Una permuta de incumplimiento crediticio (también conocida por su término en inglés: credit default swap [CDS]) es un producto financiero que consiste en una operación financiera de cobertura de riesgos, incluido dentro de la categoría de productos derivados de crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta) sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y, a cambio, recibe de este una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la entidad emisora incurra en suspensión de pagos.
Aunque un CDS es similar a una póliza de seguro, se diferencia significativamente de ella en que no se requiere que el comprador de la permuta sea el propietario del título (y por tanto haya incurrido en el riesgo real de compra de deuda). Es decir, un seguro se establece sobre algo que es propiedad del asegurado, pero un CDS se hace sobre un bien que no es propiedad del que contrata la permuta. A este tipo de CDS se le denomina "desnudo" (naked), y en realidad es equivalente a una apuesta. El Parlamento Europeo prohibió las CDS "desnudas" de deuda de estado a partir del 1 de diciembre de 2011.
Entre los beneficios de los CDS podemos mencionar:
Entre los costos y aspectos negativos tenemos:
Las permutas de incumplimiento crediticio son objeto de debate, en la crisis financiera de 2008, al haber sido utilizados como instrumentos de ataque a la deuda pública de algunos países como es el caso de Grecia, en 2010. También fueron responsables de la caída en 2008 de la empresa norteamericana American International Group (AIG). Algunos dirigentes europeos, como la canciller alemana Angela Merkel, se han mostrado partidarios de prohibir en la Unión Europea y en el G20 las permutas de incumplimiento crediticio que pueden ser utilizados de forma especulativa para apostar contra los estados. Los fondos buitre efectivamente pueden especular con la cotización del bono de deuda, mientras que a la vez apuestan a la eventualidad de una cesación de pagos por parte del país emisor, obteniendo ingresos extra en caso de concretarse.
En la crisis de los mercados financieros de 2008-2010, la evolución de los CDS de las empresas y de los países han sido continuamente mencionados en los titulares de la prensa general y especializada. Pero siempre ha habido dudas sobre su importancia en términos de volumen contratado y emitido. Una publicación en Financial Times, indica que el volumen total emitido en permutas de incumplimiento crediticio –no el contratado diariamente, mucho menor– de varios países es bajo en relación con el volumen total de deuda pública emitida por ese mismo país.
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