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Institucionalista



El institucionalismo es un enfoque de las ciencias sociales, particularmente de la economía, la historia, la ciencia política y las relaciones internacionales, que plantea la comprensión de la sociedad a partir de sus instituciones formales e informales, de su funcionamiento y su eficiencia; al entender que cada sistema social desempeña una serie de funciones de todo tipo (sociales, políticas, económicas y culturales), para cuya realización se ha dotado de un conjunto de instituciones específicas a través de las cuales se regula el comportamiento de los individuos.

Como escuela de pensamiento económico, el institucionalismo se desarrolló principalmente en Estados Unidos a partir de la influencia de la escuela historicista alemana de economía, con la publicación en 1899 de la obra de Thorstein Veblen Why is Economics not an Evolutionary Science?. En ella rechaza numerosos postulados de la escuela neoclásica, como el hedonismo individual que justifica la noción de utilidad marginal, o la existencia de un equilibrio estable al que la economía converge de forma natural.

Una definición histórica de los postulados del institucionalismo fue propuesta en 1932 por Willard Earl Atkins (1889-1971), que los resumía en cinco:

Además de Veblen y Atkins, Arthur Robert Burns,[3]Simon Kuznets, Robert Heilbroner,[4]Gunnar Myrdal y John Kenneth Galbraith son considerados institucionalistas.

El institucionalismo jurídico es una corriente de doctrina jurídica desarrollada en Francia por Maurice Hauriou (1856-1929), George Renard (1867-1943) y Joseph Thomas Delos (1891-1975); y en Italia por Santi Romano (1875-1947).[5]

La historia de las instituciones es la especialidad historiográfica cuyo objeto son las instituciones.

Especialmente son objeto de esta especialidad las instituciones políticas, que de hecho permiten periodizar la historia. La principal de todas, el Estado (véase: historia política), puede verse desde sus orígenes con la polis clásica, la monarquía helenística, el Imperio romano, los Reinos Germánicos, la monarquía feudal, la monarquía autoritaria, la monarquía absoluta, el Estado Liberal, el Estado Social. También son objeto de la disciplina el resto de las instituciones políticas, locales (ayuntamientos), judiciales, legislativas.

Las instituciones de otro tipo, más propiamente serían el objeto de la historia económica y social: las instituciones sociales (el matrimonio, la familia...), las instituciones económicas (por ejemplo la banca o la empresa), siendo la mayor parte de ellas mixtas (el feudo, el señorío, el mayorazgo, la propiedad, la escuela o el ejército). En particular, serían objeto de la historia eclesiástica las instituciones religiosas (la misma Iglesia, el clero y cada una de sus secciones, monasterios, diócesis, parroquias)

Al ser las instituciones grandes productoras de documentación, su historia se justifica fácilmente por la disponibilidad de materia prima para su estudio.

El institucionalismo en historia (no confundir con la tendencia homónima en economía) es una escuela historiográfica opuesta al materialismo histórico, al poner el protagonismo de la historia en las instituciones, mientras este lo hace en las clases sociales; también se opondría al providencialismo o a una interpretación individualista de la historia (véase sujeto histórico)

Un grupo de teorías de las relaciones internacionales que combinan varias aproximaciones del funcionalismo, el neofuncionalismo, la teoría de los regímenes (regime theory)[6]​ o la teoría de los cárteles de Estados (state cartel theory)[7]​ pueden calificarse de "institucionalistas" porque ponen el énfasis en el estudio de las "instituciones", que definen de forma diferente, dependiendo de la teoría concreta. Pueden englobar reglas y normas, formales e informales, así como organizaciones políticas (Estado, ONG y otros agentes de las relaciones internacionales). El institucionalismo es una de las teorías de las Relaciones Internacionales que más se ha utilizado para explicar la política internacional en el mundo de habla hispana.[8]

Las teorías funcionalistas está representada por la obra de David Mitrany, mientras que la neofuncionalista lo está por los partidarios de una aproximación supranacional al modelo de integración europea desarrollado por Jean Monnet.

Varias formas de institucionalismo y neoinstitucionalismo, particularmente en la teoría de la elección racional y en el institucionalismo histórico explican el comportamiento de los actores de la escena internacional, bien en la dimensión racional de sus elecciones, o bien en el contexto histórico. La obra de Theda Skocpol[9]​ efectúa un análisis comparativo de las políticas adoptadas por Suecia y el Reino Unido para enfrentarse a la Gran Depresión, mostrando cómo el contexto histórico institucional influenció las diferentes opciones que tomaron.[10]​ El institucionalismo histórico, o su versión neo-institucionalista, pone el acento en la noción de path dependence ("dependencia de la vía") para mostrar cómo las decisiones pasadas influyen en la toma de decisiones presentes.

El institucionalismo neoliberal o transnacionalismo[11]​ es una aproximación teórica a las relaciones internacionales que da gran importancia a las instituciones en el seno del sistema internacional, es decir, a los actores transnacionales (ONG, terrorismo, flujos de todo tipo), concretamente a todos lo que no son Estados. Desarrollado en los años 1970 por Robert Keohane[12]​ y Joseph Nye en reacción al neorrealismo, esta teoría recurre a la teoría de juegos (como el neoliberalismo económico, con el que, no obstante, no debe confundirse).



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