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Jorge Millas



Primer premio en la categoría Ensayo, en el concurso literario del cuarto centenario de Santiago, por Idea de la Individualidad 1943

Jorge Millas Jiménez (Santiago, Región Metropolitana de Santiago, 17 de enero de 1917-ibídem, 8 de noviembre de 1982) fue un escritor, poeta y filósofo chileno. Tuvo gran participación en la Universidad de Chile, en la que estuvo desde 1952 hasta 1967 como profesor y director del Departamento Central de Filosofía y Letras de la Facultad de Filosofía y Educación, y desde entonces hasta 1975 como docente en Filosofía del Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas, cuando ocurre su renuncia, así como en la Universidad Austral de Chile, donde se desempeñó como Decano de la Facultad de Filosofía.

También ha sido galardonado con el premio Atenea y el premio Ricardo Latcham.

Nacido el 17 de enero de 1917; fue hijo de Emiliano Millas Recabarren y María Luisa Jiménez Alvarado. Su madre falleció en 1922, cuando él tenía la edad de cinco años. Posteriormente, lo afectó la pérdida de su hermano menor Fernando (n.1919), al fallecer de meningitis en 1937.

Jorge Millas realizó sus primeros estudios en el Liceo de Hombres de San Bernardo, en ese entonces un pequeño pueblo al sur de la ciudad de Santiago, en el cual su padre, de profesión comerciante y vuelto a casar en 1926 con doña Rebeca Espinoza del Campo, había adquirido una farmacia en la calle Covadonga. Según propia confesión es en esta época cuando comienza a perfilarse su personalidad tímida y retraída, siendo un niño querido por su cortesía y capacidad intelectual, que le permite destacarse habitualmente como el primero de su curso. Hijo de un padre severo, corpulento y calvo, fue educado en la austeridad.

A los doce años, ingresó al Internado Nacional Barros Arana, un espacio educativo que favorecía el estudio, la investigación, la lectura asidua, el diálogo con los profesores y las inquietudes intelectuales de los alumnos, y cuya estructura curricular contemplaba entonces un régimen de tutorías entre los alumnos con el objeto de fortalecer su formación.[cita requerida] En ese lugar sus compañeros de estudio serán el futuro científico Hermann Niemeyer,[cita requerida] el futuro escritor Luis Oyarzún y el futuro pintor Carlos Pedraza. En 1932 se les uniría Nicanor Parra. Millas, Oyarzún, Pedraza y Parra entablarían una gran afinidad artística.[1]

En este período Jorge Millas se mostró como ávido lector de José Ortega y Gasset, Sigmund Freud, Oswald Spengler, Henri Bergson, Georg Simmel, Nicolai Hartmann y Friedrich Nietzsche, dictando conferencias sobre ellos a alumnos y profesores.

como buey dormido
se está resbalando de espuma de luna

En 1935 Millas continuó vinculado a su antiguo internado, trabajando junto a Parra y Pedraza como inspector.[1]​ Ese año los tres amigos fundaron la Revista Nueva, distribuida entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado. La revista solo contaría de dos números, hasta el año siguiente, pero resultaría significativa por sus publicaciones incluidas en ella.[2]

Durante esta época, Millas se reconocía a sí mismo más como poeta que como filósofo, admirando sin reservas a Pablo de Rokha y evidenciando en sus versos su influencia. Esta disposición lo llevó a publicar en su juventud dos libros de poemas con el título de Homenaje poético a España (1937) y El Trabajo y los Días (1939), lo cual no fue obstáculo para que, durante sus ratos libres, dirigiera en el Internado –donde ya era inspector ayudante- una Escuela de Auxiliares, realizando él y sus amigos, clases vespertinas para los auxiliares del plantel. Millas mostró, desde su adolescencia, extraordinarias y reconocidas cualidades de orador estando, en el aspecto político, vinculado durante un tiempo al Partido Socialista, con cuyo apoyo fue elegido, en 1938-1939, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Como delegado de la Juventud Socialista viaja a Nueva York entre el 16 y 24 de agosto de 1938, donde participa en el II Congreso Mundial de Juventudes y expone una ponencia titulada Teoría del Pacifismo.

Inicialmente, Millas cursó Leyes en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile e Historia en el Instituto Pedagógico. Posteriormente estudió, en 1938, Filosofía en la Universidad de Chile, en un programa de Licenciatura creado para los alumnos de los últimos años, graduándose el año 1943.

