Popper es el nombre genérico que designa a ciertas sustancias químicas —generalmente nitritos de alquilo como el nitrito de isopropilo, el 2-propil nitrito y el nitrito de isobutilo, además del nitrito de amilo y el nitrito de butilo el resultado de la reacción sulfato de cobre(II) — que se administran por inhalación. Se trata de líquidos incoloros y con un fuerte olor característico. El nitrito de amilo y otros alquilnitritos suelen inhalarse con objeto de aumentar el placer sexual. Los poppers empezaron a consumirse en discotecas en los años 1970. En algunos países del mundo la venta de los alquilnitritos está controlada o se considera ilegal.
El popper tiene una larga historia de uso debido a la ráfaga de sensaciones agradables y mareo que produce la inhalación de sus vapores. A pesar de que existe al menos un estudio que señala que el popper es menos perjudicial para la salud y la sociedad que la mayoría de las demás drogas recreativas,
existen datos que demuestran que puede causar serios efectos adversos. Su consumo continuado puede causar daños neurológicos. Hay algunos indicios que indican que el consumo de popper puede alterar temporalmente la visión. Si se traga o aspira accidentalmente el líquido, en lugar de inhalar los vapores, se pueden ocasionar graves daños. En el siglo XIX, el nitrito de amilo se empleó médicamente como vasodilatador y antídoto de la intoxicación cianhídrica, aunque este uso se considera obsoleto.
Thomas Lauder Brunton (1844-1916), un prestigioso médico escocés, fue el primero en usar el nitrito de amilo para el tratamiento de la angina de pecho. El uso clínico que le dio Brunton al nitrito de amilo se inspiró en los estudios de esta sustancia realizados por Arthur Gamgee y Benjamin Ward Richardson. Brunton razonó que el dolor y la incomodidad causados por la angina podrían reducirse administrando nitrito de amilo para dilatar las arterias coronarias de los pacientes, y así mejorar la circulación sanguínea hacia el músculo cardiaco.
Además los alquilnitritos volátiles provocan la formación de metahemoglobina por lo que se usaron como antídoto del envenenamiento por cianuro, ya que la metahemoglobina se combina con el cianuro para formar cianometahemoglobina que no es tóxica. Los equipos de emergencia llevaban nitrito de amilo entre los elementos para contrarrestar el envenenamiento por cianuro, pero actualmente este tratamiento se considera obsoleto.
La revista Time y The Wall Street Journal informaron de que los hombres homosexuales habían iniciado la moda de consumir nitrito de amilo como medio para incrementar el placer sexual, pero que rápidamente se había extendido su consumo entre los heterosexuales más innovadores debido a una agresiva publicidad. Realizaron entrevistas a finales de los años 1970 en las que se revelaba que existía un espectro muy amplio de consumidores.
No hay muchas encuestas sobre el consumo de esta época, pero un estudio de 1988 reveló que el 69 % de los hombres que habían tenido relaciones homosexuales en el área de Baltimore/Washington DC declararon haber consumido popper alguna vez, y que el 21 % lo había consumido en ese año. La encuesta también reveló que el 11 % de los consumidores de otras drogas recreativas de ese territorio habían consumido popper, incrementándose la tasa al 22 % entre los que consumían mayor cantidad de drogas, con una media de edad del primer consumo de 25,6. Los dos grupos de la encuesta consumían popper para «ponerse» aunque los varones homosexuales lo utilizaban principalmente durante las prácticas sexuales. Se registró un descenso del consumo de este grupo tras la epidemia del sida, pero no entre los consumidores de otras drogas.
Un estudio de 1987 encargado por el senado de Estados Unidos y realizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos encontró que menos del 3 % de la población total estadounidense había consumido popper.
El consumo por parte de menores ha sido históricamente mínimo debido, en parte, a la dificultad para conseguirlo por la prohibición de su venta.
En 2005 se publicó un documento que examinaba el uso de popper autodeclarado por los adolescentes estadounidenses de 12 a 17 años en las encuestas nacionales sobre abuso de drogas de 2000 y 2001. Del total de los encuestados de este grupo de edad, un 1,5 % afirmaron haber consumido popper. Este porcentaje aumentaba entre los mayores de 14 años.
