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Inmigración japonesa en Perú



La inmigración japonesa al Perú comenzó a finales del siglo XIX, como un acuerdo entre el gobierno de Japón y del Perú, pues Japón vivía una crisis demográfica, mientras que el Perú necesitaba de mano de obra para los trabajos en las haciendas.

En 1899 llegaron al puerto del Callao unos 790 trabajadores contratados, Un segundo barco, que transportaba a más de mil nuevos inmigrantes japoneses, llegó cuatro años más tarde, y una tercera-con 774 inmigrantes japonesas en 1906.[5]​ En 1941 unos 26.300 japoneses vivían en Perú (20.300 de Okinawa y 6.000 de la parte continental de Japón). En su mayoría eran hombres japoneses solteros, sumando a esto que pocas mujeres emigraron a Perú en los primeros años. Hoy en día, hay cerca de 100.000[6][3]​ personas de origen japonés que viven en Perú, y 60,000[4]​ que radican en Japón. La mayoría son descendientes de inmigrantes que llegaron antes de la segunda guerra mundial. A diferencia de muchos otros países de América, la mayoría de los inmigrantes no se establecieron en granjas o plantaciones. Luego de un tiempo ellos fueron capaces de moverse y buscar mejores oportunidades es así que muchos emigraron a las ciudades en su mayoría hacia Lima y Trujillo. Para 1930, 45% de todos los japoneses eran propietarios de pequeños negocios en Lima.

Actualmente en el Perú radica la segunda mayor población japonesa en América Latina, Además fue el primer país hispanoamericano en establecer relaciones diplomáticas con Japón y de ser el primer país iberoamericano en aceptar la inmigración japonesa, nueve años antes que la emigración a Brasil comenzara. Esta comunidad ha hecho un impacto cultural significativo en el país, siendo en tamaño la segunda mayor de asiáticos luego de la colonia china.

Se denominan issei a los inmigrantes nacidos en Japón, nissei a los hijos de japoneses, sansei a los nietos, y yonsei a los bisnietos. El uso de los términos nikkei, peruano-japonés o nipo-peruano (日系ペルー人?) son actualmente los más adecuados para denominar a los japoneses y a sus descendientes en el Perú en general.

La mayoría de los inmigrantes llegaron de las prefecturas de Okinawa, Gifu, Hiroshima, Kanagawa y Osaka. Muchos llegaron como agricultores o para trabajar en los campos, pero, después de terminado sus contratos, se establecieron en las ciudades. En el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, la comunidad japonesa en el Perú era conformada en gran parte por los issei, inmigrantes nacidos en Japón. Los de la segunda generación (los nisei) eran excluidos casi inevitablemente de la toma de decisiones comunitarias.

Archivo:Perú y Japón conmemoran 140 años de relaciones diplomáticas (9565983272).Perú y Japón conmemoran 140 años de relaciones diplomáticas. En 1897 arribó al Perú el primer representante del Imperio japonés, unos años después el entonces empresario Augusto B. Leguía gestiona el ingreso de japoneses para el trabajo agrícola en haciendas de la costa; de esta manera Leguía contacta con Teikichi Tanaka, contratista de la "Compañía japonesa de inmigración" iniciando así un importante movimiento migratorio desde Japón hacia el Perú.[7]

El contrato firmado por los inmigrantes japoneses fue totalmente distinto al firmado por los inmigrantes chinos. Los inmigrantes nipones eran contratados por 4 años en los cuales se les pagaría 2 y 1/2 libras esterlinas mensuales, trabajarían 10 horas diarias y se les daría atención médica y alojamiento. Estos trabajadores tendrían que tener entre 20 y 25 años.[7]

Durante el oncenio de Leguía ingresó otro grupo de japoneses, pero esta vez su destino no fueron las haciendas costeras, sino más bien las zonas caucheras de Tambopata y Madre de Dios. Con la caída de Leguía los inmigrantes japoneses ampliaron sus actividades y al finalizar sus contratos abrieron pequeñas industrias y comercios o empresas importadoras como Shotai Kilsutami.[7]

El flujo de ingreso de los inmigrantes japoneses continuó vigorosamente, tanto así que en el año 1909 se contaron más de 6 mil. Algunos datos sobre ingresos de japoneses son:[7]

