Híjar es una villa y municipio en la comarca del Bajo Martín, provincia de Teruel, Aragón, España. Está ubicado dentro de la zona denominada como Bajo Aragón Histórico y pertenece a los pueblos de la Ruta del tambor y el bombo.
Híjar se halla situada en la Depresión del Ebro a 291 msnm. Su casco urbano se asienta en la margen derecha del río Martín, en la zona más próxima a Zaragoza de la tierra baja turolense. Se encuentra a 72 km de Zaragoza y a 171 de Teruel.
Tiene una temperatura media anual de 14,3 °C y su precipitación anual es de 360 mm.
A Híjar se le atribuyen diversos nombres en épocas distintas. El historiador Pedro Pruneda, en la Crónica de la provincia de Teruel, sostiene que la villa de Híjar es antiquísima, siendo su nombre durante el Imperio Romano Arse o Ars. Dicho nombre provendría del hebreo Har, cuyo significado es «montaña» o «colina». En fenicio la localidad se llamó Igar, de idéntico significado, y a partir de este topónimo fenicio se llegó al árabe Ixar, de donde deriva su actual nombre.
Los asentamientos más antiguos en el término municipal corresponden a las pinturas ruprestes de los cuatro cañones y posteriormente a la época ibérica, de la que se conservan restos en los yacimientos de La Valecia, Los Palomaricos y Cabezo de la Revelaina. De época romana es el yacimiento de la Val de Muzas —en la margen izquierda del río Martín—, que podría pertenecer a una antigua villa romana. El material recogido en este lugar contiene restos de cerámica de terra sigillata y de mosaicos. Otros yacimientos como los de Las Camarillas y Las Lianas, también en la margen izquierda del río, datan de la época altoimperial.
La caída del Imperio Romano trajo consigo la dispersión de la población. De la alta Edad Media son los restos conocidos como «Las Tumbas», consistentes en tres tumbas antropomorfas que corresponderían con una necrópolis visigoda, similares a las vecinas de las Lastras de San José, en Albalate del Arzobispo.
Híjar fue reconquistada al poder musulmán por Galín Jiménez, señor de Belchite, en tiempos de Ramón Berenguer IV. La Baronía de Híjar se fundó oficialmente el 20 de abril de 1268, cuando el monarca Jaime I el Conquistador otorgó a su hijo natural Don Pedro, la mitad del castillo de Híjar y Urrea. Don Pedro, adoptó como apellido el nombre de la villa, pasando a llamarse D. Pedro Fernández de Híjar. Quedó, por tanto, ligado el nombre de la villa con la casa nobiliaria que ostentaba el título «de Híjar» hasta abril de 1483, cuando los Reyes Católicos elevaron el señorío a la categoría de ducado. Dicho señorío estaba formado por Híjar, La Puebla de Híjar, Urrea de Gaén y La Puebla de Albortón.
En el año 1300, el II Señor de Hijar inició la construcción del Hospital e Iglesia de la Santa Cruz, quien también ordenó la construcción del puente sobre el río Martín y la Cruz Cubierta. En 1318 se construía la Iglesia de Santa María la Mayor, templo que sería ascendido a la categoría de Colegiata un año más tarde por el Papa Juan XXII.
Durante la Edad Media coexistieron en la villa cristianos, judíos y musulmanes, organizados en sus propios barrios. Se conoce un documento de 1410, en el cual Açach Chinillo, “adelantado” de la Aljama de Ixar, solicitaba ampliar la sinagoga. De la aljama de moros hay muy poca información, pero parece que fue tan importante como la aljama de los judíos.