En contraste con estas bajas tasas, en una encuesta realizada en el noroeste de Inglaterra se encontró un porcentaje del 20 % de consumo autodeclarado entre los chicos de 16 años.
Inicialmente fue usado como vasodilatador inhalado para aliviar la angina de pecho, los efectos se producen muy rápido, y su duración es muy breve. La inhalación de nitritos relaja los músculos lisos. Los músculos que rodean los vasos sanguíneos son lisos y al relajarse provocan la dilatación de estos vasos, bajando la presión arterial y aumentando el ritmo cardiaco, esto produce una sensación de calor y de euforia, que dura generalmente un par de minutos.
No está claro si tiene un efecto directo sobre el cerebro.
Teniendo en cuenta que el esfínter del ano y la vagina son músculos lisos y estos sufren dilatación por el químico, su empleo es muy común durante el acto sexual para facilitar la penetración. Además incrementa la excitación y las sensaciones producidas durante la relación sexual. Aunque hay testimonios de que tanto los hombres como las mujeres pueden experimentar placer por la inhalación de popper, la sensación producida no es del mismo nivel ni es placentera para todo el mundo.
Además, el uso de popper entre los hombres puede causar dificultades para la erección
El Manual Merck de diagnóstico y terapia menciona que hay pocas pruebas de peligros significativos asociados a la inhalación de alquilnitritos.
Un estudio y clasificación de drogas según los daños que causen realizado por consejeros del gobierno británico y basado en pruebas científicas de los daños causados tanto en el individuo como en la sociedad sitúa al popper entre las menos dañinas tanto para el individuo como para la sociedad en comparación con las demás drogas recreativas.
Una investigación de la Comisión de Seguridad para los Productos de Consumo estadounidense respecto a las normas de empaquetado de 1983 afirmó que «no hay datos disponibles que indiquen un riesgo de daño personal o enfermedad por el abuso de inhaladores en espacios cerrados.»
Los efectos secundarios más corrientes son los dolores de cabeza y los mareos, que son síntomas de la metahemoglobinemia. También puede causar dificultades temporales de erección. Además existe el riesgo de quemadura si se derrama sobre la piel.
Más raramente, se asocian al consumo (por inhalación) prolongado de popper síntomas de asfixia, arritmias, depresión cardiovascular, toxicidad hepatorenal, disfunción neurológica, irritación de las mucosas y los pulmones y dermatitis facial. El uso crónico puede provocar daños neurológicos.
Raramente el uso de popper puede causar metahemoglobinemia y hemólisis, especialmente en individuos predispuestos a tal condición o por sobredosis. Si alguna persona tiene afectación de su sistema nervioso autónomo evidenciado por síncopes frecuentes o hipotensión ortostática, puede ocasionar colapso cardiovascular. Una sobredosis por ingestión (más que por inhalación) puede terminar en cianosis, inconsciencia. El azul de metileno es el tratamiento para la metahemoglobinemia asociada al consumo de popper.
La aspiración accidental de nitritos de amilo o butilo pueden conducir al desarrollo de una neumonía lipoidea.
El popper interactúa con otros vasodilatadores, como los usados para la hipertensión arterial (tales como la nifedipina, amlodipina, felodipina, nicardipina) o para la disfunción eréctil (como el sildenafilo). El uso combinado del popper y el sildenafil puede causar efectos adversos y aumentar el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
El popper también puede incrementar la presión intraocular, por lo que está completamente contraindicado para las personas que padezcan glaucoma.
Se ha descrito un solo caso de pérdida de visión asociado al nitrito de amilo cuando se usaba para la angina de pecho . Hay indicios que indican que incluso el uso ocasional de popper puede afectar a la visión.
En octubre de 2010, el oftalmólogo Michel Paques, del Hospital Quinze-Vingts de París, describió en una carta publicada en The New England Journal of Medicine cuatro casos en los que el uso recreativo del popper provocó cambios temporales de la visión. La relevancia de estos casos aislados es incierta.
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