A principios de los años 30 existieron campañas en contra de los japoneses que culminaron en 1936 cuando el presidente Óscar R. Benavides limitó el ingreso de los inmigrantes. El motivo de estas campañas y protestas fueron la competencia de los negocios japoneses contra los negocios peruanos, acusados de monopolizar algunas industrias y trabajos artesanales.[7]

Al igual que en California, los conflictos económicos con las empresas locales se levantaron rápidamente. La Ley 80 aprobada en 1932 requería que al menos el 80 por ciento de los empleados de las Tiendas Japonesas sean no asiáticos. Por otra parte, la Ley de Inmigración de 1936 prohibió la ciudadanía a los hijos de padres extranjeros, incluso si han nacido en el Perú.

Perú no fue el único país americano que tomó este tipo de acciones. Los Estados Unidos prohibió la ciudadanía a los asiáticos desde 1790 hasta 1908.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, 27 escuelas japonesas fueron fundadas en el Perú, las cuales utilizaban los programas escolares creados especialmente para los hijos de japoneses en el extranjero.

La primera fue fundada en el año 1908 dentro de la Hacienda Santa Bárbara, en la provincia de Cañete. Con el tiempo muchos inmigrantes japoneses, con suficientes recursos económicos (o, en algunos casos, con poco dinero, pero muchos niños), podían enviar a sus hijos a estudiar la escuela secundaria en Japón. Este "éxodo" de los niños provocó que el periódico de la colonia Andes Jiho sugiriera, en 1914, la fundación de una escuela local japonés en Lima con el fin de disminuir el número de niños que eran enviados a Japón para estudiar. Seis años más tarde, en 1920, fue fundada Lima Nikko, que fue la escuela más importante en la sociedad japonesa en el Perú, ya que fue la primera escuela japonesa con autorización para operar en Sudamérica propuesta por el Ministerio de Educación de Japón.

En Lima Nikko, así como otras escuelas japonesas locales, las clases eran tanto en japonés como en español, y se enfocaba sobre todo en la enseñanza de la historia y la cultura japonesa.

Con el tiempo estos grandes centros de estudios fueron usados como modelo para la creación de grandes unidades escolares por parte de las autoridades peruanas.

En 1942, el gobierno peruano pro estadounidense confiscó la escuela Lima Nikko y hoy en día es la escuela María Teresa Gonzales de Fanning.

En 1939 la comunidad japonesa en Perú sufrió saqueos a causa de la propagación de rumores antijaponeses. Como resultado, unas 650 casas japonesas fueron atacadas y destruidas en Lima. Otras medidas contra los peruano-japoneses fueron, por ejemplo, en 1940 se decretó que los japoneses-peruanos que viajaran al extranjero para estudiar a Japón podría perder la nacionalidad peruana.

Alrededor de 26.000 inmigrantes de nacionalidad japonesa vivían en Perú en 1941. Ese mismo año, el ataque a Pearl Harbor por parte de Japón, marcó la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.[8]​ Inmediatamente después de la agresión japonesa, el gobierno estadounidense creó la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) para coordinar las actividades secretas de espionaje en contra de las Potencias del Eje. Las ramas de las Fuerzas Armadas Estados Unidos y el Departamento de Estado de los Estados Unidos estaban alarmados por el gran número de japoneses que radicaban en Perú, y también fueron cautelosos de las continua inmigración japonesa al país andino.

Tras el ataque a Pearl Harbor, el gobierno del Perú rompió relaciones diplomáticas con Japón, y la discriminación social y legal hacia la comunidad nipona aumentó. Todas las instituciones de la comunidad japonesa fueron disueltas, las publicaciones en idioma japonés fueron prohibidas, y las reuniones de más de tres japoneses podrían constituir espionaje.[9]​ Los japoneses no fueron autorizados a abrir nuevos negocios, y los que lo tenían se vieron obligados a subastarlos. Los depósitos de propiedad japonesa en bancos peruanos se congelaron.[9]​ En 1942, a los japoneses no se les permitía arrendar tierras (estas leyes fueron promulgadas de manera conjunta con los Estados Unidos).[9]​ La libertad de los japoneses a viajar fuera de sus comunidades de origen también fue restringida.[9]

Estas medidas fueron el resultado de acuerdos entre los cancilleres de Argentina, Brasil, Chile, México, Estados Unidos, Uruguay, y Venezuela en reuniones en Río de Janeiro. Para reforzar la seguridad de toda la América del Norte y del Sur, también se recomendaba:[5]

