x
1

Hermila Galindo



Hermila Galindo Acosta (Villa Juárez, Durango; 2 de junio de 1886-Ciudad de México, 18 de agosto de 1954),[1]​ también conocida solo como Hermila Galindo o Hermila Galindo de Topete, fue una política, maestra, oradora, periodista revolucionaria feminista sufragista mexicana. Fue la fundadora de la revista Mujer Moderna y autora del libro La Doctrina Carranza y el acercamiento indolatino.[2]

Nació el 2 de junio de 1886[nota 1]​ en la Hacienda de San Juan Avilés,[3][4]​ en el poblado de Villa Juárez —hoy Ciudad Juárez—, que se encuentra dentro del municipio de Lerdo en Durango.[nota 2]​ Su madre fue Hermila Acosta (nacida en Canatlán) y su padre fue Rosario Galindo[5]​. Fue bautizada como hija natural bajo el nombre de María Hermila Acosta. Su madre falleció tres días después del parto.[3][6]​ Tenía dos medios hermanos con quienes no tuvo ningún tipo de relación o acercamiento.[5]

Es probable que, debido a su orfandad, su padre la haya reconocido —dándole su apellido, razón de su cambio de nombre— y recogido dejándole al cuidado de su tía soltera, Ángela Galindo.[6]

Hizo unos años de primaria en su ciudad natal y otros en Chihuahua, ahí fue donde estudió una carrera corta en la Escuela Industrial de Señoritas tomando como materias taquigrafía, telegrafía, teneduría de libros, mecanografía, inglés, y español.[7]

En el reportaje Ocho periodistas mexicanas, publicado el 15 de octubre de 1954 en el periódico El Universal, Daniel Muñoz escribió que su padre, al ver su inteligencia y aplicación escolar excepcional por su edad, pensó en enviarla a Estados Unidos a estudiar Química; sin embargo, no pudo hacerlo ya que en 1902, a sus dieciséis años, él falleció.[8]

Tras la muerte de su padre, éste dejó una herencia a todos sus hijos (incluyéndola), sin embargo, sus hermanos no permitieron que tuviera acceso a aquellos bienes.[9]​ Fue razón por la que a los trece años tuvo que empezar a trabajar como profesora de taquigrafía en diversas primarias particulares en Ciudad Lerdo, Torreón y Gómez Palacio (las dos últimas en Coahuila).

Hermila comenzó a simpatizar con el reyismo y posteriormente, con el maderismo y su postura antirreeleccionista. Es probable que su primer acercamiento a estas corrientes haya sido como taquígrafa del abogado antiporfirista Francisco Martínez Ortiz, dirigente del semanario El Nuevo Mundo.

El comienzo de su vida pública se originó por un suceso ocurrido en 1909, cuando ella tenía veintitrés años. El 21 de marzo se conmemoró en Torreón el natalicio de Benito Juárez; ahí, el distinguido abogado Francisco Martínez Ortiz pronunció un discurso en el que glorifica los tiempos de la Republica Restaurada bajo el gobierno de Juárez y atacaba abiertamente el régimen de Porfirio Díaz. En alcalde de Torreón, Miguel Garza Adalpe, abstrajo el discurso para evitar su propagación.[9]

Sin embargo, Galindo en un acto de rebeldía tomó taquigrafía del discurso, lo que provocó su posterior distribución en diversas ciudades de Durango y Coahuila. Ese mismo año llegaron a la ciudad opositores públicos de Díaz: Diódoro Batalla, Heriberto Barrón, Benito Juárez Maza y José Peón del Valle. Batalla y Barrón pidieron copia del discurso para obsequiárselo a Juárez Maza, aunque, tras darse cuenta de la valentía de la joven, la adentraron al mundo de la propaganda antiporfirista.[9]

En 1911, se trasladó a Ciudad de México, donde pronto fue secretaria del general Eduardo Hay. Tras el derrocamiento de Francisco I. Madero, ocurrido en la Decena Trágica, Hermila se quedó sin un trabajo permanente; impartía cursos de taquigrafía en la escuela Miguel Lerdo de Tejada en Ciudad de México.

