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Iguanas marinas



La iguana marina (Amblyrhynchus cristatus) es una especie de reptil escamoso de la familia Iguanidae.[2]​ Es la única especie de su género,[2]​ el cual se encuentra emparentado con el género de las Iguanas terrestres y más estrechamente con el género Conolophus (iguana terrestre de Galápagos).

Es un especie endémica de las islas Galápagos,[1]​ habita las costas rocosas de este archipiélago ecuatoriano, si bien es posible verlas en manglares y playas. Es el único lagarto moderno que depende del medio ambiente marino; alimentándose casi en exclusiva de algas marinas.[3]​ Para alimentarse es capaz de nadar en el mar, pero esta actividad solo es realizada por los machos adultos puesto que son de mayor tamaño; las hembras y las crías se alimentan cuando baja la marea y las algas quedan al descubierto. Como resultado de su alimentación, deben librarse del exceso de sal que ingieren, excretando sal concentrada en forma de cristales desde una glándula salífera nasal.[3]

Se calcula que las iguanas de América del Sur (terrestres) llegaron a las galápagos mediante un proceso de dispersión trans-oceánica hace millones de años antes de evolucionar hasta convertirse en la especie actual.[4]

Los machos adultos alcanzan aproximadamente 2,3 m de largo, mientras que las hembras 0,6 m. Los machos llegan a pesar 15 kg.

Cuando no están alimentándose, pasan mucho tiempo tomando el sol en las rocas de la costa, para elevar su temperatura corporal.[3]​ Además, su coloración negra les facilita la rápida absorción del calor después de salir de las frías aguas.[3]

Cuando nadan, estos animales ralentizan su ritmo cardíaco para no perder calor, incluso pueden parar su corazón sin riesgo alguno.[cita requerida]

En estado natural, las iguanas marinas no tienen muchos depredadores naturales debido a su tamaño, puesto que en su hábitat no hay muchos depredadores con el tamaño suficiente para amenazarlas. Pero las hembras son de menor tamaño que los machos por su dimorfismo sexual, y se vuelven vulnerables sobre todo cuando dejan la costa para desovar y pueden ser presas del gavilán de galápagos (Buteo galapagoensis) y serpientes corredoras de galápagos (Pseudalsophis biserialis). También las jóvenes iguanas recién nacidas sufren este mismo problema en el momento en que nacen; pero una iguana macho adulta puede despreocuparse de estas amenazas por su tamaño que lo protege.

Se reconocen las siguientes subespecies:[2]



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