1967-1975
Kampuchea Democrática (en camboyano: កម្ពុជាប្រជាធិបតេយ្យ, Kampuchea prâcheathippadey) fue el nombre oficial de Camboya bajo la dictadura de Pol Pot y su guerrilla de los jemeres rojos —brazo armado del Partido Comunista de Kampuchea— que gobernaron el país entre 1975 y 1979, tras la guerra civil camboyana (1970-1975). Este periodo vio la muerte de aproximadamente 1,8 millones de camboyanos a través de ejecuciones políticas, hambrunas y trabajo forzado, lo que representó la desaparición de entre el 30 y el 35 % de la población nacional.
De acuerdo a las estadísticas de K. D. Jackson, el 17 de abril de 1975, año en que los jemeres rojos tomaron Phnom Penh, había en Camboya una población de 7,3 millones de habitantes. Cuando Vietnam comenzó la invasión en diciembre de 1978, el país tenía una población de 5,7 millones de habitantes, lo que representa un dramático descenso de 1,6 millones en menos de cuatro años. K. D. Chandler señala como razones de este drástico descenso de la población —que calcula en 1,5 millones de desaparecidos— la malnutrición, los trabajos forzados y las enfermedades mal atendidas en general, pero 200 000 personas, probablemente más, fueron ejecutadas sin juicio, clasificados como «enemigos», entre los que se contaban niños, ancianos y personas pertenecientes incluso al mismo Partido. Puesto que la mayoría de las víctimas pertenecían a la etnia jemer, el periodista socialista Jean Lacouture denominó a este proceso «auto-genocidio».
Si bien el gobierno del príncipe Norodom Sihanouk había aplicado una política de mano dura en contra del comunismo camboyano después de la independencia del país en 1954, se opuso a la intervención estadounidense en el conflicto de Vietnam. La neutralidad camboyana fue vista con desconfianza por Estados Unidos que acusó a Norodom Sihanouk de prestar su territorio como santuario del Viet Cong y del ejército de Vietnam del Norte. En 1970, con la ayuda de la CIA, el General Lon Nol, quien había sido su ministro de defensa, dio un golpe de estado contra el príncipe, que estaba en una gira internacional, y alineó inmediatamente a Camboya con Estados Unidos y Vietnam del Sur. Este acto evidenció a un nuevo actor en el conflicto: los jemeres rojos, que actuaban como una guerrilla, pero que hasta entonces no habían tenido mayor importancia. El movimiento, liderado por un personaje oscuro del cual no se supo su identidad sino hasta 1977, Pol Pot, pronto ganó popularidad entre el campesinado del norte del país, que estaba acosado por los intensos bombardeos estadounidenses realizados sin la aprobación de la ONU y que representaban un desesperado intento de destruir lo que llamaban los «santuarios del Viet Cong». Los bombardeos sobre el norte de Camboya comenzaron en marzo de 1969 y duraron hasta 1973 autorizados por el presidente Richard Nixon y liderados por su director de seguridad nacional Henry Kissinger. Camboya recibió por parte de los bombarderos estadounidenses 539 129 toneladas de bombas, es decir, tres veces más de las que EE. UU. lanzó contra Japón durante la II Guerra Mundial. Los bombardeos causaron la muerte de 50 000 personas y no hicieron otra cosa que incrementar la popularidad y la fuerza de la naciente guerrilla. Los jemeres rojos recibieron además apoyo de China, que les suministró armamento. Para diciembre de 1978, víspera de la guerra con Vietnam, había entre 14 000 y 20 000 asesores técnicos y militares chinos en Camboya.
