Eugenio de Ochoa y Montel (Lezo o Bayona (Francia), 19 de abril de 1815-29 de febrero de 1872, Madrid) fue un escritor, crítico, bibliógrafo, editor y traductor español.
Aunque se dice que nació en Lezo, provincia de Guipúzcoa, la verdad es que fue en Bayona por los avatares que vivió su padre y su madre en la guerra napoleónicas cómo exiliados. hijo natural del militar Cristóbal de Ochoa y Vílchez, (nacido en La Guardia de Jaén) y Agustina Francisca de Montel, natural de San Sebastián . Tuvo un hermano, militar de profesión y también escritor que se llamaba, José Augusto de Ochoa y Montel, escritor romántico que escribió sus obras con una técnica admirable, como las novelas «El huérfano de Almoguer», y «Don Beltrán» recopilaciones de leyendas medievales, esta última muy relacionada con leyendas de La Guardia de Jaén, localidad a la que pertenecía su familia y por la que sentía un enorme cariño, basando sus obras en describir la vida de sus gentes.
Se educó Eugenio entre 1821 y 1825 con el erudito poeta prerromanticismo Alberto Lista (1775-1848) y estudió luego en la Escuela de Artes y Oficios de París (1828-1834) con el propósito de dedicarse a la pintura, pero abandonó esa carrera por enfermedad. Allí asistió al estreno de Anthony de Alejandro Dumas, primera obra en que se reclamó la presencia del autor, costumbre introducida luego por él en España, y conoció a Leandro Fernández de Moratín y Godoy. En la capital francesa residiría luego intermitentemente.
Cuando regresó a Madrid en la citada época de ser nombrado bibliotecario segundo de la Nacional, en cuyo puesto solo permanece hasta 1845, en que fue trasladado de jefe político a Huesca. Dos años después, en 1847, vino de administrador de la imprenta nacional, siendo ascendido posteriormente a oficial del Ministerio de la Gobernación y, tras la escisión del mismo, del Ministerio del Comercio, Instrucción y Obras Públicas.
Volvió a España en 1834, entrando a trabajar en la redacción de la Gaceta de Madrid, de la que era director Lista. Posteriormente en Madrid fue el joven editor responsable de la primera época de la revista El Artista, que circuló semanalmente entre junio de 1835 y abril de 1836 y se constituyó en el órgano de propagación de los ideales románticos a imitación de la revista francesa L'Artiste. Un segundo editor y amigo de la infancia, que se ocupaba también de la parte gráfica de la revista, el pintor Federico de Madrazo (1815-1894), se convertirá en 1835 en su cuñado al casarse con su hermana Carlota Madrazo.
Volvió de nuevo a París en 1837 para dirigir la famosa Colección de los mejores autores españoles antiguos y modernos editada por Baudry. De regreso a España en 1844, fue elegido académico de la lengua e ingresó en 1847. Empieza a colaborar activamente en los periódicos madrileños; entabla amistad con Cecilia Böhl de Faber y hace una crítica entusiasta de su novela La gaviota. Es nombrado consejero de Estado. En 1854 emigró a Portugal e Inglaterra tras la Vicalvarada, por razones políticas. En su juventud fue un acérrimo romántico y enemigo de los neoclásicos o "clasiquistas"; en su madurez se moderó bastante y se comprometió con la causa monárquica y el catolicismo más conservador de su época. Condecorado con las Cruces de Carlos III. Isabel la Católica y de la Legión de Honor Francesa. Pertenecía desde 1844 à la Academia Española, y fue después admitido en el seno de la de la Historia, obtuvo los honores de secretario de S.M. y ejerció el cargo de censor de teatros, también desempeñó el cargo de director de Instrucción pública y fue diputado a Cortes. En 1854 la reina le honró con el nombramiento de gentilhombre de cámara con ejercicio.
Tradujo del latín las obras completas de Virgilio y del francés varias obras de George Sand; entre las traducciones técnicas que hizo destacan el Manual con que Daguerre divulgó su método fotográfico en 1839 y el Tratado elemental de física de A. Privat Deschanel de 1872. Como escritor costumbrista, Eugenio de Ochoa publicó dos artículos costumbristas, "El Emigrado" y "El español fuera de España", dentro del famoso volumen colectivo Los Españoles pintados por sí mismos. Concluye que la emigración es buena en tanto que permite que pueblos diferentes puedan conocerse y entenderse; en el segundo, que hay tres tipos de españoles, el patriota para quien todo lo extranjero es malo, el cosmopolita que opina lo contrario y detesta lo español, y el sensato, que sabe seleccionar lo bueno de ambos mundos.
Fue un excelente narrador, al que se le nota familiarizado con Honoré Balzac y con Hoffman, de quien fue el primer traductor español (1837). A este debe quizá el escribir cuentos de misterio como Luisa o El castillo del espectro. El tema del incesto y del suicidio aparece en Stephen. Zenobia alude al problema político de Polonia. Un caso raro trata sobre las leyendas de venta del alma al diablo. Escribió además la novela histórica El auto de fe (1837) sobre Felipe II y su hijo don Carlos, donde abundan las escenas melodramáticas y se muestran con tintes sombríos tanto el monarca como la Inquisición, y la novela Los guerrilleros (1855), que tiene por argumento las guerras carlistas durante 1835 y contiene buenos cuadros de costumbres.
Para el teatro compuso Incertidumbre y amor (1835), drama de pasiones encendidas, Un día y un año (1835), que encierra un mensaje de tolerancia entre liberales y absolutistas, y el drama Un día de 1823. Reunió parte de sus poesías en Ecos del alma (1841), donde aparece clara su evolución desde el Neoclasicismo hasta el Romanticismo. El contenido es vario: filosófico, amoroso, descriptivo, político y narrativo; no faltan los romances moriscos y aparecen poemas sobre el buen salvaje en composiciones como "La americana" o "La patria cabaña".
Como crítico y erudito expuso sus opiniones en numerosos artículos y en sus libros París, Londres y Madrid (1861) y Miscelánea de literatura, viajes y novelas (1867). Como crítico teatral no supo apreciar a José Zorrilla, cuyas obras dramáticas denostó. Sobre la novela publicó su artículo "Estudios literarios. De la novela en España" en 1848.
Como editor publicó el Don Quijote con notas, el Tesoro del teatro español desde su origen (año de 1356) hasta nuestros días (1838) dentro de la ya citada Colección de Baudry, en París; el Tesoro de los cancioneros y romanceros españoles (1838), Rimas inéditas del siglo XV, Orígenes del teatro español, Teatro escogido de Calderón de la Barca, Teatro escogido de Lope de Vega, Teatro escogido desde el siglo XVIII a nuestros díasv y todo tipo de antologías de místicos, prosistas, historiadores, etc. También hizo varias ediciones para Manuel Rivadeneyra y su Biblioteca de Autores Españoles, en particular de epistolarios antiguos, y se encargó de la parte concerniente a Historia de la literatura española en la Enciclopedia moderna del editor Francisco de Paula Mellado.
Como bibliógrafo destacan sus Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporáneos en prosa y verso (1840), importante trabajo biobibliográfico con noticias de primera mano, y Catálogo razonado de los manuscritos españoles existentes en la Biblioteca Real de París (1844).
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