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Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria)



¿Qué día cumple años Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria)?

Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria) cumple los años el 21 de agosto.


¿Qué día nació Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria)?

Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria) nació el día 21 de agosto de 1858.


¿Cuántos años tiene Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria)?

La edad actual es 166 años. Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria) cumplió 166 años el 21 de agosto de este año.


¿De qué signo es Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria)?

Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria) es del signo de Leo.


El archiduque Rodolfo de Habsburgo-Lorena, príncipe heredero de Austria, Hungría y Bohemia (Viena, 21 de agosto de 1858-Mayerling, 30 de enero de 1889), fue el único hijo varón del emperador Francisco José I y de su esposa, la emperatriz Isabel de Baviera. La madrugada del 30 de enero de 1889 fue hallado muerto junto a su amante la baronesa de Vetsera, tras haberse suicidado en el pabellón de caza de Mayerling, según la primera versión «oficial» del suceso.

El futuro emperador recibió en todo momento una educación dirigida a convertirlo en digno sucesor de su padre y continuador de la Casa de Habsburgo-Lorena. Pero Rodolfo tenía el temperamento artístico de su madre, era un redomado mujeriego y, en política, al igual que la emperatriz, simpatizaba con las ideas liberales y los movimientos nacionalistas húngaros.

El 9 de julio de 1864 el conde Leopold Gondrecourt es nombrado su preceptor. Pero los métodos draconianos del general parecen amenazar gravemente la salud física y mental del heredero, por lo que en 1865, es sustituido por Joseph Latour von Thurmburg. Este se gana rápidamente la confianza de Rodolfo, convirtiéndose en una especie de «segundo padre». Francisco José quiere para su hijo un programa educativo extenso y riguroso. Pero, gracias a la decisiva influencia de la emperatriz, su formación, comparada con la de cualquier otro archiduque europeo de la época, resulta completamente diferente. Alrededor de cincuenta profesores se ocuparán de su instrucción; el contenido de los cursos será, ante todo, liberal y burgués.

Rodolfo era inteligente, curioso y aficionado a las Ciencias Naturales; pero resultaba casi imposible hacer de él un hombre religioso: sus ideas al respecto eran críticas y anticlericales (tampoco la aristocracia se salvó de sus reproches). Como resultado de su educación liberal, el heredero al trono se siente atraído por la gran burguesía, por lo que tanto en la corte como en los círculos conservadores del Gobierno se encuentra completamente aislado.

Incluso Francisco José desconoce las ideas de su hijo. Este respeta al emperador, pero a quien verdaderamente «venera» es a su madre, ocupada la mayor parte de su tiempo en largos viajes oficiales, a la vez que sumida en su convulso mundo interior.

Tras la victoria de Prusia sobre Austria en la batalla de Sadowa (julio de 1866), surge una profunda desconfianza entre aquella y Alemania. Influido por su madre, Rodolfo comienza a sentir una fuerte atracción por Hungría, convencido de la necesidad de extender el Imperio hacia el este, contrarrestando así el predominio de Rusia en la zona.

El heredero termina sus estudios en 1877. Visita Inglaterra y Alemania. En julio del año siguiente, es nombrado coronel del 36.° Regimiento de Infantería y, poco después, comandante.

En 1880, contrae matrimonio en Bruselas con la princesa Estefanía de Lieja, hija del rey Leopoldo II de Bélgica. El 10 de mayo de 1881, tiene lugar una segunda ceremonia en la iglesia de San Agustín de Viena. La luna de miel transcurrió en el Palacio de Laxenburg.

En 1881, conoce a Moritz Szeps, editor del Neues Wiener Tagblatt, considerado el diario liberal más importante de la prensa austríaca y donde Rodolfo critica anónimamente la política de su padre, lo que provoca graves enfrentamientos con los grupos proalemanes, conservadores y antisemitas. En la corte, sus relaciones con los medios liberales y burgueses son tachados de impropios de un príncipe.

El 2 de septiembre de 1883, nace en Laxenburg su única hija, Isabel María de Austria. Pero su matrimonio con Estefanía había sido una farsa, por lo que Rodolfo no renunció nunca a sus aventuras amorosas, especialmente desde que, en el otoño de 1888, conoce a María Vetsera, una bella aristócrata de origen húngaro, de quien no se separará hasta su muerte.[1]

Al parecer, días antes, Rodolfo escribe una serie de misivas de tono especialmente macabro:

A Valeria, su hermana pequeña, de la que se despide con un hermético:

Se ha hablado incluso de otras dos cartas: en la dirigida a su ayuda de cámara Johann Loschek, le rogaría que lo enterrasen junto a María en el monasterio de Heiligenkreuz; en la segunda, a Szügenyi, un amigo húngaro, explicaría los motivos que lo llevaban a quitarse la vida y que podrían resumirse en que no le quedaba otra salida.