Para 1973, el 60 % del territorio camboyano estaba bajo control de la guerrilla, y ésta empezó una segura marcha hacia la capital. Muchos camboyanos se unieron a los jemeres rojos por lealtad al príncipe Norodom Sihanouk, en nombre del cual la guerrilla decía actuar, prometiendo su restitución al poder en cuanto el dictador y los estadounidenses fueran derrocados. A principios de 1975, la suerte estaba echada en la península de Indochina: los Estados Unidos y sus aliados tuvieron que retirarse precipitadamente y las fuerzas comunistas tomaron el control de Laos, Vietnam del Sur y Camboya. El 17 de abril, los jemeres rojos entraron victoriosos en Phnom Penh, una populosa ciudad de más de dos millones de habitantes, la mayoría refugiados. Ese mismo día comenzó la evacuación forzada, preludio de lo que sería la Kampuchea Democrática de Pol Pot.
Una de las primeras acciones de los jemeres rojos fue la evacuación de toda la población urbana hacia el campo. Para C. Etcheson se pueden especular al menos cinco razones para esta decisión:
Una primera etapa después de la caída de Phnom Penh la constituye la liquidación del ejército republicano del dictador Lon Nol. Según los estudios de Etcheson los jemeres rojos «actuaron rápida y sistemáticamente para liquidar a los altos mandos del derrotado ejército». Uno de los testimonios presentados por el autor se sitúa el 19 de abril de 1975 en al área de Battambang:
Sin embargo, para algunos estudiosos esta primera fase de muertes no puede ser atribuida directamente al plan del posterior genocidio, como argumenta el mismo Etcheson:
Dicha posición sostenida entonces por autores como Noam Chomsky y Edward S. Herman es contestada por la mayoría de estudiosos del tema que dicen que si fue así, no se entiende la razón por la cual se esperó a que pasaran seis semanas antes de que las autoridades centrales del partido dieran la orden de detener dichos actos de eliminación (28 de mayo).
Si se incluyen las estadísticas de población de la llamada República Jemer fundada por el dictador Lon Nol en 1970 hasta la caída del régimen de los jemeres rojos en 1979, Camboya presenta el crecimiento de población negativo más alto de la historia de la humanidad desde la II Guerra Mundial. Según un censo de población de 1962, Camboya debía tener una previsión de 7,1 millones de habitantes para 1970 y, si todo hubiera sido normal, para 1979 debería de haber tenido 9 millones de habitantes. Cuando Vietnam invadió el país había entre 4,7 y 5,5 millones de habitantes.
Se tienen entonces dos periodos irregulares que no deben confundirse: el primero corresponde a la «República Jemer» de Lon Nol (1970-1975) y el segundo a la Kampuchea Democrática de Pol Pot (1975-1979). Evidentemente el descenso de población que se dio durante el primer periodo por causa de la guerra y sus consecuencias y varias fuentes determinan que el número de muertes está en un rango entre 200 000 (según W.J. Sampson) y un millón de personas (según Khieu Samphan), con una estimación más frecuente que indica unas seiscientas mil personas. En 1975, con la victoria de los jemeres rojos, el cálculo de población es de 7,2 millones de personas, es decir, el crecimiento es mínimo en relación a los datos de 1970. Esto quiere decir que un promedio de 1,7 millones de personas desaparecieron durante el régimen de Pol Pot.
Las siguientes fuentes presentadas por Etcheston
dan un cálculo de muertes durante los años del régimen (1975-1978):Para Etcheston, todos estos cálculos no pueden ser considerados estrictos simplemente porque no existió un censo real de población durante el periodo 1970-1978. Los que se tienen son los de 1967 y 1983. Sin embargo, las evidencias de muertes generalizadas, ejecuciones extra-judiciales, hambrunas, terrorismo de estado y epidemias son legítimas y la cifra más objetiva del número de desaparecidos puede ponerse en 1,7 millones de personas para el periodo 1975-1979:
Si bien entre las causas de morbilidad de la población durante los años del régimen (1975-1979) se pueden señalar las hambrunas y epidemias, las pruebas conservadas actualmente por el Centro de Documentación de Camboya (DC-Cam) añaden las siguientes:
Las pruebas de la existencia de dichos actos pueden ser clasificadas de la siguiente manera:
En Tuol Sleng, como un ejemplo, se tiene el siguiente balance de ejecuciones de prisioneros presentado por David Hawk:
Las cifras de ejecuciones y torturas eran cuidadosamente archivadas por los jemeres rojos. Las víctimas eran fotografiadas al ingresar a la prisión, antes, durante y después de la tortura y tras la ejecución. Todo ese material, hoy conservado en DC-Cam, es parte de las pruebas para la acusación de crímenes de guerra y genocidio.
