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Los cuervos están de luto (película)



Los cuervos están de luto es una película mexicana dirigida por Francisco del Villar, basada en la obra teatral homónima de Hugo Argüelles. Fue estrenada en 1965, protagonizada por Silvia Pinal y Lilia Prado.

Don Lacho (José Luis Jiménez), un anciano rico pero avaro, está a punto de morir. Sus tres hijos, pero sobre todo su nuera, Piedad (Silvia Pinal), están esperando ansiosamente su muerte para recibir la herencia. Y es que el viejo avaro, a pesar de su fortuna, los tiene viviendo en condiciones miserables, obligándolos a trabajar arduamente. Pero el viejo se resiste a morir. En sus alucinaciones, el anciano ve el fantasma de su esposa muerta (Kitty de Hoyos), quien revela que uno de sus tres hijos no es suyo. El hombre hace gala de su avaricia y llama a todos, diciéndoles que el hijo ilegítimo será desheredado. Pero decide jugar psicológicamente con ellos, y les dice que esta información se revelara una vez que él muera. Las cosas se complican con la llegada de su tercer hijo con su esposa Mariana (Lilia Prado). Las rencillas y la tensión familiar inician por la herencia y descubrir quien quedara fuera del testamento.

El hombre parece morir, pero en realidad son "falsas alarmas". La familia tiene listo todo para celebrar el funeral, e incluso, en un momento dado, los indiscretos y metiches vecinos aparecen en la casa para dar el pesame anticipadamente. El único de los hijos que demuestra honestidad y afecto sincero a su padre, es el menor, Enrique.

Cuando el viejo finalmente muere, sus nueras buscan desesperadamente el testamento y la información sobre el hijo ilegítimo, pero en el último momento, Enrique decide arrojar el testamento al fuego, asqueado de la avaricia y mezquindad de sus familiares, y parte, rechazando la herencia. Irónicamente, todo indica que Enrique es, al parecer, el famoso hijo ilegítimo.

El escritor, dramaturgo y director mexicano Hugo Argüelles (1932-2003) pertenece a la generación de creadores que abrieron el camino en México hacia la modernidad en las expresiones artísticas, a través de un teatro de crítica social con un corrosivo humor negro. De Los cuervos..., Rodolfo Usigli dijo: «El humor negro estaba ahí, nos pertenecía a todos; pero con Los cuervos están de luto, Hugo Argüelles lo esencializó para dar al drama mexicano un rotundo perfil de identidad». (Cinearte)[1]



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