En la Antigua Grecia, la gimnasiarquía (griego antiguo γυμνασιαρχία, gymnasiarkhía) era una magistratura o una liturgia (servicio público) asumida por un ciudadano rico. Su contenido es mal conocido: los textos antiguos presentan al gimnasiarca o bien como el responsable del gimnasio, o bien como el simple organizador de las lampadedromías (carreras de antorchas) durante las fiestas religiosas. Hay que diferenciar al gimnasiarca de la época clásica del de la época helenística y romana.
En la Atenas clásica, la gimnasiarquía era una liturgia civil. El gimnasiarca estaba encargado de organizar y de financiar un equipo de atletas en nombre de su tribu para las lampadedromías en el programa de varias fiestas:
Heródoto menciona una carrera de antorchas durante la fiesta de Pan instituida durante las Guerras Médicas, pero no se sabe más sobre este acontecimiento en la época clásica, y se ignora si la carrera era financiada por los gimnasiarcas.
Los gimnasiarcas eran elegidos por el arconte rey de una lista presentada por las tribus. Concretamente, su tarea consistía en seleccionar a los atletas de su tribu y a un entrenador, para mantenerlos durante su preparación y proporcionarles el material. Si su equipo ganaba el concurso debía dedicar un monumento a los dioses. La gimnasiarquía requería de fondos nada despreciables. En el siglo V a. C., los ricos Alcibíades, Nicias y Andócides asumían la liturgia. En el siglo IV a. C., un gimnasiarca gastó doce minas en las Prometeas. Iseo de Atenas menciona esta liturgia como una de las más caras.
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