La letanía de los santos es una oración cristiana en la que se solicita la intercesión de todos los santos, esto es, de aquellos reconocidos como modelos de conducta cristiana y que por ello gozan de la felicidad del cielo y pueden interceder por los que aún estamos en la tierra, según la fe de la Iglesia católica y también de la Iglesia ortodoxa. Es uno de los ruegos más solemnes de la Iglesia católica.[cita requerida]
La oración en forma de letanía actualmente queda en la Iglesia católica como vestigio de otras épocas en que eran muy habituales: diversas oraciones en la misa y fuera de ella quedan como prenda de este uso, como son el Kýrie eleison o el Agnus Dei, o las Letanías lauretanas en honor a la Virgen, en el rezo del Rosario, si bien, esta invocación a los santos es usada solamente en las ocasiones más solemnes e importantes de la liturgia cristiana: en la liturgia más importante del año, la Vigilia Pascual se pide la protección de la iglesia celeste por todo el pueblo cristiano y en especial por aquellos que se incorporarán a la Iglesia por el bautismo con las aguas bendecidas esa noche solemne. Otras ocasiones de gran importancia en las que también se utiliza son las Dedicaciones de nuevas iglesias y altares o las ordenaciones de diáconos, sacerdotes u obispos, así como bendiciones de abades, abadesas y vírgenes, como actos de consagración a Dios de la mayor envergadura, sea de un edificio material como de la asunción personal de una opción radical de vida evangélica. También se cantan en la canonización de nuevos santos o en el inicio del cónclave para elegir nuevo papa, actos del magisterio papal de suma importancia. Además de estos actos solemnes en la liturgia de la Iglesia Católica (los más solemnes quizá dentro de la misma), queda también abierto su uso, como no, en la devoción personal y en las súplicas ante necesidades graves e importantes, en las que se implora la invocación no de un santo, tenido como protector ante una determinada necesidad, sino de toda la corte celeste. También es cantada en los ritos de desagravio y en funerales del sumo pontífice de la iglesia, de los cardenales, obispos, presbíteros y diáconos, entre otros eclesiásticos, como canto de entrada, durante el responso o cuando es sepultado dicho cadáver, también cuando es ingresado al templo para su velatorio.
El rezo de la letanía de los santos, aunque puede ser tanto ampliada como reducida según parezca conveniente, siempre dentro de lo marcado en la liturgia oficial de la Iglesia (en los bautismos de niños se utiliza una sección muy breve, por ejemplo), siempre cuenta con una estructura fija e inalterable:
Esta lista es, respetando su formato original para cada una de las celebraciones litúrgicas, ampliable; es más, se recomienda que se haga con los santos (nunca beatos) patronos del lugar o de protección especial, pero siempre respetando el orden jerárquico establecido y no con un simple añadido al principio o al final, como se ve en algunos sitios de Internet.
Esta fórmula tan completa y solemne además, se realiza siempre cantada y puestos de rodillas, a excepción de los domingos y en el tiempo de Pascua, en que se hace estando de pie.
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