Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua (Virreinato del Perú, fines del siglo XVI - siglo XVII) fue un cronista indígena peruano, autor de la obra Relación de las antigüedades deste Reyno del Perú, de breve extensión pero de gran valor por la información de tipo etnohistórico que proporciona.
Nació posiblemente en el actual distrito de Layo (14° 30' sur, 71° 09' Oeste, 3970 msnm), de la provincia de Canas, departamento del Cuzco, Perú, hacia fines del siglo XVI. Fue descendiente de la nobleza aimara local, por lo que describe en su relación. La interpretación de su lugar de nacimiento sigue la lógica de su propio discurso: nacido entre Canas y Canchis del Collasuyo, provincias actuales del departamento del Cuzco, área en la que se hablaba lengua aimara hasta bien entrado el siglo XVIII. Su Relación se inicia con el siguiente párrafo:
Su Relación de las antigüedades del Reino del Perú, es una recopilación de tradiciones, acompañadas de dibujos y escritas en un castellano rudimentario, mezclado con frases en quechua y aimara. Se cree que fue escrita hacia 1620 o 1630 (otros dicen en 1613), aunque no fue publicada hasta 1879 por Marcos Jiménez de la Espada, con otras dos crónicas, bajo el título de Tres relaciones de antigüedades peruanas. El original se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid. Existe una edición anterior, en inglés, realizada por sir Clements R. Markham en 1873.
Cada capítulo de esta obra es un cantar sobre la vida de un Inca. A pesar de que, históricamente, los Canas y los Canchis fueron aliados de los Incas, Santa Cruz Pachacuti demuestra respetuosa imparcialidad en su relato. Recuerda a la obra de Guaman Poma de Ayala en lo áspero de su lenguaje y en la elocuencia de los dibujos que acompañan el texto. Uno de dichos dibujos es un diseño que supuestamente habría figurado en la pared principal del «altar mayor» del templo de Coricancha en el Cuzco, y que representa la cosmovisión andina («mapa cosmogónico»). Destacan también en la obra, las canciones y poesías en idioma nativo, que han sido citadas recurrentemente por diversos críticos y estudiosos como ejemplares de la poesía quechua.
Muchos críticos han insistido en señalar su estilo primitivo, descuidado, incongruente en los hechos y hasta inconsecuente en las reflexiones que lo acompañan; sin embargo, es indudable su importancia como documento histórico y lingüístico, por la profusa y valiosa información que contiene. Para Luis Alberto Sánchez, la obra tiene, efectivamente, validez documental, más no literaria. A decir de Raúl Porras Barrenechea, es «la simple traducción al español de los cantares históricos del pueblo incaico sobre las hazañas de sus monarcas.»
Markham resaltó los himnos en quechua que aparecen en la obra. En especial destaca el "himno de la creación", o "creación del hombre", y que empieza así
(con su respectiva traducción):Ah Uiracochan
ticçicapac
cay cari cachon
cay varmi cachon
vilca u[i]lca apu
hinantin achicchha
camac
maypin canque
manacho ricayquiman
Ah Wiraquchan
Tiqsi Qhapaq
Kay qhari kachun
Kay warmi kachun
Willka willka Apu
Hinantin achikchha
Kamaq
Maypin kanki
Manachu rikuykiman
¡Ah, Viracocha, de todo lo
existente el poder
que éste sea hombre,
que ésta sea mujer!
Sagrado... Señor,
de toda luz naciente
el hacedor.
¿Dónde estás?
¿No podría verte?
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