Es probable que durante ese tiempo mantuviera contacto o perteneciera a clubes revolucionarios, porque en 1914 fue elegida por el club Abraham González para que formara parte del comité de bienvenida al Ejército Constitucionalista. De esta forma, conoció a Venustiano Carranza, quien la invitó a colaborar como su secretaria particular. A partir de entonces, trabajó y promovió la política carrancista.

En 1915, fundó y dirigió el semanario literario y político Mujer Moderna. A través de esta publicación, promovió la educación laica, la educación sexual, así como la igualdad de la mujer y los hombres.

En 1916, envió una ponencia al Primer Congreso Feminista de Yucatán, "La mujer en el porvenir", que causó revuelo entre las mismas feministas. En ella, expuso sus ideas sobre el feminismo: explicaba la necesidad de igualdad entre mujeres y hombres, incluyendo sus derechos sexuales y políticos. Solicitó la necesidad de implementar un plan de educación sexual, y señaló a la religión como la principal responsable de la ignorancia de la población al respecto de este tema, por tratarlo como un tabú.[10]​ Impartió conferencias sobre feminismo en diversos lugares del país, en los que fundaba clubes feministas: Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán.[11]​ Viajó a La Habana para dar a conocer la postura política de Venustiano Carranza y para protestar en contra de la política intervencionista de Estados Unidos en México. Fue autora del libro La doctrina Carranza y el acercamiento indolatino.[12]

A fines de 1916, Hermila, secretaria particular de Venustiano Carranza, envió al Congreso constituyente un escrito en el que solicitó los derechos políticos para las mujeres, argumentando lo siguiente:

Defendió la igualdad de la mujer y su derecho a voto, promoviendo la inclusión de este en los artículos 34.° y 35.° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Sin embargo, el Congreso Constituyente decidió no incluir el voto femenino en la nueva carta magna, bajo el argumento siguiente:

En el número 68 de Mujer Moderna habló que diversas personas la habían motivado para postularse como diputada federal en las próximas elecciones federales de 1918, siéndole instada a contender por el VIII o V distrito electoral del Distrito Federal;[15]​ también rebeló que optaría contender por el distrito que tuviera rivales fuertes, ya que, en el caso de que ganara, no quería tener una victoria «sin honra ni gloria».[15]​ Posteriormente decidió optar por el V distrito.

Argumentaba la posibilidad de contender en las elecciones (tanto para postularse como para votar) ya que el recién redactado 34.° artículo constitucional declaraba que «son ciudadanos de la República mexicanos quienes…» y no especificaba si se refería a hombres u hombres y mujeres, siendo redactado originalmente con el objetivo de englobar únicamente hombres;[15]​ aquello podría considerarse en la actualidad como una «laguna legal».

Como candidata no recibió grandes espacios para sus propuestas, pero, sí tuvo gran difusión por los medios de la época, entre ellos una noticia publicada por El Universal el 21 de febrero del mismo año.[16]

Finalmente desafió la ley electoral,[17]​ y se presentó como candidata al Congreso de la Unión por el V distrito electoral del Distrito Federal.[18]

No se sabe realmente cuantos votos obtuvo ni el lugar verdadero, aunque, el resultado fue oficial por el Colegio Electoral declaró que quedó en cuarto lugar, siendo el candidato electo el general Ernesto Aguirre Colorado.[19]​ Galindo declaró en el número 72 de Mujer Moderna:

Aun así, denunció que bajo el pretexto de no haber empadronado a las mujeres, se había prohibido votar a un «gran número de señoras y señoritas que se presentaron a hacerlo en mi favor»; también aclaró que ella no se prestó para «obtener un triunfo falso»; por otra parte, el mismo Aguirre Colorado había hablado con ella y había admitido que la reconocía como el «candidato triunfante».[21]