Ante el temor de que el Imperio de Japón, tarde o temprano podría decidir invadir la República del Perú y utilice el país de América del Sur como una base de aterrizaje para sus tropas, y sus nacionales que viven allí como agentes extranjeros contra Estados Unidos, con el fin de abrir otro frente militar, esta vez en el Pacífico Sudamericano, el gobierno estadounidense realizó un acuerdo de alianza político-militar con Perú en 1942.[8]

Esta alianza político-militar proporcionó al Perú nueva tecnología militar, como aviones militares, tanques, infantería moderna, nuevos barcos para la Marina del Perú, etc., así como los nuevos préstamos bancarios estadounidenses y las nuevas inversiones en la economía peruana.

Por tal razón, los estadounidenses ordenaron a los peruanos rastrear, identificar y crear archivos de identificación a todos los peruano-japoneses. A finales de 1942 y durante todo 1943 y 1944, el gobierno peruano en nombre del Gobierno de Estados Unidos y el OSS organizó y comenzó las detenciones masivas sin orden, sin procedimientos o audiencias judiciales y la deportación masiva de casi todos los japoneses y peruano japoneses a varios campos de internamiento estadounidenses dirigidos por el Departamento de Justicia de Estados Unidos en los estados de Nevada, Nuevo México, Texas, Georgia y Virginia.[10]

Los enormes grupos de japoneses peruanos fueron obligados al exilio, se colocaron inicialmente entre los japoneses-americanos que habían sido excluidos de la costa oeste de Estados Unidos; más tarde fueron internados en los servicios de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos (INS) instalaciones en Crystal City, Kenedy y Santa Fe.[11]​ Los peruano-japoneses se mantuvieron en estos "campos de detención" durante más de dos años antes de ser liberados a través de los esfuerzos de abogado de derechos civiles Wayne M. Collins.[8][12]​ Los internos japoneses peruanos nisei en los Estados Unidos fueron separados de los issei , en parte debido a la distancia entre los campos de internamiento y en parte porque el nisei internados no sabía casi nada acerca de la patria y la lengua de sus padres. En 1946 sólo había alrededor de 15.000 peruanos japoneses en Perú (muchos emigraron a otros países de Sudamérica, en especial Argentina, Brasil y Bolivia).

La deportación de los peruanos japoneses a los Estados Unidos también implicó la expropiación sin indemnización de sus propiedades y otros activos en el Perú.[13]​ Al final de la guerra, sólo 790 ciudadanos japoneses peruanos regresaron a Perú, y el resto se quedó en los Estados Unidos como refugiados "apátridas".[7][14]​ Los peruanos nisei 'internados' se naturalizaron ciudadanos estadounidenses y consideraban 'sansei' a sus hijos, que significa tercera generación desde los abuelos que habían abandonado Japón hacia el Perú.[15]

En 1990, Alberto Fujimori fue elegido presidente, y fue reelegido en 1995. Fue la primera persona de ascendencia japonesa y asiática en gobernar un país americano. A finales de 2000 su gobierno se vio sacudido por el escándalo y acusaciones de corrupción y las violaciones de los derechos humanos. Ese año, mientras Fujimori estaba visitando Japón, las autoridades peruanas lo acusaron de corrupción. La renuncia de Fujimori fue anunciada mientras se encontraba en Japón. Al enviar una carta de renuncia por fax, el Congreso de la República se negó a aceptarla, y en su lugar lo destituyó de su cargo por incapacidad moral. A continuación, le prohibió ejercer cualquier cargo electivo por 10 años y el Congreso pidió al gobierno japonés su extradición para la investigación de sus crímenes.

A pesar de la prohibición de 10 años, en 2005 Fujimori trató de participar en las elecciones presidenciales del 2006, pero las autoridades peruanas lo descalificaron oficialmente. Ese mismo años, después de viajar a Chile, Fujimori fue detenido por las autoridades chilenas. Fue liberado de prisión en 2006, y puesto bajo arresto domiciliario. El gobierno peruano solicitó formalmente la extradición para hacer frente a sus delitos, pero el gobierno chileno rechazó la solicitud en 2007 (su extradición aún se estaba decidiendo en los tribunales). En el verano de 2007, Fujimori trató de postular para un asiento en la Cámara Alta de Japón. Postulando con el Nuevo Partido del Pueblo (The People's New Party), y en el cual se hacía llamar "el último samurai" en sus vídeos de campaña, se comprometía a restaurar los valores tradicionales japoneses. Sus 51.411 votos estuvieron muy lejos de ganar.

