Las lenguas drávidas o dravídicas constituyen una familia lingüística que incluye aproximadamente 26 lenguas, habladas principalmente en el sur de la India y Ceilán (Sri Lanka), así como algunas áreas de Pakistán, Nepal y el oeste y centro de la India.
Las lenguas drávidas son habladas por más de 200 millones de personas y parecen no estar relacionadas con otras familias conocidas. Algunos estudiosos incluyen las lenguas drávidas en una familia mayor llamada elamo-drávida, que incluye el antiguo elamita que se hablaba en lo que actualmente es el sudoeste de Irán. La teoría no es aceptada por la mayoría de los expertos en estas lenguas.
El origen de las lenguas drávidas, así como su desarrollo posterior, y la época de su diferenciación no están claros. El hecho se debe en parte a la poca investigación lingüística que se ha realizado sobre estas lenguas. Existen algunas similitudes entre las lenguas drávidas y las urálicas y altaicas, lo que podría sugerir un largo contacto entre estas familias de lenguas en algún momento, aunque un origen común parece descartado [cita requerida]. Ha habido intentos de relacionar el grupo con las lenguas japónicas, el vasco, el coreano, el sumerio, las lenguas aborígenes australianas y la lengua desconocida de la civilización del Indo.
Leyendas comunes a muchos grupos hablantes de lenguas drávidas colocan su origen en un vasto continente en el sur que se ha hundido en el océano. Sin embargo, muchos lingüistas favorecen la teoría de que las lenguas se han expandido hacia el sur y el este a través del subcontinente indio, basándose en el hecho de que las lenguas drávidas del sur muestran restos de contactos con otras lenguas que las del norte no poseen. El protodrávida se dividió con toda probabilidad en tres variedades: septentrional, central y meridional hacia el 1500 a. C., aunque algunos lingüistas, apoyándose en la gran diferenciación de las subfamilias, mencionan fechas más tempranas.
La existencia de la familia de lenguas drávidas fue mencionada por primera vez en 1816 por Alexander D. Campbell en su gramática del télugu Grammar of the Teloogoo Language. En el libro, él y Francis W. Ellis afirmaban que el támil y el télugu eran descendientes de un ancestro común no indoeuropeo. Sin embargo, no fue hasta 1856 que Robert Caldwell publicó su Comparative grammar of the Dravidian or South-Indian family of languages, que expandió enormemente el número de lenguas pertenecientes a la familia y la estableció como una de las grandes familias lingüísticas del mundo. Caldwell acuñó el término de "drávidas" del sánscrito drāvida, que se empleó en un texto del siglo VII para referirse a las lenguas del sur de la India. La publicación del diccionario etimológico Dravidian etymological dictionary por T. Burrow y M. B. Emeneau fue un hito de la lingüística drávida.
El árbol de la familia drávida sería el siguiente:
En negrita las lenguas oficiales en la India:
La mayoría de los lingüistas cree que las lenguas drávidas no están relacionadas con ninguna otra familia de lenguas. Sin embargo, existen otras hipótesis minoritarias sobre el origen de estas lenguas.
Algunos estudiosos consideran que las lenguas dravídicas son parte de la hipotética macrofamilia nostrática, y por tanto tendrían un parentesco lejano con otras familias de lenguas de Eurasia, aunque esta hipótesis es muy discutida.
También se ha propuesto una relación genética entre las lenguas drávidas y las lenguas urálicas. Tyler compiló en 1968 un corpus de 153 cognados entre ambas familias, que incluyen tanto léxicos comunes como algunos morfemas gramaticales. Similarmente, Bouda encontró 137 cognados entre las lenguas urálicas y el protodravídico, y 28 cognados comunes tanto del protourálico, como del protodravídico y el protoaltaico. Otra propuesta es la que relaciona las lenguas dravídicas con el idioma elamita.
Las lenguas drávidas son conocidas por la falta de distinción entre oclusivas sordas y sonoras, como el finés. A pesar de que las lenguas drávidas (especialmente el canarés, el malabar y el télugu) tienen muchos préstamos del sánscrito y de otras lenguas indoeuropeas, que distinguen entre la sonoridad y aspiración de los sonidos, a menudo, las palabras prestadas son pronunciadas incorrectamente por hablantes monolingües. De hecho, el alfabeto támil no posee símbolos para oclusivas sonoras o aspiradas.
Las lenguas drávidas también se caracterizan por una distinción a tres bandas entre las articulaciones dentales, alveolares y retroflejas y por poseer un gran número de consonantes líquidas. El inventario consonántico del proto-dravídico viene dado por:
Las palabras drávidas tienen la propiedad de que revirtiendo las consonantes y aplicando una serie de transformaciones bien definidas de las vocales se obtiene una palabra distinta de significado parecido. Con el tiempo, una palabra pasa a significar el caso general y la otra un caso particular. Por ejemplo:
Un gran número de reversiones resultan en la misma palabra. Dicho de otra forma, las palabras son palíndromos de consonantes. Por ejemplo: amma, appa, aNNa, akka, anna (arroz).
Nota: esto sólo es cierto cuando la lengua se escribe en alfabeto latino, en la escritura propia no son palíndromos.
Un gran número de palabras comienzan y terminan por vocal, lo que facilita el uso en una lengua aglutinante.
Los numerales en diferentes lenguas drávidas son:
En la tabla anterior se ha escrito <d, ḍ> sólo son alófonos de tras nasal o intervocálicos de /t, ṭ/. Los signos especiales usados en la tabla anterior usan signos tradicionalmente usados para las lenguas de India que tienen los siguientes equivalentes en AFI:
El canarés, el malabar y el télugu han sido relativamente más influenciadas por el sánscrito y han tomado las consonantes aspiradas. Palabras y derivativos sánscritos son comunes en las tres lenguas. El tamil es el menos influenciado y retiene la forma más próxima al protodrávida.
En español:
En inglés:
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