Millas en esta época obtiene una beca al Instituto Internacional de Educación en los Estados Unidos, donde viaja con su esposa Manén, Silvia Germana Aburto A. “En Estados Unidos, pude prolongar el programa inicial que llevaba porque obtuve una beca Guggenheim que me permitió tener un máster en Sociología y alcanzar a iniciar los primeros pasos del Doctorado en Filosofía. No llegué a terminar sin embargo este último programa, porque se me extinguió la beca y tuve que regresar a Chile”.

Desde los Estados Unidos regresaría solo por unos meses al internado Nacional, pues recibe una invitación de la Universidad de Puerto Rico.

En 1943 publica Idea de la Individualidad una obra con la cual obtiene el Primer Lugar en el Concurso Cuarto Centenario de la ciudad de Santiago.[3]​ En 1945 obtiene el Master of Arts en Psicología, de la State University of Iowa y, en 1946, es contratado por cinco años en la Universidad de San Juan de Puerto Rico como profesor visitante, desarrollando una labor de docente y participando en la reestructuración académica y administrativa de la Universidad, organizando la Facultad de Estudios Generales.

En 1947 es contratado como profesor visitante por la Universidad de Columbia en New York y publica en Puerto Rico en 1948, Goethe y el espíritu del Fausto.

Regresa a Chile, en forma definitiva, en 1951, habiéndose separado de su esposa quien decide permanecer en los Estados Unidos. Jorge Millas no tuvo hijos, aunque posteriormente adoptaría uno.

Durante las siguientes tres décadas, Millas obtuvo importantes cargos, galardones y publicaciones. A continuación son enlistadas:

El mismo filósofo reconoce como inspiradores y maestros formadores de su pensamiento a don Pedro León Loyola -otra notable figura de la filosofía chilena-, así como a José Ortega y Gasset, al francés Henri Bergson y el pensador alemán Edmund Husserl.

En sus últimos años sus denuncias sobre el deterioro de la realidad universitaria fueron frecuentes y públicas, desembocando en una ominosa exoneración de la Universidad Austral en abril de 1980, medida que generó un repudio unánime y protestas que traspasaron los límites del campus valdiviano, trascendiendo al país entero, que apreciaba el valor intelectual de Millas. Ante ello recuperó por un tiempo su cátedra de filosofía, perdiendo, sin embargo, el decanato de la Facultad de Filosofía y la dirección de Estudios y Planificación. Un año más tarde, Millas abandonó las aulas universitarias en forma definitiva, pues consideró que su permanencia en la misma, en cierto modo, legitimaba tal decadencia. Se dedicó entonces a la docencia privada en su domicilio, donde contó con un selecto grupo de alumnos que escucharon las últimas lecciones del maestro, así como a realizar algunas clases en la Academia de Humanismo Cristiano.

Falleció en Santiago el 8 de noviembre de 1982, ante la conmoción del mundo universitario e intelectual chileno, que veía en él un adalid del espíritu de las Universidades Chilenas y una voz valiente que se oponía abiertamente a los atropellos de la dictadura militar en su intervención de las universidades, a su nefasta política de rectores delegados, a la supresión de los Estatutos Universitarios y la prohibición de las organizaciones de académicos, estudiantes y trabajadores, así como a su censura al pensamiento y la inteligencia crítica. Ante todo ello Jorge Millas supo estar siempre al frente, defendiendo la autonomía universitaria y el carácter eminentemente académico de la Universidad.

A su sepelio, en el Cementerio Católico, concurrieron personalidades universitarias, artísticas, gremiales y escritores, entre los cuales estaban, Edgardo Boeninger, Nicanor Parra, Gabriel Valdés, Roque Esteban Scarpa, Luis Sánchez Latorre, Herman Niemayer, y muchos más.

Entre quienes tomaron la palabra para despedir al pensador se recuerdan aún las emitidas por Patricio Hurtado: "... sí, señores, los hombres de buena voluntad nos están abandonando y nos dejan inermes, a merced de los hombres de mala voluntad", y las del abogado Raúl Rettig, quien con el advenimiento de la democracia jugaría un rol fundamental en los temas de derechos humanos, “… Jorge Millas debe ser despedido con una promesa de la cual han de responder los pensadores de todos los credos: la de proseguir la defensa de los grandes valores para los que el que acaba de irse llegó hasta los aledaños del sacrificio”.

En su honor fue creado el Premio Jorge Millas, que es entregado por la Universidad Austral de Chile, en forma bianual.[4]

Entre un conjunto de otros textos, conferencias y artículos, sobresalen entre sus obras:




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