Luego de los estragos de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad nikkei peruana continuó con sus actividades, principalmente a través de la práctica de tradiciones heredadas de sus ancestros. Así, festividades como la celebración del Año Nuevo (Shinnenkai), el Día de las Niñas (Hinamatsuri), el Día del Niño (Kodomo no Hi), el Matsuri, festividades budistas como el Obón y el Ohigan, entre otras, continúan siendo preservadas por los nikkei.

Los nikkei en el Perú han sabido también conservar precisamente algunas de las costumbres y tradiciones que trajeron consigo sus padres y abuelos, y que son parte de su herencia natural. Al mismo tiempo, los peruanos de ascendencia japonesa, antes vistos como una comunidad "cerrada", son por hoy ciudadanos que se desempeñan en todos los campos. Sus raíces y orígenes son parte de sus recuerdos y vivencias que sin duda enriquecen su identidad como peruanos. Actualmente los peruano-japoneses son una de las comunidades nikkei más grandes del mundo y, la segunda más grande de Latinoamérica. Los peruanos-japoneses habitan principalmente en la costa central peruana y en algunos poblados de la selva como en Puerto Maldonado.[16]

La Asociación Peruano Japonesa es una asociación cultural e institución sin fines de lucro con más de cien años de presencia en el Perú, que congrega y representa a la comunidad nikkei del país. Fue fundada el 3 de noviembre de 1917 como Sociedad Central Japonesa (Chuo Nihonjinkai),[17]​ unos 18 años después del primer desembarco de migrantes japoneses en el país.

La APJ tiene como sede principal el Centro Cultural Peruano Japonés (CCPJ), ubicado en la Residencial San Felipe, el distrito de Jesús María, Lima, Perú.

En el contexto de la pandemia de coronavirus de 2020, la APJ (junto con otras asociaciones nikkei y algunas cooperativas de ahorro) emprendió la campaña de solidaridad Perú Ganbare, que tiene como objetivo realizar acciones en favor de poblaciones en situación de vulnerabilidad en Lima.[18]

Fundada en 1953, esta asociación cultural e institución peruano-japonesa es uno de los clubes deportivos más importantes y modernos del país. Esto, gracias a la labor abnegada e incansable de todos los fundadores, directivos, asociados y personal que componen la comunidad nikkei del Perú. La sede de la AELU se encuentra en el distrito de Pueblo Libre y entre sus instalaciones alberga un diamante de béisbol, campos de fútbol y de frontón, entre otros escenarios deportivos.[19]

Fundada el 28 de julio de 1910, la Asociación Okinawense del Perú[6] es la institución que representa a toda la colectividad okinawense del país, la cual representaría alrededor del 70% de toda la colectividad japonesa. La AOP tiene como misión velar por el bienestar de la colectividad okinawense, promoviendo actividades sociales, culturales y deportivas, orientadas a preservar y difundir, la identidad y los valores tradicionales okinawenses, proyectándolas a la sociedad peruana, manteniendo y estrechando a la vez las comunicaciones y lazos de amistad con la Prefectura de Okinawa.

La necesidad de obtener información sobre lo que estaba sucediendo en Japón y, al mismo tiempo, la voluntad de compartir con los inmigrantes japoneses, fueron los motivos de la fundación de la prensa japonesa en el Perú. En 1909, diez años después del inicio oficial de la inmigración japonesa al Perú, los japoneses sabían muy poco o nada acerca de los acontecimientos que habían sucedido en su país de origen. Los pocos fragmentos de noticias que llegaron en letras siempre llegaron tarde; a veces llegaron noticias a través de la radio cuando no había onda corta disponible y sin interferencias atmosféricas.

En el momento del asentamiento japonés en Perú aun pequeña si se considera que, en general, su población creció a 6290, la mayoría de los cuales trabajaba en las plantaciones de azúcar. Algunos terminaban sus contratos de cuatro años y regresaban al Japón, mientras que otros simplemente huían a Lima, la capital peruana. Muchos abrieron sus propios negocios allí. En 1909, había unos cincuenta salones de belleza japonesa y sólo treinta y cinco de propiedad de nacionales peruanos.

