Quinto imperio, profecía mesiánica y de raíces sebastianistas del escritor jesuita portugués educado en Brasil, António Vieira.
Inspirándose en las profecías mesiánicas del hereje monje calabrés Joaquín de Flora (1135-1202), del bardo portugués Bandarra y del posterior Sebastianismo que originó, profetiza la instauración del Reino de Dios sobre la tierra por medio de un príncipe portugués que liquidaría a los enemigos de la fe (los turcos) y conquistaría Tierra Santa. Realizado esto, crearía un reino feliz de mil años o Milennium, prometido en el Apocalipsis, que abarcaría a todas las razas y a todas las culturas.
Según el historiador brasileño José Murilo de Carvalho:
António Vieira en un curioso libro llamado Historia del Futuro, pretendía descubrir a los portugueses, que habían descubierto el mundo, el secreto de su futuro. Sostenía que Portugal estaba destinado por Dios a regir un Quinto Imperio, que sucedería a los imperios egipcio, asirio, persa y romano. En este Quinto Imperio, universal y cristiano, "todos los reinos se unirían bajo un mismo cetro, todas las cabezas obedecerían a una sola cabeza suprema, todas las coronas se reunirían en una diadema". El mito del imperio prometido estaba normalmente relacionado con la creencia mesiánica en el retorno del rey Sebastián, muerto a los 24 años en la batalla de Al Kasr al Kebir en Marruecos, en 1578. Según esta leyenda, él volvería para restablecer el reino o para fundar uno nuevo. Tres siglos más tarde, al terminar el siglo XIX, el mito mesiánico del retorno del rey Sebastián todavía estaba vivo entre los campesinos brasileños. Canudos era uno de los ejemplos de esta pervivencia.
El persuasivo sueño literario, con fondo de utopía, del padre Vieira, que le valió las molestias de la Inquisición, fue heredado por los saudosistas, los sebastianistas y por el poeta Fernando Pessoa en su Mensagem.
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