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Guerra Realista



Victoria absolutista

La Guerra Realista fue una sublevación de carácter absolutista protagonizada por las guerrillas realistas partidarias de Fernando VII, que se desarrolló en la España peninsular, durante el Trienio Liberal, y que finalizó tras la intervención militar del ejército francés que manda la Santa Alianza en 1823 en favor de Fernando VII. Se considera el precedente de las guerras carlistas.

Fernando VII había restaurado el régimen absolutista en España periodo en el que se producen varios pronunciamientos que consiguen ser sofocados. Ya desde los primeros días de 1820, en que tiene lugar el levantamiento de Riego en las Cabezas de San Juan que instauró en España la Constitución de Cádiz, se vivía un estado de guerra latente con extrema excitación de ánimo y desórdenes diarios por parte de los partidarios realistas.[1]

El 7 de julio de 1820 fracasa en Madrid una intentona de la Guardia de Corps. En septiembre y noviembre del mismo año se producen disturbios sangrientos en Madrid entre partidarios y detractores del rey. En aquellas fechas se subleva en Álava el comandante Juan Bautista Guergué y el cura de Foronda. En enero de 1821 se levanta en La Mancha el teniente coronel Manuel Hernández, y el 29 de ese mismo mes se descubre la conspiración del capellán de honor del rey, Matías Vinuesa, llamado el cura de Tamajón. El 1 de julio de 1822, se subleva la Guardia Real, siendo derrotadas las tropas por Francisco Ballesteros el día 7.

En abril de 1822 se alzan las partidas del cura Merino en Castilla la Vieja, extendiéndose la sublevación guerrillera por toda España. Aizquíbel operaba en Álava, Morales lo hacía en Ávila, Jaime el Barbudo por el reino de Murcia, Manuel Adame Locho en La Mancha, Pedro Zaldívar en Andalucía.[2]

El 21 de junio de 1822, Antonio Marañón, el Trapense, al mando de su partida, asalta y toma la Seo de Urgel, donde se instala la Regencia, presidida por el marqués de Mataflorida. El Barón de Eroles, héroe de la defensa de Gerona durante la Guerra de la Independencia Española, es nombrado Generalísimo de los Ejércitos Realistas en Cataluña y extiende la sublevación, tomando las ciudades de Balaguer, Puigcerdá, Castellfollit de Riubregós y Mequinenza.[3]

Para contrarrestar el dominio realista del interior de Cataluña, el Gobierno central nombra a Mina, general de los ejércitos constitucionalistas, que en rápido contraataque reconquista las plazas perdidas, culminando su éxito con la toma de la Seo de Urgel el 3 de febrero de 1823 después de setenta y cuatro días de sitio. La guerra se extiende por el Alto Aragón.

El primer alzamiento organizado por la Junta de Navarra se produce el 11 de diciembre de 1821, si bien son pronto derrotados y sus jefes deben exiliarse a Toulouse. Tras reorganizarse, la Junta realista nombra comandante en jefe de la División Real de Navarra al mariscal de campo Vicente Genaro de Quesada. El 6 de Junio de 1822, la división realista cruza los Pirineos e invade Navarra.

La guerra continúa a lo largo de 1822, con suerte dispar. El 27 de octubre de 1822 las tropas realistas navarras son derrotadas en la batalla de Nazar. Quesada es destituido por la Regencia, que nombra como sustituto al teniente general Carlos O'Donnell y Anethan, padre de Leopoldo O'Donnell, militar y futuro presidente del Consejo de Ministros durante el Reinado de Isabel II.

El general Torrijos, al mando de las tropas constitucionalistas, derrota a las tropas navarras y toma el fuerte de Irati el 12 de enero de 1823. El 11 de febrero, los realistas navarros al mando de Santos Ladrón de Cegama ocupan Huesca y el 26 de marzo, tras infligirles una dura derrota en Larrasoaña, les obliga a retirarse a Pamplona iniciando el sitio poco después. La plaza capitula el 16 de septiembre de 1823.[4]

Tras las derrotas en Cataluña y Navarra, los realistas responden con el avance de Jorge Bessières hacia Madrid. Las fuerzas aragonesas, después de sus intentos infructuosos de tomar Zaragoza y Calatayud, se dirigen al sur y derrotan a las tropas constitucionalistas al mando de O'Daly y El Empecinado en Brihuega el 24 de enero de 1823, apoderándose de Guadalajara y amenazando directamente a la capital del reino.[5]

Pocos días después, el contraataque de las tropas constitucionalistas desaloja a los sublevados de Guadalajara, que deben replegarse hacia el Tajo, perseguidos por El Empecinado.

El 7 de abril de 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis atraviesan los Pirineos, divididos en cinco cuerpos,[6]​sin tener que disparar un solo tiro, porque toda la zona estaba en poder de los realistas y los pueblos los recibían con el mayor entusiasmo[7]​ En las operaciones que se inician por el interior de España, la vanguardia del ejército estará constituida de tres divisiones realistas, la navarra al mando del Conde de España, la vascongada a cuyo frente se puso Quesada y la catalana, dirigida por el Barón de Eroles. Las tropas francesas avanzaron rápidamente por el territorio, topando con escasa resistencia organizada por parte de los liberales, con la única excepción de la que ofrece Ballesteros al general Gabriel Molitor en la batalla de Campillo de Arenas.

La guerra finaliza liberando al monarca, que había sido retenido por los constitucionalistas en la ciudad de Cádiz tras la batalla de Trocadero. El ejército francés permaneció ocupando España hasta el año 1828.

Royal flag of France during the Bourbon Restoration.svg

Voluntarios Realistas (Vanguardia) 35.000 efectivos

Ejército francés 55.000 efectivos

Total 90.000 efectivos, conscriptos sin instrucción. [8]



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