Entre los que vivían en Lima estaban los que se destacaban por su destreza intelectual y asumían posiciones de liderazgo dentro de la comunidad japonesa, mientras que otros alcanzaban el éxito financiero debido a sus actividades económicas. Fue esa gente, en particular, que decidió hacer un llamamiento a los medios impresos, aunque modesto y muy limitado, como una manera de conseguir sus fines.

Un medio de impresión era un paso necesario para que la comunidad japonesa que empezaba a tomar una floreciente importancia dentro del país, Y algunos japoneses comenzaron a abrir sus propios negocios y era un medio para establecer relaciones con las autoridades locales. En general, no sólo sirvió para mantener a la comunidad informada de los acontecimientos en Japón, sino también como un medio para mantenerse al tanto de los eventos locales, dar a conocer las ordenanzas municipales, así como las leyes que se aplican a todo el Perú, por no mencionar la difusión de información con respecto a las personas y empresas de la comunidad japonesa. Sin duda, el significado más importante fue que el medio de impresión que desempeñó como el principal mecanismo para informar a la comunidad japonesa de posibles ataques debido a la atmósfera general de la discriminación en contra de ellos en el momento. Copia de Jiritsu, un manuscrito e impreso en papel mimeógrafo, publicado como homenaje al emperador Meiji, que murió en julio de 1912.

En 1909, por lo tanto, Nipponjin (El japonés) fue fundada, un periódico manuscrito editado por alguien con el apellido Seki, que era graduado de la Universidad de Waseda, y que, como inmigrante libre, trabajó en el Cerro de Pasco en la Corporación de La Oroya. El periódico apareció cerca de cuatro veces. Fue escrito en papel sulfito o "papel de oficina", que fue similar al papel de fumar se utilizaba en pequeñas empresas. La edición constaba de una sola copia de treinta a cuarenta páginas que se mantenía unida por una cadena que servía como un elemento de fijación de tipo. Seki llevó su periódico para los salones de belleza de Japoneses y luego a varias otras empresas. Como tal, pasando de mano en mano, los japoneses fueron informados de las últimas noticias.

Entre 1910 y 1913, cuando 2.473 nuevos japonés llegaron a Perú, apareció otro diario escrito a mano que fue impreso y distribuido en papel mimeógrafo: Jiritsu (The Independent), cuyo formato era 18x23 centímetros con cada edición con un promedio de unos setenta y dos páginas, que también eran sujetado junto con una cadena. Su impresión en mimeógrafo hizo posible que una mayor distribución que su predecesor. Se terminó en 1913, el mismo año en que el emperador Taisho, abuelo del actual emperador japonés, celebró un año después el trono.

El periódico Andes Jiho se publicó por casi dieciséis años. Sin embargo, algunos años más tarde, se alzaron muchas críticas dentro de la colonia acusando al periódico de defender a de los intereses de sólo aquellos que habían alcanzado una buena posición económica en la comunidad, mientras marginaban a la mayoría de los inmigrantes. Por lo tanto, en junio de 1921, Nippi Shimpo (Nuevas Noticias) apareció en escena y fue publicado por Jutaro Tanaka, Teisuke Okubo, Noboru Kitahara, Kohei Mitsumori y Chijiwa, como el periódico de oposición a Andes Jiho y defensor de los que tenían alcanzado aún las condiciones económicas favorables.

Ocho años más tarde, en enero 1,1929, otro periódico fue fundado, Perú Nichi Nichi Shimbun (Daily News de Perú), con el objetivo de participar en el debate. Dirigida a los lectores japoneses que querían mantenerse fuera de la polémica que habían sufrido los otros dos periódicos. Esta nueva publicación fue dirigida por Susumu Sakuray que había sido el editor de. Fue distinguido por tener un aspecto más moderno y para la inclusión de las noticias más recientes que se recibieron a través de cable y radio. Después de un breve periodo de tiempo Tanaka tuvo que dejar su puesto porque tuvo un llamado oficial para viajar al asentamiento de Punizas en la Zona de Perené (el sector de la selva de Perú), un proyecto que había sido creado por el ministro de producción Japonés Saburo Kurusu con un ojo hacia la descentralización de la comunidad japonesa en Lima. Sakuray asumió la dirección del periódico, mientras que su hermano, Hiromu Sakuray, tomó un puesto gerencial y Akio Hanno se convirtió en jefe redactor.

