Hilerno o Hilernus fue un caudillo celta —probablemente carpetano— que luchó contra los romanos y vivió alrededor del 193 a. C. La información que tenemos sobre su existencia proviene del relato, por Tito Livio, de la campaña en aquel año dirigida por Marco Fulvio Nobilior contra las tribus celtas del interior peninsular en lo que fue el inicio de la conquista romana de Carpetania. El historiador romano lo cita como un “Rex” que comandaba una coalición de estos pueblos que se enfrentó a los romanos junto a Toletum. Orosio, autor posterior que escribió cuatro siglos después de Livio, también lo reseña de la misma manera en su relato sobre los mismos hechos.
A pesar de la escasa información que nos transmite Livio, el conocimiento sobre el papel que jugaba en aquellos momentos la ciudad de Toletum y el río Tajo, así como sobre la estructura sociopolítica de las tribus célticas, nos permiten perfilar mejor la personalidad de este personaje y el papel que desempeñó en su tiempo.
Una estimación de cuarenta y cinco años de edad para Hilerno en el 193 a. C. nos daría que nació alrededor del 238 a. C. teniendo unos dieciocho años de edad en el 220 a. C. fecha de la batalla del Tajo, circunstancia que hace muy posible su participación en la misma.
Hilerno es mencionado por Tito Livio (XXXV, 7, 6) en el relato de la campaña de Marco Fulvio Nobilior al inicio de la expansión romana en la Meseta Sur:
En el marco de la segunda guerra púnica, los cartagineses fueron finalmente expulsados de la península ibérica en el 206 a. C. tras la rendición de Gades (Cádiz), su último baluarte . Roma terminó de “heredar” el territorio hispano antes dominado por Cartago, donde en los años siguientes se sucedieron varias revueltas de los pueblos indígenas que acabaron siendo finalmente aplastadas por Marco Porcio Catón en el 195 a.C.
Tras el licenciamiento de las legiones de Catón, la intención romana fue mantener estable y seguro el territorio adquirido de los cartagineses. Sin embargo, la actitud belicosa de las tribus celtas del interior, como lusitanos y vetones, obligó a los romanos a ampliar su zona de influencia para mejorar la protección de los ricos territorios del sur peninsular.
El primer objetivo de los romanos fue establecer una línea defensiva en el río Tajo dominando los vados que permitían su cruce a las tribus situadas al norte del mismo. Con este fin, emprendió Marco Fulvio Nobilior su campaña contra la ciudad de Toletum (Toledo) en el 193 a.C., dos años después de la campaña de Catón.
Toletum era una de las ciudades más importantes de los carpetanos teniendo una superficie sobre las 40 hectáreas; controlaba un importante vado del Tajo y las rutas comerciales articuladas junto a este río. Para la defensa de esta ciudad se organizó un ejército de ayuda formado por una coalición de las tribus celtas vecinas a los carpetanos: vetones, vacceos y celtíberos, situados respectivamente al oeste, norte y este de Carpetania.
Los habitantes de Toletum debieron tener buenas y fluidas relaciones con las tribus vecinas que participaban del comercio a través del Tajo: los vetones, establecidos río abajo y los celtíberos que lo estaban río arriba. La caída de Toletum significaba para ellos un grave perjuicio por lo que acudieron en su defensa. Los vacceos por su parte, que no participaban de dicho comercio, debían mantener una tradición de colaboración con los carpetanos desde que éstos acogiesen años antes a los fugitivos de Helmantica y Arbucala (Toro) y combatiesen juntos en la batalla del Tajo contra los cartagineses.
Los carpetanos eran un pueblo bastante descentralizado donde en situaciones normales no se daban líderes que dominasen todo o gran parte de su territorio aunque parece que en circunstancias extraordinarias sí que aparecían este tipo de personajes.
Hilerno tuvo que ser elegido líder de la ciudad ante la grave situación que ésta afrontaba; Livio lo denomina como “Rex” lo cual no debe entenderse como un monarca en su concepción habitual, sino como un líder elegido entre varias tribus y con poderes extraordinarios para dirigir un ejército conjunto tal y como fue el caso de Vercingétorix en la Galia. La elección de un “Rex” que dirigiese la coalición que había de enfrentarse contra los romanos cobraría sentido tras el desastre sufrido frente a Aníbal veintisiete años antes, en el 220 a.C., por una coalición parecida durante la batalla del Tajo, y que fue motivado en gran parte por la ausencia de un mando único del ejército.
Hilerno, personalmente, tuvo que ser además un líder respetado, bien relacionado y con la suficiente capacidad de convocatoria como para conseguir que las tribus vecinas acudiesen a ayudar a su ciudad y lo aceptasen a él como comandante de la coalición.
La batalla frente a Toletum acabó con una difícil victoria de las legiones romanas que, pese a dispersar al ejército indígena, no pudieron tomar la ciudad. Los romanos consiguieron, con todo, capturar vivo a Hilerno sin que posteriormente ninguna fuente nos haya informado de cuál fue su destino.
Tras la lucha, Nobilior se retiró a sus bases en el sur peninsular. Al año siguiente —192 a. C.— inició una nueva campaña con el mismo objetivo y consiguió tomar finalmente Toletum. En esta ocasión solo acudieron los vetones para ayudar en la defensa ya que vacceos y celtíberos rehusaron participar en la misma. Livio no menciona ningún líder indígena en la lucha por lo probablemente no se llegó a ningún acuerdo a la hora de nombrar un sucesor para Hilerno, algo que tuvo ser decisivo para que ni vacceos ni celtíberos tomaran parte en la lucha.
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