La Edad Moderna es el periodo de mayor esplendor de la Casa de Híjar y por extensión de la villa que lleva su nombre. D Juan Fernández de Híjar y Cabrera fue, desde 1483, el primer Duque de Híjar, instalando en su palacio una imprenta propia; este era un invento casi desconocido en la España de esa época, hasta el punto de que en el Reino de Aragón había solo dos, la de Zaragoza y la de Híjar. En su testamento de 1517 hizo venir a los franciscanos para organizar la Semana Santa, quienes dispusieron las procesiones, vistiendo a los vecinos con la túnica negra que se lleva en nuestros días. Siendo actualmente la semana santa más antigua de España.[cita requerida]
Durante el siglo XVI, los Duques de Híjar invirtieron en la construcción de templos como la Iglesia de San Blas, fundada en 1513 pero destruida en la Guerra Civil, y la Ermita de Santa Bárbara. También se continuó con la construcción de la Iglesia de Santa María la Mayor.
Tras la expulsión de los judíos, la villa de Híjar quedó dividida en dos zonas. Por una parte, la Villa de los cristianos viejos y, por otra, la Parroquia, cada una con su propio concejo. El que los nuevos pobladores de la Parroquia careciera de los mismos privilegios que los habitantes más antiguos de la villa, era motivo de disputas continuas. Fue Doña Juana Petronila Silva y Pignatelli quien solucionó el problema otorgando una concordia que unía definitivamente ambas comunidades en una sola (1702).
Seis años después, en 1708, Felipe V concedió el título de «Muy Noble y Leal Villa» a Híjar, pudiendo poner en sus armas la flor de lis en oro.
Con la Edad Contemporánea se inició el declive de Híjar. Los Duques dejaron de vivir en el pueblo y, en 1826, vendieron todas sus posesiones en Híjar. Esto supuso el abandono y ruina del Castillo-Palacio Ducal, que coronaba la villa.
Durante la Guerra de la Independencia los hijaranos intervinieron en la defensa de Zaragoza. Sin embargo, la derrota del segundo Sitio representó la sumisión de Híjar a los franceses hasta 1813, sufriendo saqueos y expolios continuos, convirtiéndose en cuartel del general Sevorili. En el marco de la resistencia contra el invasor, el guerrillero Nicolás Miguel, natural de Híjar, formó un ejército conocido como el «cordón de Samper», en el que una de sus compañías la componían mil hijaranos. En total 2 200 hombres armados, que se extendían desde La Zaida a Vinaceite para defender la Tierra Baja de las incursiones francesas.
Durante las tres Guerras Carlistas a mediados del siglo XIX, la villa fue testigo de escaramuzas por parte de ambos bandos, pero al no ser plaza amurallada, no se la sometió a sitio. Pero sí a requisamientos e impuestos por quién gobernase la zona en cada momento.
En 1845, el geógrafo e historiador Pascual Madoz mencionaba que Híjar «se compone de 680 casas generalmente de dos pisos, con buena disposición interior, formando cuerpo de población, repartidas en diferentes calles sin empedrar... y 5 plazas denominadas del Castillo, de la Villa, San Antón, del Olmo y Virgen de Arcos». Producía cereales —trigo, cebada, avena y maíz—, vino, aceite y cáñamo, habiendo en la localidad «4 fábricas de jabón, 8 telares de lienzo, un ebanista y varios sastres y carpinteros, 3 molinos de aceite y 2 harineros».
Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil, la villa de Híjar se mantuvo tranquila hasta el 28 de julio de 1936, con la llegada de las columnas republicanas que acudieron desde La Puebla de Híjar en tren desde Barcelona, y permaneció bajo el dominio del bando republicano hasta el 13 de marzo de 1938, cuando fue ocupada por el ejército de Franco. Durante este tiempo fueron destruidas iglesias y obras del arte sacro y la cultura hijarana de manos del frente republicano.
En el fogaje de 1495 —censo del Reino de Aragón ordenado por el rey Fernando el Católico—, figura Híjar con 211 «fuegos» u hogares, lo que equivale aproximadamente a 850 habitantes.