Hacia el 20 de enero de 1889, el príncipe Rodolfo había invitado a sus amigos el conde Hoyos y su concuñado Felipe de Sajonia-Coburgo a una partida de caza en Mayerling los días 29 y 30:

Se produce una fuerte discusión entre el emperador y su hijo Rodolfo. Francisco José llega a decirle que no es digno de ser su sucesor. Tres parecen ser las razones de tan duro enfrentamiento:
* Se habría informado al emperador que el heredero había remitido una solicitud a la Santa Sede pidiendo la nulidad de su matrimonio con Estefanía (Francisco José lo ignoraba hasta ese momento).
* El emperador habría ordenado a su hijo que, inmediatamente, pusiese fin a su relación con María Vetsera (se conocen cartas de la joven en este sentido).
* Francisco José habría descubierto que el príncipe mantenía frecuentes contactos con la oposición húngara.

Por la noche, Rodolfo asiste a la fiesta de cumpleaños de Guillermo II en la embajada de Alemania. Lo acompaña su esposa Estefanía y es la última vez que se le ve en público.

A cierta hora aún no fijada, el heredero le ordena al conde Hoyos que cierre todas las ventanas que dan a la carretera, como si el pabellón estuviese vacío.

Finalmente, la madrugada del 30 de enero de 1889, Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria), hijo del emperador Francisco José I y la emperatriz Isabel de Baviera, más conocida como Sissi, fue hallado muerto junto a su amante la Baronesa de Vetsera (de apenas 17 años), tras haberse suicidado, según la primera versión «oficial» de lo ocurrido (de ella no se dice nada).

Tras el suceso, el cadáver de Rodolfo fue trasladado a Viena la noche del 30 de enero y sepultado en la Cripta Imperial con todos los honores el martes 5 de febrero.

En el protocolo de autopsia firmado por el doctor Hofmann el 1 de febrero de 1889, se afirma escuetamente que la bóveda craneana estaba «rota». Al día siguiente, se rectifica diciendo que «la bala había entrado por la sien izquierda y salido por la derecha, abriendo una herida apenas visible».

El día 4, el corresponsal de Le Figaro en Viena asegura que «no se ha encontrado el proyectil». Dos días después, escribe:

Por último, el día 9, el embajador de Alemania informa a Bismarck de que «las heridas no están en los lugares indicados oficialmente. El cuerpo presenta otras heridas. El revólver que se encontró cerca del lecho del Kronprinz, un Bulldog, no le pertenecía y los seis cartuchos habían sido disparados».

Pero hay más. Si se tiene en cuenta que Rodolfo era diestro, resulta muy extraño que se disparase con la mano derecha en la sien izquierda, si verdaderamente quería suicidarse.

Frederic Wolf, un carpintero residente cerca de Mayerling, dijo que su padre, carpintero como él, fue llamado «para poner orden en el pabellón de caza dos días después del drama»; que la habitación parecía «el escenario de una auténtica batalla campal»: muebles rotos, impactos de bala, huellas de sangre por todas partes…»; para acabar destacando que «tuvo que cambiar hasta el suelo de madera».

Varios testigos afirmaron que la mano derecha de Rodolfo había sido cercenada de un sablazo, lo que se intentó disimular con un guante relleno de gutapercha.

Francisco José mandó un telegrama a León XIII para que el cadáver de Rodolfo recibiera sepultura eclesiástica, lo que la Santa Sede denegó habida cuenta de que, en aquel primer momento, solo se hablaba de suicidio. El emperador envió entonces un segundo telegrama en el que explicaba al papa la verdad sobre la muerte de Rodolfo: su asesinato por cuestiones políticas. El papa dio inmediatamente su permiso.

El 11 de marzo de 1983, la otrora emperatriz Zita (1892-1989), en una entrevista concedida al Kronen Zeitung de Viena, declara:

Afirma que los asesinos venían «en parte» del extranjero. En noviembre, durante una conversación con el historiador austriaco Eric Feigl, publicada en el mismo diario, la anciana aristócrata afirma rotundamente que el asesino del archiduque fue «Georges Clemenceau», director entonces del diario La Justice.[4][5]



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