La retrogradación de los planetas o movimiento retrógrado aparente es el movimiento aparente de un planeta en una dirección opuesta a la de otros cuerpos dentro de su sistema, observado desde un punto de vista particular.
La palabra planeta viene del término planete en griego, que significa vagabundo o errante. Se aplica a los astros que modifican sus posiciones respecto a las estrellas fijas. Todos gozan de un movimiento diurno de este a oeste, acompañando a las estrellas mientras se desplazan con lentitud hacia el este. Los planetas ocupan una estrecha banda de 8° de anchura a cada lado de la eclíptica llamada banda zodiacal, estando en ocasiones al norte o al sur de la eclíptica.
Para los griegos y sus sucesores eran planetas el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. En 1781, mucho tiempo después de la revolución copernicana, un nuevo planeta fue descubierto, se trataba de Urano.
El Sol y la Luna se mueven de una forma más o menos regular, a lo largo del espacio, avanzando siempre de este a oeste, pero hay cinco planetas que viajan de una forma más irregular. Así estos cinco se desplazan a lo largo del espacio de oeste a este, aunque dicho movimiento se ve interrumpido durante breves intervalos por un movimiento retrógrado de este a oeste.
El retroceso va precedido de una pérdida en la velocidad de avance hasta pararse; luego, retrocede hasta alcanzar otra vez una posición estacionaria y reemprende el movimiento normal de oeste a este.
Mediante una observación cuidadosa los antiguos observaron que los periodos entre las retrogradaciones o periodo sinódico y aunque variaban eran por término medio 116 días, para Mercurio; 584 para Venus; 780 días para Marte; 399 para Júpiter y 378 para Saturno.
La retrogradación ocupa una parte mínima del movimiento del planeta que normalmente se desarrolla en sentido directo. Las duraciones de la retrogradación para los diferentes planetas son para Mercurio 23 días, Venus 42 días, Marte 73 días, Júpiter 123 días y Saturno 138 días.
La conjunción inferior D ocurre el 27 de agosto de 1975, a las 13 horas TUC y corresponde al día 293 tras la conjunción superior. Los números sobre la trayectoria de Venus corresponden a los días tras la conjunción superior. El planeta va en movimiento retrógrado desde C, 3 de agosto de 1975 (278 días) hasta E el 16 de septiembre de 1975 (315 días) en este caso retrograda durante 37 días. Como está dibujada la posición cada 10 días es perfectamente perceptible la pérdida de velocidad al acercarse a C y la aceleración tras el fin del movimiento retrógrado.
Mercurio y Venus, los llamados planetas interiores, nunca se alejaban demasiado del Sol.
Se llama elongación al ángulo medido desde la Tierra que forman el Sol y un planeta. Mercurio tiene una elongación máxima con el Sol de 28°, mientras que la elongación máxima de Venus es de 45°.
Cuando están situados al este del Sol ambos planetas interiores aparecen como estrellas vespertinas, surgiendo a poco de ponerse el sol por el oeste y acompañándole casi inmediatamente en su desaparición por debajo del horizonte.
Tras alcanzar su máxima elongación oriental retrogradan hasta situarse al oeste del Sol, convirtiéndose en estrellas matutinas, apareciendo poco antes del alba y desapareciendo con los primeros rayos del sol.
Durante muchos milenios las antiguas civilizaciones los consideraron como astros distintos según apareciesen por la mañana o por la tarde. Mercurio, debido a su proximidad al Sol, y los cortos periodos en que es visible, es difícil de observar.
La elongación de estos puede tomar cualquier valor, a diferencia de lo que ocurría con los planetas interiores. Cuando es 0 los planetas se dice que están en conjunción con el Sol, y no son visibles entonces. Cuando es de 180 los planetas están en oposición. Entonces, precisamente por estar en una posición diametralmente opuesta al Sol, pasan a medianoche por el meridiano del lugar. Entre una y otra configuración ocupan cualquier posición.
La teoría heliocéntrica explica fácilmente que cuando un planeta exterior está en oposición al Sol se encuentra lo más cerca de la Tierra, y su brillo es máximo. Los planetas solo retrogradan en las proximidades de la oposición, presentando entonces su máximo brillo. Este incremento del brillo ha sido interpretado a partir del siglo IV a. C. como una disminución de la distancia del planeta a la Tierra. Esto es especialmente importante en el caso de Marte, pues su brillo en la oposición solo es superado por la Luna y Venus. En la antigüedad, estos dos hechos se expresaban como una sola acción: estar en oposición, pero la conexión por la teoría vigente que era la geocéntrica, no era en absoluto clara. Parecía como si la trayectoria solar y la planetaria estuviesen de alguna forma misteriosamente conectadas.
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