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Psicoactivos



Se denomina psicoactivo toda sustancia química que, al introducirse por cualquier vía (bucal, nasal, oral, intravenosa u otra en que la sustancia sea absorbida) y luego pasar al torrente sanguíneo ejerce un efecto directo sobre el sistema nervioso central (compuesto por el encéfalo y la médula espinal) y que ocasiona cambios específicos en sus funciones.[1] Estas sustancias son capaces de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones.[2]

El consumo de sustancias psicoactivas está documentada desde hace miles de años. Históricamente, las sustancias psicoactivas se han usado para contextos médicos, rituales, religiosos y para usos aprobados culturalmente (por ejemplo: opio, alcohol, nicotina, cafeína, cocaína, morfina, etc).[3]

Se considera que una sustancia psicoactiva genera adicción en su consumidor cuando genera síndrome de abstinencia al dejar de consumirla. Sin embargo, no todas tienen ese efecto.

Advertencia: Wikipedia no es un consultorio médico.

Se considera que una sustancia psicoactiva genera dependencia en su consumidor cuando cumple al menos tres de cuatro requisitos:

Bajo cuatro ámbitos principalmente: químico, legal, psicopatológico y por grado de dependencia.

Se clasifican por su estructura química, entendiéndose los siguientes grupos:


Son medicamentos o no, permitidas desde el punto de vista legal, que incorporadas al organismo determinan un cambio en el mismo, actuando sobre el Sistema Nervioso Central. Por mencionar algunos: el alcohol, el tabaco, el azúcar, la cafeína, los fármacos psicotrópicos (tranquilizantes, las anfetaminas, los analgésicos, los barbitúricos), entre otros. Su utilización no está prohibida por la ley. De manera general se clasifican según sus efectos en estimulantes o depresoras. La adicción a sustancias legales (farmacodependencia), sin la debida prescripción médica, puede provocar en el individuo efectos indeseables y nocivos para la salud humana. En algunos casos puede darse su uso ilegal cuando se produce por fuera de una prescripción médica que responde a un plan terapéutico.

En algunos países, los cannabinoides son totalmente legales o con cierto nivel de legalidad; por ejemplo, exclusivamente para estudio o uso médico.

Son aquellos que atenúan o inhiben los mecanismos cerebrales de la vigilia actuando como calmantes o sedantes. En este grupo se encuentran drogas como el alcohol, la heroína y derivados de los opiáceos, las benzodiazepinas y los inhalantes.

Actúan acelerando los procesos mentales, haciendo que la persona que las consume se sienta más alerta y eufórica, aumentan la actividad motriz y se estimula el sistema cardiovascular. Las más conocidas son: la cocaína, la pasta base, las anfetaminas, el éxtasis, y el cigarrillo (en menor medida).

Son aquellas sustancias que alteran la percepción, provocando estados alterados o "distorsionados" en la consciencia. Manifestando agudeza en las sensaciones y pensamientos, a través de la vista, el tacto e incluso el gusto, el olfato y la audición. Las más conocidas son el LSD y la mescalina. Otros son los inhalantes y chamico que también son depresores, pensando también en sustancias psicoactivas, al igual que cierto tipo de hongos.

Son aquellas que sin producir otros efectos (como los anteriormente mencionados), alteran el funcionamiento normal y corriente del SNC, dependiendo precisamente del estado mental del individuo para producir sus efectos. Entre las sustancias más famosas que provocan estos síntomas, encontramos a la cannabis sativa. La que provoca relajación, aumento de los sentidos, pasividad y reflexión, dependiendo de su dosis, forma de consumo, variedad e interacción con otras drogas como el alcohol.

No todas producen dependencia. La dependencia que generan puede ser psicológica o física.



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