Por otra parte, los jemeres rojos conservaron los diarios de interrogación con notas adjuntas por parte de los mandos superiores sobre las maneras de interrogar, de torturar o sobre lo que tenían que confesar:
Después de la victoria del 17 de abril de 1975, Pol Pot lanzó un rápido programa de gobierno en busca de la consolidación de un régimen de rasgos totalitarios, basado en un sistema económico de explotación radicalmente agraria, que incluía la evacuación forzosa y desaparición de las ciudades, tenidas por espacios de la burguesía, la moneda, el mercado, las religiones y una completa ruralización de la sociedad, y el férreo control de las bases del ejército guerrillero sobre la población civil. Pol Pot había sido secretario general del Partido Comunista Camboyano desde febrero de 1963 y con sus asociados conformó la máxima cúpula del partido poniendo en lugares claves a sus aliados. Pol Pot inició una purga de sus oponentes, tanto reales como imaginarios, a la que llamó «en busca del enemigo oculto», que llevó a que numerosos miembros del partido, entre ellos altos mandos, fueran ejecutados, junto con grandes capas de la población civil, aplicando un extensivo sistema de arresto, torturas y ejecuciones sumarias.
La oposición a Vietnam fue una característica de la Kampuchea Democrática. Primero Pol Pot evitó cualquier intromisión de Hanói dentro de Camboya y después abogó por devolver a Camboya la llamada Kampuchea Krom, el sur de Vietnam, que había sido en siglos pasados territorio camboyano. Con ese motivo dirigió múltiples hostilidades contra los países vecinos, pero especialmente contra Vietnam.
El príncipe Sihanouk, que había sido derrocado por Lon Nol en 1970 y que había liderado un gobierno en el exilio desde China, fue más bien una figura emblemática utilizada por los jemeres rojos para consolidar su poder ante una nación rural que respetaba profundamente la tradición reverencial al rey (aunque Norodom Sihanouk había abdicado para poder presentarse como primer ministro, para el pueblo seguía siendo el rey):
Uno de los errores más graves de Lon Nol no fue que hubiera hecho un golpe de estado al Reino de Camboya para establecer su «república jemer», sino que hizo un golpe de estado a quien ostentaba el linaje del antiguo Imperio jemer y de la gloria de Angkor. Los jemeres rojos habían sido más conscientes que el dictador de este hecho y lo aprovecharon en su favor diciendo a los campesinos que ellos luchaban no solo por la expulsión de los imperialistas occidentales, sino también por la restitución del Rey. Una prueba de la manipulación de la figura de la monarquía ancestral y de la religión lo constituye el hecho de que los jemeres rojos situaron artilleros en las bases del Templo de Angkor, una estrategia que les atrajo simpatías ante los camboyanos que vieron el acto como una demostración de que la guerrilla estaba protegiendo los lugares sagrados del gobierno ilegítimo. Los ataques contra esa artillería que dañaron parte del Templo por parte del ejército del dictador fue además una prueba a los ojos de los camboyanos de que Lon Nol no quería sino destruir la identidad jemer: la estrategia dio sus resultados.
Con la victoria el rey no era necesario, así como no eran necesarios los monjes. Comenzó entonces el rápido proceso de reemplazo del rey y de la religión por la del Partido. El príncipe Norodom Sihanouk fue presentado durante los primeros meses del régimen como el primer ministro restituido, pero no era más que una figura protocolaria. Su aparente renuncia y su «retiro voluntario» con una pensión fijada por el Partido, darían vía libre a la proclamación definitiva de una constitución proclamada el 5 de enero de 1976 y que dio oficialmente inicio a la «Kampuchea Democrática»:
El artículo XX de la Constitución de la Kampuchea Democrática establecía la libertad de culto:
Pero la realidad fue bien diferente y analistas vietnamitas se refieren a este punto como «letra muerta».budismo, Islam y cristianismo, las tres religiones de mayor práctica en el país junto a formas de religiones naturales animistas. Estas tres religiones no sólo fueron prohibidas, sino que todos sus lugares de culto fueron destruidos o desacralizados.
