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Imperio huno



El Imperio huno fue fundado por los hunos, un pueblo asiático que tuvo gran relevancia en el siglo IV. Realizaron profundas incursiones en Europa (hasta Francia) y en Asia (hasta India).

El origen de los hunos se encuentra en Asia Central. Esta era por entonces una "confederación" de pueblos nómadas que basaban su vida en el cuidado del ganado. De entre esos pueblos, aparecen dos ramas: los hunos blancos (conocidos también por el nombre de heftalíes) y otra rama que, a finales del siglo IV, descendieron por los valles del Volga (actual Rusia), mientras la primera descendía por los valles del río Oxus (nombre en griego del río Amu Daria que atraviesa gran parte de los países de Asia Central).

El movimiento de los hunos por Asia Central comenzó por el actual Turkmenistán hacia India. Ocuparon las zonas de Sogdiana y Bactriana, después penetraron por Irán y por India por el Noroeste, llegando a India Central, aprovechando la gran desestabilización del imperio de los Gupta a finales del siglo V.

El movimiento de los hunos hacia Europa se produjo hacia el año 370. Produjo una gran desestabilización de los pueblos bárbaros asentados en Europa Central y Oriental. Los hunos consiguieron asentarse en las orillas del Danubio, donde entablaron conversaciones amistosas con el Imperio romano, a quien ayudó en sus guerras con los germanos.

La llegada al poder de Atila produjo la unión en un estado, un gran imperio huno. Atila saqueó las tierras del Imperio romano hasta su muerte en el año 453, que a su vez significó el desmoronamiento de su imperio.

El origen de los hunos que se asentaron en Europa durante el siglo IV es todavía incierto. Sin embargo, los principales historiadores los consideran como un grupo de tribus nómadas de Asia Central con orígenes mezclados. Los hunos probablemente fueron étnicamente diversos, debido a un proceso etnogenético de asimilación cultural. Parece que usaron el idioma gótico como lingua franca.

Los antiguos registros sugieren que los hunos habían estado asentados en las tierras del noroeste del mar Caspio a principios del siglo IV. A finales de este, sobre el 370, los hunos del Caspio se movilizaron, destruyendo a la tribu de alanos situada al oeste. Continuaron hacia poniente y desbarataron el Imperio ostrógodo. En el 395 los hunos cruzaron las montañas del Cáucaso y devastaron Armenia, conquistaron Erzurum, asediaron Edesa y Antioquía y llegaron incluso a Tiro, en Siria.

En el año 408, el huno Uldin atacó la provincia romana de Mesia, pero su ataque había sido previsto y fue repelido, lo que forzó a Uldin a retirarse.

Pese a todos sus tempranos logros, los hunos seguían estando muy desunidos políticamente como para llevar a cabo una campaña seria. Más que un imperio, era una confederación de tribus.

A partir del año 420, un jefe llamado Octar empezó a unir a todas las separadas tribus de hunos bajo su estandarte. Lo sucedió su hermano Rugila, que se convirtió en el caudillo de la confederación huna que cohesionó a los hunos y les dio un objetivo común. Rugila dirigió a los hunos en una campaña contra el Imperio romano de Occidente, coligado con el general romano Aecio. Esto dio a los hunos más notoriedad y poder. También planeó una gran invasión del Imperio romano de Oriente, pero murió antes de llevarla a cabo. Le sucedieron sus dos sobrinos, Atila y Bleda, que reinaron conjuntamente, repartiéndose los territorios pero manteniendo la unidad de la confederación.

Atila y Bleda fueron tan ambiciosos como el rey Rugila. Forzaron al Imperio romano de Oriente a firmar el Tratado de Margus, que concedió a los hunos, entre otras cosas, derechos de comercio y un tributo anual que debían pagar los romanos más de 1 110.000. Con la frontera del sur protegida por el tratado, los hunos pudieron desviar toda su atención a las tribus del este.

