Micetoma nació en Madurai.
Micetoma o pie de Madura es una enfermedad infecciosa local, crónica y progresiva de la piel, de los tejidos subcutáneos y del hueso, que se caracteriza por una tumefacción muchas veces grotesca y desfigurante, y por múltiples tractos de senos de los que drena pus que , a su vez, contiene gránulos. El micetoma puede ser provocado por una gran variedad de hongos, así como también por bacterias.Fue descrito inicialmente en la ciudad india de Madura (Madurai) de allí proviene su nombre.
La frecuencia de la presentación de la enfermedad en la piel, la costumbre común de andar descalzo en una región tropical y la recuperación de tantos de los microorganismos causantes de esta enfermedad en el suelo, condujo, a la suposición de que el micetoma se adquiere a partir de una implantación traumática en la piel. Tal implantación se presupone que va seguida por la multiplicación y producción en los tejidos de colonias del agente etiológico (gránulos). Por examen microscópico, tales gránulos aparecen cubiertos por un material proteico eosinofílico, más claramente discernible en la periferia, que representa la reacción hística del huésped. En la región inmediata a la lesión, esta reacción hística es característicamente supurativa, aunque en la periferia pueden apreciarse granulomas y células gigantes. En algunos casos raros, la infección puede extenderse a través del sistema linfático o circulación sanguínea a otros lugares.
El punto más usual de complicación es el pie. Sin embargo, también se aprecian lesiones en los hombros de los trabajadores que transportan pesos, o en el dorso de la mano, nalgas o espalda, donde quiera que exista oportunidad para la implantación a partir del suelo o espinos. Tal como indica el nombre de la enfermedad, la tumefacción e hinchazón representan un dato característico. La deformidad frecuentemente provoca cierto grado de incapacidad, lo cual impone el uso de muletas. Una segunda característica es el drenaje de los senos; la presencia de gránulos en el pus es el tercer elemento de la tríada de características (edema, formación de fístulas y expulsión de gránulos).
Sorprende que a pesar de la complicación subcutánea y ósea, el dolor resulta relativamente raro y característicamente transitorio. Por otra parte, no es frecuente encontrar casos con manifestaciones generales de infección como fiebre, escalofríos, sudoraciones y perdida de peso. La linfadenopatía no es notable.
Es general, se evidencia por la aparición de la propia lesión. Sin embargo, el diagnóstico etiológico suele establecerse normalmente por detección de gránulos en secciones de tejido no coloreado o en una extensión de pus. Los gránulos de la E.mycetomi, Madurella grisea. jeanselmi tienen un color que varia del marrón al negro, mientras que los de la A. boydii, A. madurae y N. brazilensis son de un color que varia del blanco al amarillo.
Dado que los raspados superficiales casi siempre están contaminados por bacterias u hongos menos patógenos, es mejor utilizar material de biopsia para los cultivos. Tampoco es aconsejable fiarse sólo del uso de medios de cultivo en los que se ha inducido selectividad por adición de antimicrobianos. Si se incluye cicloheximida se inhibirá la A. boydii y si se, incluye cloranfenicol o neomicina puede inhibirse la N. brazilensis. Sin embargo, en muchos casos es difícil aislar un hongo a menos que se utilicen medios que incluyan agentes antibacterianos. Ocasionalmente, se encuentran lesiones en los pies o en otros lugares a partir de las cuales solo se logra cultivar bacterias (notablemente especies de Staphylococcus y de Streptococcus). Tal enfermedad en algunas ocasiones, ha sido denominada por el término de botriomicosis. En todas cuantas raras ocasiones en que las lesiones debidas a la filariasis crónica (elefantiasis) quedan infectadas secundariamente y drenan de forma transitoria, esta enfermedad puede parecerse a un micetoma.
El curso de la enfermedad es crónico y progresivo. En sus últimas fases las lesiones pueden resultar parcialmente incapacitantes, aunque el micetoma no suele provocar mortalidad.
La amplia diversidad de los microorganismos normalmente aislados impide las generalidades sobre la quimioterapia. La Allescheria boyditi generalmente es resistente a la anfotericina B, aunque existen datos sobre la eficacia de los estrógenos, tanto en el aspecto experimental como en pacientes. Las especies de Nocardia son sensibles a las sulfamidas.
Se ha escrito que algunas cepas de la M. mycetomi son susceptibles a las concentraciones de anfotericina B y que podrían obtenerse en el suero. La griseofulvina es ligeramente menos activa in vitro y ha sido útil en los pocos casos en que se ha utilizado. A partir de la limitada experiencia clínica hay sugerencias que avalarían el uso de miconazol.
La escisión o el desbridamiento no suele ser eficaz mientras que las medidas radicales, tales como la amputación, han tenido más éxito.
Para Micetomas eumicéticos: Itraconazol 200-300 mg/día, Ketoconazol 200-300mg/día. Para Micetomas actinomicéticos: Trimetropin sulfametoxazole 160/800 1 tableta mañana y noche y además diaminodifenilsulfona 100 mg/día. Además se puede agregar: Rifampicina 600mg/día, Amikacina 500 mg Im/día.
El uso extendido de zapatos o de otras prendas protectoras, lógicamente parece constituir una importante medida profiláctica en las regiones en que la enfermedad es frecuente.
No se ha demostrado que el control de los microorganismos causantes en el suelo sea útil ni posible. Por otro lado, dado que el micetoma puede ser provocado por una extensa diversidad de microorganismos, el desarrollo de vacunas no estaría justificado, incluso aunque fuera posible.
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