En la mente de los líderes de la Kampuchea Democrática las «religiones reaccionarias» eran elDice en tal sentido Gregory H. Stanton, presidente de «Genocide Watch»:
En el caso del budismo, la religión mayoritaria del pueblo jemer, las pagodas fueron convertidas en centros de adoctrinamiento, almacenes e incluso centros de tortura y prisión. Los monjes - el otro «gran rey» de la cultura jemer -, fueron obligados a despojarse de sus hábitos naranja y obligados a trabajar en los campos bajo el estigma «parásitos que comen el arroz del pueblo». Existen algunos indicios de zonas por lo general retiradas del centro del poder del Partido en las que algunas pagodas fueron respetadas:
Según los informes recogidos por Prea Mojá Ghosananda en su campaña de pacificación nacional y restauración del budismo como pieza clave en la reconstrucción del país, en 1976 la población de monjes budistas en Camboya era de 60 mil personas. En 1979, cuando Ghosananda entró a los campos de refugiados desde Tailandia, los monjes que quedaban eran tan sólo tres mil.
Las dos principales religiones minoritarias de la época en Camboya (islam y catolicismo) tampoco tienen mejores recuerdos:
Entre los camboyanos se destaca la etnia cham, descendientes del desaparecido Reino de Champa que era de origen malayo y musulmán de corte sunita. Ysa Osman, del Centro de Documentación de Camboya en su libro «Oukoubah: Justicia para los cham musulmanes bajo el régimen de la Kampuchea Democrática», afirma que entre 400 000 y 500 000 chams murieron entre 1975 y 1979. Los datos fueron contestados por Ben Kiernan en su informe «Estudios Críticos de Asia» quien afirma que fueron 87 000 chams, pero las nuevas investigaciones no han podido desmentir los datos de Osman.
Para Stanton el genocidio fue parte de los programas políticos de los jemeres rojos, lo cual se puede evidenciar en múltiples órdenes que se conservan en el Centro de Documentación de Camboya (CD-Cam) y en el Departamento de Historia de la Universidad de Yale, centro de estudios sobre el genocidio camboyano. Una de las más célebres se refiere precisamente a los cham y dice:
Según los estudios de Stanton y de CD-Cam, se tiene el caso de la Kompung Cham, el territorio natural de la etnia, en donde en un solo día cinco mil personas fueron asesinadas y arrojadas a fosas comunes, según testimonios de los supervivientes y que aseguran además que varias personas fueron quemadas vivas. Stanton menciona además que los estudios de Etcheson muestran fuertes indicios de que la etnia vietnamita camboyana también fue objetivo del programa:
El tercer grupo religioso camboyano antes de 1975 era el de la Iglesia católica, la cual estaba conformada en su mayoría por camboyanos de etnia vietnamita, este hecho hizo que los católicos nativos fueran vistos más como una injerencia de ese país en los asuntos internos camboyanos y que todos los católicos fueran señalados como vietnamitas o relacionados con Vietnam. El primer acto en contra de la Iglesia Católica fue la destrucción de la Catedral de Nom Pen, sede del Vicariato Apostólico de Phnom Penh, que había sido construida durante la Colonia Francesa; todos los misioneros extranjeros fueron expulsados —entre ellos François Ponchaud quien escribió el primer informe sobre los acontecimientos sangrientos del régimen— y muchos de los religiosos nativos corrieron la misma suerte de los monjes budistas. Poco antes de la entrada de los jemeres rojos en Phnom Penh, la Iglesia ordenó obispo de la ciudad al sacerdote camboyano Joseph Chhmar Salas el 14 de abril de 1975. La razón de dicho acto era la esperanza de que el nuevo régimen respetara a una Iglesia liderada por un camboyano junto al obispo nativo Paul Tep Im Sotha, prefecto apostólico de Battambang. Sin embargo, ambos obispos, todos los sacerdotes, religiosos y religiosas camboyanos y católicos corrieron la misma suerte del resto de la población: los dos obispos murieron pronto agotados debido a los trabajos forzados en el campo, muchos sacerdotes fueron ejecutados y todos los lugares de culto fueron destruidos. Todos los religiosos extranjeros que se negaron a abandonar el país fueron ejecutados bajo la acusación de espionaje.
