Manuel Francisco Álvarez de la Peña (*Salamanca, 1727 –† Madrid, 18 de marzo de 1797), llamado El Griego, fue un escultor español, miembro de la primera generación de escultores que se formaron en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fruto del periodo ilustrado español.
Estudió en Roma, donde recibió su apodo, debido a su técnica clásica, aunque estuvo también influido por la corriente rococó. En su obra empleó la madera en mayor medida que la piedra. Entre sus obras en este último material se encuentran sus esculturas para la Fuente de Apolo de Madrid, completada a su muerte por Alfonso Giraldo Bergaz.
Nacido en Salamanca en 1727, comenzó sus estudios en esta ciudad con Simón Gavilán Tomé y después con Alejandro Carnicero. Se trasladó luego a Madrid, completando sus estudios en la Academia de Bellas Artes, donde tuvo como profesor a Felipe de Castro, escultor de cámara del rey. Por encargo de su maestro, que tenía confiada junto a Giandomenico Olivieri la ejecución de las estatuas en piedra de la serie de los reyes de España para la coronación del Palacio nuevo, ejecutó las de Witerico y Walia. Por enfermedad de Castro realizó tres querubines de los cuatro que se le habían encargado para la Capilla real y por su buen desempeño fue nombrado para concluir la escultura de la propia capilla con otros profesores.
La Academia de San Fernando, teniéndole por uno de sus más adelantados alumnos, le nombró para modelar a vista de todos los asistentes en la primera junta de apertura que celebró el 13 de junio de 1752. Ganó el segundo premio de la primera clase el año siguiente y en el de 1754 el primero y una pensión para seguir los estudios en Roma, que no pudo disfrutar por su quebrantada salud. La misma Academia le confirió el título de académico de mérito el 22 de marzo de 1757 y la plaza de teniente director el 12 de septiembre de 1762.
Deseoso Carlos III de promover el ejercicio y adelantamiento de la escultura, mandó a la Academia que propusiese a sus directores y tenientes en esta profesión que cada uno ejecutase un modelo de cuatro pies de alto que representase a su padre Felipe V, dejándolos en libertad de admitir o no el encargo. Álvarez fue uno de los cinco que lo emprendieron y el Rey, las demás personas reales y el público, que vieron concluidos los cinco modelos, hicieron justicia a sus autores y si el sitio que entonces tenía puesto España a la plaza de Gibraltar no hubiese impedido la ejecución de una estatua de bronce que era el objeto de este encargo, habríamos visto la elección del rey sobre el modelo que se había de imitar. Pero Carlos IV, queriendo llevar a efecto las intenciones de su padre, aunque sustituyendo la figura y retrato de este al de su abuelo, la hizo del que ejecutó Álvarez. Pero otra guerra también, suspendió esta obra. El modelo de esta obra se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, anteriormente atribuido a Juan Pascual de Mena, hasta que durante una restauración en 2016 se descubrió un número de inventario que concuerda con el de 1804 en el que se atribuye a Álvarez de la Peña.
No fue director de la Academia hasta el año 1784 por no haber habido hasta entonces vacante alguna, y el 20 de febrero de 1786 fue nombrado director general por muerte de Roberto Michel para un trienio casi entero y concluido su mandato, fue prorrogado por otro el 5 de abril de 1789. En 1794 le condecoró el Rey con el título de Escultor de cámara, título que solo disfrutó hasta el 18 de marzo de 1797, día en que falleció, siendo sepultado en la parroquia de san Andrés de Madrid. Recibió el sobrenombre de El Griego, tanto por el empeño que tenía en imitar las formas, actitudes y corrección de los modelos clásicos cuanto por la prolijidad con que acababa sus obras.
Las obras públicas más destacadas de este escultor son las siguientes:
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