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Monologuista



Monólogo es un discurso que genera una sola persona, dirigido tanto hacia un solo receptor como hacia varios receptores (lectores, auditorio, a una cosa, a un personaje o a un narrador). El monólogo es un recurso utilizado en todos los géneros literarios que puede encontrarse tanto en poesía, cuento, periodismo, revistas, guiones, discusión, teatro, como en novelas.

"El monólogo se diferencia del diálogo porque resalta el papel del interlocutor implementando interrogativas y referencias, las exclamaciones son frecuentes y atiende de manera limitada al discurso mismo. El personaje no se dirige a un interlocutor material sino que habla o piensa para sí mismo con autenticidad y desinhibición."[1]

El personaje se caracteriza por expresarse a través de dos medios: la voz y el pensamiento. Ambos procedimientos admiten dos modos de expresión:  

En dramaturgia, el monólogo, soliloquio, o escena unipersonal es el género dramático en el que un personaje reflexiona en voz alta expresando sus pensamientos, ideas y emociones al público. El monólogo dramático consiste en percibir encima del escenario por parte del actor más de un personaje, imprecisa las diferencias que puedan existir dentro de lo narrativo, lo dramático y lo poético, manipulando el tiempo y el espacio al valerse la comunicación intelectual o afectiva que se pueda tener entre dos o más sujetos.[3]​ Sirve para caracterizar a los personajes y por tanto posee un gran valor psicológico, al ser una herramienta de introspección. En ese sentido, son famosos los monólogos de las obras de Shakespeare, como en Hamlet. El monólogo puede encubrir en realidad un diálogo que efectúa un personaje consigo mismo o que proyecta sobre un ser inanimado o desprovisto de razón: una mascota, un cuadro, una planta, una fotografía, etc.

Los monólogos, en el teatro del Siglo de Oro español, solía encomendarse a los sonetos o a las décimas y así, en comedias donde existe un gran juego de caracteres, aparecen muchos sonetos, por ejemplo en El perro del hortelano de Lope de Vega.

Aunque el monólogo es un recurso utilizado por todos los géneros literarios, se aproxima especialmente al género lírico por su insistencia en el yo y en la subjetividad. Y pueden encontrarse monólogos tanto en el cuento como en el periódico o en la discusión.[4]​ Por ejemplo, el monólogo dramático es un género de la lírica moderna creado en el posromanticismo del siglo XIX por Alfred Tennyson y consolidado por Robert Browning, y todavía en boga entre los poetas culturalistas.

El monólogo cómico es una técnica teatral interpretada siempre por un comediante normalmente de pie y sin ningún tipo de decoración o vestuario especial. Normalmente el intérprete o monologuista expone un tema o situación de la que va haciendo diversas observaciones siempre desde un punto de vista cómico con la intención de provocar la risa. Durante el transcurso del monólogo el público se va haciendo partícipe de la situación con planteamientos muchas veces ridículos y absurdos, y con frecuencia suele utilizarse un tono picante o reivindicativo de algo que suele ser una utopía. Es muy típico ver monólogos cómicos en diferentes locales de la vida nocturna (bares, películas, clubs, discotecas, etc.). Su popularización se está incrementando notablemente en los últimos años en España, si bien es un arte que existe desde hace mucho tiempo.

El monólogo interior, o flujo de conciencia, es una técnica que intenta plasmar en el papel el flujo de presión del mundo real y el mundo interior, imaginado por alguno de los protagonistas. Con frecuencia, en este tipo de literatura, resulta complicado descifrar lo que ocurre. Normalmente, los escritores utilizan largas oraciones que se mueven de un pensamiento hacia otro. En algunas ocasiones, evitan utilizar signos de puntuación para no romper el flujo de ideas. También es una característica una sintaxis menos desarrollada, omisión de verbos u otros elementos conectores, cambios radicales del foco del pensamiento, interrupciones repentinas o repeticiones dubitativas. Así mismo, es frecuente el uso del estilo libre indirecto (es decir, la inclusión de pensamientos del personaje en el relato del narrador).

Durante el modernismo, varios escritores exploraron los diferentes mundos que constituyen la esfera privada (el interior de uno mismo, sus deseos o ideales) con la esfera pública (lo que se muestra al exterior), tema que, sobre todo al modernismo británico interesaba como reacción ante la era victoriana. No debe confundirse con el monodiálogo, que por el contrario está completamente ordenado.



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