Martín de Labayen nació en Pamplona.
Martín de Labayen, impresor (Pamplona, ca. 1600 – Pamplona, 1654) Natural de Pamplona, hermano del impresor Carlos de Labayen, se formó en el taller de Nicolás de Asiain. Se instaló por cuenta propia en 1630, haciendo la competencia a su hermano Carlos, que falleció dos años más tarde. Compró el taller de Juan de Oteiza en 1632 y en 1644 se hizo con el que regentaba Domingo Vélez de Vergara, que a su vez lo había recibido de la viuda de Carlos de Labayen. A partir de este momento se unificaron las dos imprentas existentes en la capital navarra y de esta manera en la ciudad hubo un solo taller hasta el final del siglo.
Trabajó durante 25 años (1630-1654), en este tiempo sacó a la luz 31 libros, lo que representa una media anual de 1,2 libros, la mitad de la que había alcanzado su hermano Carlos.
A su muerte en 1654, le sucedió al frente del negocio su yerno Diego Zabala.
Hermano del impresor Carlos de Labayen (activo entre 1607 y 1632), en 1622 figura con otros cuatro oficiales en la plantilla del taller de Nicolás de Asiain.
En 1630, dos años antes de la muerte de su hermano, inicia la carrera como impresor por cuenta propia con el utillaje que compra a Juan de Oteiza, que de esta manera cierra su negocio definitivamente en 1632.
En 1637 la viuda de su hermano le deja en testamento dos juegos de letras de atanasia y uno de lectura, lo que constituye una modesta dotación, al tiempo que el taller continúa regentado por su viudo Domingo Vélez de Vergara.
Dos años más tarde compra una prensa, para lo que toma un préstamo de cien ducados, al cinco por ciento de interés, del dorador Juan Morrás, que liquidará al cabo de cinco años, en 1644.
En 1640 se une a la sociedad que el año anterior habían formado su cuñado, el impresor Domingo Vélez de Vergara, y un tal Sancho de Istúriz, “para evitar algunas disensiones”, tal y como se recoge en el documento notarial de constitución de la sociedad firmado el 9 de julio. Cabe pensar que de esta manera se eludía la competencia entre las dos imprentas de la ciudad y las consiguientes “disensiones”. Pero esta alianza tuvo una vida muy corta, no llegó al año, a causa de Sancho de Istúriz, a quien Labayen echó del taller argumentando que no trabajaba lo suficiente. El caso acabó en los tribunales que obligaron a abonar a Istúriz 915 reales en concepto de beneficios.
La unión con Domingo Vélez de Vergara no se tradujo en un aumento de la producción y solamente queda como testimonio de ella el Cuaderno de las Cortes de 1642 que suscriben conjuntamente en calidad de impresores del Reino de Navarra.El título de impresor del reino y de la ciudad lo ejerce a partir de la muerte de su hermano Carlos en 1632 y así se constata, por ejemplo, en el pie de imprenta de Fundación, nombres y armas de la ciudad de Astorga, publicada en 1635. Como se ha visto, lo comparte en 1642 con el propietario del otro taller de la ciudad, su cuñado Domingo Vélez de Vergara.
Casado con Ana Marrón, enviudó por las mismas fechas en las que su única hija, Isabel, se casó, en 1643, con el impresor Diego Zabala, al que su padre había mandado llamar de Madrid. Sin duda lo reclamó, a la vista de su capacidad profesional y con el fin de, juntamente con su hija, entregarle el negocio puesto que su salud comenzaba a ser preocupante.
Su estado empeoró seriamente —la documentación consultada precisa que se encontraba “frenético”— y, por este motivo, a partir de 1644, en el pie de imprenta, junto a su nombre aparece el de su yerno, Diego Zabala, quien efectivamente dirigía el negocio. A la muerte de Martín de Labayen, en 1654, la imprenta pasó a su nombre.
Pone en funcionamiento su taller en 1630 y, de esta manera, entra en competencia con el de su hermano Carlos hasta el fallecimiento de este dos años después. Al año siguiente, imprimió el Liber exorcismorum del sacerdote Cristóbal Lasterra y Santisteban, el cual ya lo había editado ocho años antes en el taller de Juan de Oteiza. Por tratarse de una obra que fomentaba prácticas supersticiosas, la Inquisición acabó, aunque tardíamente, por prohibirlo en el Índice de 1707.
Martín de Labayen trabaja a lo largo de 25 años con un balance de 31 libros, lo que supone una media de producción anual de 1,2 libros, que contrasta con la de su hermano, situada en dos libros por año. A la modesta actividad se ha de añadir la irregularidad, ya que los años sin producción se intercalan entre los que muestran alguna.
La extraordinaria actividad registrada en 1647 obedece a instalación de una imprenta en el monasterio de La Oliva para atender sendos encargos, que exigirán dos años de permanencia en el convento, y a la que se han de añadir los trabajos que al mismo tiempo se llevan a cabo en la imprenta pamplonesa.
Fechado en 1681 se tiene noticia de un sermón de la natividad de María, pronunciado por el dominico Juan Rodríguez de Manzaneras, y al año siguiente de otro dedicado a san Joaquín, del presbítero Fausto Echeverría, que en las respectivas portadas se atribuyen a la “imprenta de Martín de Labayen”, que había fallecido hacía un cuarto de siglo; en este mismo año de 1682 se imprime una novena a san Francisco Javier, firmada por Francisco Ignacio, con el pie de imprenta de “Herederos de Martín de Labayen”. Cabe aventurar que estas tres publicaciones eran ilegales y como tales empleaban un pie de imprenta falso.
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