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Patrulla Condenada (Grant Morrison)



El escritor y guionista Grant Morrison se hizo cargo de los guiones de la Patrulla Condenada (Doom Patrol), una historieta sobre un grupo de superhéroes publicada por DC Comics, entre febrero de 1989 y febrero de 1992 (# 19-63). Morrison se propuso ahondar en el aura de serie “de culto” adquirida por la Patrulla tras su primera etapa durante los años 1960, y que se sustentaba en la “rareza” del grupo dentro del género superheroico de la Edad de Plata del cómic americano. El guionista británico llevó esta línea mucho más lejos de lo esperado, extendiendo la “extrañeza” de sus conceptos más allá de los personajes integrantes de la patrulla o de sus contrincantes: sus guiones profundos, extraños y llenos de referencias culturales alcanzaron cotas de auténtico surrealismo.

La Patrulla Condenada original apareció por primera vez en My Greatest Aventure # 80 (abril de 1963), de manos de los guionistas Bob Haney y Arnold Drake y el dibujante Bruno Premiani, creadores del equipo. Título de corte sobrenatural que estaba adquiriendo un tono superhéroico, la idea fue crear un equipo que encajase en ambos géneros. Así nació un grupo de inadaptados con superpoderes a los que Niles Caulder, el “Jefe”, conseguiría motivar para que luchasen contra el mal. La serie fue un éxito tal que el comic-book se retituló como The Doom Patrol en su número 86. Cuando la popularidad del comic menguó y la publicación se canceló, Drake acabó su relato de una manera dramática: matando a todos los integrantes de la Patrulla. En The Doom Patrol # 121 (septiembre/octubre de 1968), el grupo sacrificó sus vidas para salvar un pequeño pueblo pesquero de Maine.

Este hecho tan inusual en el cómic de la época, la muerte de personajes protagonistas, se sumó al carácter “extraño” del grupo para, a partir de su cancelación, convertirse en un título “de culto”. Cualidad que sin embargo no favoreció un efímero regreso hasta casi una década después, de la mano de un guionista que militaba entre los admiradores de la Patrulla Condenada: Paul Kupperberger. Consiguió publicar tres números en la serie Showcase (# 94-96, septiembre/noviembre de 1977), con una formación en la que sólo repetía Cliff Steele (Robotman, el único personaje presente en todas las encarnaciones de la Patrulla). No obstante, Kupperberger no ceja y logra resucitarla en la siguiente década: tras un prólogo en "Secret Origins Annual 1" (1987) que repasa la accidentada historia del grupo, la Patrulla Condenada regresa a los quioscos en octubre de ese año.

Sorprendentemente para Kupperberger la serie no tiene el éxito esperado, pero la explicación no encierra mayor misterio: lo que era un concepto original en los 60 –equiparable a los X-Men de la Marvel-, había dejado de serlo en los 80. La Patrulla Condenada era otro grupo de superhéroes de la DC, sin nada especial que la diferenciara. Aceptándolo al fin, Kupperberger aprovecha la saga ¡Invasión! para preparar el terreno a un nuevo guionista que habría de reverdecer los éxitos de la Patrulla, llevándola mucho más allá de lo que él mismo habría esperado: Grant Morrison.

La época más mítica del mítico grupo vino, por tanto, de la mano de dos “invasiones”: la mencionada saga y la de los autores británicos que en la segunda mitad de los 80 renovaron el panorama de la historieta norteamericana. Grant Morrison, tras sus primeros pasos en el cómic británico, fue fichado por DC para renovar a un personaje secundario por el que el guionista escocés sentía atracción: Animal Man. Con él realizó un proceso de deconstrucción, reinterpretación y profundización del personaje que, en gran medida, también llevaría a cabo con la Patrulla Condenada. En principio no atraído por ésta, se cuenta que la editorial le convenció regalándole en vídeo la serie televisiva Los Vengadores, de la cual Morrison era fan. De ella cogería el precepto básico que estructurará su visión de la Patrulla: el surrealismo aceptado como parte de la vida diaria. Comenzaba así una nueva época extendida entre febrero de 1989 y febrero de 1993 (# 19-63), que sería recordada como la más original y extraña de las vividas por la Patrulla Condenada.

Los primeros cuatro números configuran una transición entre el Universo DC y el personal universo de Morrison en el que el grupo se iba a mover bajo su batuta. A partir de ahí los guiones, más complejos de lo que son habituales en este tipo de historietas, se volverán crecientemente surrealistas, en ocasiones rozando el absurdo e, incluso, haciéndose casi incomprensibles. Cabe destacar la visita de la Patrulla a una mística Barcelona, donde utilizará el templo de la Sagrada Familia como arma definitiva contra el Apocalipsis. No obstante, más allá de sus excesos, la Patrulla Condenada de Morrison es un producto original, en ocasiones inquietante y habitualmente divertido, en el que se evidencian las inquietudes intelectuales, artísticas e, incluso, religiosas de su autor. Morrison cumplió con creces el objetivo que se marcó al asumir los mandos: hacer realidad el lema con que la Patrulla Condenada fue bautizada desde sus orígenes: «el grupo de superhéroes más extraño del mundo».

