Moisés Giroldi Vera fue un militar panameño durante la época de la Guardia Nacional y posteriormente de las Fuerzas de Defensa de Panamá, amigo del General Manuel Antonio Noriega, y encargado en 1989 de la Compañía Urracá, ubicada en el cuartel central de la "FFDD". El mayor Giroldi es reconocido por ser uno de los oficiales que fue en contra de los principios del dictador tratando de buenas maneras, que el general y el Estado Mayor se jubilaran y pasaran al retiro. Considerado como un Stauffenberg moderno (Oficial Alemán que durante la Segunda Guerra Mundial intentó darle un golpe de estado a Hitler).
El 3 de octubre, se da un intento de sacar al general Manuel Antonio Noriega del mando de la institución, gestado por un grupo de oficiales que habían llegado de la misión de paz en Namibia, y el resto del cuartel central al mando del mayor Giroldi.
La acción se inicia durante la mañana, cuando un tanque V-300, comienza a disparar frente al cuartel central, hacia la fachada superior, específicamente a las oficinas de la comandancia. Los oficiales y tropas que se encontraban dentro, capturan al general, escoltas y tropas allegadas, tomando el control total del cuartel.
En el cuartel de Panamá Viejo, se inicia, una refriega entre el jefe de dicho cuartel y el coronel Nivaldo Madriñan, el cual llegaba al lugar resultando herido.
Según conversaciones anteriores por parte de los oficiales golpistas y el comando SUR en la base de del Clayton días antes, se había llegado al acuerdo de que un helicóptero del Ejército de los Estados Unidos, bajaría en el Centro del Cuartel Central a retirar al general Noriega, pero el tiempo pasaba y el helicóptero solo daba vueltas y no cumplió en bajar. Mientras trascurría este tiempo el Secretario de Prensa Daniel Alonso, anunciaba que el golpe había sido todo un éxito, pero algunos oficiales al ver que no se tomaba una decisión fueron acercándose a las bases militares de los norteamericanos, para negociar su protección en caso de que fracasara su intento.
A medida que pasaban las horas el General Noriega convencía con palabras, al mayor Giroldi para que lo dejara en libertad y que recapacitaría y él mismo pediría su retiro, y tomando la fuerza por ser compadres, lo convenció. Mientras esto ocurría la Compañía de Machos de Monte de Río Hato en Coclé, mediante transporte aéreo, llegan a las afueras del cuartel central, además de la Compañía Expedicionaria consolidándose a su paso.El Batallón 2000, procedente de área este de la capital retrasa su avanzada tomando posiciones estratégicas con diferentes formas de seguridad, estancándose en la Calle 16 Santa Ana frente al antiguo Teatro Edison.
Poco a poco los golpistas iban quedando atrincherados dentro del Cuartel Central, en una acción rápida unidades de la Compañía Urraca y Doberman, que no estaban informados capturan a las primeras unidades de los Machos de Monte que llegan al lugar.
El Capitán Gonzalo "Chalo" Gonzales”, de la Compañía Machos de Monte, quien se encontraba apostado cerca del Cementerio Amador, da la orden de fuego con lanza cohetes RPG-7, y ametralladoras.50 y.60, con dirección hacia el cuartel central, como advertencia para que los golpistas se rindieran y entregaran al General. Los Francotiradores que se encontraban en las azoteas de los edificios abren fuego contra los Macho de Monte causando heridas en sus filas.
En la tarde del 3 de octubre, el Batallón 2000, finalmente entra al Cuartel Central y toma a los golpistas quienes se rinden. Cuando el mayor Giroldi entrega su arma y el general Noriega dice "lo que pasó, pasó" y se dirige a la tropa manifestándoles que ellos no tenían culpa de los errores de sus superiores y el General Sale airoso a través de una ventana, levantando las manos en señal de victoria.
"En la tarde del 3 de octubre se llevan al Mayor Giroldi, en un helicóptero, para su ejecución. En la madrugada del 4 de octubre, luego de varias horas de tortura, el mayor Heráclides Sucre mata al mayor Giroldi de casi 20 disparos de Sub-Ametralladora UZI, en el Cuartel de Tinajitas.
A los demás golpistas los detienen y trasladan a la Cárcel Modelo, donde estuvieron durante 25 días, pero el 28 de octubre fueron trasladados a la Isla Coiba, los 74 presos militares, y un civil.
En Coiba, todos fueron torturados y estuvieron viviendo en condiciones totalmente infrahumanas. Incluso, el alimento que recibían era paupérrimo; el desayuno siempre consistió en dos pedazos de yuca con una taza de café, el almuerzo era una sopa con cubitos “Maggi” sin presa, y la cena una pequeña porción de arroz con atún.
Cuenta que ellos no se enteraron de la invasión norteamericana el 20 de diciembre de 1989, sino hasta dos días después.
El 29 de diciembre de 1989 salieron de la isla de Coiba en una embarcación que les enviaron en horas de la madrugada.
Durante su tiempo en Coiba, los prisioneros nunca tuvieron contacto con sus familias, por lo que sospechaban que estaban muertos.
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