Cabe destacar la figura de Saburo Kurusu. Este fue Consul de Lima, en 1930, y tuvo como principal objetivo de terminar con la violencia antijaponesa proponiendo asentamientos de inmigrantes japoneses en las altas tierras rurales, en vez de Lima Urbana. En el futuro, Kurusu sería ascendido a director de la Oficina de Comercio del Ministerio de Relaciones Exteriores para negociar acuerdos comerciales.

Al cabo de cinco años, y bajo la acusación de que los habitantes de Okinawa habían influido en la línea editorial del diario, los cambios comenzaron a tener lugar en la empresa, obligando a los Hermanos Sakuray a dejar de imprimir el diario. Choko Shinjo, que había estudiado economía en la Universidad de Meiji en Tokio, y que tenía experiencia en periodismo trabajando en varios periódicos japoneses, asumió el liderazgo de Lima Nippo, una posición que mantuvo durante varios años hasta que regresó a su tierra natal. Después de su experiencia con Punizas, Tanaka regresó a Lima y una vez más se hizo cargo del periódico.

Seis meses más tarde, Jutaro Tanaka, uno de los editores de Nippi Shimpo, logró fusionar los tres periódicos y publicar una nueva, Lima Nippo (Boletín Diario de Lima). Sostuvo que para una comunidad tan pequeña que no era necesario gastar esos esfuerzos que publican tres diarios; más bien, era mejor guardar suministros y ofrecer a los lectores un buen periódico. Así es como nació el periódico en julio de 1929; El propio Tanaka fue nombrado gerente de la nueva empresa, y Sakuray, el exgerente de Andes Jiho y Perú Nichi Nichi Shimbun, fue nombrado editor.

Después de sólo un mes había pasado desde el debut de Lima Nippo otro periódico, Perú Jiho (Crónicas de Perú), comenzó a circular en la ciudad, y fue apoyado por los que se habían opuesto a la fusión de los tres periódicos originales. Kuninosuke Yamamoto asumió la dirección durante dos años, y en 1931, pasó a Hisao Ikeyama, un graduado de la Universidad de Tokio, que, gracias a sus editoriales que hacían el periódico competitivo, lograron imponer su propio sello personal en el periódico. A partir de entonces, una parte del artículo fue publicado en español, mientras que algunos de los primeros peruanos de ascendencia japonesa trabajó en el periódico, incluyendo Víctor Tateishi, Luis Okamoto, Julio Matsumura, Alberto Mochizuki, Enrique Shibao y Chihito Saito. En julio de 1941, Susumu Sakuray, que había salido antes el papel Lima Nippo, publicó el Perú Hochi (Informes de Perú), que ahora se elevó el número de periódicos que circulan en la comunidad de nuevo a tres. Fue la Segunda Guerra Mundial, y había un gran interés en obtener las noticias más recientes que salen de Europa y luego Asia. Sin embargo, cuando Japón se involucró en la guerra y Perú declaró la guerra a Japón, el gobierno peruano cerró y confiscó periódicos japoneses. Asimismo, el gobierno deportó a los principales actores de la comunidad japonesa, incluyendo aquellos japoneses que se habían convertido en ciudadanos peruanos, así como los peruanos de ascendencia japonesa.