Tras la victoria de los jemeres rojos en 1975 se produjeron escaramuzas entre sus tropas y las fuerzas vietnamitas. Los camboyanos lanzaron un ataque sobre las islas vietnamitas de Phu Quoc y Tho Chu e hicieron incursiones en las provincias vietnamitas fronterizas. A finales de mayo, al mismo tiempo que Estados Unidos bombardeaba la refinería petrolífera de Kompung Sao tras el incidente del Mayagüez, fuerzas vietnamitas tomaron la isla de Poulo Wai, perteneciente a la Kampuchea Democrática. El mes siguiente, Pol Pot y Ieng Sary visitaron Hanói. Propusieron un tratado de amistad entre ambos países, idea que tuvo una acogida fría por parte de los dirigentes vietnamitas. Aunque Vietnam evacuó Poulo Wai en agosto, los incidentes continuaron a lo largo de la frontera nororiental de la Kampuchea Democrática.
Las relaciones entre la Kampuchea Democrática y Vietnam mejoraron en 1976, en parte debido a los problemas dentro del PCK. En mayo representantes de ambos países se reunieron en Phnom Penh para establecer una comisión de resolución de las disputas fronterizas. Vietnam se negaba a aceptar la Línea Brévié (demarcación colonial de fronteras marítimas entre los dos países) y las negociaciones se rompieron. A finales de septiembre, sin embargo, días después de que Pol Pot dimitiera como primer ministro (aunque ello fue una jugada política porque continuó con el poder), comenzó a operar una línea aérea entre Phnom Penh y Hanói.
Con Pol Pot de nuevo al frente del gobierno en 1977, la situación se deterioró rápidamente. Se produjo una escalada de incidentes a lo largo de todas las fronteras de la Kampuchea Democrática. Las fuerzas de los jemeres rojos atacaron pueblos en las zonas fronterizas de Tailandia, cerca de Aranyaprathet. El modo brutal en que murieron los campesinos tailandeses fue señalado como la primera prueba concreta registrada de las atrocidades de los jemeres rojos. También se produjeron incidentes en la frontera con Laos. Aproximadamente al mismo tiempo, localidades fronterizas vietnamitas fueron atacadas de nuevo. En respuesta, Vietnam lanzó ataques aéreos contra Camboya. En septiembre, la luchas fronterizas tuvieron como resultado unas 1000 muertes de civiles vietnamitas. El mes siguiente, el contraataque vietnamita movilizó a 20 000 soldados. El ministro de defensa de Vietnam, general Vo Nguyen Giap infravaloró la tenacidad de los jemeres rojos y tuvo que enviar 58 000 más en diciembre. El 6 de enero de 1978, las fuerzas de Giap comenzaron su retirada del territorio kampucheano. Aparentemente, los vietnamitas creyeron que habían dado una lección a Camboya, pero Pol Pot proclamó que esta «victoria» había sido aun mayor que la del 17 de abril de 1975.
En 1978 Vietnam decidió apoyar la resistencia interna al gobierno de Pol Pot, lo que tuvo como resultado que la zona oriental se convirtiera en un foco de insurrección. La histeria alcanzó niveles extremos dentro de la Kampuchea Democrática. En mayo de 1978, la víspera del levantamiento de So Phim en la zona oriental, la radio de Phnom Penh declaró que si cada soldado kampucheano mataba treinta vietnamitas, dos millones de soldados bastarían para eliminar a toda la población de Vietnam (de unos cincuenta millones en aquel momento). Los dirigentes de Phnom Penh albergaban grandes ambiciones de carácter territorial (como por ejemplo, recuperar la región del Delta del Mekong, que consideraban territorio jemer).