En 1919, Hermila publicó La Doctrina Carranza y el acercamiento indolatino, libro en el que dedica un apartado a La mujer latinoamericana, en el que menciona que ha contribuido con la Doctrina Carranza efectuando “una constante labor de dignificación y de liberamiento de la mujer” y pugnando porque las mujeres ocupen el “lugar que en justicia le corresponde en el concierto social”. También en este documento alude a características con las que supuestamente la naturaleza dota a las mujeres, como la bondad, ternura y amor, entre otras.[2]

La información biográfica sobre Galindo en periodo posterior del asesinato de Venustiano Carranza —realizado el 21 de mayo de 1920— es muy escasa debido a que se retiró de la vida pública.

En 1923 contrajo matrimonio con Miguel Enríquez Topete. Valles Ruiz comenta en el libro biográfico de Galindo que Topete era un excelente cantante, con el rango de tenor y, aunado a su diferencia de gustos (entre la que destacaba el poco interés de Topete por la política) y personalidades, fue una de las razones por las que Galindo decidió casarse con él.[22]

Siguiendo la costumbre de la época, en la que las esposas suprimían su apellido materno por el del esposo,[nota 3]​ Galindo empezó a ser conocida como Hermila Galindo de Topete.

Su esposo tenía una hija, Concepción Topete, fruto de su anterior enlace; se sabe que ella vivió un tiempo en la casa Topete Galindo, la cual se encontraba en la calle Víctor Hugo 42 de la colonia Portales en la Ciudad de México.[24]​ En el reportaje Ocho periodistas mexicanas por Daniel Muñoz (ya citado anteriormente) se menciona que durante ese periodo dedicó su vida a la pintura, afirmando que en su casa había dos de gran tamaño: una de Carranza portando la banda presidencial y otra de su esposo.[24]

El 7 de febrero de 1940 Galindo recibió la Medalla al Mérito Revolucionario por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). [25]​ Dos revolucionarios de la época recomendaron a Galindo para recibir la medalla: Pablo González Garza y Luis Cabrera Lobato. El primero escribió una carta personal en la que subrayaba: «Fue siempre leal a las causas que abrazó y su conducta sin tacha».[26]

Biógrafos han afirmado que la familia Topete Galindo se mudó a Estados Unidos; sin embargo, es incorrecto, ya que en realidad se mudaron de la Ciudad de México a Santiago de la Peña, una localidad en el municipio de Tuxpan en Veracruz.[27]

En una fecha desconocida entre 1948 y 1951, el gobierno federal le pidió en renta su casa de Ciudad de México para instalar una escuela; ella accedió con mucho gusto.[27]​ Sin embargo, aquello le trajo múltiples complicaciones, ya que posteriormente la Secretaría de Educación Pública (SEP) se negó a mejorarle el pago del inmueble o devolvérselo; el asunto llegó hasta el secretario de Gobernación, Adolfo Ruiz Cortines, quien ya mantenía una relación de amistad desde fechas inexactas entre 1944 y 1948.[28][nota 4]

En una carta del 12 de abril de 1949 entre Ruiz Cortines y Galindo, ella le agradecía el favor de haber intervenido a favor de su inmueble, a lo que él respondió: «No llore, compañera, aquí estoy para defenderla», además de agregar que un ministro de la Suprema Corte (cuya identidad no releva) le mencionó que ella debió haber estado estar pensionada por el gobierno, a lo que ella contestó: «Yo no aspiro a pensiones», pero sí creo ser merecedora a que se me haga justicia y a que se me brinde alguna ayuda o medios de trabajo que me permitan en mi vejez una relativa tranquilidad; me causa una verdadera amargura el pensar que después de tantas luchas, no puedo dejar a mis hijas un mendrugo de pan y que nosotros que siempre vivimos con decoro, por la ruindad de algunos malos elementos de la revolución que no pueden perdonarme, […] ni atender a mi salud.[28]