Sin embargo, cuando los romanos no entregaron el estipulado tributo anual e incumplieron algunas otras cláusulas del Tratado de Margus, los dos reyes hunos volvieron a centrar su atención en el Imperio romano de Oriente. La guerra estalló entre los dos imperios y los hunos se aprovecharon la debilidad del ejército romano en la región para arrasar Margus, Singidunum y Viminacium. Aunque en 441 se firmó un tratado de no agresión, la guerra se reanudó dos años después al no entregar nuevamente los romanos el tributo. En esta campaña, el ejército huno se acercó alarmantemente a Constantinopla, saqueando Sárdica, Arcadiópolis y Filipópolis en su camino. Tras sufrir una completa derrota en la batalla de Quersoneso, el emperador romano de Oriente Teodosio II aceptó las exigencias de los hunos y firmó la Paz de Anatolio en el otoño del año 443. Los hunos retornaron a sus tierras, más ricos que nunca.

Bleda murió en el año 445, dejando a Atila solo en el cargo de rey de los hunos.

Con su hermano fallecido y como único rey de los hunos, mantuvo el poder de manera indiscutible sobre sus súbditos. En el 447, Atila volvió a los hunos de nuevo contra el Imperio romano de Oriente. Su invasión de los Balcanes y Tracia fue devastadora según un registro, arrasó más de setenta ciudades. El Imperio romano ya se tenía bastantes problemas internos, como hambruna o plagas, así como disturbios y varias series de terremotos en Constantinopla. Solo la rápida reconstrucción de sus murallas permitió a la capital evitar la conquista. La victoria de los hunos sobre los romanos los había dejado virtualmente sin desafíos en la tierra de los romanos y solo las enfermedades los obligaron a retirarse, cuando habían llevado a las hordas hasta las Termópilas.

La guerra contra el Imperio romano de Oriente terminó al fin en el 449 con la firma de la Tercera paz de Anatolio.

A pesar de sus incursiones en el Imperio romano de Oriente, los hunos siguieron manteniendo buenas relaciones con el de Occidente; esto era en gran parte gracias al poderoso general romano Flavio Aecio (señor de hecho del imperio occidental), de cuya amistad gozaban debido a la estancia que el romano había pasado con ellos. Todo esto cambió en el año 450, cuando Honoria, hermana del emperador Valentiniano III, envió a Atila un anillo y le pidió ayuda para escapar de su compromiso matrimonial con un senador. Aunque realmente no se sabe si Honoria lo hizo porque pretendía proponer matrimonio a Atila, este se lo tomó como tal. El monarca huno reclamó la mitad del Imperio romano de Occidente como dote. A las fallidas relaciones, se añadió una disputa que surgió entre Atila y Aecio referente al heredero legítimo del trono de los francos salios. Asimismo, las repetidas incursiones en el Imperio de Oriente habían dejado poco que saquear en el este.

En 451, las fuerzas de Atila entraron en la Galia y reclutaron guerreros de las tribus francas, godas y burgundias según avanzaban. Una vez en la Galia, los hunos atacaron Metz y continuaron hacia el oeste, pasando tanto Lutecia como Troyes para asediar Orléans.

El emperador Valentiniano III encomendó a Aecio el socorro de Orléans. Reforzados por las tropas francas y visigodas bajo el mando del rey Teodorico, las fuerzas romanas se encontraron con los hunos en la que sería conocida como la batalla de Châlons. Pese a acabar con una derrota táctica de Atila que frustró sus planes respecto a la Galia y lo obligó a retirarse del imperio, las trascendencia macrohistórica de la victoria de los romanos y sus aliados es un asunto controvertido.

Al año siguiente, Atila renovó sus exigencias sobre Honoria y los territorios del Imperio romano de Occidente. Dirigiendo sus hordas a través de los Alpes entró en la península itálica, saqueando y arrasando Aquilea, Vicetia, Verona, Brixia y Milán. Al final, retiró sus tropas tras haber llegado a las puertas de Roma, tras ver al papa León I. Atila marchó sin Honoria y sin su dote.

Desde la cuenca cárpata, se preparó para atacar Constantinopla. Antes de emprender sus planes, se casó con una mujer germana llamada Ildico. En el año 453, murió de una hemorragia nasal en su noche de bodas.

A Atila le sucedió su hijo mayor, Elak. Sin embargo, los otros hijos de Atila, Dengizik y Ernak, disputaron el trono a Elak. Aprovechando la situación, las tribus subyugadas se alzaron en rebelión. Un año después de la muerte de Atila, los hunos fueron derrotados en la batalla de Nedao. En el año 469, Dengizich, el último rey huno y sucesor de Elak, murió. Esta fecha marca el fin del imperio huno.




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