x
1

La muerte y la doncella (teatro)



¿Dónde nació La muerte y la doncella (teatro)?

La muerte y la doncella (teatro) nació en Chile.


La muerte y la doncella es una obra de teatro del escritor chileno Ariel Dorfman escrita en 1990,[1]​ estrenada al año siguiente, el primero de marzo en el Teatro de la Esquina, Santiago, y publicada por primera vez en Buenos Aires, Ediciones La Flor, 1992.[2]​ Según el autor, su tema central es «la cruda y dolorosa transición chilena a la democracia».[3]

Es la obra chilena más representada en el mundo.[4]

Durante la existencia de un régimen opresivo, Paulina Salas ha sido torturada y violada por sus captores. A pesar del trauma, no delata a su novio Gerardo Escobar, que participa activamente como insurgente al régimen, siendo editor de un diario clandestino. Más tarde contraerán matrimonio y se asentarán en la costa.

Un día Gerardo tiene problemas con uno de los neumáticos de su automóvil y es llevado a casa por un hombre desconocido, Roberto Miranda. Una vez en casa, Paulina reconoce la voz del desconocido como la de su torturador. Deberá confiar en su oído, porque en las torturas llevaba los ojos vendados, y en evidencias descubiertas en el momento para hacerlo confesar y al mismo tiempo convencer a su incrédulo esposo.

El torturador de Paulina escuchaba el cuarteto de cuerda La muerte y la doncella de Franz Schubert durante los abusos; de ahí el título y la recurrente aparición de esta pieza durante toda la obra.

Premio Laurence Olivier 1992 en la categoría mejor nueva obra.[7]

Fue llevada al cine en 1994 por Roman Polański con las actuaciones de Sigourney Weaver, Ben Kingsley y Stuart Wilson.[8]

Una ópera basada en la obra de teatro fue compuesta por Jonas Forssell con libreto de Ariel Dorfman. El estreno mundial se llevó a cabo en la Ópera de Malmö (Suecia) el 20 de septiembre de 2008.




Escribe un comentario o lo que quieras sobre La muerte y la doncella (teatro) (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!