El censo de España de 1857 registraba una población de 3 413 habitantes para Híjar. Su población se mantuvo estable —siempre por encima de los 3 000 habitantes— hasta mediados del siglo XX, comenzando a partir de ahí un sustancial despoblamiento hasta principios del siglo XXI. En 2014 el municipio contaba con 1 763 habitantes.
Población de hecho (1900-1991) según los censos de población del INE. Población de derecho (2001 en adelante) de acuerdo al padrón municipal (INE).
La Iglesia de Santa María la Mayor, declarada Bien de Interés Cultural, es uno de los templos mudéjares más destacados de Aragón. Su construcción comenzó en el siglo XIV, siendo remodelada en los siglos XVI, XVIII y XIX. El exterior presenta una fachada renacentista, mientras que el interior consta de una nave única dividida en tres tramos con capillas abiertas a los lados entre los contrafuertes. Cerrada al culto desde 2007 por peligro de derrumbe, en un futuro próximo se piensan acometer los necesarios trabajos de reforma.
Otro edificio religioso de gran interés es la Ermita de San Antonio Abad, antigua sinagoga reconvertida, sin apenas reformas, en ermita, tras la expulsión de los judíos en 1492. Conserva muy bien su estructura original con una sola nave y cubierta a doble vertiente. Recientes estudios arqueológicos han permitido localizar en el centro de la nave la posición del estrado desde donde el «hazán» dirigía la oración. Junto a la sinagoga se encontraba la «Casa del Rabí», destruida no hace muchos años.
Otras notables construcciones cristianas se hallan diseminadas por la localidad. La Ermita del Calvario o del Santo Sepulcro, templo de planta de cruz griega, data del siglo XVII. Posee una nave única, con un crucero saliente, cubierto por una cúpula de media naranja sobre pechinas y cabecera recta. Las paredes interiores se hallan decoradas por pinturas murales de mediados del siglo XX. El calvario de Híjar, el más interesante y completo de la comarca, se compone de un andador, a través del cual se ubican las estaciones, que componen el «vía crucis», conduciendo hasta la ermita.
Otra ermita, la del Carmen, con su anexo de la Casa de Ejercicios, está totalmente reconstruida. La de Santa Bárbara, del siglo XVI y restaurada en 1945, está construida en ladrillo a partir de un torreón circular existente en la montaña. Consta de una única nave, dividida por tres arcos fajones.
Otro edificio religioso es el convento de los Franciscanos, fundado en el 1300 y dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles. Actualmente está casi en ruinas.
El Castillo Palacio de los Duques de Híjar se alza sobre una elevación que domina en altura la localidad. Es una fortaleza, originariamente islámica, con reformas efectuadas en los siglos XV y posteriores. De todo el conjunto del castillo se conserva un torreón con matacanes, una esbelta torre cilíndrica de tapial, un patio central y los restos del palacio ducal. La llamada «Torre Mora» es una torre albarrana situada en el extremo norte de la plaza del castillo. Corresponde a una torre típicamente islámica, construida en mampostería y enlucida con mortero de cal. Restaurada a inicios del siglo XXI, fue recubierta con cemento gris y pintada de color naranja.
La judería de Híjar, catalogada como Bien de interés cultural, se articula en torno a la plaza triangular de San Antón y las calles contiguas de la Fuente, Jesús y Azaguan. El barrio se ubica a los pies de la plaza del Castillo, debajo de la iglesia. Estructuralmente es un conjunto de calles angostas con casas bajas y estrechas para el mejor aprovechamiento del espacio. A finales del siglo XV la judería contaba con unos 150 vecinos y disponía de su propio horno, carnicería, su baño ritual o «miqwe», el «fossar» y escuela talmúdica. La plaza de San Antón, de proporciones muy alargadas, combina ejemplos de arquitectura popular con algunos edificios más formales, todos ellos presididos por la iglesia de San Antonio Abad que da nombre a la plaza. Como ya se ha dicho, el templo es la antigua sinagoga, de la que se conserva el arco de entrada.
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