Las masacres de vietnamitas étnicos y de sus simpatizantes a manos de los jemeres rojos se intensificaron en la zona oriental tras la revuelta de mayo. En noviembre, Vorn Vet dirigió un golpe de estado que no tuvo éxito. En aquel momento había decenas de miles de camboyanos y vietnamitas refugiados en territorio de Vietnam. El 3 de diciembre de 1978, Radio Hanoi anunció la formación del Frente Unido de Kampuchea para la Salvación Nacional. Se trataba de un grupo heterogéneo de comunistas y no comunistas que compartían su enemistad con el régimen de Pol Pot y una dependencia casi total de Vietnam. El Frente ofrecía la imagen de legitimidad que Vietnam necesitaba para invadir la Kampuchea Democrática y para el consiguiente establecimiento de un gobierno satélite en Phnom Penh.
Mientras transcurría 1978, la belicosidad camboyana en las áreas fronterizas había sobrepasado el umbral de tolerancia de Hanói. Los políticos vietnamitas optaron por una solución y el 22 de diciembre lanzaron una ofensiva para derrocar al gobierno de la Kampuchea Democrática. Una fuerza invasora de 120 000 hombres, que consistía en una combinación de artillería e infantería, se introdujo hacia las planicies del sureste de la Kampuchea Democrática. Tras una guerra relámpago que duró 14 días, Phnom Penh cayó el 7 de enero de 1979. Desde algunos reductos en la montaña y la jungla, Pol Pot y otros líderes jemeres reagruparon sus unidades y lanzaron una nueva llamada a las armas, reiniciando una obstinada insurgencia contra el régimen en el poder tal y como habían hecho en los años sesenta. Por el momento, la invasión vietnamita había conseguido deponer el gobierno establecido. Se instaló en el poder una nueva administración bajo la influencia de Hanói y comenzó la disputa tanto interna como internacional para aparecer como el gobierno legítimo, frente al de los jemeres rojos. Sin embargo, la paz no acababa de llegar a esta nación, desgarrada por la guerra. Aunque la insurgencia puesta en marcha por los jemeres rojos no fue capaz de derrocar al régimen provietnamita, sí lo fue de mantener al país en un estado permanente de inseguridad.
En septiembre de 1977, se reveló que el «Angkar» es el Partido Comunista Camboyano, (PCC). Se producen considerables hambrunas en el país, comienzan conflictos en las fronteras con Tailandia, Laos y Vietnam y este último comienza a tener más relaciones con la URSS que con China.
Pol Pot anunciaría en diciembre de 1976 a todos los oficiales que debían prepararse para una guerra de guerrillas y convencional y por primera vez habla de Vietnam como «enemigo de la Kampuchea Democrática». El 27 de enero de 1977 una incursión de los jemeres rojos asesinó a 30 campesinos tailandeses mientras empezaban a causar disturbios en las fronteras con Laos. Pero los acontecimientos más graves se darían en la frontera con Vietnam: según los informes vietnamitas, desde marzo de 1977 los jemeres rojos lanzaron continuos ataques en la zona suroccidental de Vietnam con incursiones que atacaron al ejército de ese país y a la población campesina, especialmente en Ha Tien y Chau Doc. Dichos informes vietnamitas coinciden con testimonios de refugiados de ese país en el exterior según los Archivos Contemporáneos de Keesing. Pol Pot aseguraba entonces que el enemigo [Vietnam], no se «atrevería a atacarnos» porque, según su modo de ver, Vietnam era menos potente que Camboya (posiblemente confiado en la amistad que tenía con China y la enemistad de China con Vietnam). Para Pol Pot, la manera en la que Vietnam atacaba a Camboya no era abiertamente sino de manera silenciosa, infiltrándose en las filas jemer. Esto lo llevaría a desarrollar una auténtica paranoia que lo llevaría a buscar el «enemigo oculto» en el interior de su propio partido. Por el contrario, Vietnam siempre se referiría al comunismo camboyano como «su hermano», según lo testimonian refugiados camboyanos que entraron en territorio de ese país en 1977. Sería solo a partir de 1978 cuando las autoridades vietnamitas comenzarían a ver a los jemeres rojos desde otra perspectiva.