En 1953, vio realizado su sueño, cuando el Congreso y el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines aprobaron la reforma al artículo 34.° constitucional:

La modificación al artículo fue dada a conocer a través del Diario Oficial de la Federación el 17 de octubre de 1953. El sufragio femenino no solo por Hermila Galindo, sino de otros personajes destacados de la época como Juana Belem Gutiérrez de Mendoza, Elvia Carrillo Puerto, Felipe Carrillo Puerto, Esther Chapa, Salvador Alvarado Rubio, entre otras.[30]

Hermila Galindo pasó sus últimos años de vida junto a su familia en una situación económica no muy lucrativa, pues la mayoría de los destacados personajes de la época (menos el presidente de aquel entonces, Adolfo Ruiz Cortines) la habían olvidado. En la Ciudad de México en la mañana del 18 de agosto de 1954, fue encontrada por su hija muerta plácidamente sobre su cama, víctima de un infarto agudo de miocardio.[31]

Para Hermila Galindo, la mujer mexicana tenía que lograr tres emancipaciones: la del clero, la de los prejuicios de la sociedad existente y la del hombre.[32]

Ser promotora del carrancismo, tener vínculos con la élite política, ser directora de una revista y conferencista nacional e internacional fueron plataformas que Galindo utilizó para difundir su propuesta política que se nutrió de demandas sufragistas y feministas de las mujeres de su época, entre ellas, demandas por la libertad, el derecho a la educación y la igualdad laboral, sexual, civil y familiar.

En el discurso de Galindo son recurrentes los argumentos que insisten en que las mujeres deben participar en la esfera pública por su experiencia en la esfera privada; argumentos que en ocasiones parecen estratégicos para posicionar las demandas de las mujeres sin transgredir del todo el orden social del género vigente en esa época.[2]

Hermila siempre relacionó la sexualidad con la educación. Criticó y pidió que se orientaba a las madres para que sus hijas conocieran cuidados higiénicos básicos desconocidos por la mayoría de las familias; destacaba que era absurdo el pretexto de «no querer abrir los ojos».[33]

Estaba de acuerdo con los postulados de Philipp Mainländer, que afirmaba que el punto esencial de la vida residía en el instinto sexual. Una vez proclamó:

Galindo creía que en el caso de que fuera aceptada la propuesta por el Congreso Constituyente el derecho al voto femenino no debía ser universal, sino restringido, ya que debía de dotarse poco a poco a la mujer herramientas de decisión a través de su proceso de emancipación.

En un fragmento de la carta enviada al Congreso constituyente declaró lo siguinte: «Únicamente a las mujeres de cultura suficiente y que aporten al mismo tiempo el conglomerado de sus actividades. […] A la aptitud para la función del voto, llegará la mujer ejercitándola por etapas, comenzando por las elecciones municipales como dice Martínez Sierra».[35]

Su fecha de nacimiento correcta es el 2 de junio de 1886.[5][3]​ Algunos autores erróneamente lo han ubicado en otras fechas. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) en un documento a cargo de Patricia Galeana tiene escrito el el 29 de mayo 1885;[42]​ e inclusive, en una placa conmemorativa puesta en su honor, ubica en Ciudad Lerdo, pone su fecha de nacimiento el 29 de mayo de 1896.[41]

Sin embargo, Valles Ruiz habla al respecto en su libro biográfico de Galindo:

Otro error historiográfico relativamente común es ubicar su nacimiento en Ciudad Lerdo, lo cual también es incorrecto. La confusión puede ocurrir ya que tanto su lugar de nacimiento (Ciudad Juárez) como Ciudad Lerdo se encuentran a una distancia cercana y ambas forman parte de la Comarca Lagunera, además de encontrarse en el mismo municipio, siendo Ciudad Lerdo cabecera de dicho municipio.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Hermila Galindo (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!