Los cromañones o Cro-Magnon fueron los primeros humanos modernos prehistóricos (Homo sapiens) que se asentaron en Europa, ocupando de manera continua el continente, se estima que desde hace cuarenta mil años, con presencia ininterrumpida hasta hace diez mil años. Limitadamente interactuaron y se cruzaron con los neandertales (Homo neanderthalensis), los cuales se extinguieron hace 40 a 35 000 años. Todos los cromañones descendieron de la población fundadora que aporta ascendencia a los seres humanos actuales de origen europeo.
Se han encontrado ciertos fósiles en las cuevas de Europa en las que hay pinturas rupestres. Suele castellanizarse y abreviarse la grafía original Cro-Magnon como cromañón, sobre todo para su uso en plural (cromañones). Cromañón es la denominación local de una cueva francesa en la que se hallaron los fósiles a partir de los que se tipificó el grupo. Su datación (cuarenta mil y diez mil años de antigüedad) se toma como el hito que da comienzo al Paleolítico superior desde el punto de vista antropológico, mientras que el límite moderno no lo marca la aparición de ninguna modificación física, sino ambiental y cultural: el fin de la última glaciación y el comienzo del actual período interglaciar (periodo geológico Holoceno), con los periodos culturales denominados Mesolítico y el Neolítico.
El uso del concepto «hombre de Cromañón» como alternativo a otras denominaciones está abandonado por los prehistoriadores y paleontólogos en la actualidad, aunque puede encontrarse su uso en las publicaciones, normalmente como sinónimo de Homo sapiens en el paleolítico, sin más precisiones.
No obstante, durante mucho tiempo se popularizó la errónea identificación de esos tres tipos humanos con las tres divisiones raciales o razas humanas de la antropología antigua: Cro-Magnon con la raza blanca o caucasoide, Grimaldi con la raza negra o negroide y Chancelade con los esquimales o raza amarilla o mongoloide.
El geólogo Louis Lartet descubrió los primeros cinco esqueletos en marzo de 1869 en la cueva de Cromañón (cerca de Les Eyzies de Tayac-Sireuil, Dordoña, Francia), lugar del que obtienen su nombre.
Cráneo de un hombre de Cromañón.
Cráneo de mujer cromañón.
Reconstrucción ósea del cráneo Cromañón
Cráneos completos de un adulto y tres infantes del tipo Cromañón.
Reconstrucción forense del hombre de Cromañón.
Reconstrucción artística del hombre de Cromañón
Su fisonomía era caucásica, pero con color de piel inicialmente muy oscuro, acercándose al tipo Grimaldi (negroide).
Del estudio por Broca, Quatrefages, Hamy y Lartet de los restos de la cueva de Cro-Magnon (tres adultos varones, una mujer y un feto) se derivó una descripción que incluía como rasgos destacados una elevada altura —uno de los varones medía 1,80 m—, mentón prominente y gran capacidad craneal (1590 cc). Además,
El hombre de Cromañón se asoció desde su descubrimiento a la industria lítica denominada Auriñaciense (Modo 4) identificada pocos años antes. No obstante, esta asociación no se considera en la actualidad de un modo muy estricto.
Rascador
Cuchillas del Auriñaciense
Hojita Dufour
Punta de hueso.
Pintura de rinocerontes en la Cueva de Chauvet de hace más de 30 mil años.
Vivía en cuevas y en ocasiones al aire libre en campamentos. Sin que pueda considerárseles sedentarios, es posible que mantuviera un lugar preferente de residencia, que abandonarían para trasladarse. La forma de vida era cazadora-recolectora. Cazaba en grupo; los animales grandes, con trampas; y los pequeños, con piedras y saetas.
El hombre Cromañón pudo tener una relación con el Hombre de Neanderthal durante las primeras etapas del Paleolítico Superior en Europa, zona en la que hubo poblaciones de ambas especies durante un breve periodo —hasta hace unos 29 000 años, o incluso unos 27 000 años en el sur de la península ibérica— hasta que el neandertal se extinguió. La búsqueda de pruebas sobre si fue posible la hibridación entre ambas especies ha venido siendo un campo de estudio puntero de la paleoantropología de finales del siglo XX y comienzos del XXI.
Los primeros análisis de ADN no daban resultados concluyentes;
mientras que los más recientes estudios parecen demostrar que los grupos humanos actuales, a excepción de los africanos subsaharianos, tienen algún porcentaje de ADN neandertal. Es decir, aunque el hombre de neandertal no sea, en sí, el antecesor de nuestra especie (Homo Sapiens), una parte considerable de los humanos actuales tienen una línea de ascendencia neandertal. Sus diferencias morfológicas suelen interpretarse como una adaptación a un clima frío en los neanderthales y una acusada neotenia en los cromañones. Se ha apuntado también la posibilidad de que los cromañones dispusieran de una mayor capacidad para el lenguaje (tanto del aparato fonador como cerebral, para el pensamiento simbólico), con las implicaciones que esto tendría para la vida social.
Algunas hipótesis apuntan a que los neandertales no superaron las fases glaciales de la era del hielo como si lo hicieron los cromañones, o bien, la especie se hibridó en forma gradual con la llegada de grupos humanos desde Asia menor, aunque esta teoría tiene un consenso limitado.
El hombre de Cromañón se desarrolló en el Pleistoceno cuando las condiciones medioambientales eran muy duras y las glaciaciones abarcaron casi toda Europa. Los estudios genéticos han consignado que un 4% del ADN de la población de origen europeo es de procedencia neandertal, probable resultado de una eventual mezcla de neandertales y cromañones, aunque es probable que los neandertales se extinguieran antes de la llegada del hombre de cromañón (Homo sapiens) de acuerdo con otras dataciones.
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