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Ruta del incienso



La ruta del incienso o el camino del incienso es el nombre con el que se conoce a una serie de antiguas rutas comerciales de gran importancia que iban a lo largo de Egipto e India a través de Arabia. El comercio de incienso se trasladaba de Arabia meridional al mar Mediterráneo y floreció entre el siglo III a. C. y el siglo II d. C.[1]​ La ruta del incienso servía como un canal para el comercio de bienes tales como el olíbano y mirra arábiga;[1]especias indias, ébano, seda y textiles finos;[2]​ y lanas raras, plumas, pieles de animales y oro de África Oriental.[2]

Los egipcios habían comerciado en el mar Rojo, importando especias de Punt y Arabia.[4]​ Los productos indios eran traídos en embarcaciones árabes a Adén.[4]​ Las "naves de Tarshish", una flota de Tiro equipada en Ezion Geber, realizaban varios viajes al este para traer oro, plata, marfil y piedras preciosas.[4]​ Estos productos eran enviados al puerto de Ofir.[4]

Según Himanshu Prabha Ray (2003):[5]

Entre los puntos importantes de comercio de la ruta del incienso estaba Gerrha que el historiador Estrabón informa haber sido encontrada por exiliados de Babilonia como una colonia caldea.[6]​ Gerrha ejerció influencia sobre las rutas comerciales del incienso de Arabia al Mediterráneo y controlaba el comercio de aromáticos a Babilonia en el siglo I a. C.[6]​ Gerrha fue uno de los puertos de entrada importantes para productos enviados desde la India.[6]

Debido a su posición prominente en el comercio de incienso, Yemen atrajo a pobladores del Creciente Fértil.[7]​ Los árboles de francoincienso y mirra fueron cruciales para la economía de Yemen y eran vistos como una fuente de riqueza por sus gobernantes.[7]

Los documentos asirios indican que Tiglatpileser III avanzó de Fenicia a Gaza.[8]​ Con el tiempo, Gaza fue saqueada y el gobernante de Gaza escapó a Egipto, pero más tarde continuó actuando como un administrador vasallo.[8]​ El motivo detrás del ataque era ganar el control del comercio de incienso de Arabia del Sur que había prosperado a lo largo de la región.[8]

I. E. S. Edwards vincula la guerra siro-efraínica con el deseo de los israelitas y los arameos de controlar el extremo norte de la ruta del incienso, que corría desde Arabia del Sur y podía ser intervenida al apoderarse de Transjordania.[9]​ Las inscripciones arqueológicas también hablan del botín cobrado por el territorio de los mu-u-na-a-a, posiblemente los "meunitas" mencionados en el Antiguo Testamento.[8]​ Algunos académicos identifican este grupo como los minaeanos de Arabia del Sur que estuvieron involucrados con el comercio de incienso y ocuparon los puestos comerciales de avanzada en el norte de la ruta del incienso.[8]

Las plantas aromáticas de Dhofar y productos de lujo de India otorgaban riqueza a los reyes de Arabia.[10]​ Desde Dhofar, se enviaban aromáticas desde el puerto natural de Khor Rori hacia la costa occidental inhóspita de Arabia del Sur.[11]​ Las caravanas cargaban sus productos al norte de Shabwah y desde ahí se dirigían hacia los reinos de Qataban, Saba, Ma'in, Palestina hasta Gaza.[12]​ Los peajes recaudados por los propietarios de los pozos y de otras instalaciones se añadían al costo global de estos bienes de lujo.[12]

Los nabateos tomaron Petra que quedaba a mitad de camino entre la entrada al golfo de Aqaba y el mar Muerto en un momento en que la ruta del incienso de Arabia a Damasco era cruzada por la ruta terrestre de India a Egipto.[13]​ Esta posición dio a los nabateos el control sobre el comercio a lo largo de la ruta del incienso.[13]​ Para liberar la ruta del incienso del control nabateo, se emprendieron expediciones militares sin éxito, por Antígono I Monóftalmos, emperador de Siria y Palestina.[13]​ El control nabateo sobre el comercio se incrementó y diseminó en muchas direcciones.[13]​ El reemplazo de Grecia por el Imperio romano como administrador del Mediterráneo llevó a la reanudación del comercio directo con el este y a la eliminación de los impuestos extraídos previamente por los intermediarios del sur.[14]​ Según Milo Kearney (2003), «en protesta, los árabes del sur llevaron a cabo ataques piratas sobre las naves romanas en el golfo de Adén. En respuesta a ello, los romanos destruyeron Adén y favorecieron la costa oeste de Abisinia del mar Rojo».[15]​ El monopolio de los intermediarios se debilitó con el desarrollo del comercio, forzando a los intermediarios partos y árabes a ajustar sus precios para poder competir en el mercado romano con los productos que eran llevados por una ruta marítima directa desde la India.[14]​ Las naves indias navegaban a Egipto dado que las rutas marítimas del sur de Asia no estaba bajo el control de una única potencia.[14]

Según The Cambridge History of Africa (1975):[16]

El comercio romano con India fue incrementándose y, según Estrabón (II.5.12.):[17]

Según Young (2001):[18]

El declive del intenso comercio hizo que Yemen tomara la exportación del café vía el puerto del mar Rojo de al-Mocha.[19]

Después de las Guerras Romano-Sasánidas, las áreas bajo el Imperio bizantino romano fueron capturadas por Cosroes I de la dinastía persa sasánida.[20]​ Los árabes, comandados por Amr ibn al-As cruzaron hacia Egipto a fines de 639 o principios de 640 d. C.[21]​ Este avance marcó el principio de la conquista musulmana de Egipto,[21]​ así como la caída de puertos como Alejandría,[22]​ usados para asegurar el comercio con India por el mundo grecorromano desde la dinastía Ptolemaica.[23]​ Finalmente, los turcos otomanos conquistaron Constantinopla en el siglo XV, marcando el inicio del control turco sobre las rutas comerciales más directas entre Europa y Asia.[24]

La reunión del Comité del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco del 27 de noviembre de 2000 en Cairns, Australia otorgó el estatus de Patrimonio de la Humanidad a la Tierra del incienso en Omán.[25]​ Asimismo, el Comité del Patrimonio de la Humanidad, encabezado por Themba Wakashe, registró en la lista de Patrimonio de la Humanidad a las ciudades del desierto del Néguev en la ruta del incienso el 15 de julio de 2005.[26]



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