cimentar su fama y prestigio como característica de la cultura oaxaqueña. La vestimenta consistía en el uso de la enagua de enredo con el huipil bordado. Un personaje protagónico en la historia de esta vestimenta fue doña Juana Catalina Romero, gran amiga de Porfirio Díaz. Díaz, que era oaxaqueño, visitaba frecuentemente a doña Catalina, encuentros en que se le obsequiaba diferentes tipos de telas, utilizadas y estilizadas por ella para sus festividades, que empezaron a conocerse como velas istmeñas, las cuales comenzaron la costumbre por celebrarlas en los distintos distritos y municipios del Istmo de Tehuantepec. Asimismo, la llegada del ferrocarril a las regiones de Tehuantepec e Ixtepec logró que las monedas norteamericanas se hicieran famosas entre los alfareros, pues estos las utilizaban para crear los distintos ahogadores que forman parte del traje. Entre las monedas más utilizadas están: las onzas, medias onzas, monedas de cinco dólares y de dos dólares.[cita requerida]
El 24 de abril de 1863 comenzó a circular el billete de 10 pesos mexicanos que mostraba la imagen de una tehuana, lo que contribuyó a la popularización de este traje.
Para las actividades cotidianas, las mujeres visten las conocidas rabonas, las cuales son faldas largas de cualquier tela, con algunos toques de bordado, cadenilla o incluso puede ser la misma tela estilizada.
Por un lado, para las fiestas clasificadas como casuales, el vestido está envuelto por el huipil bordado en cadenilla. En este caso la falda de cualquier tela tiene un olán blanco, de blonda, de brocado o de galón en la parte inferior. Un dato importante en este traje, es la orientación de los peinados. Las mujeres casadas se distinguen por llevar su encaje de guía de flores del lado derecho. Las casaderas, llamadas así a las señoritas que están listas para casarse, lo portan del lado izquierdo. Diferentes ceremonias, distintas vestimentas.
El traje de gala es portado por la mujer istmeña en las festividades de la comunidad, es decir, en convites o en las famosas Velas Istmeñas. Consta de un juego de ahogadores, el semanario, un pulso, aretes, la enagua y el huipil como el conjunto principal, una mascada en el lado izquierdo, el cabello peinado en trenzas con listones, una moneda en la cabeza como signo de guía, y el llamativo huipil grande, el cual tiene dos maneras de portarse: un lado más grande que es para acompañar un baile o un paseo; un lado más pequeño, utilizado para las celebraciones religiosas y convites (herencias de los evangelizadores dominicos).
La diferencia de este traje con el traje de gala es el distintivo fleco de gusanillo, bañado en oro, que se empezó a utilizar en la época de Porfirio Díaz, cuando doña Juana Catalina, conocida como la mamá grande de Tehuantepec, quien viajó mucho a Europa, comenzó esta moda.
El traje está caracterizado por flores, especialmente rosas, de colores llamativos ; bordadas en el huipil y en la enagua. La tela de la enagua va desde una tela de tipo satín o de terciopelo, típicamente negro, lienzos de la nagua, con olan de almidón y bordes estrechos y rectos. El simbolismo del cuello del traje tiene relación con la virginidad de la mujer. La joyería que acompaña al traje es esencial, el cual es integrado por ahogadores, hechos de filigranas o de monedas, aretes, anillos, pulseras y arracadas.
Primero, la tela elegida para el conjunto es forrada para fortalecerla y hacerla más cómoda. Las flores que serán bordadas son hechas a mano, por lo cual el peso del traje dependerá del tamaño y cantidad de flores en el vestido. La gama de colores elegidos son aquellos que hacen juego armónico con la tela elegida. Cada flor cuenta de 3 a 4 colores del mismo tono. Luego, el bordado se procesa en el bastidor, aparato especializado que estira la tela, mediante clavos y nudos. El tiempo de elaboración es aproximadamente de 15 días. Finalmente, el precio del traje será dependiente del tipo de material, pero está en un rango que va de 5,000 a 25,000 mil pesos.
A comienzos del siglo XX, se logró el matriarcado, pues la mujer era la única que podría saber quien era el padre de su hijo, y por eso era la única que tenía el derecho de autoridad sobre él. En consecuencia, en la actualidad podemos apreciar en esta zona que cuando la banda comienza a tocar, las tehuanas se ponen a bailar. También es de las pocas zonas donde la mayoría de las mujeres baila con otras mujeres, pero no con otro varón, esto deja en claro que las mujeres no dependerá de un hombre ni para bailar. Una cosa a resaltar sobre las tehuanas es que también son famosas por ser trabajadoras, lo cual toma parte de las responsabilidades.
Una de las celebraciones culturales más grandes de la cultura mexicana, es la fiesta máxima de los oaxaqueños, conocida como la Guelaguetza, celebrada en las dos últimas semanas del mes de julio de cada año. En este evento, diferentes comunidades de las 8 regiones del estado de Oaxaca, se reúnen en el Auditorio Guelaguetza, ubicado en el Cerro del Fortín del centro de la ciudad, para dar una demostración de sus costumbres, bailes y sones regionales, así como de vestimenta típica. En este caso, la región del Istmo de Tehuantepec, las tehuanas bailan sus sones regionales más conocidos como “La Sandunga”, “La Llorona”, “La Polka”, “El Feo” y el “Son Calenda”, por mencionar algunos temas musicales distintivos, luciendo su traje regional.
Desde el comienzo de su popularización, el traje de tehuana ha marcado tendencia en el mundo de la moda. Mujeres de todos los tiempos han adoptado está forma de vestirse. Un ejemplo es la poetisa y pintora mexicana Frida Kahlo, cuya madre era oaxaqueña, es reconocida como un símbolo de la cultura mexicana que portaba regularmente esta vestimenta. Incluso, en el Museo Frida Kahlo (La Casa Azul, en Coyoacán, en la esquina de Londres y Allende, en la Ciudad de México) algunos de estos trajes. De igual modo, la cantante y compositora oaxaqueña Lila Downs viste siempre los diferentes trajes regionales de Oaxaca, estilizándolos, y la vestimenta de tehuana es uno de los más comunes.
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