Durante casi una década no había periódicos en lengua japonesa que circulan en Perú hasta el 1 de julio de 1950, cuando el Perú Shimpo (Noticias recientes de Perú) apareció, el cual sigue en circulación hoy en día, y cuya publicación fue autorizada por Resolución Ministerial 107 del 1 de julio de 1948. Perú Shimpo, al igual Andes Jiho en 1913, fue producto de las donaciones recogidas de entre los miembros de la comunidad japonesa. La organización de recaudación de fondos, así como las donaciones duraron dos años. Con los ingresos de los editores de comprar maquinaria y la tipografía es necesario, ambos de los cuales llegó a Perú en febrero de 1950 Diro Hasegawa fue elegido presidente de la junta directiva, Masao Sawada como gerente y Hiromu Sakuray como administrador y traductor. El jefe del taller fue Kaname Ito, mientras que algunos de los escritores eran Junji Kimura, Giei Higa, y Chihito Saito. Saito también estuvo a cargo de la sección española del periódico. Después de un año en circulación, Perú Shimpo Prensa adquirió espacio de oficinas en el centro de Lima. A finales de la década de 1990, el filántropo japonés Ryoichi Jinnai, donó a la prensa una máquina offset de segunda mano que sigue en uso hoy en día. Al inicio del nuevo siglo, la prensa se trasladó a Bellavista, Callao. La publicación ha sido impresa en el formato estándar y tenía cuatro páginas. En el tipo de móvil que comienza caracterizado el proceso. Más tarde, la publicación se incrementó a ocho páginas. En 2006 un nuevo sistema de diseño se introdujo junto con páginas en color y en 2010 Perú Shimpo se convirtió en un tabloide. En 2006 Perú Shimpo modernizó su diseño e introdujo el color. Alan García, presidente de Perú, envió un discurso preparado para la comunidad Nikkei que fue publicado allí. El 1 de octubre de 1955, es decir, cinco años después de la fecha de inicio de Perú Shimpo, un segundo periódico japonés apareció en la era posterior a la guerra: Perú Asahi Shimbun (la mañana en Perú). Ryoko Kiyohiro estaba a cargo de la edición de las secciones japoneses y Víctor Hayashi las españolas. El periódico circuló hasta marzo de 1964, cuando se cerró debido a problemas financieros.

Desde la publicación del primer periódico hasta ahora, la comunidad japonesa-peruana ha tenido once periódicos, de los cuales dos siguen circulando hoy en día: Perú Shimpo (Últimas Noticias de Perú) y Prensa Nikkei (El Nikkei Press). La comunidad también publicó numerosas revistas, de las cuales sólo los institucionales permanecen. Había también dos programas de radio para la comunidad japonesa. Prensa Nikkei (Nikkei Press) apareció en 1985 y se mantiene como el único tabloide en español en circulación. Hacia el final de la década de 1950 y comienzos de la década de 1960 otros periódicos apareció, muchos de ellos de gran prestigio, incluyendo Puente, Juventud nisey, Nikko, y Sakura. Estas publicaciones también disfrutaron de un mínimo de éxito, pero, por desgracia, desaparecieron uno a uno, fundamentalmente debido a la falta de financiación. En la actualidad, sólo las publicaciones institucionales siguen siendo, como Kaikan, que es la rama de noticias del peruano-japonés Asociación y AELU, una rama de la Asociación Estadio La Unión, entre otros.

La Cocina del Perú es una mezcla heterogénea de las diversas influencias culturales que enriquecieron el país sudamericano. Una influencia importante fueron los inmigrantes japoneses y sus descendientes a través de la combinación de la cocina japonesa y peruana conocida como Cocina Nikkei la cual se ha convertido en una sensación gastronómica en muchos países.[cita requerida]

Las raíces particulares de esta fusión radica en la importancia de los productos frescos, animado por la próspera industria pesquera de Perú, los japoneses supieron usar los peces frescos y mezclarlo perfectamente con el ceviche, que es el plato bandera peruano. Al igual que con la cocina chifa (gastronomía que surgió de la comunidad china en el Perú), los platos japoneses se combinaron con los sabores y técnicas de cocina de los indígenas peruanos. Así, el pescado fresco se combinó con limas, maíz, ají, yuca y las muchas variedades de patatas, productos básicos en la despensa peruana.

El promotor más notable de la cocina Nikkei es quizás Nobu Matsuhisa, que ha estado utilizando elementos de esta cocina de fusión desde finales de 1980 en sus diferentes restaurantes en todo el mundo. Nobu, como lo conocen en el ámbito culinario, aunque era un exponente temprano de la cocina Nikkei sólo recientemente ha sido recogido por varios chefs de alto perfil en Europa, gracias en parte al éxito de la comida peruana en todo el continente. El más famoso de estos chefs es Ferran Adrià, abrió un local en Barcelona, donde se utiliza la cocina Nikkei como la base para una gama de experimentación culinaria.[cita requerida] En Londres también existen restaurantes Nikkei, como el del restaurador Kurt Zdesar, que está cosechando muy buenas críticas.[cita requerida] Sin embargo Lima sigue siendo el hogar de la cocina Nikkei, siendo el mejor lugar para disfrutar de lo mejor que esta cocina de fusión tiene que ofrecer.



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