Kampuchea Krom fue una antigua provincia camboyana que pasó a manos de los vietnamitas en el siglo XIX y que hoy es el sur de Vietnam. En la actualidad existe una población significativa de vietnamitas de etnia jemer que se sienten naturalmente más cercanos a su patria ancestral que a Vietnam. Desde la perspectiva de Pol Pot la «recuperación» de dicho territorio era un deber histórico para Camboya y ese fue el principal causante de los ataques en el suroccidente del Vietnam en donde murieron numerosos campesinos, tanto de etnia jemer como vietnamita.
El 6 de enero de 1978 Pol Pot se dirigiría así a las tropas en la zona oriental:
En una entrevista que hizo Ben Kiernan a Heng Sarim sobre el propósito de las incursiones en Vietnam, este respondió:
Mientras los jemeres rojos se concentraban en atacar a todos sus «enemigos», la radio de Phnom Penh convocaba a los habitantes del oriente del país a «levantar las banderas del celo nacional, confrontar el deber de odio y de sangre en contra del... expansionismo y el anexionismo».
En 1978 Pol Pot lanzó una campaña para «descubrir» lo que él llamaba «el enemigo oculto»: su idea era que el Partido y el Ejército estaban infiltrados de vietnamitas y de agentes de la CIA; hizo que muchos de sus hombres fueran detenidos, interrogados, torturados y ejecutados. La teoría del régimen fue que dentro del Partido había «enemigos» y que ubicarlos y eliminarlos era una obligación a toda costa. Los «enemigos contrarrevolucionarios» debían desaparecer en un proceso que Pol Pot llamó de «barrida y limpieza» (boh somat). Uno de los lemas del partido era «una mano para la producción y otra para combatir al enemigo». Vann Nath, uno de los pocos sobrevivientes de S-21, dijo a Alexander Hinto que «la palabra del enemigo tenía un gran poder... al escucharla, todos nos poníamos nerviosos».
El «enemigo oculto» se volvió una obsesión para Pol Pot y si no existían, él mismo los crearía bien pronto. Para él, los «enemigos externos» eran visibles, fáciles de identificar y de combatir, pero los «enemigos en el interior» eran una tarea en la que todos debían implicarse. En su anuncio de la existencia del Partido Comunista de Kampuchea (PCK), dijo a la asamblea:
Interpretando literalmente las palabras del discurso de Pol Pot y siguiendo la lectura de Chandler, un uno o dos por ciento de la población camboyana entonces representaba 140 mil personas de 7 millones de habitantes, es decir, todas esas personas estaban consideradas «enemigos del Estado». Pol Pot decía que los enemigos no podían ser tratados de la misma manera: unos debían ser «reeducados» y otros debían ser «neutralizados». Al mismo tiempo que se mantenía dicho discurso, cientos de personas eran interrogadas, torturadas y ejecutadas en S-21.
En 1978, durante el aniversario de Partido Comunista de Kampuchea, Pol Pot expresó:
El 10 de mayo del mismo año en una transmisión de Radio Kampuchea Democrática dirigiría las siguientes palabras en el contexto de los ataques a Vietnam:
Los ataques reiterados a territorio vietnamita y las persecuciones dentro del propio partido se combinarían para precipitar rápidamente el fin del régimen. Comenzó ya desde 1978 una oleada de deserciones que prepararían los elementos para una nueva historia en suelo camboyano: la invasión vietnamita efectuada con los propios camboyanos.
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