El secesionismo lingüístico es la actitud de querer separar una variedad lingüística del idioma al cual pertenece normalmente, con el objetivo de hacer ver que esa variedad es una lengua distinta. Este fenómeno comenzó a estudiarse en la sociolingüística catalana pero se puede constatar en otras partes del mundo.
En el espacio occitanocatalán, el secesionismo lingüístico es un fenómeno bastante reciente, desarrollado a partir de la década de 1970. Se caracteriza por:
En el catalán hay tres casos:
En occitano, hay tres casos:
El rumano es la lengua del estado de Moldavia como del estado de Rumanía. Durante la ocupación soviética de Moldavia, hasta el 1989, el poder soviético impuso el alfabeto cirílico y pretendió que el "moldavo" era una lengua distinta del rumano. Los lingüistas opinan que este secesionismo lingüístico no tiene ninguna validez científica. La Moldavia del final de la era soviética (a partir de 1989) y después la Moldavia independiente (desde el 1991) llaman "moldavo" la lengua oficial pero este moldavo (el rumano de Moldavia) recibe en la práctica la misma codificación que el rumano de Rumanía (excepto algunos detalles menores). Eso garantiza sólidamente la unidad de la lengua rumana.
Hoy en día, solo el poder autoproclamado de Transnistria (zona bajo el control ruso, en secesión con Moldavia) vuelve a imponer el alfabeto cirílico al rumano, el que llama "moldavo" y pretende nuevamente ser una lengua diferente al rumano. De toda manera el poder transnistriano privilegia el ruso y frena el desarrollo del rumano.
El serbocroata tiene una gran unidad estructural, reconocida por los lingüistas especializados en lenguas eslavas. Pero es hablado por poblaciones que tienen conciencias nacionales muy diferentes: los croatas, los bosníacos (eslavos de religión musulmana) y los serbios. Así, desde el hundimiento de Yugoslavia el 1991, el serbocroata ha perdido su codificación unitaria y su estatus de lengua oficial, estando ahora dividido entre las tres lenguas oficiales que siguen codificaciones diferentes: el croata, el bosnio y el serbio. De esta manera y más recientemente, también se están haciendo movimientos hacia una codificación diferenciada para el montenegrino.
Así, el sistema de base común, el serbocroata, continua existiendo de facto a través de su estructura lingüística intacta: es un diasistema o una lengua por distancia. En cambio se cultiva mediante cuatro formas voluntariamente divergentes, el croata, el bosnio, el montenegrino y el serbio, los cuales son lenguas por elaboración.
Los secesionismos lingüísticos que se olfatean en catalán, occitano y rumano son minoritarios y no consensuales. No paran para nada la dinámica mayoritaria que hace que estas lenguas guarden funcionamientos bastante unitarios.
Al contrario, el secesionismo lingüístico en el serbocroata es un fenómeno ahora mayoritario, consensual y fuertemente institucionalizado. Esto es lo que hace que se pueda autorizar en decir que este secesionismo lingüístico haya dado "lenguas por elaboración" para calificar el croata, el bosnio, el montenegrino y el serbio, ya que las elaboraciones divergentes se han implantado fuertemente en la práctica general.
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