El feminismo de la diferencia es una corriente del feminismo que aboga por la diferencia sexual como liberadora del sexo femenino y contraria a la definición de género de mujer.
Nace a mediados de los años 1960 en Estados Unidos, Francia e Italia durante la segunda ola del feminismo como una de las corrientes en las que se divide el feminismo radical, que hace de la reivindicación de la diferencia el núcleo de sus propuestas.
Sus principales ideólogas son: Annie Leclerc y Luce Irigaray en Francia; Carla Lonzi en Italia; y Victoria Sendón de León en España.
Su lema «ser mujer es hermoso», está inspirado por el eslogan americano «black is beautiful».
En Italia, el feminismo de la diferencia nace en 1965 de la mano de los escritos del grupo DEMAU. Por su parte, la feminista italiana Carla Lonzi trabajó con el grupo Rivolta Femminile y critica en su libro "Escupamos sobre Hegel" la visión del sometimiento femenino en cuanto a que puede compararse con la visión del sometimiento amo-esclavo, ya que en el plano hombre-mujer no existe una solución que elimine al otro o la categoría de hombre o de mujer.
Autoras como Hèléne Cixous, Julia Kristeva o Luce Irigaray rechazan la reivindicación que años antes planteaba Beauvoir de la igualdad entre hombres y mujeres. La consecución de tal reivindicación llevaría a que las mujeres terminaran pareciéndose a los hombres. Las mujeres tienen derecho a su especificidad, su "diferencia" y deben conservarla.
Luce Irigaray critica en su libro "Yo, tú, nosotras” el término "igualdad" por considerarlo inapropiado, ya que, según dice, la palabra igualdad implica comparación. Critica la liberación de las mujeres a partir de la neutralización del sexo, porque equivaldría a eliminar las diferencias sexuales y dice que lo que hay que conseguir es una cultura que respete ambos sexos. El grupo "Psychanalyse et Politique" surgió en los setenta y es un referente ineludible del feminismo francés.
La filósofa y feminista española Victoria Sendón de León sigue con la crítica a la palabra "igualdad" y afirma que lo contrario a igualdad no es diferencia, sino desigualdad. Que los hombres han usado esa diferencia para justificar la desigualdad, pero que diferencia no implica desigualdad.
El papel de la diferencia sexual fue un tema de debate entre las primeras feministas radicales estadounidenses. La feminista radical Ellen Willis planteó que para el colectivo Redstockings los intentos por fundamentar el feminismo en diferencias sexuales traducidas en "valores masculinos y valores femininos" eran calificados como sexistas, mientras que grupos como The Feminists y New York Radical Women abrazaron la diferencia sexual como parte de la teoría feminista.
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