Tras la marcha de Grant Morrison se hizo cargo de la serie Rachel Pollack, ya bajo el sello Vértigo, prolongándose dos años antes de su cancelación en febrero de 1995 (# 87)

Morrison, con la colaboración de Kupperberger, se deshizo de los personajes que no le interesaban, conservó a los que sí e introdujo alguno de su propia cosecha. No obstante, mantuvo el esquema de la Patrulla original, con Niles Caulder como cerebro y estratega del grupo (desarrollando su lado más oscuro, misterioso y maquiavélico), y una tríada (formada por dos hombres y una mujer) como núcleo del equipo de campo: Cliff Steele, Rebis y Crazy Jane (como en origen fueron Robotman, El Hombre Negativo y Elasti Girl). Dentro del surrealismo que dominó sus tramas, Morrison desarrolló con sutilidad y profundidad la personalidad de estos personajes, así como las relaciones establecidas entre ellos.

De ese modo, Cliff Steele, personaje presente y más carismático de todas las encarnaciones de la Patrulla, ejerce aquí simultáneamente de clave de bóveda para la extraña familia que conforma el grupo y de ancla para que el lector tenga un asidero en medio del absurdo que habitualmente se apodera de los guiones. Paradójicamente, atendiendo al aspecto nada humano de Steele, el viejo Robotman es el personaje con que el lector mejor puede identificarse, pues experimenta las mismas reacciones que cualquiera que decida leer las aventuras de la Patrulla Condenada: primero una mirada de incredulidad ante lo imposible que se despliega antes sus ojos para, progresivamente, acostumbrarse a ese surrealismo que convive con la cotidianeidad.

Destacan asimismo las relaciones que se establecen entre los personajes masculinos y femeninos del grupo. Kay Challis (Crazy Jane), una mujer profundamente traumatizada por los abusos sufridos en su infancia, logra una especial conexión con Cliff Steele (el único capaz de atravesar las murallas de locura elevadas por la chica para su autoprotección), enamorándose de él precisamente por la característica que el ex piloto de carreras más odia de sí mismo: su cuerpo mecánico. Kay puede ver la bondad de la mente del hombre atrapado en la carcasa de metal, superando la repulsión que, por su trauma, le provoca el cuerpo masculino.

También resulta interesante la conexión que crece entre Joshua Clay y Dorothy Spinner. Josh es un personaje creado por Kupperberger para la resurrección de la Patrulla en los años 70. Personaje marginado y traumatizado por su experiencia en la Guerra de Vietnam, decide –no sin reticencias- continuar en el grupo pero solo como asistente médico –y especie de asesor áulico de Caulder-. Su pasado es quizás lo que le hace conectar con Dorothy, adolescente traumatizada por su aspecto simiesco, desarrollándose entre ambos una relación paterno-filial.

La nómina al completo de los miembros de la Patrulla Condenada de Morrison es ésta:

Otra característica de la Patrulla Condenada clásica, la peculiaridad de sus oponentes, es recuperada y acrecentada por Morrison, enfrentándola a los más singulares “villanos” que se hallan paseado por el mundo de la viñeta.

El dibujante principal de la serie es Richard Case, quien hubo de afrontar una nada fácil labor a la hora de plasmar sobre el papel las surreales y casi imposibles ideas de Morrison. Junto a él, otros artistas se encargaron de números concretos. Destaca también el trabajo de Simon Bisley en las portadas, importante aportación a la hora de concretar la singular estética de esta fase de la Patrulla Condenada.

Richard Case (# 19-24, 26-35, 37-41, 44, 46-52, 54-57, 59-63 y el especial "Doom Force"), Doug Braithwaite (# 25), Kelley Jones (# 36), Mike Dringenberg (# 42), Steve Yeowell (# 43, 50), Vince Giarrano (# 45), Jamie Hewlett (# 50), Rian Hughes (# 50), Ken Steacy (# 53 y "Doom Force"), Sean Phillips (# 58), Stan Woch (# 57), Duke Mighten, Ian Montgomery, Paris Cullins y Steve Pugh en el especial "Doom Force" y con la colaboración en forma de ilustraciones de Brian Bolland, Paul Grist, Shaky Kane, Simon Bisley, Paul Grist y Duncan Fegredo en el # 50.

Como entintadores ejercieron: Scott Hanna, Carlos Garzón, John Nyberg, Mark McKenna, Doug Hazlewood, Steve Yeowell y Mark Badger.

El colorista habitual fue Daniel Vozzo.



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